viernes, 8 de noviembre de 2013

Mi cincuenta cláusulas 52



Tras la cena, regresaron a la habitación con sus manos unidas y sus pensamientos distanciados. Minerva daba por comenzada una nueva etapa entre ellas. La pasión desbordante que las unió, dejaba pasar a compartir más cosas. Confidencias, secretos y como se había dado en esa cena, conocer lo que había sido su vida antes de conocerse. Obvio, su princesa interior, se acomodó en una nube de felicidad y podía verse en esa nube, mecida por Julia. La mujer fuerte y poderosa, que siempre soñó, con tintes de vulnerabilidad, que la hacían humana y aún más deseable.

Julia acariciaba los dedos de Minerva con los suyos, pensando en los días, que pasarían separadas. Esta vez, no podía regresar de Nueva York de un día para otro, y la vida de Minerva, continuaría en Madrid, como si nada. Alterándose por no entender la mezcla de sentimientos, apretó las mandíbulas y tensiono todo el cuerpo.

Tensión que Minerva apreció al instante, provocando que la mirase. Extrañada, cerró los ojos un instante. Julia comenzaba apretarle los dedos en exceso y agradeció, que el ascensor en el que subían, se detuviera llegando a su planta.

- Julia- llamó su atención tomándola de la barbilla y Julia abrió y cerró los ojos, buscando calma en la dulce mirada de Minerva- Vamos a tener un problema con tu fuerza y encima ahora te ejercitas más- bromeó Minerva aliviándose al sentir como Julia bajaba la tensión y el agarre sobre sus dedos- Nos quedan aún unas horas, ¿que desea hacer Julia Arango?- improvisó al contemplar como Julia regresaba a ella y tuvo que sonreír sobre sus gruesos labios.

Julia la tomo por la cintura pegándola a ella, como si tal fusión, pudiera impedir la obligada separación.

- Sentirte mía, eso quiere Julia Arango- La petición de Julia, boca a boca, despertó de golpe a la princesa interior de Minerva, subida en su nube.

Más allá de la siempre posesividad de Julia, era imposible para Minerva, no excitarse ante tal petición.

Suya y de los labios gruesos que ya acariciaba con los propios, hasta que Julia los atrapaba con la boca.

Sintiendo como Julia los besaba y viendo como sus ojos grises se transformaban en los de la Julia más ardiente, Minerva dejó que su princesa interior delineara la escena inconclusa de horas antes.

Tirando de Julia llegaron a la habitación, donde la silla seguía dispuesta donde la dejaron y la línea en el suelo, continuaba marcada y de una, Minerva se sacó el vestido, para situar a Julia junto a la ventana y sentarse ella en frente.

- Si quieres sentirme tuya, deberás ser mi ama. ¿Qué quiere de mi, ama?

Juegos sexuales, que permiten alcanzar la posesión máxima. Nuevas ambas en estos juegos, cada vez el riesgo asumido era mayor. Aprendiendo juntas y deseándolo por igual.

Los cachetes enrojecidos de Minerva a la mañana siguiente, daban fe de ello y le hacían sonreír placentera, al recordar la electrificante sensación que supone la mezcla de caricias y dolor.

Sonrisa, que sentada en la avioneta de Julia, junto a ella, de regreso a Madrid, duro lo que tardó en revisar su correo. La directiva de la editorial, la citaban para esa misma tarde, para un reunión de "recolocación" de puestos y funciones.

Inquieta y extrañada por el tema de la reunión, miro dormir a Julia y busco su hombro, para apoyarse en él. Al momento, la mano de Julia se posó en su muslo, haciéndola pegarse más a ella.

- Te echaré de menos, Julia.

Confesión sincera de Minerva, que Julia sintió en lo más profundo de ella.

Una vez aterrizaron en Madrid y a pesar de las protestas de Minerva, Julia insistió en dejarla en su casa.

En su misma calle, Minerva bajo del coche, feliz por los días pasados junto a ella y un poquito triste, por la eminente separación. Julia salió junto a ella y fue quien sacó la troiller de Minerva.

Lola, su leal conductora, entendió que era mejor volver al coche, Julia no parecía necesitarla y era divertido, espiarlas y ver la cara distinta, relajada y sonriente, que Julia tenía en presencia de Minerva.

Con las dos fuera y la maleta dispuesta, venía la despedida entre ambas. Fue Minerva la que busco las manos de Julia siempre resguardadas en los bolsillos, para estrecharlas con las suyas.

- Volviendo a Cincuenta sombras de Grey- dijo Minerva, no queriendo dramatizar la despedida. Al fin y al cabo, sólo serían unos días- El multimillonario quiere que Anastasia  firme un contrato, donde ambas partes aceptan la fidelidad absoluta entre amo y sumisa.


- ¿Absoluta?- le preguntó Julia, encantada por como Minerva le daba emoción a lo contado.

- Absoluta- contestó Minerva inclinándose lo justo, para colgarse de su cuello- incluidos sueños y pensamientos.

- Oh, eso es fácil señorita Minerva. Usted es la dueña absoluta de ellos- la tentación de los labios de Minerva era demasiado, para seguir hablando. Con anhelo los atrapó con los suyos, sin que ninguna fuera consciente, que no sólo Lola, era testigo del primer beso de despedida, al que siguieron unos cuantos más.
 
 
 
 
 
 
 
 
 

3 comentarios:

  1. De Julia comprendo totalmente sus miedos, dudas, ansiedades, y sé y entiendo perfectamente cómo Minerva inconscientemente a protege y la tranquiliza.
    Peroooo.. hay una cosa que te debo decir, no es nada fácil para mi entender cuando el placer es = a dolor físico… de acuerdo con la RAE definición de placer:

    placer1.
    (Del lat. placēre).
    1. intr. Agradar o dar gusto.
    que me place.
    1. expr. Denota que algo agrada o se aprueba.
    placer2.
    1. m. Goce, disfrute espiritual.
    2. m. Satisfacción, sensación agradable producida por la realización o suscepción de algo que gusta o complace.
    3. m. Voluntad, consentimiento, beneplácito.
    4. m. Diversión, entretenimiento.
    1. loc. adv. Con todo gusto, a toda satisfacción, sin impedimento ni embarazo alguno

    Sinónimo del placer según la RAE
    • gozo, deleite, dicha, gusto, fruición, agrado, diversión, entretenimiento, recreo, regocijo, complacencia, satisfacción

    En mi cabeza es imposible asociar el dolor físico, el sometimiento, la humillación con cualquier sinónimo que define PLACER.
    Aunque estos "juegos peligrosos" tengan el permiso de ambas.
    Me veo como una persona de mente abierta, creo se puede tener una relación de dos, tres…. Entre cuatro paredes todo está permitido, excepto violencia física, amoral, humillación…

    Gracias....mi gemo
    Me estoy poniendo un poco repetitiva....más......Me encanta la historia!!
    beijos

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  2. também concordo isso de violencia fisica não vai comigo e não acho que precisa disso par sentir prazer basta ter amor, e amooooooooooooooooooo e sestou amando essas duas e suas evoluções

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  3. Minerva le esta dando lo que quiere Julia...una mujer muy posesiva y acostumbrada a hacer lo que quiere...y estoy segura que al final va a conseguir que la misma Julia se olvide de la sumision...que dicho sea de paso y mientras sea consentida por las dos es una opcion como otra...
    Cada uno hace en la cama lo que quiere..repito...si consienten las dos...

    Yo no lo haria nunca...me gustan las relaciones mas tranquilas..jajajaaj
    pero en la intimidad y consentidas...cada uno hace lo que quiere....

    Un relato buenisimo Gemo...como te dije..de los que mas me gustan niña..

    Gracias por ''eso'' Gemo...

    Divina-Wilson

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