Un
salón poco iluminado, caldeado por la agradable leña que ardía
como ellas, de a poco. Dos cuerpos, tomados como si el tiempo,
también quedara tras la puerta de esa acogedora casa. Mientras, la
cadena de música proseguía su tarea de amenizar la velada con- Tú
me acostumbraste a todas esas cosas, y tú me enseñaste que son
maravillosas. Sutil llegaste a mi, como una tentación, llenando de
ansiedad mi corazón-.
Letra
que hacía sonreír a Esther, serena como es ella. Tarareándola,
bajo la mano con la copa y subió la otra, como siempre buscando su
cuello y nuca. Contemplando su rostro, igual de sereno que seguro
estaba el suyo, dejo escapar sus pensamientos, aprovechando la
exquisita intimidad conseguida.
-
En algún momento, de estos días, me has hecho verdadera falta- su
voz salía como el mismo ambiente creado, a baja voz, lineal y
acompañado por la sinceridad que mostraban sus ojos- Tanto, que
llegue a asustarme- lo dicho, le hacía delinear con la punta de los
dedos el cuello de Maca, quien trataba de aguantar las infinitas
ganas de abrazarla y romperla entre sus brazos, por lo escuchado de
su boca- Con una necesidad de adolescente, llegue a enfadarme conmigo
misma. Ni yo podía tenerte, ni tú podías tenerme. Fue curioso
sentirme así a mi edad- realizaba a una pausa, con la vista perdida
en su cuello, para beber un trago del delicioso vino que su mano
mecía a ritmo de bolero. Dado el trago, la copa volvía a mecerse y
los labios de la Inspectora, lo probaron en forma de beso- Supongo,
que siendo la fiera política, indomable y a veces, implacable que
soy, esa necesidad me hace perder prenda- concluía retándola boca a
boca, ofreciendo la lengua, que a poco de salir se escondía
provocando sus ganas.
-
Ujum- murmuró la Inspectora mordiéndose los labios por la tentación
de la punta de esa lengua- y elijo prenda- entraba así al juego
improvisado por Esther, excitante y sensual como ella era. Reteniendo
las ganas, de atrapar la boca que sonreía a sólo milímetros de su
boca, subió las manos todo lo despacio que pudo por su cintura,
torso y cuello, para llegar a su cabello y soltar su coleta. El
cabello sedoso de Esther, cayó por sus hombros como la hoja que de
desprende en otoño. La belleza del movimiento, las manos volviendo a
su cintura y el destello en los ojos de Esther, provocaron un leve
gemido-Uhm- la belleza contemplada desde bien cerca, las ganas de
ella que aumentan y aumentan. Pero el deseo se ralentiza, por parte
de ambas, dispuestas a disfrutar cada gesto, cada caricia y cada
suspiro robado- Mm...puedo controlar casi cualquier situación en mi
trabajo, pero lidiar con dos adolescentes y un pequeño trasto, sin
ti y sólo a veces, se me hace difícil- confesión por confesión,
ahora perdía prenda la Inspectora, sin dejar de bailar y sin que le
importase perder.
Esther
no hablo, se limitó a dejar su balanceo, aproximándose del todo a
ella. Cuerpo a cuerpo, boca a boca, volvió a sonreí, acariciando su
nariz con la propia. Leve roce, que provocó nuevas ganas en la
Inspectora. Su boca abriéndose, sus alientos chocando y sus ojos
enredados. Perfecto, para dejar su cuello y colar la mano libre por
debajo de su camiseta y subirla, arañando piel a su paso.
-
Esther
Tan
lento, tan placentero y excitante, que Maca no puede esperar y acaba
sacándosela ella misma. Después sus manos la vuelven a tomar y la
fuerza con que lo hace, las hace chocar, como chocan sus alientos.
-
Era un baile- susurra Esther, no ocultando su excitación. Las manos
le vuelan por el torso desnudo y sin prenda alguna de la Inspectora y
con su boca la continua retando. Te delineo, te ofrezco, te quito y
sube. Suben las ansias por ella y nota las ansias conseguidas en
ella. Te miro, te atrapo, te aferró a mi y comparto tus ganas.
Previos, que encienden y comunión que se consigue.
-
Siempre es amarte, de una forma u otra.
Y
rendición absoluta por la mujer que entre sus manos, se mueve como
nadie. El bolero deja de escucharse, cuando Esther deja la copa y
cuela las manos por su cabello y tiran de él, para alzar su rostro y
nuevamente boca a boca, enredarse en un beso que las hace gemir sus
compartidas ganas.
Maca
pone la boca a su entera disposición, para que la delinee, para que
entre y salga de ella, para que muerda sus labios y acabe llenándola
de su sabor. Se deja y la deja, para bajar la cremallera de su
vestido, mojándose por el excitante sonido. Centímetros de
cremallera que suponen, recibir su cuerpo, piel y calor.
Calor
que se dispara en Esther, cuando la tela del vestido cayendo, se
pasea por su cuerpo acariciándolo.
Calor
que enloquece a Maca, cuando con su mirada busca y obtiene lo que
quiere. El vertiginoso gesto de piernas de Esther, deshaciéndose del
vestido.
Segundos
de observarse en silencio y excitadas. Salvaje, pasional, lento,
rápido. No eligen el modo, las ganas lo hacen por ellas.
Es
Maca quien vuelve hacerlas chocar y es ahora ella, la que bebe de su
boca.
-
Uhm...- gime Esther y los tiempos se rompen.
Ganan
las ansias por días sin tenerse, las que le hacen dejarse empujar
por Maca, mientras ella le arrebata el sujetador, necesitando el
contacto directo y total, piel a piel.
Se
rompen los tiempos y el silencio, ganan los suspiros, jadeos y
gemidos. Los que producen las caricias más pasionales y certeras,
las que desnudan con prisas para sentir y gozar del otro cuerpo, de
sus manos y boca.
Se
rompe la calma y se rompe la noche, para acabar dejándose caer en un
sofá, testigo mudo de una acuciante necesidad, la de tenerse y
romperse, sin más.
---
-
A ver, ¿estáis seguro que habéis puesto bien el jacuzzi?-
preguntaba Eri a kilómetros de esa casa perdida en la sierra.
Confirmaba la varicela, ahora quedaba esperar que la medicación
fuera surtiendo efecto e inventar formas, para que Pedro sintiese
menos picor.
Nada
mejor que hacer colocar la piscinita que lleva meses en su maletero
en el sótano caldeado, pero, porque había un pero, estaría rodeado
de adolescentes en plena reunión.
-
Paso que soy la Ley, ay mi enano, lo a gusto que vamos a estar tú y
yo, ahí dentro.
-
Jejeje Tita, me pica mucho...pero mucho...
-
No ves, no me lo digas más, que empieza a picarme a mi.
-
¿Te rasco?
-
Seeh...un poquilllo...pues si.
AMOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO TANTO QUE TODO JEITO TA BOM ELAS SÃO DEMAIS E VC GEMO É O MÁXIMO
ResponderEliminarQue momento mas intenso..y como domina Esther los ''tiempos'' para volver loquita a su Inspectora.....sensualidad pura en ese momento en el que...
ResponderEliminarEl cabello sedoso de Esther, cayó por sus hombros como la hoja que de desprende en otoño. La belleza del movimiento, las manos volviendo a su cintura y el destello en los ojos de Esther, provocaron un leve gemido...
Me encanta....
Gemo mia...creo que aqui vamos a acabar gimiendo todas al leer tus relatos llenos de glamour y clase que tienes niña......
Tu devota-Divina-Wilson.....
.......''' Llegaste a mi...como una tentación...''''.....bonito bolero que corona una maravillosa noche....llena de Locura...de pasión....de deseo....de ¡¡tanto¡¡¡ como tienen en esa relación..tan tan tan suya....tan intensa...que les costo...pero que ''al medir esos tiempos'''...miden todo lo que han hecho posible por decir si al amor...Esas ganas de ''encontrarse'' apartando la realidad que la vida pone delante....esa ''ganas locas de dejarlo todo ..todo...''' y sentirse y sentirse'''....No importa que hagan...no importa lo ocupadas que puedan estar....cuando se trata de '''volar hacia cualquier lugar y entregarse la una a la otra...
ResponderEliminarMe quedo también con las palabras de Divina ...esas Dama del Glamour...con la que siempre estaré de acuerdo...Magnifica tu forma de ''hacer momentos de Locura'''.....
Me repetiré tantas veces haga falta ...para decirte....Eres absolutamente buenisima escribiendo....Lo eres¡¡¡¡¡¡
GRACIAS..............