viernes, 1 de noviembre de 2013

Mi cincuenta cláusulas 49



Minerva dejo que fuese Julia, quien abriese la puerta del cuarto, sabiéndolo preparado. Cual su costumbre, Julia quiso darle paso, pero Minerva la empujó hacia dentro, mitad divertida, mitad nerviosa.

Sonriendo por el ímpetu que mostraba Minerva, Julia entró al cuarto iluminado en rojo. Primero curioseo la máquina de revelado, la típica mesa y su cuerdecita encima, diversas bandejas, otra vez la cuerda, pinzas, las cuerda otra vez y fotos colgadas en ella, objetos y las fotos colgadas. Allí, en esas fotos colgadas, detuvo toda curiosidad. Porque esas fotos, al parecer secándose, se la llevaban por entero. Tanto, que ni siquiera se percató de los movimientos tras ella que Minerva realizada.

A su gran espalda, Minerva se animaba viéndola completamente parada frente a sus fotos. El impacto de como se mostraba Minerva en ellas y exclusivamente para ella, era evidente. Julia dejo el escondite preferido de sus manos, para acariciar las fotos absorta, y Minerva dejaba caer su corta bata, mostrándose como en la foto que Julia descolgaba en ese instante.

La bata cayó en sentido contrario al deseo de Minerva. Era sumamente excitante, ver a Julia mirar su foto con la boca medio abierta, y estar tras ella con el mismo corsé, que llevaba en ella. Deseo que prosiguió subiendo, al comprobar las sujeciones dispuestas en la pared, las mismas con las que aparecía amarrada en la foto. Y deseo que se desató con locura, cuando Julia se giró hacia ella, foto en mano.

Sus ojos grises clavados en ella, el suave sube y baja de su pecho, la presión que se dejaba ver en sus manos y las enormes ganas, de que dijese algo, lo que fuese.

Aguantando su mirada, en silencio, Minerva se dejo caer en la pared y lo suave y preciso del gesto, supusieron otro latigazo de deseo. Los labios de Julia se entreabrían, y su lengua los mojaba.

- Minerva- la nombró Julia, empezando a sentirse sedienta de ella. Quiso avanzar los apenas dos pasos que las separaban, pero Minerva freno su intento, poniendo una mano en su pecho.

- No tenemos contrato de ama-sumisa, ni siquiera palabra clave y creo no la necesito, porque con esto intento mostrarte, que soy completamente tuya, como no he sido de nadie. Pero si deberíamos...deberíamos- toda la intención de sus palabras, lo claras que la tenía, quedó en nada, ante la sonrisa que Julia le ofrecía. Sonrisa que unida a su forma de tomarle la mano y de mirarla, hacia arder a Minerva sin necesidad de palabras.

No se asustó, había preparado ese cuarto con toda la intención de sumergirse con ella en un claro roll, sumisa-doma y por supuesto que no se asustó, cuando contempló sin nervios a su "femme dominante" y se excito como nunca antes.

Julia beso su mano, pérdida en sus ojos, queriendo ver más allá y probó- Desnudame- ordenando como lo haría una ama a su propiedad. Los ojos de Minerva se movieron inquietos provocándole una nueva sonrisa.

- A...a...adoración corporal se llama...así...así se define- titubeo Minerva concentrándose en disfrutar cada sensación y la espera estaba siendo una de ellas- Tú..tú...¿tú alguna vez? ¿Uhm?

- No- fue la escueta respuesta de Julia, llevando las manos de Julia a su camisa. Indicando así, el camino a seguir- ¿Adoración?

- Es...pues digamos que la sumisa o esclava, estimula partes del cuerpo dominante como medio para que exprese sumisión, satisfaga un feti- los labios de Julia mordiendo los propios cortaron toda explicación y Minerva tembló de puro deseo por la boca que mordía la propia, mientras con torpeza por la agitación, terminaba por romper su camisa- Dios, Julia- confesó a voz intercalada su profundo deseo y los ojos grises de Julia demostraron como su dueña degusto la manifiesta excitación de Minerva.

- Completamente mía- se vanaglorio Julia, llevándola hasta la pared. Pared donde iba a poseerla como sus más primarios instintos querían. Amarrada a su antojo, toda para ella- Cuando llegaste aquel día, vestida de flamenco- decía mientras colaba la pierna entre las de Minerva, llevándolas con extrema suavidad hasta las sujeciones que abajo había- desee tenerte allí mismo, me sobró todo el mundo y tuve que aguantar mis ganas- su excitación subió de golpe recordando lo hablado, al tiempo que los tobillos de Minerva con sola una presión quedaban sujetos a la pared- ese día, por querer quise hasta tu sangre- ahora eran las muñecas de Minerva, las que recibían la firme sujeción y eran sus labios, los que recibían un mordisco indicativo. Indicativo por la fuerza con la que Julia los mordía.

- Morder de a poco...Uhm si- indicaba la propia Minerva, como aquel lo hiciera Julia- Hasta que brote una pequeña gota de sangre, que beberé cuando tú lengua la recoja.

Y Julia cerró el mordisco, sin que ninguna cerrase los ojos. Las endorfinas se dispararon en Minerva como el mismo deseo y la imposibilidad de cerrar sus muslos buscando consuelo, la hizo verse como deseaba, totalmente entregada a ella y completamente excitada, deseando la absoluta posesión.

Brotó la gota de sangre, gota que recogió la lengua de Julia con suma adoración, para después trasladarla a la lengua de Minerva. Compartida la sangre y sin que Minerva pudiera acariciarla, tocarla o abrazarla, Julia se pego a ella y paseo su frente por sus pómulos, por su frente, por su boca, hasta que busco su oreja y como un volcán en erupción, confesó- Te quiero en mi cama, te quiero en ella, Minerva- causando el mayor de los placeres en Minerva.
 
 
 
 
 

3 comentarios:

  1. UFF MARAVILHOSO MAISSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSADORO

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  2. Bien...ahi tenemos a las dos practicando lo que al principio las unio...
    Poder y sumision....

    ¿Quedara asi..Minerva se conformara que su relacion sea esa..?

    Trocito de infarto niña...insuperable y excitante...me encanto

    Divina-Wilson


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  3. ....... GRACIAS.......ESCRITORA.......

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