Un
simple vestido. Así definió la presidenta su atuendo para la cena.
La Inspectora continuaba sorprendiéndose, por la poca o nula
importancia que Esther daba a su belleza.
Y
en verdad, lo era. Era un simple vestido negro, a media pierna y
anchos tirantes, conjuntado por unos de sus adorados zapatos y una
elegante pashmina. Simple si. Pero en esa mujer todo dejaba de ser
simple, cuando puesto en su cuerpo, se transformaba en toda una mujer
de pies a cabeza.
Su
firme y segura forma de caminar hacia ella, su pelo recogido en un
alta coleta moviéndose a cada paso dado por la alta mujer y su
forma, de apoyar las manos en su torso, cuando al final llegaba.
-
En ti ni unas mayas son simples- fue lo dicho a baja voz por la
Inspectora recibiéndola. Las manos pronto buscaron su cintura, para
tomarla suavemente. Los ojos verdes de Esther, chispeantes, le dieron
la aprobación.
-
Mm...-ronroneo Esther encantada. Habían sido días muy difíciles,
llevaban mucho planeando un par de días para ellas solas y ahora, en
ese instante, por fin podía estar en sus brazos con la chimenea
caldeando el salón, una exquisita cena esperándolas, mejor vino y
llenando el salón, Rolando Laserie con su Noche de ronda- ¿Has
bailado estos días?- preguntó dejándose llevar por el bolero y
retuvo la carcajada que la cara de Maca le suponía- ¿Nada?
-
Yo sola es...- no quiso mentirle Maca. Lo había intentado, pero si
bailar ya era complejo para ella, el baile de salón se le hacía un
mundo. Los ojos de Esther, fijos en ella esperando una contestación
le hicieron sentir una adolescente- Va, no me hagas poner roja.
-
Jajaja, Lo conseguiré, estoy segura- determinación en sus palabras
tenía Esther, verla a punto del sonrojo le dio aún más. Apenas un
roce, apenas un intercambio de frases, y todo comenzaba a quedarse
tras la puerta de esa especial casa en la Sierra.
-
¿Ponerme roja?- preguntó Maca sabiendo de antemano a lo que se
refería. Pero Esther entre sus manos, comenzaba a transformarse en
la gitana, que siempre conseguiría de ella lo que quisiese. Su larga
pierna, subiendo de a poco, hasta su cintura, era un escalofrío de
auténtico placer.
-
No, que bailes. Ya lo dijo Albert Einstein; "Hay una
fuerza motriz más poderosa que el vapor, la electricidad y la
energía atómica: la voluntad”. ¿Tienes voluntad?
-
Lo que tenia era hambre, pero me hablas así y...
-
Son sólo citas.
-
Dichas por una gitana, capaz de hacerme perder la cabeza.
Carcajada
de ambas, que detienen labio a labio. Las manos de la Presi buscan su
nuca, la mano de la Inspectora busca su pierna para retenerla ahí
donde Esther la había subido, mientras un beso las enreda y noche de
ronda continúa escuchándose.
Fin
de semana planeado para conseguir una pausa en sus intensas vidas,
que había costado conseguir tener. Ninguna pretendía que las ganas
de tenerse, de compartirse y de amarse sin prisas y con la mayor de
las intimidades posibles, provocaran acabar enredadas entre sábanas,
guiadas por una ansiosa urgencia.
Lo
que querían era su juego, su estilo y su forma. El que mediante
correos crearon tiempo atrás. Por eso rompieron el beso, sonriéndose
excitadas, mientras ambas se serenaban dispuestas a disfrutar de cada
pequeña cosa de esos dos días. La primera, cenar compartiendo
un buen vino.
Y
la vida, puedes intentar dejarla tras una puerta, pero en ella van
tus hijos, y a esos, es muy difícil dejarlos tras ella. Maca esperó,
a que Esther le resumiese lo que aún le quedaba por hacer, por las
inundaciones, esperó que el ambiente, la fuese relajando y cuando lo
vio. Cuando la noto serena, tranquila y disfrutando de su segunda
copa de vino, fue ella quien resumió las llamadas de Fer y de su
padre.
-
Fer cree que está utilizando la posibilidad de que estudie en
Estados Unidos, para de alguna forma ganarte a ti.
-
Es ridículo, ¿que sería lo siguiente? ¿Preguntarle a quien quiere
más si a Papa o Mamá? El problema es que lo sigue viendo como un
crío, y nuestro crío ya no es tan crío. Confío muchísimo en él.
Se que Fer, se irá a estudiar allí, sabe que es lo mejor para él y
es algo que me hace estar tremendamente orgullosa de mi hijo.
-
Por mucho que como madre...
-
Por mucho que como madre, lo extrañe horrores, cuando ocurra. Y
hasta podré ponerme un poco inaguantable.
-
Jajaja, siempre podré raptarte, traerte aquí y
-
Y escondernos de todo- concluyó Esther, dejando la copa en la mesa.
Era tiempo de incorporarse, lento y suave, quitarse un zapato, verla
retreparse en la silla degustando sus cuidados gestos, quitarse el
siguiente zapato, sonreír por los ojos que placenteros se le
muestran de Maca, volver a coger la copa y con ella en mano,
ofrecerle su otra mano libre- Me encanta este bolero.
De
pie, descalza, sin pashmina y ofreciéndole su mano. Imposible para
la Inspectora, no aceptar esa mano para bailar, aquello que ella
quiera que baile.
-
Escondidas, solas tu y yo...
Y
canturrear, provocando su sonrisa más sensual.
Rolando Laserie??? niña y de donde conoces tu a ese señor??? eso es irse muy mucho atrás en el tiempo!!! jajajaja
ResponderEliminary lo de éste par, jesusitodemividaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
ResponderEliminarARTISTAZAAAAAAAAA
graciass a tantooooo
......Ayyy¡¡¡¡¡ esa complicidad siempre de las dos....esa forma de querer ''sus cosas''' Esa Gitana que retira por momentos a la mujer política....para llegar a su Subinspectora ....para hacerle ver...que sigue siendo eso...''su Gitana''...preparan su momento....quieren vivirlo...sentirlo...como hacen...Y si..en ese bolero que '''quieren bailar al son de su pasión'''....
ResponderEliminar....¡¡¡¡¡ Me gusta¡¡¡ esta Historia me encanta Escritora....
GRACIAS................