Al
mal tiempo buena cara y es que además, me habría corrido en su
muslo, pero mare las ganas de llenarla de besos y caricias, no habían
bajado lo más mínimo, sino todo lo contrario. Ahora podía volcarme
en ella, sin la incesante necesidad de calmar mis ansias.
Por fin, pude sentirme libre para amarla y por qué no, también para romperla.
Decidida me llene de ella, deje su boca para pasar a su cuello y mare, que envidia le debe tener el mar. A pura brisa fresca me supo su piel.
Por fin, pude sentirme libre para amarla y por qué no, también para romperla.
Decidida me llene de ella, deje su boca para pasar a su cuello y mare, que envidia le debe tener el mar. A pura brisa fresca me supo su piel.
Pero
Dios, se movía de una forma, me agarraba de otra y a cada tantito
que yo avanzaba navegándola, tiraba de mi pelo para volver a unir su
boca a la mía. Aliento contra aliento, la retuve, necesitando
acariciarla por entero.
Manos
me faltaban, para perderme en sus pechos, su vientre y el inicio de
su volcán de miel. Fue pensar en su miel, y perder la poquita
cordura que a esas alturas me quedaba.
Con
ansia bebí de su boca despidiéndome de ella y ¡Ay mare!, esta niña
me quiere matar!. Porque me contuvo en ella, me aprisiono en un
renueva ganas de morirse. Lucia besa como lo haría Afrodita, te
teletransporta en olas infinitas de placer y deseo. Perdida en su
beso y en el loco movimiento de su pelvis, conseguí agarrarme a uno
de sus pechos y mi misma mano, quiso gemir de placer.
Durito
y abultado, dulce y salado, como es ella. La arisca que a la mínima
te roba un beso, dejándote descuajaita. Igualito a ella, encontré
su seno, cuando rompí el beso, para llegar a el. Por entonces, mi
mano agarraba el otro y poco duraba ahí, queriendo sentir su culo.
Me
detuve un segundo, consciente que mis locas ganas habían regresado.
La tenia para mi, sus ojos miraban los míos y entre mis manos su
cuerpo estaba prisionero. ¿Se lo chillaron mis ojos? Apuesto doble a
nada a que si. Me deleite en sus formas, en su textura y en su sabor.
Volví a ella, bajando por su vientre y en el roto de su ombligo,
jugué y jugué.
El
olor de sus ganas, desato las miás. ¡Si así huele su miel, ay mare
como sabrá¡ Nublada y enloquecida por ella, mordí el hueso de su
cadera, mientras mis manos se colaban con maestría y su ayuda, bajo
su culo.
Pero
mi niña morena es de arte y con arte volvió a tirar de mi, para que
nuestros gemidos y alientos, volviesen a chocar.
-
¿Cómo te llamas?
"Que
se yo, jamia. Si ni de mi nombre me acuerdo"
-
Valeria- conteste en un hilo de voz, totalmente ronco y Lucia me miro
durante unos segundos interminables, hasta que volvió a sonreírme.
-
Val- susurro, supongo que recordando cuando mi nombre callo con sus
dedos, los mismos que ahora acariciaban mis seguros enrojecidos
labios- mi motera.
El
"mi" o mi nombre en su boca, no se con claridad cual de
ellos provoco que volviera a comerle la boca, completamente excitada
de nuevo. No se quien se movió primero o es que lo hicimos
sincronizadas, solo se que mi mano se perdió por su vientre caminito
a su volcán estando las dos sentadas, unidas por un beso, que solo
nuestros gemidos rompían.
Quiso
mi nombre y yo se lo di, y eso que ni de él me acordaba y dios, fue
brutal comprobar para que lo quería justo en ese momento. Lo quiso
para nombrarme cuando al fin, mis dedos probaban su miel caliente y
abundante y lo quiso, para gritarlo, cuando entre en su panel.
Inundándome
de ella y su miel, Lucía clavo sus uñas en mi espalda, Lucía
continuó moviéndose como una auténtica diosa, encajándonos a la
perfección y a la perfección, arañó y acarició mi transpirada
espalda.
Dios
era tan brutal sentir su interior y tenerla bailando para mi, que
otra vez, las puertas de un orgasmos solitario se me abrían.
Pero
entonces, mi brazo bajo el ritmo, y mis dedos, empapaitos de ella,
consiguieron que fuese Lucia, la que clavando sus uñas en mi,
gimiera mi nombre escurriéndose entre mis dedos.
Pase
de mis ganas y deseos, para sujetarla fuerte contra mí y ella hizo
lo propio, sin que mis dedos hubiesen salido de ella.
Ay
mare, cuanto desee parar el tiempo, justito ahí, con ella
prácticamente fundida en mi.
-
¿Hasta cuando tenemos?- le pregunté saliendo con sumo cuidado de
ella y Lucía aún más, se pego a mi.
-
Debería regresar mañana....Uhm...¿Joder?
Me
contestó y jugó, con mi Joder orgasmo anterior. Y no pude más que
reírme contra su hombro.
Es
tan blanquita, que las venas de su cuerpo se ven claritas y bien
parecen rutitas a seguir. Siguiendo una, que enfilaba a su hombro,
sentí como tras un hondo suspiro de los ricos, Lucía me besaba el
cuello, y dios...yo si que era un volcán a punto de reventar.
-
Me gusta- susurró lamiendo a su paso, directita a mi oreja, mientras
su mano, se colaba entre las dos.
-
Joder
-
Si....me gusta mucho- prosiguió su avance, a lengua y mano. Y
marecita mía, que prontito llegó a mi boca y sexo- y esto segura
que me va a encantar- concluyó atrapando, de nuevo mí boca y
apoderándose por primera vez de mi mojadisimo y desatendido sexo-
Muy...mucho.
Dios,
lo acarició como si no fuese la primera vez y ahora fui yo, quien me
aferre a su espalda.
Aferraita
a ella, volví a vaciarme y de nuevo fundidas una en la otra nos
quedamos. Calladas, abrazadas y ni se, cuanto tiempo permanecimos
así.
Tanto,
que olvide sus palabras cuando las ganas volvieron a sacudirnos y nos
entregamos a la pasional tarea de satisfacerlas.
Probé
su miel y guardaita en mis entrañas me la lleve, pa ponerla en su
altar.
---
Lo
he repetido una y otra vez, enteradilla mucho, espabilada muy poco.
Dijo
debería y yo cuenta ninguna le eche. Me dediqué a oír a mi madre
en la puerta de mi habitación, dispuesta a despertarme del mejor
sueño que he tenido.
-
Valeria cariño, va siendo hora de despertarse.
Lo
peor, no podía ronronear en la cama, ni tirar a mi madre en esa cama
y jugar con ella evitando levantarme.
Mi
madre no estaba en nuestra puerta y quien sí estaba, era nuestra
vida, la misma que dejamos aparcada en el Hostal de su Tía.
No
pegue ojo, no los cerré más que para recrear una y otra vez, todo
lo vivido hasta aquí. Hasta el momento, en que la mitad de su cuerpo
descansa en el mío, como mí mano descansa en su desnuda cadera
velando, su sueño.
Una
vez, llegando al que creía mi hogar, sentí un crujido que me partió
en dos. La mitad que sobrevivió, puede que no sobreviva al nuevo
crujido que sentí, cuando Lucía despertó.
¿Alguien me puede decir como encontrar el capitulo 1 de este relato?..
ResponderEliminarMe gustaria leerlo desde el principio pero me es imposible encontrarlo...
Divina-Wilson
bufffffffffffffffffffffff yo no se ni que decirte ARTIISTAZA, éstas 2 son para volverse loca
ResponderEliminarGRACIASSSSSSSS ARTITAZAAAAAAAAA y no te hacen juticia por tannntiiiiiisimo como das
............Esta Motera terminara por volvernos locas¡¡¡¡¡¡ sii Morantista¡¡
ResponderEliminarGRACIAS....................Escritora ...