Agradeció
y mucho, que sus amigas pospusieran ir de compras para acudir a su
ático y tomarse allí el café. Así solo ellas serían testigos,
del llanto que se apodero de ella, al contarles la reacción de su
madre.
Sentadas
en cómodos Puff, la escuchaban empalizando con ella al instante, ni
siquiera Fátima, la mas contraria a Julia, hacia ningún comentario
en contra de ella. Por lo que Minerva contaba, ya los había hecho en
demasía su madre.
De
pie frente a ellas, limpiaba sus lágrimas, pero era inútil, estas
continuaban cayendo por su rostro sin intención de detenerse.
-
No le ha quedado nada que criticarle, que si la diferencia de edad,
que si es una pobre venida a rica, que si su casa es un bunker, que
si todo el mundo le dice la rarita, que si- pausa obligada de Minerva
para respirar. El llanto llega con congoja, a fin de cuentas es su
madre y aunque no esperase que de un día para otro aceptase a Julia,
tampoco que contra ella tuviese tantos motivos- Y no es ninguna
rarita. Solo…solo, bueno no es alguien muy social. Mucho menos es
una pobre venida a rica, lo que tiene es por derecho, se lo ha ganado
ella, no ha sido ningún golpe de suerte. Y es que…joder, no paro
de sentirme así, de pronto estoy arriba y feliz, de pronto abajo
y...no se, puede que no sea, la mujer perfecta que mi madre esperaba,
pero es Julia y a mi me encanta. Y joder, ya tengo bastante con lo
especial que si es y con la odiosa Victoria.
Ahora
no hizo una pausa, para tratar de adecuar la respiración o para
limpiarse, lo hizo acogida por los brazos de la misma Fátima.
-
Entre todas la convenceremos tonta y a mi boda esta invitada, ¿le
mando invitación o lo haces tu misma?- dijo Fátima, sin soltar su
abrazo. A fin de cuentas, era Minerva, podía estar de acuerdo o no,
y Julia podía representar o recordarle lo peor de su vida, pero
antes que nada estaba su amiga.
-
Ay, con las ganas de boda que tenía yo, ahora con Julia allí
más- decía Marga, levantándose para “apachurrar” un poquito
más a Minerva.
Manu
si se quedo sentada, mirando el abrazo entre sus tres amigas. Pero lo
hacia sin dejar de prestar atención al móvil de Minerva, el mismo
que emitía señales de correo, con demasiada frecuencia. Ella era la
única, que conocía como en verdad se había desarrollada la cena en
Menorca y de ser, la máxima defensora de Julia, ahora empezaba a no
serlo tanto. A su estilo, prefería callar y esperar acontecimientos,
pero como la madre de Min, los contras existían y puede que fuesen
más contras de lo que la madre de Min pensaba o tenía en cuenta.
-
Uff…os necesitaba- dijo Minerva tras el abrazo reparador con sus
amigas.
-
Y aquí estamos, como siempre. Ahora, vamonos de compras- apremio
Fatima, también un poquito más reparada con ese abrazo.
En
cambio Marga, continuaba pensando en lo mismo o mejor dicho en lo
único.
-
¿Y tu kit de Grey? ¿No nos lo enseñas?
-
Jajaja, el que compre es mucho mejor y mucho mas sexy que el de Grey
y…y pues…pues- dudó Minerva como continuar, en verdad era un
regalo muy especial para Julia, mostrarlo aunque fuese a sus amigas,
hacía que perdiese cierto encanto.
-
Que primero lo tendrá que ver Julia. En marcha, saqueemos la calle
Serrano.
Fue
Manu quien dio el pistolazo de salida, y aprovecho la tarde de
compras entre amigas, para indagar un poquito más.
-
¿No te da miedo? Te vas a sujetar para ella, podrá hacerte lo que
quiera y le venga en gana- le pregunto a Min, en una de las muchas
ocasiones intimas que provoco entre ellas.
-
Dicho así…
-
¿Qué será? ¿Rollo Grey? ¿Arrodillarte y demás?
-
Jajaja, eso no le gustaría a Julia. Es una forma de…cuando…bueno
estamos, ya sabes…siempre insiste en saberme suya, con las cositas
que compre es justo eso lo que quiero que sienta. Que lo soy… y no
te preocupes, Julia solo busca darme placer.
-
Ya, ¿lo buscaba cuando te hizo el moraton en el muslo?... Mierda, no
quise decirlo así.
-
Solo fue…estamos conociéndonos y de repente, pues…no se. Aun no
se que paso ahí.
-
Celos, posesión, no busques otras definiciones, ni otros porqués.
-
¿Minerva?
El
dialogo frente a un escaparte de ambas amigas, era frenado por la voz
de una mujer llamando a Minerva. Ninguna de las dos identifico la
voz, la misma que se oía mas cerca.
-
¿Minerva? Vaya, que gran casualidad encontrarnos aquí.
Cuando
Minerva y Manu, se giraron tratando de ver quien era la voz femenina
que llamaba a Minerva, ambas se quedaron calladas. Manu porque no
conocía de nada a la rubia y alta mujer, que con grandes gafas de
sol y bolso colgado de su brazo las miraba sonriente y Minerva,
porque se trataba de la odiosa Victoria Davo, su gran incógnita.
-
Ah…no reconocí tu voz, Victoria- saludo Minerva, reponiéndose de
la desagradable sorpresa. Victoria la saludo en seguida con dos besos
y espero a ser presentada- Ella es una gran amiga, Manuela.
-
Encantada Manuela- saludo Victoria a Manu, con el mismo estilo, dos
besos sin que sus mejillas llegaran a rozarse- Ay dios mío, tan
jóvenes y guapas, me hacéis sentir mayor.
Las
dos amigas contestaron con sendas sonrisas. Si Victoria Davo,
pretendía una subida de ego, lo llevaba clarito. A Minerva ni se le
ocurría tal cosa, menos viendo como la odiosa mujer, revisaba su
atuendo y Manu, porque conocía a su amiga y además, también
conocía ese nombre por boca de Minerva.
-
Hace nada, estaba hablando con Julia y fíjate que curiosidad, ahora
te encuentro a ti. Déjame decirte, estaba un poquito insoportable.
-
Sería contigo- dijo Minerva, graduando su voz, evitando así,
mostrar los celos que sentía y que Victoria, aun iba a provocar mas.
-
¿Hablaste ahora con ella?
-
No
-
¿Ves? Yo si y te digo conociéndola como la conozco, que estaba
insoportable. Algún caprichito que se le habrá resistido. Ay
cariño, aun pareces mas niña con ese vestido ibicenco casi
virginal. Ni el sombrerito, ni los botines, pueden remediarlo.
Manu
miraba a una y a otra, el rostro de Minerva era cristalino para ella,
su sonrojo, termino por hacerla contestar a la estupida mujer.
-
También es que, Min no quiere remediarlo.
-
¿Min? ¿Así te llaman?
Aunque
no consiguió darle de lleno a la odiosa mujer que parecía tener
demasiada cancha, para una Minerva que continuaba callada hasta ese
momento.
-
Mis amigos si. Victoria ha sido un placer encontrarte, pero tenemos
prisa. Sino de buena gana te invitaba a un café y…ay me vas
a venir genial, si vuelves hablar con Julia hoy, dile que me
encantaron todos sus regalos y que por hoy, no me envié mas. Chao
querida.
Por
mucho que Victoria quiso evitarlo, el impacto de las palabras de esa
cría se dejo ver en su rostro y eso, que se esforzó en aparentar
una despedida de lo más amistosa.
-
Empiezo hartarme y mucho, de las mujeres Arango y sus estupidas
sonrisas- confeso a su amiga, una vez perdieron de vista a Victoria y
en un alto en las compras café en mano, a la misma Julia.
---
De
Minerva
Para
Julia
Asunto:
Sorpresas
Fui
de compras con mis amigas y de casualidad me encontré con Victoria
Davo. ¿A ti te parezco tan niña como a ella?
Dijo
que estabas insoportable, en tus muchos correos de hoy, no te percibí
así, ¿todo bien?
---
De
Julia
Para
Minerva
Asunto:
Ingratas, por lo que leo.
A
mi no me pareces, para mi eres mi dulce niña.
Hablamos,
al no entender porque he trasladado a Verónica, mi secretaria, a
Tokio.
¿Qué
más te dijo?
---
De
Minerva
Para
Julia
Asunto:
Ingrata, si.
¿Qué
has hecho que?
---
De
Julia
Para
Minerva
Asunto:
No habrá más.
No
solo tengo un mundo para ti Minerva…
----
Así
era Julia. Otra persona le hubiese dado sus razones evitando el temor
que al leerla sentía Minerva. Un sola de queja sobre Verónica y la
trasladaba a Tokio, ¿Qué haría con Victoria? Y lo peor, ¿Cómo se
lo tomaría esa mujer?
Pero
no era la única pregunta, otra mas se sumaba a su larga lista, ¿Por
qué debía darle explicaciones Julia a Victoria sobre sus empleadas?
Con
una lista demasiada larga y tras saber que ellas dos habían hablado,
Minerva no quiso continuar con el juego de los correos, que en
momentos así, tan impersonales se le hacían. Disculpándose con las
chicas, salió a la calle y llamó a Julia.
-
Hola, me pillas un poco liada Minerva.
-
Ya, pues te aguantas Julia. Ha sido muy desagradable. ¿Y sabes? Si
yo supiera que os une, si me contases, si conociese más de ti,
ninguna tía por mucho que tenga un pasado o presente o que se yo
contigo, me haría sentir cómo la niña a la que te follas. Porque
así es como me ha hecho sentir la tal Victoria y no es la primera
vez que me siento así contigo. Y ahora se que te quedarás callada,
pero yo no puedo callar más.
Minerva
se rompió estallando, pero a pesar de que su voz, como ella misma,
se rompiera por momentos consiguió terminar de decir aquello que la
estaba quemando por dentro. Aunque, le fuera imposible no llorar y no
poder, disimular su llanto.
-
¿Estas llorando?
-
Ahora que llore o no, es lo que menos importa, Julia.
-
Te equivocas, es lo que más importa.
"Te equivocas, es lo que más importa".... Una sola frase de esta mujer me emociona, me da escalofríos y pone los pelos de punta. Esta extraña y fascinante mezcla ... al extremo... vulnerable/visceral.... poderosa/frágil..
ResponderEliminarGracias....mi gemo
beijos
A esta Julia no termino de entenderla....
ResponderEliminarBesos y gracias
Lo dicho..Julia se esta cayendo como castillo de naipes...aunque no se
ResponderEliminarcuanto aguantara..cuando se de cuenta que esta enamorada de Minerva...no se si salga corriendo...
Uno de tus relatos que mas me gustan Gemo.aunque para ser sincera
mu gustan todos....pero eso tu ya lo sabes..jajajaaja
Grande tu.....
Divina Wilson