viernes, 18 de octubre de 2013

Mi cincuenta cláusulas 44


Agradeció y mucho, que sus amigas pospusieran ir de compras para acudir a su ático y tomarse allí el café. Así solo ellas serían testigos, del llanto que se apodero de ella, al contarles la reacción de su madre.

Sentadas en cómodos Puff, la escuchaban empalizando con ella al instante, ni siquiera Fátima, la mas contraria a Julia, hacia ningún comentario en contra de ella. Por lo que Minerva contaba, ya los había hecho en demasía su madre.

De pie frente a ellas, limpiaba sus lágrimas, pero era inútil, estas continuaban cayendo por su rostro sin intención de detenerse.

- No le ha quedado nada que criticarle, que si la diferencia de edad, que si es una pobre venida a rica, que si su casa es un bunker, que si todo el mundo le dice la rarita, que si- pausa obligada de Minerva para respirar. El llanto llega con congoja, a fin de cuentas es su madre y aunque no esperase que de un día para otro aceptase a Julia, tampoco que contra ella tuviese tantos motivos- Y no es ninguna rarita. Solo…solo, bueno no es alguien muy social. Mucho menos es una pobre venida a rica, lo que tiene es por derecho, se lo ha ganado ella, no ha sido ningún golpe de suerte. Y es que…joder, no paro de sentirme así, de pronto estoy arriba y feliz, de pronto abajo y...no se, puede que no sea, la mujer perfecta que mi madre esperaba, pero es Julia y a mi me encanta. Y joder, ya tengo bastante con lo especial que si es y con la odiosa Victoria.

Ahora no hizo una pausa, para tratar de adecuar la respiración o para limpiarse, lo hizo acogida por los brazos de la misma Fátima.

- Entre todas la convenceremos tonta y a mi boda esta invitada, ¿le mando invitación o lo haces tu misma?- dijo Fátima, sin soltar su abrazo. A fin de cuentas, era Minerva, podía estar de acuerdo o no, y Julia podía representar o recordarle lo peor de su vida, pero antes que nada estaba su amiga.

- Ay, con las  ganas de boda que tenía yo, ahora con Julia allí más- decía Marga, levantándose para “apachurrar” un poquito más a Minerva.

Manu si se quedo sentada, mirando el abrazo entre sus tres amigas. Pero lo hacia sin dejar de prestar atención al móvil de Minerva, el mismo que emitía señales de correo, con demasiada frecuencia. Ella era la única, que conocía como en verdad se había desarrollada la cena en Menorca y de ser, la máxima defensora de Julia, ahora empezaba a no serlo tanto. A su estilo, prefería callar y esperar acontecimientos, pero como la madre de Min, los contras existían y puede que fuesen más contras de lo que la madre de Min pensaba o tenía en cuenta.

- Uff…os necesitaba- dijo Minerva tras el abrazo reparador con sus amigas.

- Y aquí estamos, como siempre. Ahora, vamonos de compras- apremio Fatima, también un poquito más reparada con ese abrazo.

En cambio Marga, continuaba pensando en lo mismo o mejor dicho en lo único.

- ¿Y tu kit de Grey? ¿No nos lo enseñas?

- Jajaja, el que compre es mucho mejor y mucho mas sexy que el de Grey y…y pues…pues- dudó Minerva como continuar, en verdad era un regalo muy especial para Julia, mostrarlo aunque fuese a sus amigas, hacía que perdiese cierto encanto.

- Que primero lo tendrá que ver Julia. En marcha, saqueemos la calle Serrano.

Fue Manu quien dio el pistolazo de salida, y aprovecho la tarde de compras entre amigas, para indagar un poquito más.

- ¿No te da miedo? Te vas a sujetar para ella, podrá hacerte lo que quiera y le venga en gana- le pregunto a Min, en una de las muchas ocasiones intimas que provoco entre ellas.

- Dicho así…

- ¿Qué será? ¿Rollo Grey? ¿Arrodillarte y demás?

- Jajaja, eso no le gustaría a Julia. Es una forma de…cuando…bueno estamos, ya sabes…siempre insiste en saberme suya, con las cositas que compre es justo eso lo que quiero que sienta. Que lo soy… y no te preocupes, Julia solo busca darme placer.

- Ya, ¿lo buscaba cuando te hizo el moraton en el muslo?... Mierda, no quise decirlo así.

- Solo fue…estamos conociéndonos y de repente, pues…no se. Aun no se que paso ahí.

- Celos, posesión, no busques otras definiciones, ni otros porqués.

- ¿Minerva?

El dialogo frente a un escaparte de ambas amigas, era frenado por la voz de una mujer llamando a Minerva. Ninguna de las dos identifico la voz, la misma que se oía mas cerca.

- ¿Minerva? Vaya, que gran casualidad encontrarnos aquí.

Cuando Minerva y Manu, se giraron tratando de ver quien era la voz femenina que llamaba a Minerva, ambas se quedaron calladas. Manu porque no conocía de nada a la rubia y alta mujer, que con grandes gafas de sol y bolso colgado de su brazo las miraba sonriente y Minerva, porque se trataba de la odiosa Victoria Davo, su gran incógnita.

- Ah…no reconocí tu voz, Victoria- saludo Minerva, reponiéndose de la desagradable sorpresa. Victoria la saludo en seguida con dos besos y espero a ser presentada- Ella es una gran amiga, Manuela.

- Encantada Manuela- saludo Victoria a Manu, con el mismo estilo, dos besos sin que sus mejillas llegaran a rozarse- Ay dios mío, tan jóvenes y guapas, me hacéis sentir mayor.

Las dos amigas contestaron con sendas sonrisas. Si Victoria Davo, pretendía una subida de ego, lo llevaba clarito. A Minerva ni se le ocurría tal cosa, menos viendo como la odiosa mujer, revisaba su atuendo y Manu, porque conocía a su amiga y además, también conocía ese nombre por boca de Minerva.

- Hace nada, estaba hablando con Julia y fíjate que curiosidad, ahora te encuentro a ti. Déjame decirte, estaba un poquito insoportable.

- Sería contigo- dijo Minerva, graduando su voz, evitando así, mostrar los celos que sentía y que Victoria, aun iba a provocar mas.

- ¿Hablaste ahora con ella?

- No

- ¿Ves? Yo si y te digo conociéndola como la conozco, que estaba insoportable. Algún caprichito que se le habrá resistido. Ay cariño, aun pareces mas niña con ese vestido ibicenco casi virginal. Ni el sombrerito, ni los botines, pueden remediarlo.

Manu miraba a una y a otra, el rostro de Minerva era cristalino para ella, su sonrojo, termino por hacerla contestar a la estupida mujer.

- También es que, Min no quiere remediarlo.

- ¿Min? ¿Así te llaman?

Aunque no consiguió darle de lleno a la odiosa mujer que parecía tener demasiada cancha, para una Minerva que continuaba callada hasta ese momento.

- Mis amigos si. Victoria ha sido un placer encontrarte, pero tenemos prisa. Sino de buena gana te  invitaba a un café y…ay me vas a venir genial, si vuelves hablar con Julia hoy, dile que me encantaron todos sus regalos y que por hoy, no me envié mas. Chao querida.

Por mucho que Victoria quiso evitarlo, el impacto de las palabras de esa cría se dejo ver en su rostro y eso, que se esforzó en aparentar una despedida de lo más amistosa.

- Empiezo hartarme y mucho, de las mujeres Arango y sus estupidas sonrisas- confeso a su amiga, una vez perdieron de vista a Victoria y en un alto en las compras café en mano, a la misma Julia.

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De Minerva

Para Julia

Asunto: Sorpresas​

Fui de compras con mis amigas y de casualidad me encontré con Victoria Davo. ¿A ti te parezco tan niña como a ella?

Dijo que estabas insoportable, en tus muchos correos de hoy, no te percibí así, ¿todo bien?

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De Julia

Para Minerva

Asunto: Ingratas, por lo que leo.

A mi no me pareces, para mi eres mi dulce niña.

Hablamos, al no entender porque he trasladado a Verónica, mi secretaria, a Tokio.

¿Qué más te dijo?

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De Minerva

Para Julia

Asunto: Ingrata, si.

¿Qué has hecho que?

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De Julia

Para Minerva

Asunto: No habrá más.

No solo tengo un mundo para ti Minerva…

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Así era Julia. Otra persona le hubiese dado sus razones evitando el temor que al leerla sentía Minerva. Un sola de queja sobre Verónica y la trasladaba a Tokio, ¿Qué haría con Victoria? Y lo peor, ¿Cómo se lo tomaría esa mujer?

Pero no era la única pregunta, otra mas se sumaba a su larga lista, ¿Por qué debía darle explicaciones Julia a Victoria sobre sus empleadas?

Con una lista demasiada larga y tras saber que ellas dos habían hablado, Minerva no quiso continuar con el juego de los correos, que en momentos así, tan impersonales se le hacían. Disculpándose con las chicas, salió a la calle y llamó a Julia.

- Hola, me pillas un poco liada Minerva.

- Ya, pues te aguantas Julia. Ha sido muy desagradable. ¿Y sabes? Si yo supiera que os une, si me contases, si conociese más de ti, ninguna tía por mucho que tenga un pasado o presente o que se yo contigo, me haría sentir cómo la niña a la que te follas. Porque así es como me ha hecho sentir la tal Victoria y no es la primera vez que me siento así contigo. Y ahora se que te quedarás callada, pero yo no puedo callar más.

Minerva se rompió estallando, pero a pesar de que su voz, como ella misma, se rompiera por momentos consiguió terminar de decir aquello que la estaba quemando por dentro. Aunque, le fuera imposible no llorar y no poder, disimular su llanto.

- ¿Estas llorando?

- Ahora que llore o no, es lo que menos importa, Julia.

- Te equivocas, es lo que más importa.
 
 
 
 
 

3 comentarios:

  1. "Te equivocas, es lo que más importa".... Una sola frase de esta mujer me emociona, me da escalofríos y pone los pelos de punta. Esta extraña y fascinante mezcla ... al extremo... vulnerable/visceral.... poderosa/frágil..
    Gracias....mi gemo
    beijos

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  2. A esta Julia no termino de entenderla....
    Besos y gracias

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  3. Lo dicho..Julia se esta cayendo como castillo de naipes...aunque no se
    cuanto aguantara..cuando se de cuenta que esta enamorada de Minerva...no se si salga corriendo...

    Uno de tus relatos que mas me gustan Gemo.aunque para ser sincera
    mu gustan todos....pero eso tu ya lo sabes..jajajaaja

    Grande tu.....

    Divina Wilson

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