La
niña del pico, novillera deseando tener picador, echo una última
mirada a las mozas que caminaban derechas al cason principal del
Cortijo y como buena torera, bajo la cabeza santiguándose.
Duros
serían los meses que le esperaban en ese Cortijo, mucho
entrenamiento, mucho toreo de salón, mucha tienta y mucha capea,
pero ni una mujer. Era para santiguarse y rezar, lo era.
-
Mi virgencita, aquí está esta pobre criatura que sueña con ser
torero. Guiame y protege mis pasos. Amén.- terminaba de rezar y al
levantar la cabeza, los ojos emocionados de Manolo la miraban por el
retrovisor- No, por favor...no...sin mariconadas ¿eh? Que soy muy
chica y me da por llorar.
-
Jajaja. Niña mira que Cortijo, algún día, tendrás uno igual- la
animaba el apoderado, pero la niña fruncía su ceño. El coche no
iba camino al cason principal como las mozas, sino que seguía de
frente, caminito a una casona un poquito más chiquita, menos cuidada
y con varios mozos en la puerta.
-
¿Manolo que haces? Que te has pasado el Cortijo- protestaba Candela,
mirando la gran casona.
-
Esa es la casona de la dueña del Cortijo, ahí no se va para nada.
-
Aju Maestro, todo es prohibirme cosas, así es un rollo.
-
Toros, tú a los toros nada más- contestaba el Apoderado y bien
podía haber rezando el también. Porque la estancia en ese Cortijo
con esa niña, fácil no será.
Manolo
miraba a una y al otro, y viendo la cara penilla que se le quedaba a
la novillera, decidió intervenir sin ningún acierto.
-
Dicen las malas lenguas sin na mejor que hacer, que la dueña del
Cortijo, tiene unos ojos capaces de hacer perder el sentio a los
hombres.
-
Pues entonces a ella si la puedo mirar, que yo soy novillero con
picador y mujer.
-
Jajajaja, Maestro nadie dijo que fuera tarea fácil- se excusaba
Manolo. Animar a la niña puede traer salidas como la recibida.
-
A callarse ya. Vamos a ponernos serios, aquellos mozos que ves en la
puerta del Cortijillo, son como tú. Criaturas con el veneno de los
toros corriendole por las venas. Si un toro te arrastra, uno de esos
te sacará el bicho de encima, si consigue pincharte, otro tapara tu
herida y algún familiar de esos niños, seguro consuela a tu madre
en las largas horas de enfermería. Así que los respetas como si
ahora mismo, te dijera son tus hermanos.
-
Snif...- se emocionaba la niña tras las palabras de su apoderado y
rápido lo hacía saber- Cuando quiere Maestro, habla usted de una
manera, que a mi me...me...mejor se lo canto
-
No...no...déjalo, te hemos entendido niña- cortaba Manolo el
carraspeo de la niña para echarse a cantar. Pintaba el día bueno y
no era cuestión de estropearlo, nada más llegar.
Pero
cuando la niña se arranca ya no hay marcha atrás.
-Cuatro
puntales sostienen la catedral del toreo, cuatro torres andaluzas
esculpidas por el genio: Juan Belmonte, Joselito, Rafael Gallo
hechicero, y un Manuel, Manuel Rodríguez "Manolete", ¡qué
tore...- el coche llegaba, la niña dejaba de cantar e imposible le
era no mirar el tordo caballo que raudo pasaba por delante de ellos.
Manolo
miró al apoderado, el apoderado a la niña y ésta, esta miraba al
caballo y a la espalda de quien lo montaba a galope.
-
¿Era mi madrina?- preguntó Candela perdiendo de vista el caballo y
su jinete.
-
¿Que te he dicho de las mujeres?- y se enfadó su apoderado. Mujer
era quien montaba ese caballo y si al bueno del apoderado no le
fallaba la vista, era ella, la dueña del Cortijo.
-
Oju un montón de cosas maestro, pero sobre todo que no las mire.
-
Jajaja, hemos llegado- intervino Manolo deteniendo el coche- Aquí
niña, empiezas a ganarte tu gloria.
...... Esta Niña los picos..esta novillero...robara más de un corazón...seguro¡¡¡...Como me gusta la frescura en esta Historia...como esos diálogos Tan...Tan...Tan tiernos...bonito todo..''como una noche de Luna llena.¡¡...lo es¡¡¡¡¡¡
ResponderEliminarGRACIAS..........
Celeste-Negro