Mi cincuenta cláusulas 43

Capítulo 5

De regreso a Madrid y en su pequeño despacho, Minerva ultimaba los retoques en el que sería su reportaje fotográfico, sin poder hacerlo cien por cien concentrada.

La conversación con su madre de esa misma mañana y su urgencia para almorzar juntas, la tenían nerviosa. Sus temores eran compartidos por Manu, quien vía wattssap trataba de quitarle hierro, sin mucho acierto.

Mensaje Manu: Esa cena a la que fuiste es muy importante, salió en todas las noticias y aunque tú no te toparas con alguna de sus amistades esta más que claro que alguien tuvo que verte allí y con Julia Arango. Mami sólo va a realizarte él típico interrogatorio, quien es, que tenéis y lo de siempre, te olvidas de ella ya. Jajaja.

Río de buena gana con el mensaje, pero lo vivido con Julia justo en esa cena, la tenía intranquila. Antes de esa noche, hubiese defendido a Julia con total vehemencia, ahora con ciertos detalles, tipo Victoria Davo, la defensa perdía vehemencia y puede, que ganará cierta vergüenza.

Puede que al final, todo se redujera a Julia y su manía de no hablar. Aún no sabia que papel jugaba Victoria en su vida y algún detalle de esa cena continuaba escociéndole.

Mensaje Minerva: La tal Victoria se me presentó sola y al poco llegó Julia.

Mensaje Manu: ¿Y?

Mensaje Minerva: Pues...no fue a mi a quien tomo por la cintura.

Eligió a Manu para ese tipo de confesiones, dando por hecho que Manu defendería la actuación de Julia, estrategias de la mente, para salir reforzada. Pero no pudo leer el alegato de defensa de Manu, dos golpes en la puerta y un correo recibido, le hacían pedir a Manu que esperase y abrir la puerta.

Tras ella una administrativa le entregaba un paquete y nada más ver el envoltorio de regalo, supo que era de Julia.

Dejó el paquete en la mesa sin abrir y abrió el correo.

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De Julia

Para Minerva

Asunto: Frío

Hable con Madrid y me dijeron que allí está refrescando.

En cambio, si estuvieses aquí...

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Negando con la cabeza, cogió el paquete y ahora si lo abrió, una chaqueta de Valentino, le hizo abrir los ojos sorprendida, esa chaqueta costaba un pastón y Julia la mandaba como si nada.

No sólo la chaqueta, le hizo contestar rápido el correo, los puntos suspensivos usados por Julia, también ayudaron.

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De Minerva

Para Julia

Asunto: Ahora menos

Apenas bajaron unos grados, la chaqueta me encanta, pero es demasiado Julia.

Si estuviera allí, ¿que?

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Dio a enviar y se quedó mirando la pantalla, casi riendo. Se podía imaginar la cara de apuro de Julia, al presionarla con esa pregunta. Consiguiendo, que la princesa de papa en su interior, dejará de estar temerosa por Mama y pasa a querer ser rescatada por su mala condesa.

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De Julia

Para Minerva

Asunto: Templadito

Si utilizaste el verbo encantar, la chaqueta no fue demasiado.

Podrías estar aquí...

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De Minerva

Para Julia

Asunto: Y sube más

Dejo el tema chaqueta, para según qué cosas, es usted muy cabezota.

Pero no lo estoy, tendré que ser más directa, tipo John: ¿Qué te hace sentir que no este contigo allí?

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De Julia

Para Minerva

Asunto: Caliente

Que quiero tenerte aquí. ¿Le vale así señorita Minerva?

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De Minerva

Para Julia

Asunto: Y un poquito más

Me vale señora Arango. No fue tan difícil.

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De Julia

Para Minerva

Asunto: Quemando

¿Dónde y como estas ahora mismo?

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De Minerva

Para Julia

Asunto: Y arder

En mi oficina, sola.

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- Uff- soltó el aire contenido, durante el último intercambio de correos y lo hizo, al ser consciente de que su mano, se posicionaba en su muslo. La princesa suele ser catapultada por Julia, y la niña mala también.

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De Julia

Para Minerva

Asunto: Mi niña es fuego

Es mi mano y son mis dedos, Minerva. Siento deseos de ti todo el tiempo.

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Conseguido, Minerva dejaba salir a pasear a su princesa y la otra niña, se prestaba al juego iniciado por Julia. Era sumamente caliente, dejarse llevar por ella a través de unas letras. Arder junto a ella, estando a miles de kilómetros, con el siempre excitante morbo de no saberse sola.

Pero no todo era Julia y sus deseos compartidos. Al medio día, como había quedado, acudió a su cita con su madre. Por suerte en su casa, ese día no almorzaban ni su padre ni su hermano menor. Aunque, no sabia bien, si esas ausencias eran suerte o no. La cara de su madre recibiéndola, era un aviso. A Mama, no parecía haberle sentado bien el cotilleo escuchado sobre su hija.

Se saludaron como siempre, su madre le puso al tanto, de donde estaban su padre y hermano, y nada más servir el vino, llegó lo que tanto temía Minerva.

- ¿Qué tal Menorca?- le preguntó su madre, probando el vino sin apartar la mirada de su hija. Y Minerva lo tuvo claro, su madre se enfadaría mucho más, si se iba por la tangente.

- Lo sabes- contestó Minerva escondiéndose tras la copa de vino. La mirada de su madre estaba siendo cristalina y esto no había hecho más que empezar.

- Lo sé...si. Desde antes de ayer que lo sé y cariño, aún no he sido capaz de encontrarle una explicación. Ya no es que lleves semanas pérdida y que a mi, se me estén acabando las excusas con tu padre. No, es que además, mi hija me hubiese llamado en cuanto la hubiesen invitado a ese tipo de gala. Pero mira por donde, ni una llamada tengo de mi hija de ese día y después me vengo a enterar de quien la invito y cariño, la sangre la tengo sin circularme desde ese día.

Últimamente Minerva no paraba de sentirse igual. Las informaciones no le llegaban de a poco y con cariño para amortiguarlas. En verdad, le llegaban a disparos y sin chaleco antibalas que la protegiese.

Dispuesta a subirse el ring que su madre había montado, dejo la copa de vino en la mesa y sonrojándose, se cubrió la cara. Tocaba ser sincera con Mamá y sabia de antemano la reacción de ésta.

- Mientras te vas quitando la tontería con esa mujer, a tu Padre no le diremos ni media.

- No es ninguna tontería, Mama y aunque no te guste, seguiré viéndola.

Obvio, tras la lucha en el ring con su madre, Minerva necesitaría de sus amigas, aunque los correos de Julia, también le ayudaron.

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De Julia

Para Minerva

Asunto: Escapada.

Pincha en el enlace que te envío, es una casa perdida por lo mejor de Mikonos, dime si la quieres para unos días o simplemente la compro.

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Un mundo para ella, pero un mundo un pelín difícil.

Aunque frente a sus amigas, sin máscaras ni caretos, terminó confesando en voz alta, lo que su princesa cada vez le gritaba más.

- No conseguirán que me avergüence, por sentir que necesito una mujer fuerte y segura junto a mi y Julia, es esa mujer.