Desvíos "Escondidas" 5

Sentada en la butaca presidencial de la mesa de juntas, a piernas cruzadas como lo estaban sus manos, Esther sonreía sumamente cansada, al personal que abandonaba la Sala. Bastaba conocerla un poco, para saber que sonreía llena de orgullo, por ese personal. Hombres y mujeres, que en días se habían dejado la piel como ella misma, para que todo se solucionase a la mayor brevedad posible.

Parado a su lado, el fiel conductor que sustituyera en sus funciones a Raquel, de mediana edad y avispado, la miraba de reojo, esperando ordenes.

- Cuando quieras puedes marcharte Manu- le ofreció Esther, sin romper su postura. Tan cansada, que parece pegada a esa butaca.

- La entendí a la primera vez que me lo dijo.

- Jajaja, no quiero que Mamen se queje de que te exploto.

- Lo hará igual, es mujer jajaja. ¿Sabe? Los veo marcharse, la veo a usted, me imagino a la Inspectora esperándola y pienso. Esta parte el ciudadano no la ve. Seguro la vieron salir en las noticias y piensan, aparece para la foto y listo. No se pueden imaginar los días que lleva.

- Llevamos, Manu. Ronald Reagan dijo; la política se supone es la segundo profesión mas antigua. Me he terminado dando cuenta, de que tiene un gran parecido con la profesión más antigua.

- No se si me gusto esta cita suya.

- Jajaja, vete a casa.

- No, mejor la llevo y entonces me voy. Entre usted y la inspectora, permítame, pero gana ella, no es tan cabezota como usted.

- Uhm- suspiro agotado, pero necesario para tomar fuerzas, descruzar sus largas piernas y ya de pie, apretar el fuerte brazo de Manu- Siendo así...os lo tendré que agradecer a ambos.

Dispuesta a marcharse, Manu le echa una mano, recogiendo sus maletines, mientras la Inspectora, abre otro botellín de cerveza y atienda una nueva llamada de casa.

- ¿Qué hay Fer?

- Joder Maca. Apenas he hablado con él unos minutos y me ha cabreado. No hace mas que presionarme y yo aun no he decidido que hacer. Te digo, lo esta llevando a una lucha entre Mama y él.

- Sabes que tu madre respetara la decisión que tomes, no hay lucha posible.

- ¿Esta contigo?

- No llego aun. ¿Quieres que te llame cuando llegue?

- Estará cansada, pero es que lo mismo la llama él, diciéndole que le he contestado.

- Genial, ¿que le has dicho?

- Pues...que si voy a Estados Unidos es por mis estudios, no para vivir con el. Me he pasado un poco, pero joder

- Joder, eso digo yo. Hay que joderse Fer. Entonces si que la va a llamar.

Desde luego el fin de semana, deseado durante meses, no se presentaba como un camino de rosas, mas bien de espinas. Primero la tragedia de las inundaciones, después Natalia, su ex, con quejas y protestas, porque estando el niño con ella, se iba a pasar el finde con la presidenta y el niño se quedaría, según sus palabras- con extraños- y ahora Fer y su padre. Tranquilizó al chaval lo que pudo y se dejo caer vencida en el sofá. Por lo menos disfrutarían de una noche, mañana a saber si podrían continuar o no en ese especial escondite.

Pero las espinas pinchan y algunas se te quedan enterraitas en tu piel, a la llamada de Fer, le continuó una mucho menos agradable. Fernando padre, ex de Esther y molestoso como un grano en el culete.

- Maca, Esther no me contesta por eso te llamo a ti. ¿Puedo hablar con ella?

Largo suspiro que disimulo tapando el móvil, Fer no se había equivocado y a Fernando padre le había faltado tiempo para llamar.

- No llego aún.

- Pues no me coge el teléfono.

- Porque no podrá. ¿Es importante?

- Cosas nuestras y de nuestros hijos.

- Ya- cansada, la Inspectora no quiso caer en la provocación que sus palabras posesivas significaban, pero el-ya-salió envenenado de su garganta. Cansada y deseando ver llegar a Esther, no murmuro hay que joderse, pero poco le falto y finalmente, opto por cortar por lo sano- ¿Sabes Fernando? Esther llegara muy cansada, le digo que le has llamado y mañana se pondrá en contacto contigo, que tengas un buen día- sin esperar contestación colgó y tiró el móvil en el sofá- Y ahora vuelve a llamarla quejándote también de mi, pedazo de...- se mordió la lengua. Fernando sería un molesto grano en su culo el resto de su vida, no en vano era el padre de los dos hijos de Esther. Y desde luego no, no valía la pena darle mas protagonismo, del que ese parentesco ya le daba.

Como había dejado caer el móvil en el sofá, se dejo caer ella y en poco, el cansancio le hacia quedarse dormida, frente a la chimenea.

Minutos mas tarde, así se la encontraba la presidenta. Quien dudo, en ir directa al baño y después despertarla o hacer lo que verdaderamente le apetecía. Quitarse las botas, las medias y acoplarse cuan larga es, junto a la Inspectora. Los brazos de ésta, aun dormida, pronto la envolvieron haciéndola sonreír.

Entre sus brazos cerro los ojos suspirando. Por fin llegaba este justo momento. La política quedaba fuera de esas paredes, la madre se quedaba parapetada entre esas mismas paredes esperando que todo en casa estuviese bien y la mujer, recuperaba el protagonismo perdido ante las otras dos.

Se dio unos minutos de plazo, para disfrutar del callado abrazo, después, esa mujer, se levantaría pese al cansancio acumulado, se daría un baño y por una noche, después de muchos días, se permitiría disfrutar de un buen vino, una cena y como no, de la mujer que la abraza despertándose.

- Hay que joderse- murmuro no creyéndose tenerla pegada a ella y se dejo aprisionar por la larga pierna de la Presidenta y a nada, ya aspiraba su aroma, renovando el recuerdo.

- Cariño no esperaba un... se me ocurre que vas a llegar distinta, no exactamente más linda, ni más fuerte, ni más dócil, ni más cauta, tan solo que vas a llegar distinta.....pero tampoco un... hay que joderse.

- ¿Gabriel Mistral?- pregunto la Inspectora, sin verdadero interés. El interés estaba en hacer sonreír a la cansada presidenta. Bastaba jugar con su propia ignorancia, elevarse en el sofá y llenarse de placer, al verla moverse como ella solo sabe bajo su cuerpo. Después acoplarse encima de ella, con extremo cuidado y disfrutar de sus verdes ojos a placer y de su pierna, nuevamente rodeándola. Cara a cara, cuerpo a cuerpo, sonreía mientras sus ojos navegaban entre los ojos verdes de Esther y sus labios.

- No- contesta Esther con sus ojos navegando con el mismo rumbo que los de la Inspectora. Pronto su mano deja de estar quieta en la cintura de ésta y sube de a poco, buscando terminar en su cuello.

- ¿Neruda?-encantada la Inspectora prosigue la adivinanza, la mano de Esther, su piel, su calor y su suavidad ya están en su cuello. La cuenta atrás esta iniciada, en nada, esa mano tirara de su cuello, ella se dejara llevar y la apetecible y deseada boca que ahora mira de forma fija, sera suya.

- No

- ¿Lorca?

- Jajaja, no...Hola cariño.

Tres, dos, uno y cero. La presidenta deja de sonreír, cierra los ojos, humedece sus labios, realiza una mínima presión y obtiene lo que quiere. El beso anhelado por días, que las enreda escondidas en una pequeña casa de la sierra de Madrid.