Minerva
pregunto sin realmente esperar una larga contestación. A fin de
cuentas, así era Julia, la mujer de pocas palabras. Pero algo había
cambiado esa noche, no tanto para Minerva, como si lo había sido
para Julia.
Mirando
aún sus manos unidas en su cintura, Julia suspiró, hilando un
resumen, que satisficiera a Minerva.
-
Soy hija de hosteleros, desde pequeña corretee por un mesón lleno
de camioneros y turistas en ruta. Pero mi pasión siempre fueron los
números- comenzó así su resumen y sintió como la rápida
respuesta sorprendía a Minerva, pero no la dejo soltarla, hizo que
sus manos continuarán ahí, cerrando el abrazo sobre su cintura- me
pasaba horas encerrada frente al ordenador. Cuando mi padre nos
abandono y se marchó con su nueva familia, quedamos plagadas de
deudas que todos esos años el había acumulado a nuestra espalda. Mi
madre y yo misma, eramos la responsable legales. Por suerte mi
madre logró traspasar el mesón y saldar muchas de esas deudas,
guardando un pico para nuestra subsistencia. Parte de ese pico, el
día que cumplí dieciocho años, lo invertí en bolsa, triplicando
su valor. Y así continúe, hasta que Victoria se fijó en mi y puso
en mis manos, cantidades ingentes de dinero. No te puedes hacer una
idea de cuanto disfrute jugando con ese dinero.
Julia
realizó una pausa en su relato y Minerva deshizo el abrazo. Un sólo
nombre en todo lo contado, provocaba en ella un maremoto de
sentimientos. Sus sospechas empezaban a ser confirmadas, y aunque no
le iba a gustar conocer la verdad, era hora de conocer, porque el
vestidor de Julia en Menorca era compartido con tan odiosa mujer.
¿Sería como Grey? ¿La malvada que había roto a una jovencísima
Julia? La respuesta a esa pregunta, sólo Julia la tenía.
Que
el abrazo ya no existiera, hizo que Julia se girase y totalmente
serena, como hacia días no se encontraba, avanzó hacia Minerva,
hasta acorrarla contra la pequeña barra.
-
Oh no, vas a seguir hablando. Posees una voz de lo más seductora y
apenas la utilizas- le dijo Minerva, dejándose atrapar por sus
fuertes brazos. Brazos que la alzaron con su ayuda, hasta quedar
sentada en la pequeña barra- Nada de tocarme, es hora de hablar.
-
¿Que ocurre si hago las dos cosas a la vez?- pregunto Julia
divertida. Con Minerva las cosas no tenían un sólo modo de hacerse.
Con ella todo era mezcla, placer, suavidad, pasión, ternura y
siempre, diversión. Podía como ahora, intentar resumirle aquello
que marcó su vida, a la vez buscar su cuerpo con el deseo que por
ella siempre sentía y divertirse, jugando con ella.
-
Ocurre que- trataba de explicarse Minerva, pero las manos de Julia
comenzaban a buscar, como siempre, sus cachas- Stop- detuvo sus
manos, sentándose en ellas y la sonrisa divertida de Julia, por poco
le hace olvidar a Victoria, mesones y demás- Me encantas así de
juguetona, pero necesito saber, ¿si?- con las manos de Julia
retenidas bajo su culo, Minerva buscó su cara, anclandola a una
respuesta necesitada.
-
Uhm- dudo Julia, había una parte que se saltaría a propósito-
gracias a los incentivos que obtuve trabajando para ella, conseguí
emprender mi propia sociedad, pero comencé jugando en primera
división, así que necesite de Victoria. Por eso, tiene el veinte
por ciento de mi sociedad.
-
Bien,¿ y?- tomó nota Minerva, pero insistió buscando la respuesta
más esperada.
-
¿Y?- jugó con ella nuevamente Julia, haciendo chocar sus narices.
-
Jajaja, no seas mala y responde. Sabes de sobra que es lo que quiero
saber- repidio Minerva, dejandole libres las manos.
-
Fue mi primera mujer y de eso hace muchos años- contestó Julia, y
sus manos, pronto olvidaron el peso al que habían sido sometidas,
para atrapar la cintura de Minerva, haciéndola pegarse a ella.
-
No hay forma contigo, ¿y el vestuario?- para Minerva no era
suficiente.
-
Aja- prosiguió Julia- le gusta mucho mi casa de Menorca y suele
frecuentarla bastante más a menudo de lo que yo lo hago.
-
¿La compraste para ella?- pregunto Minerva, recordando uno de los
correos compartidos entre ellas. Julia y su extrema generosidad.
-
Si- escueta, contestó Julia. Aunque lo hizo sonriendo, tenerla así
sujeta sin ningún ánimo sexual, le hacía sentir maripositas
extrañas en su interior, coquetear con ella, aumentaba la sensación.
-
Por eso no me gustó nada, fíjate no le hallaba explicación, ahora
ya la tiene.
-
Uhm...¿y?- pregunto con una fuente de maripositas. Sentirlas era
refrescante y se dedicó, a estimularlas, jugando con su nariz, con
su vestido y con toda ella.
-
Jaja ¿y? A cenar tu pollo con arroz, después ya...pues...puede, que
por portarte bien...pues- encantada con la Julia más juguetona,
Minerva se dejaba querer, soñando con que nada, enturbiase esa
noche.
-
Puede no, hable muchísimo- convencida, Julia daba rienda suelta a su
omnipresente deseo por Minerva.
-
Que si, por eso verás mi especial cuarto de revelado- solo pensar en
como había preparado su cuarto de revelado, ya excitaba a Minerva,
sumarle los besos de Julia por su cuello, era para olvidarse, de
vuelos desde Nueva York, Victorias y pollos con arroz.
-
Oh...también conocido como cuarto rojo- dijo Julia, sorprendiéndola.
De toda la trilogía de Cincuenta sombras de Grey, el cuarto rojo era
lo mas pasional.
-
¿No era que no habías leído el libro?
-
Jajaja, se agotó el tiempo de preguntas y respuestas señorita
Minerva.
-
Señora Arango es usted lo peor.
Un
firme y sensual beso, puso fin a la conversación, para que ambas,
ahora conversando sobre esto y aquello, terminarán de preparar la
cena para Julia.
Y
una vez cenó, Minerva la abandonó unos minutos, para después
llevarla de la mano, hacia su promesa. Un especial, cuarto rojo.
odeio victoria
ResponderEliminarEse coqueteo entre las dos resulta de lo mas sensual y excitante..y la señora Arango ahora casi me gusta mas..se enamoro y se volvio mortal..ademas de super-atractiva...mas aun de lo que era...
ResponderEliminarY que decir de Minerva..que poco a poco esta conquistando a esta seductora mujer a base de cariño y paciencia....
Uno de tus mejores relatos Gemo....me encanta......
Divina-Wilson
Estoy totalmente de acuerdo con la Dama arriba, es uno de tus mejores relatos... Desde Yo Soy Esther, nada me tiene tan engachada.
ResponderEliminarGracias....mi gemo
beijos
.... LA DIOSA DEL ''DESEO'' SE VUELVE MÁS Y MÁS VULNERABLE...¿ POR MUCHO TIEMPO?....¿ TODO POR AMOR?...AÚN DEBERÁ SEGURO LUCHAR MÁS CONSIGO MISMA..AUNQUE AL FINAL SEGURO GANARA EL CORAZÓN...SIEMPRE LO HACE..
ResponderEliminarA MI TAMBIÉN ME FASCINA ESTA HISTORIA .....ESCRITORA...
GRACIAS.........