jueves, 10 de octubre de 2013

Acelera, un poco más...17


La vida es como una jarra helada de cerveza. Hay quien se la toma de un trago y no deja que la jarra necesite de portavasos, para que las impertinentes gotas que desprende al derretirse, no te salpiquen la ropa. Los hay, que se relamen los labios, cuando la ven bien heladita en la mesa y pasan al momento a ignorarla, para acordarse de ella, cuando el portavasos esta inundado y si, se acaban salpicando la ropa. Y los hay, que la ven llegar, con ese blancucino color, y los ojos le chispean alegres, se relamen los labios anticipándose a lo fresquita que estará y la prueban y beben a sorbitos, disfrutando de la espuma, el frescor y hasta de las gotas que salpiquean.

Todas las formas de tomarla son lícitas, pero sin duda, yo me quedo con la última a sorbitos y a poder ser, en buena compañía.

La buena compañía era Tony, lo era su hermana si acudía y lo era Lucia, mi niña morena.

Pasa cuando tomo una decisión, si digo que quiero disfrutar, trató de hacerlo y por eso, me cargue de energía y buen rollo.

La ropa elegida para esa noche ayudó. Otro pañuelo hippie a modo de falda y una simple camiseta de tirantes.

- Esto no tiene nada de simple, nena.

Esos fueron mis ánimos, al contemplarme en el espejo. En verdad la camiseta me hacía un pecho de lo más, sugerente. Pequeñito pero resalton y vaciletas. ¿Cómo no si es mío?

Al comenzar a maquillarme, caí en la cuenta, de que Lucía no tendría maquillaje. El único del que disponíamos, era el de mi minineceser de emergencia, que siempre viaja al fondo de mi bolso. Dos toques en mi puerta, y Lucía me lo confirmaba.

- Enteradilla, ¿tienes maquillaje? Vaya preguntas hago, siendo lo que anuncio eres, debes tener, ¿no?

Silencio, sush. No le contesté de primeras, mi lado gamberro me pidió jugar con su paciencia y mare, que poquita tiene.

- Motera, ¿estas?

- Jajaja, estoy si.

- Pues abre, risitas.

- Estoy acumulando adjetivos.

- Abre

- Voy

- Vamos

- Ay

- Jajaja, dios en verdad eres una flojeras, si. ¿Quieres abrir ya?

Fácil fue obtener unas buenas risas a consta de su poco paciencia. Deje el lápiz labial sobre el lavabo y ahora si, me dispuse abrir. Nada más abrirla, perdí un suspiro y me robaron un beso.

- Eres lo peor- me dijo Lucia, ignorando mi paralización y siguió ignorándola, cuando busco mi mejilla y dejó un medio beso-bocado, antes de irse directa al baño.

"Palas, carguen a doscientos" "Fuera""Carguen a trescientos""Fuera" "No reacciona Doctor" "La perdemos, carguen a trescientos cincuenta" " Fuera" "Hay pulso, Doctor hay pulso""Dejen las palas cerca, puede que volvamos a necesitarlas"

A sorbitos, la vida hay que bebérsela a sorbitos y aunque mi niña morena, provocase que se me parase el pulso, no iba a dejar de hacerlo. Siguiente chupito, baño de esa habitación. Apenas unos pasos hasta él y otra canción que se coló en mi especial tocadiscos.

" Tenía el alma desecha por dentro, por un amor que me dejó seco, tardé en curar la herida que me hizo bajo mi pecho. Estaba indefenso, pero llegaste tu lanzándome un beso, agitaste los sentidos de mi cuerpo, fundiste tus labios con la punta de todos mis dedos"

Porque Lucía es como un volcán, calienta gases a millones de grados en el subsuelo, hasta que por propia física convulsionan y salen a la tierra arrasando.

Apoyada en la puerta del baño, la contemple maquillarse, sin que ella se intimidara. Había regresado la Lucía que más loca me volvía, la extremadamente segura de si misma.

Maquillo sus ojos, jugando con ellos para mi, a través del espejo. Pinto sus labios inventando un beso volado, que rebotó en ese espejo y me hizo cerrar los ojos, deseando el verdadero impacto de esos labios en los míos y después fue ella quien los cerró, para espolvorearse el rostro, sin dejar de sonreír.

- No me quedo bien.

La escuche quejarse de su pelo y mare. ¿Qué había mal en esa matita? Se había hecho la raya al lado, y a mi me parecía aún más bonita.

"Vayan cargando a doscientos, viene parada"

No le extrañó mi silencio, ni por supuesto mi embobamiento, estoy segura de que lo disfruto. Porque dispuesta a rematar su pelo, cogió el secador y cantó a lo Paulina Rubio frente a un gran ventilador. Claro que, la versión de Lucia fue muchísimo mejor y yo, fui la espectadora de excepción.

- La vida en un segundo no pasa tan deprisa, por si acaso disfruta corre que me da la risa.

Canto por Estopa ante mi estallido en carcajadas, pero mi tocadiscos, no continuaba su canción, sino la mía.

"Tómame de los pies a la cabeza, porque quiero ser la lava que derrama tu volcán de miel, bésame, tápame la boca con tu boca porque quiero arder"

Venía de probar una miel que se me agrio en lo más profundo de mi. Pero Joder, la miel que salga del volcán que es Lucia, debe ser la mar de dulce. Porque ese cuerpo y esa carita, no pueden contener más que una miel de dulzor infinito.

- Vamos Motera

- Ya estamos

- Jajaja, eres...eres...

"Trescientos, el volcán está a sólo un palmo"

- Soy lo peor, see.

"Trescientos cincuenta, es sólo un farol"

Y tanto, que las piernas me siguieran sosteniendo cuando Lucía se giró y cambio directita hacia mi fue un triunfo. Pero cuidado, no se me pararon los pulsos. Empezaba acostumbrarme a que me robara los besos y en esta ocasión, me limite a esperarlo y si, bebérmelo de un sorbito.

Diferente, a cuando en completa soledad, subimos al ascensor. Face to face, sin nada donde esconderse y sin máquina de reanimación.

"Ay niña, que malaje eres"
 
 
 
 
 

1 comentario:

  1. quiero mássssssssssss PORFAVOOOOOOOOORRRRRRRRRRR

    graciassssss ÉSTE par está que se salennnnnnnnnn

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