La
vida es como una jarra helada de cerveza. Hay quien se la toma de un
trago y no deja que la jarra necesite de portavasos, para que las
impertinentes gotas que desprende al derretirse, no te salpiquen la
ropa. Los hay, que se relamen los labios, cuando la ven bien heladita
en la mesa y pasan al momento a ignorarla, para acordarse de ella,
cuando el portavasos esta inundado y si, se acaban salpicando la
ropa. Y los hay, que la ven llegar, con ese blancucino color, y los
ojos le chispean alegres, se relamen los labios anticipándose a lo
fresquita que estará y la prueban y beben a sorbitos, disfrutando de
la espuma, el frescor y hasta de las gotas que salpiquean.
Todas
las formas de tomarla son lícitas, pero sin duda, yo me quedo con la
última a sorbitos y a poder ser, en buena compañía.
La
buena compañía era Tony, lo era su hermana si acudía y lo era
Lucia, mi niña morena.
Pasa
cuando tomo una decisión, si digo que quiero disfrutar, trató de
hacerlo y por eso, me cargue de energía y buen rollo.
La
ropa elegida para esa noche ayudó. Otro pañuelo hippie a modo de
falda y una simple camiseta de tirantes.
-
Esto no tiene nada de simple, nena.
Esos
fueron mis ánimos, al contemplarme en el espejo. En verdad la
camiseta me hacía un pecho de lo más, sugerente. Pequeñito pero
resalton y vaciletas. ¿Cómo no si es mío?
Al
comenzar a maquillarme, caí en la cuenta, de que Lucía no tendría
maquillaje. El único del que disponíamos, era el de mi minineceser
de emergencia, que siempre viaja al fondo de mi bolso. Dos toques en
mi puerta, y Lucía me lo confirmaba.
-
Enteradilla, ¿tienes maquillaje? Vaya preguntas hago, siendo lo que
anuncio eres, debes tener, ¿no?
Silencio,
sush. No le contesté de primeras, mi lado gamberro me pidió jugar
con su paciencia y mare, que poquita tiene.
-
Motera, ¿estas?
-
Jajaja, estoy si.
-
Pues abre, risitas.
-
Estoy acumulando adjetivos.
-
Abre
-
Voy
-
Vamos
-
Ay
-
Jajaja, dios en verdad eres una flojeras, si. ¿Quieres abrir ya?
Fácil
fue obtener unas buenas risas a consta de su poco paciencia. Deje el
lápiz labial sobre el lavabo y ahora si, me dispuse abrir. Nada más
abrirla, perdí un suspiro y me robaron un beso.
-
Eres lo peor- me dijo Lucia, ignorando mi paralización y siguió
ignorándola, cuando busco mi mejilla y dejó un medio beso-bocado,
antes de irse directa al baño.
"Palas,
carguen a doscientos" "Fuera""Carguen a
trescientos""Fuera" "No reacciona Doctor"
"La perdemos, carguen a trescientos cincuenta" "
Fuera" "Hay pulso, Doctor hay pulso""Dejen las
palas cerca, puede que volvamos a necesitarlas"
A
sorbitos, la vida hay que bebérsela a sorbitos y aunque mi niña
morena, provocase que se me parase el pulso, no iba a dejar de
hacerlo. Siguiente chupito, baño de esa habitación. Apenas unos
pasos hasta él y otra canción que se coló en mi especial
tocadiscos.
"
Tenía el alma desecha por dentro, por un amor que me dejó seco,
tardé en curar la herida que me hizo bajo mi pecho. Estaba
indefenso, pero llegaste tu lanzándome un beso, agitaste los
sentidos de mi cuerpo, fundiste tus labios con la punta de todos mis
dedos"
Porque
Lucía es como un volcán, calienta gases a millones de grados en el
subsuelo, hasta que por propia física convulsionan y salen a la
tierra arrasando.
Apoyada
en la puerta del baño, la contemple maquillarse, sin que ella se
intimidara. Había regresado la Lucía que más loca me volvía, la
extremadamente segura de si misma.
Maquillo
sus ojos, jugando con ellos para mi, a través del espejo. Pinto sus
labios inventando un beso volado, que rebotó en ese espejo y me hizo
cerrar los ojos, deseando el verdadero impacto de esos labios en los
míos y después fue ella quien los cerró, para espolvorearse el
rostro, sin dejar de sonreír.
-
No me quedo bien.
La
escuche quejarse de su pelo y mare. ¿Qué había mal en esa matita?
Se había hecho la raya al lado, y a mi me parecía aún más bonita.
"Vayan
cargando a doscientos, viene parada"
No
le extrañó mi silencio, ni por supuesto mi embobamiento, estoy
segura de que lo disfruto. Porque dispuesta a rematar su pelo, cogió
el secador y cantó a lo Paulina Rubio frente a un gran ventilador.
Claro que, la versión de Lucia fue muchísimo mejor y yo, fui la
espectadora de excepción.
-
La vida en un segundo no pasa tan deprisa, por si acaso disfruta
corre que me da la risa.
Canto
por Estopa ante mi estallido en carcajadas, pero mi tocadiscos, no
continuaba su canción, sino la mía.
"Tómame
de los pies a la cabeza, porque quiero ser la lava que derrama tu
volcán de miel, bésame, tápame la boca con tu boca porque quiero
arder"
Venía
de probar una miel que se me agrio en lo más profundo de mi. Pero
Joder, la miel que salga del volcán que es Lucia, debe ser la mar de
dulce. Porque ese cuerpo y esa carita, no pueden contener más que
una miel de dulzor infinito.
-
Vamos Motera
-
Ya estamos
-
Jajaja, eres...eres...
"Trescientos,
el volcán está a sólo un palmo"
-
Soy lo peor, see.
"Trescientos
cincuenta, es sólo un farol"
Y
tanto, que las piernas me siguieran sosteniendo cuando Lucía se giró
y cambio directita hacia mi fue un triunfo. Pero cuidado, no se me
pararon los pulsos. Empezaba acostumbrarme a que me robara los besos
y en esta ocasión, me limite a esperarlo y si, bebérmelo de un
sorbito.
Diferente,
a cuando en completa soledad, subimos al ascensor. Face to face, sin
nada donde esconderse y sin máquina de reanimación.
"Ay
niña, que malaje eres"
quiero mássssssssssss PORFAVOOOOOOOOORRRRRRRRRRR
ResponderEliminargraciassssss ÉSTE par está que se salennnnnnnnnn