"Camino
de rosas, para quien lo sabe. Camino de espinas pa'el que llega
tarde. Camino despacio, que todo me asombre. Después de esta cita,
me aprendo tu nombre."
Cuantas
veces habré tenido con mi madre la misma conversación, no creyendo
en ellas, las "palpitaciones", y cuanta razón debo darle
ahora.
-
Valeria cariño, llevo toda la mañana con una palpitación que...deja
la moto y vuelve en autobús.
-
Mami, son apenas dos gotas las que están cayendo.
-
Valeria, por favor.
Y
sin por favor, aquel día me metí una de las hostias más gordas que
me he dado en moto.
-
Valeria cariño, no digo yo que sea mala niña, pero tiene una forma
de mirar y luego como habla, no se...me da como una palpitación
cuando la veo.
-
Vamos Mami, sólo son celillos. Que te crees que me vas a perder,
pero no hay caso.
Esa
fue la hostia más grande que me metí en la vida, mi niña malvada y
sus bajas camas.
Alguna
más hay, pero lo cierto, es que hoy por primera vez, yo las sentí y
como no he consultado el móvil, hasta puede que mi madre las haya
sentido.
La
sentí, cuando Lucía dejó de besarme y suspirando se abrazó a mi.
No
es la reacción normal cuando tú misma dices- Es una locura- la
locura se vive y disfruta. La adrenalina se te dispara y no puedes
imponerte nadar contra corriente. Pero Lucía detuvo el beso,
conteniéndose e incluso, me pareció sentir que se regañaba por
ello.
Como
era mi sueño, como mi madre aún iba por la primera escalera para
despertarme y como no me daba la gana marearme, y sólo quería
dejarme llevar, tire del humor para romper el extraño abrazo que
habíamos creado.
-
¡Al agua!
Con
ese grito de guerra, deshice el abrazo y la lance al agua y una
chorradilla de juego como es el de "la llevas" rompió la
tensión, y como crías nos correteamos por el agua, dejando atrás
ese cálido beso que me robó.
Pero
ahí sólo sentí la primera, tiradas sobre un gran pañuelo, Lucía
me habló de su Estudio de Arte y quiso mostrarme fotos. Venía la
segunda.
Cogió
su móvil como si nada, pero fue encenderlo y éste comenzó a emitir
todo tipo de señales, estaba claro que mi niña morena, manejaba
toda clase de sistemas de comunicación. Cuando activó la pantalla,
debió acordarse de la imagen que tenía puesta como papel tapiz, y
sus dedos volaron sobre la pantalla, queriendo que yo no la viese.
¿Enteradilla?
Bastante. ¿Espabilada? Muy poco. Cualquier otra persona, habría
dispuesto de tiempo suficiente, para ver si a Lucia le abrazaba un
hombre o una mujer, yo sólo vi lo increíblemente guapa que se veía
en esa foto.
"Que
vengo de mucho sufrir y ni así, aprendo"
Tuve
que hacer un verdadero esfuerzo para mirar las fotos que después me
mostraba. Porque la foto donde tan guapa la vi, me dejó un poquito
desconsolada. Lucía no estaba en mis mismas condiciones, alguien más
había y eso, comenzaba a ser un hecho.
No
hay dos sin tres. Y la tercera, no me dejó un poquito desconsolada,
literalmente me dejó temblando.
Fue
ella quien sugirió un pequeño Hostal, para poder ducharnos y
cambiarnos de ropa. Lo conocía de sus veranos a que su Tía Trini, y
aunque eran competencia directa de su Tía, ambas familias se
llevaban muy bien.
Como
siempre que caminábamos, nuestras manos parecían buscarse y el
contacto piel a piel, no incomodaba a ninguna de las dos. Pero a las
puertas de recepción, Lucía comenzó a transformarse. Ella que
hasta ahora había demostrado una seguridad aplastante, se transformo
en una chiquitilla dubitativa, de verborrea frenética.
-
Es pequeño, pero muy coqueto y la familia que lo lleva, pues son
como mi Tía, trabajadores incansables. También se come genial y las
vistas de las habitaciones del fondo, son únicas. Pero no se,
también podríamos haber ido a otro lado o haber pasado de la ducha
o...o...dios...ayúdame
-
Jajaja. A mi me apetece una ducha y en un Hostal, seguro hay de eso.
No te comas la cabeza y vamos.
-
Hey, esa frase es mía.
-
Pues deja de pensar y dímela como has hecho hasta ahora.
-
Enteradilla. Ya te has puesto enteradilla.
-
Jajaja
Nuevamente
el humor, nos sacaba del paso. Pero el paso dado en verdad, me
llevaba al más temido abismo. Dentro del Hostal, deje que ella
avanzase primero. Dos palpitaciones habían sido suficientes, para
tomar una decisión. Si me iba a dar un hostiazo, no seria yo, quien
guiase la mano hacia mi cara, que lo hiciera mejor la dueña de esa
mano, que la carita la iba teniendo preparada.
Lucía
llegó a recepción y la chica que la atendía pronto la reconoció.
Y vinieron los clásicos; ¿Como esta tu familia?, la mía bien, ¿que tal
el verano?, más gente pero menos consumo, y esto y aquello. Lo
típico y normal.
Yo
las deje que se pusieran al día y fuesen corteses, entreteniéndome con
los panfletos que por allí había dispuestos. Rutas en Kayak,
senderos, parapente, rutas a caballo y stop. Mi cerebro funciono como
las búsquedas que realiza google, por palabras claves; ¿habitación,
doble o sencilla?
-
Ay Lucia, de haberlo sabido te habría reservado. Me queda una de
matrimonio y tengo varias sencillas. Lo que queráis.
"Nino,
nino, nino" Todas las alarmas de emergencia se reprodujeron en
mi cabeza. Mentiría si no dijera que el tipo de habitación me daba
exactamente igual. No llegue a ese Hostal, con otra intención que no
fuera la de disfrutar del agua dulce, pero para Lucia en cambio,
parecía que esa pregunta equivalía a estar a las puertas del Cielo,
con San Pedro haciéndole un interrogatorio para saber si le abría
las puertas o se las cerraba de golpe.
Ante
mis ojos, mi niña morena volvía a transformarse y se empequeñecía
a la par, que mi tercera palpitación, se hacía más y más
insoportable. Fueron sus ojos mirándome y pidiéndome auxilio, los
que me dieron el arrojo suficiente. Mi niña morena, puede ponerse
nerviosa, por evidenciar ante una conocida, su intimidad conmigo, una
desconocida. Pero sus ojos se mostraban tan limpios, que pude ver en
ellos, su esfuerzo por no herirme.
-
Dame la mía, muero por una ducha.
Me
adelante a la elección, sencilla para las dos y..."Mare, no me
sonrías así niña, tenme un poquito de piedad"
Lucía
me miro de una forma, tan sumamente profunda que me olvide de todo,
menos de una cosa. Lucía es hetero.
Pase
del ascensor y subí saltando de dos en dos los escalones.
"Hetero""Hetero"'Hetero". Tres palpitaciones
y una obviedad. Lucía era hetero como lo era mi niña malvada cuando
la conocí.
¿Que
clase de castigo estaba yo recibiendo?
Abrí
con prisas la habitación, tire nuestro bolso, y me fui al pequeño
balcón. Necesitaba aire y mira que casualidad, ahora si había
gaviotas cruzando el cielo.
No
es tan cabron cómo lo pintan. Supongo que por situaciones como la
que yo estaba viviendo, siempre defenderé al destino. El muy hijo
puta, me estaba dando otra oportunidad de elegir. ¿Continuar o
detenerse?
"Querida
Tauro, lo que dices y piensas lo llevas hasta el final. No cambias tú
opinión y no eres manipulable, aunque eso irrite a muchos".
Una
vez, baje una pendiente con la moto. Rocas, gravilla y una
espectacular bajada, que si, acabaron en hostiaza, pero...¿y lo bien
que me lo pase bajando?
Estaba
claro, yo soy de acelerar y esa fue mi elección.
"Soy
el comandante de tus pasos elegantes, el general de tus destinos, y
de tu boca el capitán. Y lo que más me asombra es que no ves ,que
cuando tu apareces niña, te convierto en ley.."
Conseguí ponerme al día con esta historia. Adoro como la motera nos lleva por lo que le esta ocurriendo y adorooo, a la motera, tiene un puntito, muy, muy.. Besos, Jayssel
ResponderEliminar...........ME GUSTA ESTA MOTERA...Y LO DE BAJAR PENDIENTES AUNQUE LA ESPERE ESA HOSTIA AL FINAL...Y ESA '''SU LEY'''
ResponderEliminarME ENCANTA ¡¡¡...PORQUE LE GUSTA PISAR EL ACELERADOR DE LA '''''''VIDA''''''' SIIIIIIII
GRACIAS...............