martes, 8 de octubre de 2013

Acelera, un poco más...16


"Camino de rosas, para quien lo sabe. Camino de espinas pa'el que llega tarde. Camino despacio, que todo me asombre. Después de esta cita, me aprendo tu nombre."

Cuantas veces habré tenido con mi madre la misma conversación, no creyendo en ellas, las "palpitaciones", y cuanta razón debo darle ahora.

- Valeria cariño, llevo toda la mañana con una palpitación que...deja la moto y vuelve en autobús.

- Mami, son apenas dos gotas las que están cayendo.

- Valeria, por favor.

Y sin por favor, aquel día me metí una de las hostias más gordas que me he dado en moto.

- Valeria cariño, no digo yo que sea mala niña, pero tiene una forma de mirar y luego como habla, no se...me da como una palpitación cuando la veo.

- Vamos Mami, sólo son celillos. Que te crees que me vas a perder, pero no hay caso.

Esa fue la hostia más grande que me metí en la vida, mi niña malvada y sus bajas camas.

Alguna más hay, pero lo cierto, es que hoy por primera vez, yo las sentí y como no he consultado el móvil, hasta puede que mi madre las haya sentido.

La sentí, cuando Lucía dejó de besarme y suspirando se abrazó a mi.

No es la reacción normal cuando tú misma dices- Es una locura- la locura se vive y disfruta. La adrenalina se te dispara y no puedes imponerte nadar contra corriente. Pero Lucía detuvo el beso, conteniéndose e incluso, me pareció sentir que se regañaba por ello.

Como era mi sueño, como mi madre aún iba por la primera escalera para despertarme y como no me daba la gana marearme, y sólo quería dejarme llevar, tire del humor para romper el extraño abrazo que habíamos creado.

- ¡Al agua!

Con ese grito de guerra, deshice el abrazo y la lance al agua y una chorradilla de juego como es el de "la llevas" rompió la tensión, y como crías nos correteamos por el agua, dejando atrás ese cálido beso que me robó.

Pero ahí sólo sentí la primera, tiradas sobre un gran pañuelo, Lucía me habló de su Estudio de Arte y quiso mostrarme fotos. Venía la segunda.

Cogió su móvil como si nada, pero fue encenderlo y éste comenzó a emitir todo tipo de señales, estaba claro que mi niña morena, manejaba toda clase de sistemas de comunicación. Cuando activó la pantalla, debió acordarse de la imagen que tenía puesta como papel tapiz, y sus dedos volaron sobre la pantalla, queriendo que yo no la viese.

¿Enteradilla? Bastante. ¿Espabilada? Muy poco. Cualquier otra persona, habría dispuesto de tiempo suficiente, para ver si a Lucia le abrazaba un hombre o una mujer, yo sólo vi lo increíblemente guapa que se veía en esa foto.

"Que vengo de mucho sufrir y ni así, aprendo"

Tuve que hacer un verdadero esfuerzo para mirar las fotos que después me mostraba. Porque la foto donde tan guapa la vi, me dejó un poquito desconsolada. Lucía no estaba en mis mismas condiciones, alguien más había y eso, comenzaba a ser un hecho.

No hay dos sin tres. Y la tercera, no me dejó un poquito desconsolada, literalmente me dejó temblando.

Fue ella quien sugirió un pequeño Hostal, para poder ducharnos y cambiarnos de ropa. Lo conocía de sus veranos a que su Tía Trini, y aunque eran competencia directa de su Tía, ambas familias se llevaban muy bien.

Como siempre que caminábamos, nuestras manos parecían buscarse y el contacto piel a piel, no incomodaba a ninguna de las dos. Pero a las puertas de recepción, Lucía comenzó a transformarse. Ella que hasta ahora había demostrado una seguridad aplastante, se transformo en una chiquitilla dubitativa, de verborrea frenética.

- Es pequeño, pero muy coqueto y la familia que lo lleva, pues son como mi Tía, trabajadores incansables. También se come genial y las vistas de las habitaciones del fondo, son únicas. Pero no se, también podríamos haber ido a otro lado o haber pasado de la ducha o...o...dios...ayúdame

- Jajaja. A mi me apetece una ducha y en un Hostal, seguro hay de eso. No te comas la cabeza y vamos.

- Hey, esa frase es mía.

- Pues deja de pensar y dímela como has hecho hasta ahora.

- Enteradilla. Ya te has puesto enteradilla.

- Jajaja

Nuevamente el humor, nos sacaba del paso. Pero el paso dado en verdad, me llevaba al más temido abismo. Dentro del Hostal, deje que ella avanzase primero. Dos palpitaciones habían sido suficientes, para tomar una decisión. Si me iba a dar un hostiazo, no seria yo, quien guiase la mano hacia mi cara, que lo hiciera mejor la dueña de esa mano, que la carita la iba teniendo preparada.

Lucía llegó a recepción y la chica que la atendía pronto la reconoció. Y vinieron los clásicos; ¿Como esta tu familia?, la mía bien, ¿que tal el verano?, más gente pero menos consumo, y esto y aquello. Lo típico y normal.

Yo las deje que se pusieran al día y fuesen corteses, entreteniéndome con los panfletos que por allí había dispuestos. Rutas en Kayak, senderos, parapente, rutas a caballo y stop. Mi cerebro funciono como las búsquedas que realiza google, por palabras claves; ¿habitación, doble o sencilla?

- Ay Lucia, de haberlo sabido te habría reservado. Me queda una de matrimonio y tengo varias sencillas. Lo que queráis.

"Nino, nino, nino" Todas las alarmas de emergencia se reprodujeron en mi cabeza. Mentiría si no dijera que el tipo de habitación me daba exactamente igual. No llegue a ese Hostal, con otra intención que no fuera la de disfrutar del agua dulce, pero para Lucia en cambio, parecía que esa pregunta equivalía a estar a las puertas del Cielo, con San Pedro haciéndole un interrogatorio para saber si le abría las puertas o se las cerraba de golpe.

Ante mis ojos, mi niña morena volvía a transformarse y se empequeñecía a la par, que mi tercera palpitación, se hacía más y más insoportable. Fueron sus ojos mirándome y pidiéndome auxilio, los que me dieron el arrojo suficiente. Mi niña morena, puede ponerse nerviosa, por evidenciar ante una conocida, su intimidad conmigo, una desconocida. Pero sus ojos se mostraban tan limpios, que pude ver en ellos, su esfuerzo por no herirme.

- Dame la mía, muero por una ducha.

Me adelante a la elección, sencilla para las dos y..."Mare, no me sonrías así niña, tenme un poquito de piedad"

Lucía me miro de una forma, tan sumamente profunda que me olvide de todo, menos de una cosa. Lucía es hetero.

Pase del ascensor y subí saltando de dos en dos los escalones. "Hetero""Hetero"'Hetero". Tres palpitaciones y una obviedad. Lucía era hetero como lo era mi niña malvada cuando la conocí.

¿Que clase de castigo estaba yo recibiendo?

Abrí con prisas la habitación, tire nuestro bolso, y me fui al pequeño balcón. Necesitaba aire y mira que casualidad, ahora si había gaviotas cruzando el cielo.

No es tan cabron cómo lo pintan. Supongo que por situaciones como la que yo estaba viviendo, siempre defenderé al destino. El muy hijo puta, me estaba dando otra oportunidad de elegir. ¿Continuar o detenerse?

"Querida Tauro, lo que dices y piensas lo llevas hasta el final. No cambias tú opinión y no eres manipulable, aunque eso irrite a muchos".

Una vez, baje una pendiente con la moto. Rocas, gravilla y una espectacular bajada, que si, acabaron en hostiaza, pero...¿y lo bien que me lo pase bajando?

Estaba claro, yo soy de acelerar y esa fue mi elección.

"Soy el comandante de tus pasos elegantes, el general de tus destinos, y de tu boca el capitán. Y lo que más me asombra es que no ves ,que cuando tu apareces niña, te convierto en ley.."
 
 
 
 

2 comentarios:

  1. Conseguí ponerme al día con esta historia. Adoro como la motera nos lleva por lo que le esta ocurriendo y adorooo, a la motera, tiene un puntito, muy, muy.. Besos, Jayssel

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  2. ...........ME GUSTA ESTA MOTERA...Y LO DE BAJAR PENDIENTES AUNQUE LA ESPERE ESA HOSTIA AL FINAL...Y ESA '''SU LEY'''
    ME ENCANTA ¡¡¡...PORQUE LE GUSTA PISAR EL ACELERADOR DE LA '''''''VIDA''''''' SIIIIIIII

    GRACIAS...............

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