Wilson S.L. 107

La mañana después de la gran celebración, no solo fue especial para Macarena. Su amiga Martha, también tendría un despertar distinto. Apenas llevaban acostadas un par de horas y sintió como Estefa abandonaba la cama, dejándole un beso en el hombro y cual su costumbre, salió de la habitación saltando por la ventana.

Cierto es que fueron de las primeras en retirarse de la fiesta, dos días de duelo no daban para tener mucho cuerpo de fiesta, pero que Estefa con apenas dos horas dormidas saliese, era extraño. Con los parpados cayéndosele por el sueño, se acomodo en la cama abrazando a la almohada como si fuese Estefa, hasta que el ruido de Estefa cayendo al suelo y quejándose le hizo despertar e incorporarse.

Mr: ¡Estefa!

Es: Joder- desde el suelo, se quejaba del dolor en su espinilla, pero no había tiempo de compasiones por su torpeza. Meses esperando ese justo momento. Debía darse prisa- Sal de la cama, tienes que venir conmigo.

Mr: Ni de coña, cariño. Quiero dormir.

Es: Va Martha- sabia de sobra que Martha protestaría e incluso haría lo que hace en este justo momento, patalear abrazándose mas a la almohada. Pero el tiempo apremia y Estefa tira de sus brazos- Tiene que ser justo ahora.

Mr: Estefa joder

Es: Jejeje

Mucha protesta pero la cara de Estefa es cristalina y sea lo que sea, donde quiere que le acompañe, debe merecer la pena. Pero una cosa es obedecerla y otra no hacerlo protestando.

Mr: Yo no salgo por la ventana, tengo una edad.

Es: Jejeje, deja de protestar y vamos.

Con las prisas, Martha solo puede cubrir su desnudez con la sabana, cuando Estefa ya sale por la ventana. Ella es pequeñita y en un solo paso esta fuera, las piernas de Martha son largas y salir, sin abrir las piernas le es complicado. Pero otra vez, la cara totalmente emocionada de Estefa, le dan el empujoncito. A esas horas, ¿quien la va a ver? Solo una loquilla que quiere mostrarle algo cuando apenas esta amaneciendo.

Fuera de la habitación, Estefa tira de su mano y la lleva prácticamente corriendo a la parte trasera de la casa, donde hace meses, Estefa planto un rosal.

Es: Meses esperando este momento y es una pasada- justo a ese rosal se detiene Estefa y su mano se cierne nerviosa sobre la de Martha. Planto el rosal, espero paciente que brotaran los primeros capullos, después que se abrieran y ahora, ahora el regalo estaba completamente formado.

Mr: Floreció, si te lo dije ayer.

Es: Lo se, pero fíjate bien en las rosas.

Mr: Es…pues- nada más puede decir Martha cuando es consciente del detalle. Las rosas florecieron y en este momento, hermosas gotas las adornan. No es un rosal, es un nuevo regalo de Estefa. La misma a la que abraza por la espalda, sin dejar de mirar el bonito rosal.

Es: Llevo días intentando que lo vieses en este justo instante. Es una pasada de bonito, ¿verdad?

Mr: Estefa- si de por si, Martha no es muy habladora, mucho menos lo es, si la emoción la llena como ahora mismo.

Es: Jejeje, ¿lo es o no?- Martha puede ser una pésima comunicadora verbal, pero todo su cuerpo muestra lo que siente y Estefa lo reconoce al momento.

Mr: Si

Es: ¿Que sientes al mirarlo?- le pregunta girándose en sus brazos. Cosquillas en cintura al hacerlo y estupidas mariposas, que revolotean en su estomago al mirarla frente a frente.

Mr: No se…es…sobrecogedor, hasta la luz la planeaste, el rocío, amanecer, es sumamente especial- los ojos de Estefa le dan pie, una pausa y las palabras brotan solas. Para quien la escucha, no necesita una declaración adornada en verso o rehusada en mil y un libros, porque para ella no cuentan las palabras, cuentan los ojos de Martha y su forma de mirarla.

Es: Lo mismo me ocurre a mí, cuando te acercas a besarme o abrazarme. Algo bestial, que no puede explicarse.

Mr: ¿Que….que se supone que puedo decir yo ahora?- las manos de Martha se olvidan de revisar el nudo de la sabana. Prefieren agarrar el rostro de Estefa entre ellas.

Es: ¿Decir? Nada, me vale con que me mires así.

Mr: Cariño, no puedo mirarte de una forma que no sea esta.

Es: Jejeje, pues ahora hazme el amor.

Mr: No se…¿tu crees que debería?

Es: Martha, joder

Mr: Jajaja…. – ríe y tras dejar un beso en los labios de Estefa y verla suspirar exageradamente, suelta su cara, para dejar caer la sabana y mostrar así, su espectacular figura- ¿Empiezo así?

Es: Como empiece esta genial.

Muchas veces lo escucho de boca de Macarena- tu hermana es mi mayor y mejor chute- y como la entiende en este preciso instante. Se activa la amígdala, ésta ordena a los riñones segregar adrenalina, esta provoca que el corazón aumente la presión sanguínea, en consecuencia la piel se sonroja, la boca se seca, el estomago sufre calambres y tu te sientes a mil por hora. Vivo y capaz de todo. Todo eso provoca Anna en Macarena, y por igual le ocurre a Estefa con Martha. Pero son mas, las chicas Wilson SL.

Para Isabel y Valeria, no hay amaneceres, ellas no han dormido. Llevan cuarenta y ocho horas, entre risas, besos robados, tonteos, sepelios, celebraciones, bailes, copas y ahora, derrotadas por el cansancio, se mecen en un viejo columpio de la mansión Wilson.

A Isabel, las ganas de probar la cama de Valeria no le faltan. Pero por ella misma sabe, que Valeria volverá a marcharse y no regresara hasta que Anna vaya a tener a su hijo. Toca apurar las horas, para convencerla de quedarse unos días y entonces si, volver a la carga. Pobres engaños de quien se cree libre, pero libre solo somos hasta que un pequeñajo te estampa una tonta flecha en todo el pecho. ¿La arrancas o la dejas ahí? Ay pobre mortal. No tienes opción, Cupido te dio de lleno.

Is: Yo marcho mañana para Galicia. ¿Qué dirías si te dijera que vinieses?

V: Que Galicia es muy bonita, para pasear por sus melancólicos puertos pesqueros, playas y bosques, pero que tu a pasear no me invitas.

Is: Jajaja. Puedes volver a alimentarte de meditación dentro de unos días. Va, vente conmigo. Prometo darte a probar el mejor pulpo que hayas probado en tu vida.

V: ¿En la cama?

Is: No, acepte mi derrota y ni cuenta te das. Desde mi adolescencia que no iba tras una tipa como he ido detrás tuya. Merezco unos días de compensación.

V: Uhm

Is: Podríamos irnos ahora mismo.

V: Uhm

Is: ¿Qué?

V: Me gusta mucho el pulpo.

Is: ¿Y la gallega no?

V: Jajaja, tu no eres gallega.

Is: A medio día estaríamos allí. ¿Qué no nos soportamos?, te mando de vuelta con tus budistas; ¿que estas a gusto?, pues te metes en mi cama y terminas de volverme loca. ¿Qué me dices?

V: Qué… ¿quién conduce?