Ninguna
de las dos dudamos en que elegir. ¿Dentro o fuera? ¿Comedor o
terraza? Mi niña morena fuma y yo, lo hago de vez en cuando. Encima,
la terraza tenía unas vistas increíbles. ¿Para que dudar?
Sin
hablarlo, sincronizadas y sonriendo sin saber muy bien por qué,
dejamos los cascos en la misma mesa. "Ay mare, niña. Si hasta
nos gusta lo mismo".
-
Siempre has tendido a exagerar- oh no. Mi madre en mi cabecita.
Apuntar nota, quizá deba adelantar visita a psicólogo.
-
Mírala Mami, es bonita hasta decir basta.
-
Ya exagerabas en mi vientre. Unas patadas que vamos y vamos. Deja de
creer que hablas conmigo y estate atenta a lo que te dice. ¿Cómo iba
a tener yo más de un hijo si tú me das trabajo por veinte?
Era
hora de callar a mi madre, carraspear y sentarme toda pachorra. Había
decidido estrellarme o lo que tuviera que pasar, ¿cierto? Pues sin
mariconadas.
-
Cariño, habla bien que no cuesta nada- mi madre, no hay forma de
callarla. ¿Y lo bonita que es mi madre? No, eso para otro momento.
El
destino me dejó elegir y yo elegí acelerar, pues haría como cuando
pongo a mi moto a todo lo que da. Disfrutarlo.
Así
que, sin más me senté y ¡ay mami!. Que sonrisa más canalla tiene.
-
Eso es, tú ponte cómoda que yo voy al baño.
Ojo
al dato, la niña se iba al baño, yo también soy niña, ¿cumplíamos
con los topicazos e íbamos juntas? Pues va a ser que no. Me quede
ahí sentadita, bichee si cogía su móvil y no lo cogió. Uff,
primer escollo superado. Si la niña quería que yo le acompañase en
su huida, estaba feo que delante de mi careto, cogiese el móvil y se
fuera con el al baño, seguro a hablar con quien huía o de quien
huía.
-
Ya te has montado la película, tú solita.
-
Mami, por favor. Abandona mi mente.
-
Ay si, que se me pega el arroz.
Lucía
marchó camino al baño y mare, que largas son sus piernas. Desde las
manoletinas que llevaba hasta el inicio de su corto pantalón, te da
tiempo a sufrir un ataque de ansiedad y/o desnucarte de tanto girar
el cuello.
Pensar
en su móvil, me hizo caer en la cuenta, de que su bolsito, pequeño
como un neceser, estaba en mi bolso. Caer en ese detalle, me hizo
sentir una punzada bipolar. Por un lado, ese cómodo gesto de
compartir bolso me recordó a alguien, en quien no quiero pensar y
después, esa confianza me hizo sonreír más. Lucía podía ir de
femme fatal, pero con estos gestos, su máscara caía.
Mare,
que jaleo tenía en mi cabeza. Y ahora que mi madre, no se colaba en
mis pensamientos y que Lucía no estaba presente. Hice lo que siempre
hago cuando me hago la picha un lío. Y esto es una expresión, muy
vulgar pero muy recurrente, juas.
-
Mami
-
Valeria, la madre que te parió que fui yo y sin epidural. Llevo
desde que te fuiste llamándote y mandándote mensajes. ¿Para qué
quieres el móvil? ¿Para oírlo sonar? Estaba por llamar a los
Hospitales. ¿Pero a cuales?
Mi
madre y su ataque hacia mi persona, duró un tiempo más, el
suficiente hasta que la tuve que interrumpir. A este paso, Lucía
regresaría y ella seguiría hablando sin parar.
-
Mami escúchame. Estoy bien.
-
Ay dios...entonces si es grave. Valeria que cuando tú dices que
estas bien, es todo lo contrario.
-
Que no, que de verdad que estoy...- quieto parados, si continuaba la
frase por esos derroteros, no me creería- Préstame atención. Cogí
la moto, tú sabes, necesitaba oxigenarme, salir, quizás pensar
-
Valeria al grano, que me está entrando un yo que se...¿seguro estas
bien?
-
Que si, uff....
-
Y faltaba el uff. Escúchame ahora tu. Coge la moto y vente ahora
mismo para acá, que vea yo que estas bien.
-
Madre mía.
-
Esa te lo está pidiendo, si.
-
Mami, me voy a pegar un hostiazo. Eah..ya lo he dicho.
Confesé
mis temores y el grito de mi madre, o mejor dicho su eco, dicen que
aún se escucha por Ayamonte. Por decir un pueblo.
No
podía dejarla seguir gritando y diciendo mi nombre hasta en arameo.
Pobrecilla mi madre y los continuos disgustos que le doy.
-
Es una frase hecha. Que me voy a meter un hostiazo pero que no
-
Valeriaaaaaaa
Por
el eco de su segundo grito, dicen que tembló el Himalaya. Debía
reconducir la conversación y además, hacerlo ligerito, Lucía no
tardaría en regresar y ya ves tú que imagen. Mucha motera, mucha
moto pero llorándole a mami, a la mínima.
-
He conocido a una niña y
-
Traela pa,ca que yo la vea.
-
Estoy en la costa.
-
Donde quiera que estés. Ains...los sofocones que yo me llevó
contigo, no están pagaitos con nada.
-
Si no la conozco.
-
¿No has dicho que si?
-
Ufff
-
Madre de dios Valeria. Madre de dios.
-
Ella...yo que se...me ha elegido.
-
¿Para que? Ay dios mío. Vente para acá ahora mismo. Se ha acabado
la discusión.
-
Y yo vengo de sufrir.
-
¿Tú nada más? Por la golfa esa sufrió aquí todo el mundo, hasta
el cura.
-
Me estoy liando.
-
Así naciste, si. Con el cordón liado y así nos ha ido contigo.
-
Mamá Joder.
-
Jajaja, si es por no ponerme histérica. Que te vengas ya para casa.
-
Que no.
-
Que te digo, que si.
Le
decía, me decía y al final quedó la cosa medio clara.
-
Que la vida son raritos y a veces, sólo hay que dejarse llevar.
Pues,
lo haría. Por la morenita que volvía con una botella de vino y dos
copas, lo haría y si me llevo otro hostiazo, que me quiten lo
bailao.
Me gusta tannnto leerte, QUE NO SE QUE DECIRTE
ResponderEliminarartisstazaaaa GRACIAS