Wilson S.L. 105

Demasiada intensidad contenían las horas pasadas. Montero cayó fácil. ¿Su error? El mismo que ella cometiera meses atrás. La cocaína y el alcohol, no son buenos consejeros. Se presentó al sepelio como todos sabían, puesto de mierda hasta las cejas. Desde que se hiciera con Wilson, su vida no había sido más que festejar día si y día también.

Su padre contempló desde el coche como se lo llevaban sin inmutarse, se ahorraba el escarmiento a su hijo y un nuevo pacto quedaba sellado entre ambas familias.

Anna y Adriana, no presenciaron nada de lo ocurrido y la sorpresa de Anna, horas más tarde fue mayúscula. Ella negocio con Victorio Montero y Maca también lo había hecho. Surgía así un nuevo equipo, que si en el futuro funcionaba como lo había hecho en las últimas horas, les garantizaría muchas celebraciones.

La Mansión ahora si rugía. Paso de ser la Casona donde se velaba a un difunto, a una Casona que se preparaba para celebrar, algo que la Comarca aún no sabía.

La señora avanzó entre sus chicos, hasta la habitación donde Montero sufría la venganza Wilson. La orden de Macarena fue clara, prometió a Vitorio Montero devolverle a su hijo vivo y así sería.

M: Decidles que paren y acercarme una silla- nueva orden dada a los chicos que custodian la puerta y cuando es cumplida, accede a esa habitación. En ella se encuentra Montero como ella misma lo estuvo hace meses. Su boca sangra, como lo hacen sus dos pómulos y abdomen- Que joputa es el destino primo.

Mo: Años que no nos llamamos así, cabrona.

M: Jajaja, pero es lo que somos. Segundos, ¿no? Si, mi difunto padre y el tuyo son primos hermanos- a un paso de él, levanta su cabeza observando el trabajo de sus chicos y la vuelve a dejar caer- Ayuda la coca, ¿eh?

Mo: Hazme lo que quieras y acaba con esto de una puta vez.

M: Ni tan rápido. Yo no tengo dedo que enseñarte, aún no te lo corté- pausa, para sentarse en una silla frente a él y bajo su atenta mirada, encenderse un cigarro- No es una leyenda. Mi bautizo en Colombia, fueron unos cuantos dedos cortados y participar en una cacería humana. El cabron que me toco por padre, me dio unas tenazas, para ello. No te puedes imaginar, como le temblaba la mano al tipo, llegó a cagarse encima y entre lo que él temblaba y lo que temblaba yo, falle varias veces. Cosa que disgustó a mi padre y me lo hizo pagar. Ahora es diferente, no porque aprecie esas muestras de poder, sino porque, mi hija lleva dos meses con pesadillas y depende de una puta capa de Superman para sentirse segura. Me cagó en mi pura estampa, ¿por culpa de quien primo? ¿Sabes por culpa de quien?

Mo: No me jodas, eso no fue cosa mía, tú mujer e hija estaban a parte. Fueron los putos rusos.

M: ¿Y quien no lo impidió? Llegados a este punto y oyéndote, la verdad es que algo me calmo. Pero luego recuerdo a mi mujer tirada en el suelo, llorando y con el vestido roto, y lo único que me apetece no es cortarte un dedo es cortarte toda la puta mano. Me he pasado toda la vida intentando que nada de Wilson la llegue ni siquiera a rozar, para que sea mi propia familia la que la ponga en peligro. ¿Pero sabes cual es tu suerte? Que ella no quiere que sea el monstruo que era mi padre. ¿Conclusión? Les diré a mis chicos que te entreguen vivo a tu padre.

Mo: No Joder Maca, no me dejes sólo con ellos.

M: Media horita más y listo. Pero eso si, incumple los pactos firmados con tu padre y entonces, verás el monstruo que puedo llegar a ser- es lo último que Macarena dice en esa habitación. Montero queda en ella suplicando, pero Maca sale, dispuesta a cumplir lo dicho- Tenéis media hora, después os lo lleváis y una vez este en camino, abrir las puertas. Esta noche, toda la Comarca debe saber que Wilson vuelve a ser mio.

Treinta y cinco minutos más tarde, el coche de Anna regresa a la Mansión Wilson y los chicos que custodian la puerta, nada más salir el coche que lleva a Montero a su padre, desenfundan sus recortadas, para disparar al aire, cual salvas de honor.

To: Cuando tú digas, comienzan a correr litros de alcohol. Somos los putos amos de nuevo.

Nuevas salvas lanzadas mediante revolveres, recortadas y rifles. Las paredes de la gran mansión, se iluminaban con los destellos de la pólvora y en nada, la música, bebida y comida, estaban dispuestas para una gran celebración.

El humor de la señora era inmejorable. Si miraba en un plano general, sus muchachos celebraban entusiasmados, si lo hacía en particular, Martha le sonreía serena brindando con la mano, para después abrazarse a Estefa. Isabel no brindaba, directamente le guiñaba un ojo, mientras con un sutil gesto, señalaba a Valeria y mostraba el símbolo del triunfo y los gemelos bebían distraídos.

En su repaso sólo le faltaba las dos que caminaban hacia ella. La más alta, lo hacía hermosa y sonriente, y la más pequeña corría, y esperándola, se quitó la americana. Las ganas de abrazarlas y celebrar un momento así con ellas dos eran inmensas.

Ad: Mami, ¿que celebramos?- preguntó siendo alzada en volandas. Su Mami reía y ella sonreía por pura inercia.

M: Jajajaja, que os quiero con locura- dando vueltas con la niña en brazos se detuvo cuando Anna llegó junto a ellas. La niña se moría por correr entre todos aquellos conocidos y en seguida, Maca la soltó, dejándola libre.

Las dos la vieron marchar corriendo entre sus allegados y las dos se buscaron con la mirada, una vez la niña se perdió entre piernas.

An: El punto que incluya pasteleo y declaraciones edulcoradas, precisará apartados- no pudo evitar sonreír divertida por la cara que Maca puso por sus palabras. Aunque su sonrisa fue cortada por un beso inesperado y unos brazos que la subían, como habían hecho son su hija- Maca

M: Uhm....ganitas tengo de ti.

An: Jajaja, bajame.

M: Si, pero sólo porque quiero presentarte a alguien muy importante para mi.

No podía faltar a la celebración, el mismo Toncho fue el encargado de recogerla en el gueto y traerla a la mansión. La anciana del gueto y su especial nieto.

Anna, se quedo parada cuando vio a quien quería Maca presentarla. La anciana vestía de riguroso luto, totalmente blanca de piel y muy delgada, parecía un fantasma. Fantasma que le hizo agarrarse fuerte a la mano de Maca.

M: Es todo ternura y sabiduría. La vida no ha sido muy generosa con ella.

La explicación de Maca menguo su temor, por el aspecto de la anciana. Pero entonces el nieto que la acompañaba, un joven de complexión gruesa y andares torpes, se adelantó a su abuela y fue el primero en llegar hasta ellas. A Anna no le quedo más, que parapetarse en la espalda de Maca.

- Señora jejejeje traje regalito- el joven hablaba a Maca, pero todo su cuerpo buscaba a la mujer, que se escondía tras la señora.

M: Ey, pues dámelo sin más.

An: Por favor- fue la usual queja de Anna. El joven mostraba una muñeca muy pequeña, desgastada y sucia. ¿En verdad debía aceptarla?

- Para su niña- ofrecía el joven y los ojos cansados y muy vividos de la anciana mujer, provocaron que Anna saliese de su escondite y con auténtico pavor, aceptará la muñeca.

- Nuevos aires tiene esta casona. Juventud y ganas de trabajar. Vienen tiempos de gloria- hablo la anciana y desde el inicio lo hizo mirando a Anna, quien cogía la muñeca formando una pinza con sus dedos- Debes ser Anna Esther.

An: Si, es un placer recibirla.

- Vine sólo por ésta señora. No gusto de salir de casa. Aunque merecía la pena, sólo por poder veros juntas.- la anciana aceptó el beso educado de Anna y el más cariñoso de Maca. Después sus ojos rodaron por el gran jardín y se detuvieron en una pareja, que conversaba con los gemelos- A cada pareja que se ama, le llega un momento en la vida, en el que deben demostrar cuán profundo es su amor. Mira si vosotras erais egoístas, mal criadas y cabezotas, y aún así, lo demostrasteis y aquí estáis. Otras, pueden tenerlo más difícil.

An: Si me permite, ¿de quien habla?

- Nada, a veces la edad me traiciona y habló sin parar. Macarena cariño, devuélveme pronto a casa, me pesan los años.

M: Cena con nosotros y yo misma la llevo.

La cena no fue ni mucho menos íntima, al igual que en el duelo de Francisco Wilson, la Mansión no paró de recibir visitas. La anciana fue devuelta a su casa, previa charla con Maca y esta regreso rápido.

A esas horas Adriana dormía pese a sus múltiples protestas y Anna no aparecía. Saludando a unos y a otros, fue buscándola por jardines e invernaderos, hasta que se introdujo en la Mansión. Una de las antiguas cristaleras le dio su imagen reflejada y al poco desapareció. Sonriendo, siguió sus pasos.

Subir escaleras y detenerse, para agudizar el oído y escuchar el ruido de los tacones de Anna. El juego unido a todo el deseo acumulado, le hizo excitarse al momento. Giro a la derecha, más escaleras y premio por su buen seguimiento. El vestido de Anna, colgado del apoya manos.

An: Una vez me dijiste. Me encanta, cuando te conviertes en mi mayor chute de adrenalina.

La voz de Anna la sorprendió, mientras disfrutaba del aroma a ella, que el vestido tenía. Sin llegar a verla y disfrutando de la aceleración que todo su cuerpo sentía al desearla, no contestó y prosiguió su búsqueda.

An: No recuerdo haberme excitado con nadie tanto como lo hago contigo. Tampoco haberme enfadado con alguien como contigo.

M: Ni haber odiado- completaba la frase Maca, nuevo giro y las cortinas moviéndose de un balcón, le dan una gran pista.

An: Ni deseado- el balcón elegido comunica con el propio de su habitación. No hay tiempo para mas pistas, el cuerpo de Maca se refleja en las cortinas. El único objeto que ahora mismo las separa.

M: Ni amado.

An: Ni amado.

Contestan al unísono y unas cortinas se abren, para mirarse frente a frente.

M: Anna.

Y el "quejio" que brota libre, como libres son los cuerpos que se unen ardiendo en el centro de la habitación.

Es tiempo de amarse, de redescubrirse, de prestar atención a cada mirada, a cada roce, a cada gemido y a cada susurro. Ahora no es un gesto que trata de hablar de aquello que sus dueñas ocultan, ahora es un todo, una consecuencia y un goce, de cuerpo y alma. En definitiva, una derrota a lo evidente.

An: Soy tan tuya, que ni yo me aguanto.