miércoles, 18 de septiembre de 2013

Mi cincuenta cláusulas 34



El que espera, desespera, sabio es el refrenaro español. La boca de Minerva continua esperando ser conquistada por otra, pero esa otra opta por, una vez absorbido su aroma, saborearlo ahora con su lengua. Pequeñas lamidas y muerdos, por el fino y largo cuello de Minerva, que hacen que esta se aferre a los brazos de Julia.

- No estamos solas- apreciación de Minerva entre pequeños gemidos de placer. Los brazos de Julia se ciernen mas sobre ella, aprisionándola por completo entre ellos. Minerva arde en deseos entre intermitentes sonrojos placenteros. La desesperación llega y desesperada se aferra a su camisa de lino. Quiere su boca derrotada y quiere sentir la seguro caliente piel de Julia. Pero la desesperación, aun no ha llegado a su estado posterior, la locura.

- No entraran

- Quería hablar contigo

- Y yo tenerte

- Ganas por esta vez

- No me puedes gustar más, Minerva.

Subida a golpe de confesión a los cien mil pies, allí arriba es fácil, disfrutar de la aventurera caricia de Julia, colando su  mano por su corto pantalón. Unos centímetros mas y está ahí, donde el deseo, inflama, calienta y humedece.

La locura cumplió con su posición en la cadena, esperar, desesperar y enloquecer. A Minerva le enloquecen las manos fuertes de Julia apretándole ambas cachas, lo hace la boca de Julia chupando su cuello y lo hacen las ganas de enredarse con ella en un salvaje beso. Enloquecida, desabrocha los botones de la camisa de Julia, sin ser consciente de que se muerde el labio con verdadero apremio. Y solo será consciente de ello, cuando la boca de Julia posea la suya. No es beso y menos es roce, es posesión absoluta. ¿Qué hay después de la locura?

Difícil responder a la pregunta, cuando unos fuertes brazos te alzan, te giran en el aire y te dejan caer encima de una mesa. ¿Preocuparse de un ipod, bolsito neceser, móvil y libros? No, mejor mirar directo a la locura esperando el siguiente paso.

Los ojos ardiendo en deseo de Julia, son la locura de Minerva. Su lengua acariciando cada recoveco de su boca, es placer y sus manos desnudándola, son arder. Como siempre ocurre, Minerva deja de ser conciente de donde esta y que hacia. Ahora todo es Julia. Por eso desnuda, es ella misma la que se tumba en esa mesa, es ella la que se encorva ofreciéndose desnuda y es ella, la que cuando los ojos grises de Julia la recorren, se abre mostrando su mayor intimidad.

- Estoy en tus manos, Julia- confesión a media voz. Minerva tiene el corazón tan disparado como su deseo y aunque Julia la lleve a la inconsciencia, hay verdades que empiezan a resultar temerosas. La necesidad de darse a Julia, en su forma y modo, la necesidad de ceder ante cualquiera de sus caprichosos, en cierta forma le asusta. Pero Julia no contesta, en silencio continua recorriéndola, sus ojos la mira desde su boca hasta su más que mojado y abierto sexo- UHm- imposible no gemir, cuando aprecia en su rostro la satisfacción.

- Lo quiero mío- exige Julia deleitándose con sus manos, como antes lo hacían sus ojos. Los labios dulces de Minerva, su largo cuello, su pequeño pero abultado pecho, su vientre, su pelvis y su sexo. Llegaron sus ojos, después sus manos y ahora es su boca, la que lo atrapa.

- Uhm…es tuyo..ya lo es- lo cede Minerva rendida a la posesión.

Posesión que se inicia a sorbos, después será bebida y sin aviso, poseída. Salvajemente, es penetrada y salvajada gime.

La locura lleva a la inconsciencia, no hay avión, no hay antipáticas y creídas secretarias, solo hay Julia. Julia y su fuerza, Julia y sus caricias, Julia y la necesidad de sentirla pegada a ella, cuando los momentos previos al brutal orgasmo, le hacen encorvarse mas y querer retenerla entre sus piernas.

Puede que la inconsciencia se contagie, porque Julia esta vez cede. Cediendo le ayuda a incorporarse, cediendo se deja encerrar y cediendo, se deshace por entero, cuando la dulce Minerva estalla agarrada a su cuello. Inconsciente la sujeta mas contra si  e inconsciente acaricia su espalda, mientras besa su hombro.

- Mi dulce niña.

Curiosos son los tempos en el amor, Julia permanece en la inconsciencia, se está bien en ella. No hay relojes ni temores. Solo hay ganas de acariciar con delicadeza. Descubrir pequeñas cosquillas en la palma de sus manos y en sus labios, los que ahora besan sin ansiedad. Para Minerva la inconsciencia se transforma en levitación. La hermética Julia se entrega fiel así misma. En silencio.

Podría aprovecharlo, sería fácil susurrarle, algo como- No es tan difícil, Julia. Es solo dejarse llevar-. Pero prefiere callar y acomodarse en el cuerpo que la sostiene. En ese tempo, a Minerva ni siquiera le molesta, que cierta secretaria descorra una cortina y se quede mirándola retante- No hay reto, la tengo yo-. Una mirada, solo una, y la secretaria, de momento se da por obviada.  De vuelta a su estado post inconsciencia, Minerva suspira contra el cuello de Julia y no, no esta preparada para lo que le llega en modo bajito.

- Dependo del tiempo y cuando lo uso para ti,  no quiero que nada te aleje de mi, Minerva. Ni siquiera yo misma.

Habla Julia y a Minerva se le encoge el corazón- Ni siquiera yo misma- una pequeña frase que engloba demasiado. Pero están llegando a Menorca y Julia ha detenido su tiempo para ella, ya habrá tiempo, de analizarla.

- ¿Me dejas asearme o bajamos así?

Un poco de chispa usada en su pregunta y llega un nuevo tempo, el de la complicidad. Julia sonríe contra su hombro y la sonrisa de Julia, empieza a ser también necesaria.

Es muy fácil flotar para Minerva, cuando el avión tomo pista. Acudir a un baño dispuesta a asearte y a cambiarte de ropa, para ir a la cena ofrecida por Julia, el recuerdo de una nueva entrega, las palabras no dichas, el cambio a dulce de Julia y el regreso a la realidad, donde no hay nada parecido al dulce, ni siquiera edulcorante.

Minerva eligió un cómodo vestido ibicenco, tela fresca, color claro y por igual, cómodas sandalias. Su rostro ya emitía la suficiente luz y brillosidad, como para necesitar adornarse más. Pero una risa, que empezaba a ser penosamente conocida, le hacia dejar de flotar y comenzar el descenso planeando.

La dueña de la exagerada risa, no era otra que la de Verónica, secretaria personal. Reía como pava, por algo contado por Julia. Curioso, con ella si  hablaba, y lo seguía haciendo con Minerva de vuelta. A pesar de no querer, que esa odiosa mujer ganara la partida, sus ojos mirándola victoriosos y la estúpida sonrisa en su cara, paralizaron a Minerva por unos segundos. Los necesarios, para que Julia la presintiese y se girase hacia ella.

Si Julia le sonreía o no, si Julia miraba su vestido o no, si Julia le hablaba o no, no lo puede saber Minerva. Para ella lo único que transcurría en esos segundos, era la mano de esa mujer en el hombro de Julia y era la caricia que esa misma mano dejaba en ese mismo hombro, sin que Julia hiciese nada al respecto.

- Julia, al final me pongo hablar y…súbeme la cremallera o bajare con ella abierta- solicitaba Verónica y Minerva, dejo de planear, el aterrizaje estaba servido. Julia hizo lo pedido retirándole la vista.

El aterrizaje obligado supuso para Minerva un nuevo y desconocido latigazo. Esta vez no era un latigazo de deseo ni pasión desbordada. No había locura, solo y únicamente, celos recorriendo todo su cuerpo. Un  nuevo motivo para quedarse parada en el sitio.

Las tontas ilusiones del baño, donde se veía teniendo una cena con Julia, quizá romántica o por lo menos casi, se desvanecían ante sus ojos. Todo indicaba que no serían dos en esa cena y las indicaciones, lo que mas le provocaban, eran unas inmensas ganas, de rechazar la cena, ir a su hotel, coger el teléfono y llorar de rabia, mientras Manu la consolaba.

Este era el premio, a haberse desenfadado con un estúpido regalo, una nota y dos correos. Julia ya tenia su follada en altos vuelos y eso la convertía en la follamuñeca de Julia.

Con semejante panorama, Minerva busco su equipaje y bolsos. Dignidad le quedaba, para hacerlo con toda la intención de bajarse de ese avión y subirse en el primer taxi que encontrase. Como en el maldito y caprichoso ascensor de Minerva, espero frente a la puerta de salida, a que se abriese, sin dirigirle la palabra a ninguna de las dos. Y a diferencia de aquella vez, en esta si sintió los brazos de Julia rodearla.

- Deja el equipaje, ya se ocupan de él. Ahora ven conmigo.

Lo dicho por Julia, fue tan rápido, el efímero beso dejado en su hombro, lo fue por igual y su mano tirando de una de las suyas, fue tan impulsivo, que Minerva no pudo protestar. Bajo las escaleras temiendo caerse, su bolso si llego hacerlo y al final de las escaleras, solo le quedaba una preocupación.

- Mi cámara, Julia.

- Ya dije que tuvieran cuidado. Ahora ven.

Petición o exigencia, lo cierto es que Julia continuaba tirando de ella con verdadero ímpetu hasta el deportivo que las esperaba a pie de pista. Sorprendida por el lujazo coche, por quien bajaba las escaleras y dudando en que decisión tomar, Minerva solo pudo soltar un gritito cuando Julia la alzo de una introduciéndola en el deportivo. Pero Verónica, esa odiosa mujer, estaba a solo unos metros de ellas y Minerva no pudo evitar preguntar.

- ¿Viene con nosotras?- pregunto sin querer mirar a ninguna de las dos, ni a la que continuaba sonriendo estúpida ni a la propia Julia, que tras mirar a la primera solo respondió un no, bajito- Ah…como le estabas enseñando a pilotar, después que si el vestido y…Julia- la velocidad con la que el deportivo abandonaba la pista a mitad de sus conjeturas, le hizo agarrarse fuerte a la puerta, mientras gritaba el nombre de Julia, su conductora.


6 comentarios:

  1. bueno bueno BUENO!!!!!!! que pasada, que bonito, que maravilloso entrar a leerte y descubrir el cambio, que GRANDE!


    gracias por todo estos esfuerzos y compartir tu indescriptible talento


    GRACIAS ARTISSTAZA

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  2. ESPERO QUE MINERVA N VA, E COMECE A SER MAIS DIFICIL PRA JULIA,SENÃO VAI ACABAR SOFRENDO

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  3. AGRADECEROS EL TRABAJO Y LA NUEVA IMAGEN DEL BLOG. YA ECHABA DE MENOS EL ENTRAR CADA TARDE Y VER LA ACTUALIZACION DE LAS HISTORIAS.
    GRACIAS POR SEGUIR REGALANDONOS VUESTRO TIEMPO.

    GENU.

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  4. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  5. Intenso..intenso y sexy el momento..muy bien escrito y resuelto con elegancia niña...Me gusta mucho tus 50...

    Julia es mujer acostumbrada a poseerlo todo aunque hemos visto algun momento de ¿debilidad ?..pero aun mantiene su esencia..Me encanta esta mujer..

    Minerva..Minerva va a la deriva de Julia..se enamoro y eso la hace sufrir y seguira sufriendo hasta que no pueda mas y estalle..no creo que aguante mucho

    ¿Lo que pasara?..no se sabe...depende de la respuesta de
    la gran Julia...Que mujer..repito..que mujer..

    Grande tu Gemo__Divina-Wilson

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  6. Intenso..intenso y sexy el momento..muy bien escrito y resuelto con elegancia niña...Me gusta mucho tus 50...

    Julia es mujer acostumbrada a poseerlo todo aunque hemos visto algun momento de ¿debilidad ?..pero aun mantiene su esencia..Me encanta esta mujer..

    Minerva..Minerva va a la deriva de Julia..se enamoro y eso la hace sufrir y seguira sufriendo hasta que no pueda mas y estalle..no creo que aguante mucho

    ¿Lo que pasara?..no se sabe...depende de la respuesta de
    la gran Julia...Que mujer..repito..que mujer..

    Grande tu Gemo__Divina-Wilson

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