jueves, 5 de septiembre de 2013

Mi cincuenta cláusulas 33


Capítulo 4
Sentada en la butaca y sin todavía creer que hubiese aceptado viajar en la avioneta de Julia, Minerva consultaba su ipad, creyéndose sin compañía. De la saga de Grey a la de Pídeme, pasando por mas de cien libros con la misma temática. Chico multimillonario conquista a joven de clase obrera y la introduce en juegos sexuales conocidos como prohibidos.
Según se suceden las paginas, una la lleva a otra, primero libros, después kits, foros y al final, queda atrapada por paginas webs que ofrecen un material mucho mas profesional. Bastantes páginas atrás quedan los cursis y simples kists de Cincuenta Sombras.
El interés por lo que esta viendo, hacen que Minerva mantenga su labio mojado todo el tiempo, que su espalda se encorve buscando pegarse a la pantalla y su rostro se sonroje, no por lo que en si, ve en esas paginas, si no por su inquieta mente, que se adelanta y se ve así misma, vestida con alguna que otra prenda que muestra esas paginas.
Los clikeos se suceden como cadena de búsqueda, cuando algo le gusta o le resulta de interés, lo señala como favorito en una carpeta creada hace minutos, bajo el nombre: Regalitos Julia. Paginas de venta y por último, hacer una pausa, retreparse en la butaca cruzándose de piernas. Si cierra los ojos las imágenes vistas se pasean como una reproducción multimedia en su cabeza- Sería la leche- es su pensamiento mas repetido. Su mente ha vuelto adelantarse y las imágenes vistas, son protagonizadas por ellas dos- Pero, no tengo la menor idea- se engaña Minerva. Algo de idea tiene, lo tiene todo aquel, que practica sexo en un juego de poder.
Minerva es cándida, Minerva es dulce, pero sobre todo es pasional. El desconocimiento no es un problema e internet, está ahí, siempre presto a mostrar y enseñar. Siguiente búsqueda tecleada por Minerva: Diferentes clases de sado.
La gran cantidad de resultados mostrados le hacen soltar una pequeña carcajada- Si que ha ayudado Grey, si que si- montones de chicas que parecen tener inquietudes muy parecidas a las suyas. Minerva no se ve de rodillas y llevada por una cuerda, como si fuese un perro, pero si se ve atada e incluso amordazada, si es Julia, quien la castiga- Uff- nombrarla e imaginarla vestida de ésta o aquella manera, con dildo o sin él, con látigo o pala, empieza hacer mella en ella, en forma de ardiente deseo.
Sería muy excitante y placentero, estar a su entera disposición, ofrecerle su cuerpo y dejar que ella, provocase placer con algún que otro juguetito. Nueva punzada de deseo, si lo piensa, sus mordiscos serian los latigazos y  las posturas que le hace tomar, serían las sujeciones-¿Sado suave?-nueva búsqueda que anula la anterior.
Consejos que se suceden, pacto entre los parteners, dejar claros los limites, no sobrepasarlos, productos bondages. Bolas de acero- Oh no, prefiero silicona- látigos, plumas, sujeciones- Madre mía, mejor me refresco un poco-.
Con esa intención, la de relajarse, Minerva suspende su ipad y aún creyéndose sola se incorpora de la butaca, cuando una risa exagerada la deja parada en el sitio. Una de las clones de Julia, descorre las cortinas de la cabina y ambas quedan mirándose.
- ¿Necesita algo señorita?- pregunta la clon, que no es otra, que una de las secretarias personales de Julia, Verónica. Aquella que fue su guía en la rápida visita al despacho de Julia. La rubia mujer sonríe, en apariencia disfrutando del impacto logrado. La señorita Minerva, no esperaba encontrársela ahí.
- No, estoy perfectamente- responde Minerva, girándose para acudir al aseo. Pero la sonrisa sobrada de la secretaria, el velado reto que había en sus ojos, le hacen girarse de nuevo hacia ella y pedir lo primero que se le ocurre- O en verdad si, en adelante, prefiero me llame por mi nombre. Es bonito, mitológico y me encanta- primer órdago conseguido. Verónica mantiene su estúpida sonrisa, pero inconscientemente de yergue más- y después me gustaría tomar un botellón de agua, ni fría, ni caliente, ya sabe en su punto exacto y puede que…bueno, después decido que mas tomar- segundo órdago y Minerva se gira, susurrando un gracias. Victoriosa avanza por el pasillo del avión, creyendo dejar atrás,  a una secretaria tocada y hundida.
- En ese caso, cuando se decida, presione el botón del servicio….Minerva-la pausa entre la frase y su nombre, realizada por Verónica,  provocan que Minerva abra la boca sorprendida. Verónica no parece de dejarse ganar facilito y aún no concluyó- ¿Ha manejado alguna vez una avioneta?
- No- es la contestación seca de Minerva. Ahora no hay sorpresa, hay curiosidad y es una curiosidad, que puede empezar a molestarla.
- Yo estoy recibiendo hoy mis primeras clases- prosigue Verónica, disfrutando de la tensión que la espalda de Minerva, deja ver. Y sonrisa ancha, cuando ésta se gira dándole el frente.
- Muy interesante, Verónica. Pero necesito ir al baño.
- Claro, disculpe, yo vuelvo allí dentro, es donde esta lo bueno.
Como una declaración tras la victoria, Verónica se marcha ahondando en ella y Minerva se va al aseo, murmurando contra ella y sus clones. Cuando el espejo refleja su imagen, Minerva se observa detenidamente. Ese espejo le grita niñita de papa- Jajaja, lo prefiero a puton de segunda- rebate Minerva a un coqueto espejo, que poco y nada, tiene que ver.
Nerviosa e inquieta, por la subversiva Verónica, Minerva no cae y ni siquiera piensa, en el real motivo por el que esa mujer, vuela en la avioneta con ella- Pilota, que ella esta pilotando. Como me estrelle, la mato jajaja. Ni se que pienso, ains- poco acostumbrada a los duelos, prefiere reír y olvidarse de Verónica. Retocando su maquillaje, tras refrescar su rostro, sonríe mirando a la niña de papa que tiene en frente y lo hace más, cuando recuerda frases dichas por Julia- Mi dulce niña- y solo es recordarlo, y el placer golpea como lo hacía aquel cartero, dos veces. La primera por la forma en que Julia le suele hablar y la segunda, porque las paginas de internet visitadas, le dan para imaginarse a ella misma, como dulce niña siendo castigada.
Disfrutando del incesante cosquilleo en su estomago, de la espesa humedad en su entrepierna y de la sonrojes propia que provoca el deseo, sale del aseo, dispuesta a continuar aumentando sus conocimientos. ¿Ama o sumisa? La respuesta a tal pregunta básica en cualquier cuestionario de iniciación la tiene muy clara, sumisa con Julia.
Y aunque la tiene muy clara, cuando sale del aseo y camina por el pasillo, una espalda ancha y unos brazos largos y fuertes, le dan la absoluta afirmación- Si es para ese cuerpo, soy la numero uno de las sumisas-.
El deseo reina en su cuerpo y Minerva, tarda en reaccionar. Julia esta sentada en su butaca, con uno de los libros en sus grandes manos- ¿Julia?- y ahora que reacciona, pregunta en alto no creyéndoselo.
- Minerva- contesta Julia sin girarse, la portada del libro atrae su atención, aunque Minerva lo desconozca.
- No me dijiste que ibas a venir- protesta medio infantil de Minerva, avanzando despacio hacia ella. En teoría debería estar enfadada, no han solucionado nada. Pero verla ahí, tenerla a tan solo dos pasos es demasiado para ella.
- No me preguntaste- sonríe Julia, sintiendo su acercamiento, un paso y el real motivo de su vuelo a Menorca, será un hecho.
- No sueles responderme- susurra Minerva llegando hasta ella. Su sola presencia altera su ritmo cardiaco y deseosa como está, un tono mas alto en su voz, evidenciaría que su enfado se esfumo y solo quiere una cosa, Julia.
- Prueba esta vez- respuesta en susurro por susurro, los ojos de Julia dejan de observar la portada del libro para fijarlos en Minerva. Y Minerva, suspira veladamente, esos ojos están consiguiendo tener demasiado poder en ella. En ella y en su deseo.
- ¿Qué haces aquí?- pregunta Minerva como puede. Julia se ha incorporado y sus calientes manos, se han posado en su cintura. Apenas un roce y Minerva, comienza arder.
- Disculparme- responde Julia, recortando la distancia entre ellas. Sus grandes manos, pronto encierran la cintura de Minerva y su nariz, en seguida busca empaparse del dulce aroma; a Minerva.
- Julia- el deseo comienza hablar y el cuerpo de Minerva, fluye hacia el estado gelatinoso. Julia ha conseguido envolverla en dos movimientos. Se esta tan bien ahí  dentro y es tan sumamente excitante, acariciar su torso.
- Siempre tengo deseos de ti, Minerva.
Una confesión realizada boca a boca y Minerva no puede, mas que dejar que la suya se entre abra, esperándola.






4 comentarios:

  1. Ufff..que mujer Julia..

    Minerva..tu unica salida es que la gran Julia se
    enamore de ti y se rinda si no...lo tienes crudo niña..muy crudo..cualquiera se rendiria ante la clase y el poderio de Julia...

    Me encanta el relato Gemo....

    Divina-Wilson

    ResponderEliminar
  2. Minerva sin duda esta dispuesto a probar los juegos peligrosos...Pero, creo que tiene un grave problema... eyaculación precoz femninina...vamos...Julia recién llegó y la pobre ya esta de bragas mojadas...jajajaja...así de fácil....

    gracias....gemo

    besos

    ResponderEliminar
  3. madremiaaaaaaaaaaaaa!!!!!!!!! no se ni q decirte
    ARTISTAZAAAAAAAA

    GRACIASS

    ResponderEliminar
  4. ... Si el DESEO comienza a hablar...si reina en Minerva en cada paso estudiado por Julia ...maestra absoluta de la seducción....si luego le dice '' siempre tengo deseos de ti'' y salen de esos labios...que seguro invitan al pecado..si pasa eso...Minerva estas perdida...pero..que manera más..más..más de ''perderse'''..siii

    Escritora....sigo diciendo que esa forma tuya de escribir también invita a seguir deseando leer más y más.

    GRACIAS.......

    Celeste-Negro

    ResponderEliminar