Había
despertado de buenísimo humor, la Julia juguetona había aparecido y
ahora estaba en su baño, disfrutando de una reparadora ducha. Por
más que la curiosidad le pudo, Minerva no encontró la cámara por la
que Julia la había observado.
Ahora
dentro su lujosa ducha, sonríe y hace una pausa en su lavado, para
mirar el baño. ¿Tendría cámaras ahí también?
Es
tontería buscarla, mejor probar otra fórmula. Si como en la
habitación, Julia está al tanto de ella, sería muy interesante,
probarla. Dispuesta a ello, sonríe mordiéndose el labio, detiene el
grifo de agua y se dispone a hablar en alto.
-
Me duelen los brazos. ¿Sabes que son las agujetas?- Minerva habla en
voz alta y se apoya en la pared con ambas manos en su culo y un
pequeño ruido de altavoz, le hace volver a morderse el labio. Julia
la observa y es sumamente excitante- No, tú no lo sabes, debes pasar
horas trabajando ese cuerpo. ¿Sabes que pensé la primera vez que te
vi?- nueva pregunta y otra pausa, el micrófono está abierto y la
suave respiración de Julia se escucha por él- ¿No lo quieres
saber?
-
Quiero verte, Minerva.
-
¿No lo estás haciendo?- preguntó Minerva cubriéndose con la
toalla. Estaba cansada, rendida por horas de pasión. Le apetecía un
buen desayuno y conversar. Era excitante la proposición de Julia, no
estaría nada mal dejarse guiar para y por ella, pero otras
necesidades ganaban terreno.
-
Quiero algo más- La voz de Julia sonó más seca, su tono ya no era
juguetón, era la incansable mandona, hablando.
-
Estoy desnuda, no hay más que esto que ves y hace nada, querías
desayunar- el tono usado por Julia, no gusto a Minerva. Quien salió
de la ducha, buscando la bendita cámara.
-
Estaré dos días sin ti- ¿fue un quejido lanzado al aire de Julia?
La mujer acostumbrada al ordenó y mando, parecía flaquear e
ilusionó a Minerva. Su quejido de protesta implicaba una cita o eso
parecía.
-
¿Significa que el tercero nos veremos?- para Minerva era necesario
concretar. Las ganas de verla en cuanto regresará de Menorca eran
inmensas.
-
Pienso pasar el resto del día, reteniendo tú sabor dentro de mi,
pero quiero algo más- pero Julia volvió a no contestar y si a
ordenar, provocando el enfado de Minerva.
-
Julia, tengo que marcharme a media mañana y para variar no me
contestas- le hablaba al vacío y el vacío no parecía escucharle,
sino encaminar su conversación a lo único por lo que mostraba
interés. El enfado de Minerva estaba in-crescendo y no había hecho
más que comenzar.
Una,
al otro lado del micrófono, desobedecida y privada de su juguete, la
otra en mitad del baño, mirando inconsciente hacia el techo y ambas,
enfadándose por momentos. Así, comenzó un debate sin dictamen
final.
-
¿Cuándo?
-
Quede a las once, no sabía que pasaría con nosotras y...¿estas?
-
Anúlalo
-
Es...no puedo hacerlo.
-
Cancele todo para estar contigo, Minerva.
-
Sin avisarme, ¿que podía saber yo?
-
Vístete, la cocina es la c tres.
-
Genial, ¿podrás contestarme aunque sea a una de mis preguntas?
La
pregunta de Minerva, una vez más, no obtendría respuesta. Julia
cerró el micrófono y Minerva se fue hacia la habitación.
Malhumorada
se vistió con la misma ropa que acudiese a esa casa, murmurando a
cada momento y esperanzada, de que la Julia cabezota, apareciese en
el ascensor y por primera vez la abrazase sin más razón, que el
mero contacto.
Pero
Julia no apareció y fue ella quien tuvo que ir a su encuentro.
-
Asquito de sistema- continuaron sus murmuraciones. Si la casa fuese
normal, no habría marcado el c tres y si hubiese caminado hasta la
salida sin despedirse. Sin conocer los códigos del prodigioso
ascensor, la única posibilidad de salir de ahí, era Julia.
Y
a Julia halló en la cocina, de espaldas a ella, cocinando con suma
maestría. ¿Había algo que no se le diese bien? ¿Y que cocinaba si
apenas eran las diez de la mañana?
-
Julia- la nombró esperando que la mirase, sonriese y todo quedase en
un tonto choque. Pero varias veces más, tuvo que hacerlo hasta que
Julia se giró, con dos platos y sus desayunos en ellos.
-
Estas muy delgada, ya le comenté a Paul pero el prefiere verte y así
adecuar tu dieta y entrenamiento. Por ahora, desayunaras lo que yo,
mejor ahórrate la contestación y desayuna.
Y
la Julia que se giraba con dos platos, no sonreía ni dejaba que todo
quedase en una simple tontería. Como siempre ordenaba y hablaba de
cosas que Minerva, ni entendía, ni quería entender.
-
Dime como se sale de aquí- el nivel de enfado de Minerva tocaba
techo. Ahora no había ascensos a cien mil pies, lo que había eran
deseos de salir de esa casa y dejar en ella a la Julia hermética.
Pero Julia en su línea no contestó y se limitó a dejar los platos
en la mesa perfectamente dispuesta y sentarse a ella, después- Que
me lo digas, Julia- alzó la voz Minerva. Si alguna posibilidad tenía
Julia, sus acciones las habían desterrado.
-
No me levantes la voz- le dijo Julia, disponiendo la servilleta sobre
sus piernas. No la miró, ni alzó la voz. Se mantuvo como si el
enfado de Minerva y sus deseos, la inmutaran lo más mínimo.
Segundos
de silencio, tiempo necesario para que Minerva pasase del enfado a la
decepción.
-
Quiero irme y quiero hacerlo ahora- fue su petición tras esos
segundos. Leve temblor en su voz, la mujer que tenía sentada en su
frente, no mostraba ninguna señal de querer arreglar nada y por
supuesto que ésta vez, no iba a obedecerla.
Otros
tantos segundos y pudo ver como Julia finalmente reaccionaba. Volvía
a dejar la servilleta en la mesa y con extrema lentitud, se dirigía
a la encimera, donde apretaba uno de sus tantos juegos tecnológicos.
-
La señorita Minerva desea marchase, preparen el coche- dijo Julia y
tras ello volvió a la mesa con la misma lentitud y sin mirar a
Minerva.
-
Gracias- dijo Minerva, tratando de contener su emoción. El desplante
de esa mujer estaba siendo único y el deseo de salir y dejar de
verla, mayúsculo- ¿El código del garaje?
Un
golpe seco del puño de Julia en la mesa, fue su contestación y el
motivo de que su cuerpo temblara asustado.
-
Quédate.
-
Ahora mucho menos.
-
Ya...tú cita.
-
No es mi cita, porque es sólo un amigo y ya no es ni por él, es por
ti. ¿Qué te crees que soy? ¿Una muñeca a la que follarte cuando te
de la gana? La llevas clarita conmigo, si es eso lo que buscas.
-
Minerva
-
Me da igual tu enfado, dime el puto código- grito Minerva,
incluyendo pisotón en el suelo. En otro momento o en otras
circunstancias se hubiese reído de la situación. La exigencia del
código le hacía recordar aquella película donde Tom Cruise gritaba
constantemente en una sala judicial, "¿ordenó usted el código
rojo?", pero la situación no le provocaba reír, más bien lo
contrario. Julia tras su último grito la miraba con extrema
seriedad. Sin duda a esa mujer nadie le alzaba la voz y venía
hacerlo una niñata de dulces sueños- Dímelo- pero a Minerva le
sobro arrojo, para no amedrentarse ante ella. Julia apenas susurro el
código y Minerva le aguantó ni un segundo más la mirada. Con furia
se giro hacia el ascensor y esperó que las puertas se abriesen
agarrando fuerte su bolso con ambas manos. Interminables segundos de
espera, hasta que las puertas se abrieron- Que tengas buen día-
sobraban los deseos de un buen día, pero Minerva no podía evitar
alargar el momento. "No es tan difícil Julia, sólo acércate".
Fueron sus deseos mientras entraba en él y pulsaba el puto código.
"Algunos
hombres buenos"
-¡Coronel
Jessep! ¿Ordenó usted el código rojo?
-Hice
el trabajo que me encargasteis…
ayyyyyyyyy DE LOCURA LOCURA PERO DE LOCURA HEAVY
ResponderEliminarse saleeeeeeee
MÁSSSSSSS
gracias ARTISSTAZA
Todavía tengo un poco de fe en el ser humano...Por muy bajo que caiga hay vestigios de dignidad.... Minerva mostró que todavía tiene,
ResponderEliminargracias.....gemo
beijos
Julia cuidado..te estas viniendo abajo ante mis ojos..aunque creo que lo de Minerva sera un ''cabreo'' momentaneo..
ResponderEliminarDemasiado mujer para la dulce Minerva..
Por cierto..hablando de malas..que yo recuerde
a Minerva nadie le pone un cuchillo en el cuello para que haga realidad esas fantasias de la gran Julia...¿o si?...
Divina-Wilson
Julia cuidado..te estas viniendo abajo ante mis ojos..aunque creo que lo de Minerva sera un ''cabreo'' momentaneo..
ResponderEliminarDemasiado mujer para la dulce Minerva..
Por cierto..hablando de malas..que yo recuerde
a Minerva nadie le pone un cuchillo en el cuello para que haga realidad esas fantasias de la gran Julia...¿o si?...
Divina-Wilson
.... Pues..pues....eso digo yo...nadie la obligo..Divina no pudo dejar de decirte esto siempre..siempre...'''absolutamente de acuerdo contigo'''...y si Minerva actúo ...es normal...como normal es que Julia actúe tal como es...o quiere...
ResponderEliminarSi se dice si....no hay limites y si los hay se dicen y ya esta..pero no se buscan culpables¡¡...
Única Escritora....
Celeste-Negro
¡¡Ahi le has dado Celeste¡¡...Minerva esta ahi porque quiere..nadie le puso una pistola en la sien..
ResponderEliminarElla la descubrio..la siguio..la vigilo..acepto el juego de posesion y sumision pero..se a enamorado de la gran Julia y se rebela..
Le queda mucho que sufrir antes de que la fascinante Julia se de cuenta de que tambien..
¿quiza?..a caido en las redes de Minerva..
Como dice La Dama...Unica escritora....
¡¡Ahi le has dado Celeste¡¡...Minerva esta ahi porque quiere..nadie le puso una pistola en la sien..
ResponderEliminarElla la descubrio..la siguio..la vigilo..acepto el juego de posesion y sumision pero..se a enamorado de la gran Julia y se rebela..
Le queda mucho que sufrir antes de que la fascinante Julia se de cuenta de que tambien..
¿quiza?..a caido en las redes de Minerva..
Como dice La Dama...Unica escritora....