miércoles, 21 de agosto de 2013

Acelera un poco más...6



Veinte kilómetros hasta el Hostal Trinidad, con las costillas aplastadas. Como para no acelerar. Toñi, la niña carita dulce no le tiene pánico a las motos, le tiene terror y mis costillas aplastadas por sus brazos dan fe de ello.

Conseguí que la niña llegase a tiempo para ayudar a su mami y su mami es, del dulce lo más dulzón. En cuanto llegue con su niña me invito a un vinito. Blanco y bien fresquito.

Me introdujo en su cocina, y cualquiera que haya trabajado en una, sabe lo importante que es ese lugar para un cocinero. Pasaba la quinta década de largo, un poquito gruesa y rubia como su niña. Otra niña más, a la que robarle un beso.

Se movía con auténtica destreza y estoy segura, que sabría cocinar una zarzuela de pescado con los ojos cerrados. Muy suelta, coqueta y simpática, hizo que el tiempo a su lado pasase rapidísimo hasta que las otras tres niñas llegaron.

Broma de la conductora, como no. De nombre Isabel, Isa para todo el mundo incluido yo. Ella misma así me lo pidió.

- Llámame Isa, que Isabel es como muy serio.

Y de ella, Trini así me habló:

- Isa es las más bicho de las cuatro. Nos ha hecho cada trastada. Pero luego es un encanto de niña.

A través de Trini, supe que las reuniones familiares en verano, no son sólo cosa de mi familia. Las cuatro niñas con arte pa aburrir, eran primas, no podía ser de otra forma.

- La mía, Toñi, es la más pequeña y claro lo ha aprendido todo de las otras tres bichos. Pero ya la estas viendo, es una trabajadora nata como yo.

Hasta ahí, yo la escuchaba hablar tranquila y con sonrisa boba en la cara. Era tan bonito escuchar el orgullo con el que hablaba de su hija y sobrinas, que olvide lo que recordé, cuando ella me hablaba de la sargento, Carmen.

- Carmen es muy mandona, te podía mentir pero es que es así. Y le va en el cargo, es militar, todo el día luchando por igualar e incluso superar a los hombres, hace que seas la más seca de las cuatro.

Porque eran cuatro y justito en ese momento lo recordé y la recordé. Mi morena sombreritos de nombre poético, era su sobrina y como con el resto, de ella algo me diría. Pasa, que las tres habían entrado a la cocina a saludar y ella, en su línea de "mala eres conmigo", no lo hizo. Supongo que un móvil de ultimisima generación lo impidió.

- ¿Qué te estaba yo diciendo?

Me preguntó y tuve que morderme la lengua para no saltarle con -me hablabas de mi morena- si la malaje no había entrado y la mujer no se acordaba de que me hablaba, yo debía enderezar la conversación a mi favor.

- De tus cuatro niñas- ahí, toda disimulada se lo deje caer y ella dejo de mover el caldo de las paellas, para mirarme sonriendo. Guapa y salada es. A ti, te tengo que robar un beso.

- Ay, ¿no te estoy aburriendo?

Otra mordida de lengua para no gritarle un no. Primero no podía aburrirme, porque esa mujer podía contarte el menú de su carta tres veces que las tres le prestarías atención; segundo porque me hablaba de cuatro ....error...de tres niñas de lo más simpáticas y tercero, porque me moría por saber algo de Lucia, la cuarta, muy malaje pero hasta ahora que no se, si es simpática.
Que no se puede juzgar a la primera y que un poco más y me caigo de la encimare donde estaba sentada. Mi morena entró en la cocina en ese preciso instante. Lo guapísima que es, no tiene nombre.

- Tía, no se si me quedaré a comer y....vaya, ¿sigues aquí?

El vaya y el sigues aquí, no era para su tía, ni para los dos pinches, ni para el fregaplatos. Era pa mi. La mua.

- Pero Lucía

Salto su tía y oye, mucho malaje, mucha divinidad pero a su tía la respeta a base de bien, porque sombreritos se sonrojo y procedió abrazar a su tía. Estaba cantado, pelota para corregir sus malos modales. Díselo tu, Trini. Que mala es conmigo.

- Jajaja, de las cuatro está es la malaje. ¿A que no me equivoco?

- Jejejeje- río su tía y adore ese momento. Lucía me miro tras su tía y fue un auténtico subidón. Ay niña, a ti empiezo a querer robarte más de un beso.

- Dile que no, la motera es una enteradilla.

No fue lo que dijo, fue el cómo y fue como volvió a pasar por mi lado y me guiño, antes de marcharse. Niña, devuélveme el suspiro que te has llevado contigo.

- Aysh- no pude evitar que se me escapara el suspiro que Lucía se llevaba.

- Ay Lucía- suspiro también Trini y yo no pude, más que canturrear.

- No hay nada más bello, que lo que nunca he tenido. Nada más amado, que lo que perdí.

- Perdóname si hoy busco en la arena, una luna llena que arañaba el mar... Jejejeje, ay.

Eso pensé yo, ay...porque no me dio la gana aguantarme mas, porque de mi morena de nombre Lucia no pude saber más, y porque de un salto baje de la encimera, me acerqué a ella y ¡Tirititi! Le robe un beso de su mejilla. Ella sonrió y un poquito se sonrojo.

Te quedas aquí con tus sartenes, con tus comandas y sobrinas, pero yo me llevo el beso robado por una desconocida a la que invitaste a un vino y quedó prendadita de tú amabilidad y simpatía.

Tocaba marcharse y acelerar. Aún me quedaba depósito y medio de libertad.

Pasa, que al salir, tras despedirme de todas menos una, esa una fumaba enfrentito de mi moto.

“No me tientes mas, niña”

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