martes, 16 de julio de 2013

Mi cincuenta cláusulas 18


Si Minerva, sentada ahora en el coqueto y pequeño restaurante, situado en Girona a mas de setecientos kilómetros del despacho de Julia, tuviese que definir con una sola palabra, las apenas dos horas que llevaba en compañía de Julia, sería embrujo. Hechizada por completo, quedaba por ver, si el hechizo había sido realizado mediante practicas supersticiosas.

Supersticiones o no, lo cierto es, que la mujer que ahora le mantiene la mirada, recordándole a Minerva, los juegos con Manu, años ha, donde ambas se retaban manteniéndose la mirada sin pestañear. Tiene la capacidad, de embrujarla de tal forma, que cada gesto realizado por ella, consciente o inconscientemente, unido a su profunda y sensual voz y a esa atrapante forma de mirar, consiguen que el deseo para Minerva, comience a tener solo un nombre, Julia.

Minerva supo, que no iba a ser una noche para nada sencilla. La primera provocación fue justo antes de salir del despacho. Julia parecía olvidar que ella acudía a mostrarle unas fotos, paso completamente de ellas y una vez reservada mesa, recogió su bolso junto con un maletín, para encaminarse a la puerta, abrirla y esperar que Minerva la atravesase. Pero ella no podía esperar como cualquier otra mujer, consultando el reloj, revisando sus uñas, quizás su bolso o mil detalles mas. No, la señora Julia Arango se detuvo en la puerta y se centro, en mirar con total descaro a Minerva.

No había nada, que afeara ese constante mirar. Lo que había era una seguridad aplastante, sello a esas alturas, indiscutible de Julia. Pero Julia miraba a Minerva y Minerva, como siempre no se achico. Camino hasta ella, con su desparpajo natural y a solo dos pasos de ella, se detuvo sonriéndole e indicándole con los ojos, la alfombra que pisaban.

- Tenga cuidado, deben repararla- advirtió Julia y la sonrisa mas ancha de Minerva, la extraño, no entendiéndola.

- Podría tropezar y caerme- contesto a la advertencia Minerva, dejándose embrujar. En esta ocasión, hechizada por las ganas de desbaratar la infinita seguridad de Julia. Su ceño frunciéndose cada vez que era contradecida, comenzaba a ser adictivo para Minerva.

Pero Minerva no contó, con lo rápido que esa mujer, se repondría. Ahora era ella, no la que fruncía ceño, pero si la que abría los ojos, viendo a Julia recortar los dos pasos de distancia entre ellas.

- Tendría dos opciones, Minerva. Tropezar y caer, dando con su dulce carita en el suelo o dos, tropezar y casi caer.

- ¿Casi?- pregunto Minerva sin poder retener el gallo en su garganta. Julia Arango a solo un palmo de ella, y a mitad de frase, Minerva tuvo que hacer un esfuerzo gigantesco, por escucharla y no solo oír la cadenciosa voz de esa mujer. Su mente rápida y veloz, soñó con una sultana de ojos grises, evitando una caída con un abrazo fuerte y seguro.

Pero la realidad es que Julia, tiene mas de f18 que de sultana y evito con maestría, responder a la pregunta.

- Mejor, quedémonos con la opción mas segura y no advertida.

“Quema”

La mano que Julia ofreció para que Minerva no tropezara y cayera o casi lo hiciera contra el suelo, era tan fuerte, segura y decidida como Minerva había imaginado. No había perdido detalle de sus manos, desde que comenzase a trastear el globo interactivo. Sus uñas apenas sobresalían de las yemas de sus dedos, ausentes de color y con una finísima línea francesa. Sus dedos eran largos, delgados y por como se movían por el globo, parecían muy ágiles. El torso de su mano, era igual de delgada que sus dedos y en consecuencia, sus venas se marcaban, dándole un toque muy sensual para Minerva.

Minerva en ese justo momento, en el que ambas manos conectaron, volvió a soñar, esta vez, con una sultana que cambiaba el registro y en vez de solo servir de sujeción para saltar el roto de la alfombra, tiraba de la mano que agarraba para pegarla a su pecho y, y los sueños, sueños son.

No hubo agarre ni choque de pecho contra pecho, solo hubo una sonrisa chulesca de Julia.

“Que ganas de borrársela, a base de...”

Igual pensó, cuando las manos fueron desunidas por Julia y ésta sonrió por igual.

“Empiezas a cabrearme, que ganitas de borrártela a.....”

Pero aún, hubo mas provocaciones en forma de mirada penetrante y sonrisa sobrada, claro que, también infinitas ganas de contraatacarlas.

- Verónica, acompañe a la señorita Minerva al helipuerto, no queremos que se pierda.

“Dios, una mas y.....”

- Al aparcamiento, se ir.

“Auch, esa te dolió Julia Arango”

- Cada decisión es una consecuencia, Minerva. Decida, ¿subir o bajar?

“Pena, no me deja elegir trepar por sus caderas y...”

- En verdad me apetece probar el nuevo postre de Jordi, dicen que es una delicatessen.

“Arde”

Minerva consiguió nuevamente contrariar a Julia Arango, facilito estaba resultando saberlo. Ceño fruncido, labios que se entreabren y Minerva que siente el primer latigazo del deseo mas visceral.

“Borrártela, comiéndome esos labios”

- ¿Guillermo de Urrutia?- pregunta Julia, haciendo que Minerva regrese a esa mesa. El enganche visual cesa, Julia encuentra entretenimiento en su copa de vino y ahora no frunce el ceño contrariada, lo hace intentando recordar ese nombre.

- Aja, mi señor padre.- contesta Minerva, no dándole mucha importancia. Lo importante, es como Julia acaricia la copa concentrada y como su imaginación vuela, y da por hecho, que esos dedos deben de ser amantes de las eternas caricias.

- No me suena de nada. ¿Tuvimos algún trato o negocio?

- ¿Qué se yo?

La pregunta a Minerva le sale con gallito y encoge los hombros desesperada. El embrujo, las provocaciones, el constante deseo de contradecirla, su forma de hablar, sus ligerísimos y suaves movimientos, y su voz, comienzan hacer estragos en ella y en sus braguitas.

- Me encanta.

“Dios, ya esta otra vez, por favor....no me mires así, estoy a un paso de no reconocerme”

- ¿El que?

- Obvio, usted.

“Se acabo, me la co...”

A Minerva no le da tiempo a atender a sus primarios instintos de borrar la satisfecha sonrisa del rostro de Julia a besos y por que no, bocados. El f18, como no, suelta bomba y se incorpora de la mesa, para a solo dos pasos, comprobar que toda la atención de Minerva, sigue puesta en ella.

“Manu, sálvame”

Solo una persona en el mundo, le puede recordar que esta con una tía borde y creída, que si bien, esta consiguiendo ponerla cachondisima y muy perra, no es mas que una borde creída.

- Estoy en Girona, volamos en su espectacular avioneta, tan impersonal como su propio despacho, pilotada por supuestísimo por una tía, porque ella solo contrata a tías, que déjame decirte, son todas clavadas. Me esta volviendo loca Manu. O sea, me veo haciendo cualquier locura, dime algo, deteneme de alguna forma, porque esto huele al mayor hostiazo que me haya dado en mi vida.

- Jajajaja, ¿en Girona?

- Ay madre, esto es mega excitante, ¿avioneta? Ay dios, esta noche mojas. No te digo mas, Min.

- Esa que oyes es Marga

- Aja, estaba clarísimo.

- Y dice que mojas

- Aja

- Hemos hablado de esto, Min. Alguna vez, te podía pasar. No tiene nada de malo, dejarse llevar, experimentar, darse aunque sea a una desconocida. No siempre todo es un cuento, donde la princesa....

- Ay dios, se va cumpliendo todo, es mega super hiper excitante.

- Es Marga, ya sabes

- Aja, viene de vuelta a la mesa, ¿vale?, me mira de una forma, me suelta cada una y es tan, pero tan borde, que

- Que le mire si tiene marcas, yo que se, de cigarrillos o de ataduras, ay dios, se lo va a pasar de muerte. ¿Y el mío cuando? Quiero una historia tórrida, quiero que me destrocen la ropa, que me arañen con una barba de arriba abajo, quiero perder la cabeza, ¿tan difícil es?

- Marga

- Aja



1 comentario:

  1. .....No es una mujer...no¡¡..Julia es...LA MUJER...hecha tentación y ahora...ahora llega con embrujo...Le falta algo??....Creo que no..Daniela o esta soñando o esta soñando..si...jejeje..No se puede ser más...y si a eso le añadimos que es poseedora de esos '''dedos de eternas caricias''...entonces ya...

    Gracias........
    Celeste-Negro

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