La
conversación con su madre y sobre todo la inquietante información
de que su padre y Julia se conocieran, propició nuevas suposiciones
entre el grupo de amigas.
Desde
la disparatada de Fátima, en su modo más anti Julia, con una
intrigante teoría, según la cual Julia había buscado a Minerva con
el único propósito de vengarse de su padre por algún negocio
fallido, pasando por la de Manu, quien apostaba por la mera
coincidencia, si Julia Arango poseía una de las mayores empresas de
inversión del momento, era lógico que en algún momento o negocio,
hubiese coincidido con Guillermo de Urrutia, quien tras la quiebra de
la construcción en España, había ampliado considerablemente su
marco de actuación.
Y
para terminar, Marga. Para esta última, se trataba de una mera
atracción sexual, una oportunidad de vivir en carnes propias una
Pasión Turca- Me encanto Ana Belén en esa película- o de morir de
deseo como en Nueve semanas y media- Ni Fátima puede negarme, que
Julia es mucho más guapa que Mickey Rourke.
-
No todo es sexo, chica
Esa
había sido la contestación de Fátima a las lujuriosas hipótesis
de Marga. Marga no rebatió, ninguna lo hizo, Fátima mostraba
conforme más conocían de Julia, que aquello que el grupo de amigas
creía superado, en verdad no lo estaba. La sombra de su historia con
Jaime, parecía regresar con fuerza anti nublos.
Lo
cierto es que Minerva, escucho cada una de las suposiciones sin poder
evitar, mordisquearse las uñas. No le hacía la menor gracia que
Julia y su padre se conocieran, aunque bien pensado, eso podría
darle cierto poder, el de la información sobre Julia.
Pero
el tiempo apremiaba, Nico dijo y repitió hasta la extenuación,
incluyendo cualquier medio telemático para ello, que esa mujer,
Julia, odiaba la impuntualidad. Mejor dejar a sus tres amigas
elucubrando y marcharse rápido al despacho de la protagonista
indiscutible de sus últimos días.
No
le extrañó que en la barrera de entrada al gran Edificio, esperasen
su visita. Julia había dado muestras de ser una persona controladora
y gustosa, de no perder tiempo ni hacerlo perder.
Aparcado
su BMW 3I concep, en la plaza asignada, Minerva se detuvo en mitad
del aparcamiento superior. Las paredes estaban decoradas en colores
cálidos, no recordaba haber visto jamás un parking pintado tan
armoniosamente. Parecía una sala gigante en vez de un mero
aparcamiento. De camino al ascensor, su sorpresa aumentó, las
paredes no sólo estaban pintadas creando un ambiente relajado, en
cada una de ellas, se podía disfrutar de un pequeño paisaje,
dibujado con spray.
Con
curiosidad y prisa, regresó a su plaza de aparcamiento, la misma que
le había sido indicada. Mera curiosidad de saber, en qué paisaje le
había sido asignado aparcar.
Nada
más divisarlo, se quedó quieta y sin saber cómo reaccionar. El
paisaje era un hermoso prado verde, donde dos caballos pastaban en
completa paz.
-
Pa’l carajo
Decepcionada,
había dado un rápido repaso a los otros paisajes, la Fontana de
Trevi, la Muralla China, La Alhambra nevada, los Fiordos noruegos, la
Aurora Boreal, ¿y a ella le daban un prado? ¿Le había visto cara
de vaca?
El
camino hasta el ascensor, fue una secuencia de ilógicas
posibilidades sobre el dichoso prado- ¿Cara de Caballo?-
desconociendo, que no había sido la Vigilante de Seguridad, el
elector del paisaje. Lo que también desconocía Minerva, es que las
sorpresas, no habían hecho más que comenzar.
-
Cara caballo, no tengo
El
fashion espejo del ascensor, fue una grata sorpresa. Para alguien
como Minerva, deberían existir espejitos a cada paso en su camino.
Revisar maquillaje, peinado y realizar unas cuantas muecas que le
hacen reír sola frente a un espejo- Tas mal, Minerva- y bromear,
imitando a quien visita.
Segundos
más tarde y cuando las puertas del ascensor se abrieron, Minerva
supo algo más sobre Julia Arango. Esa mujer, adoraba la
belleza hasta decir, basta.
La
planta del elegante edificio que la recibía, bien podría ser un
Chilaout minuciosamente decorado para el confort y la distensión.
Nada que ver, con la típica recepción de cualquier multinacional.
Pero
era día de sorpresas y la siguiente llegó en forma de ultimísima
rubia, enfundada en falda americana, camisa
perfectamente planchada en color rojo y taconazo del quince.
-
¿Señorita Minerva De Urritia?
-
Eh...si
Escueta
contestación de Minerva a la altísima rubia y nueva sorpresa. No
sólo hay una altísima rubia con falda entubada y alto tacón. Todas
las mujeres que ve moverse por la planta son muy parecidas y visten
igual- ¿Las fotocopia?- pensamiento que le hace morderse el labio,
mientras la alta rubia la sonríe amable.
-
Soy Sonia Moler, secretaria direccional de Julia Arango, ¿me
acompaña?
-
Si, perdone
Hora
de espabilar y seguir a la alta rubia, quien saluda a sus fotocopias
en el trayecto, con un leve movimiento de cabeza. Para Minerva todas
se parecen y el uniforme, llamativo sin duda, hacen que en verdad
parezcan gemelas.
-
Acabaron con el tinte- murmura molesta, tanta exhibición femenina
empieza a resultarle molesta. Una cosa es que Julia sufra de
adoración por la belleza, y otra, que convierta a esas mujeres en
maniquíes con sonrisas eternas.
-
¿Decía?- pregunta la rubia, deteniendo el avance de ambas, con su
tatuada sonrisa amable.
-
No que...ehm
-
La señora Arango, la va a recibir enseguida, pero si necesita de
algo o bien desea tomar café, agua o cualquier otra cosa, no tiene
más que pedírmelo.
-
No gracias. Estoy bien, solo...eh...me he sorprendido, no veo ningún
hombre
Ya
esta dicho, Minerva es alguien inquieto y expresivo, para que andarse
con rodeos, la rubia se ofreció para lo que quisiera, pues bien,
ella quiere saber-Por que puñetas, no vi aún a ningún hombre y por
qué todas, son tan sumamente guapas- piensa y calla esperando que la
rubia mujer, alimente su curiosidad.
-
En este Edificio sólo trabajamos mujeres, es de Julia Arango-
informa la rubia con cara de obviedad y se gira, como no sonriendo.
Menos
mal que se gira, piensa Minerva, ante tal información, no ha podido
más que elevar los ojos. A Minerva, le esta sobrando pedantería y
sólo ha recorrido unos metros de ese particular edificio.
Decidida
a no sorprenderse por cada detalle que observa, ambas llegan a una
nueva sala. Sonia, la alta rubia, le ofrece paso y tras ello, vuelve
a sonreír gentil.
-
Avisaré de su llegada- avisa y sorprendentemente para Minerva, no da
dos toques en la puerta del que supone despacho de Julia.
-
Debe indicarlo en algún lado- murmura Minerva, revisando la sala,
donde pronto topa con otra mujer, a diferencia del resto, morena.
-
¿Necesita algo?- le pregunta la mujer y Minerva sube ambas cejas.
Sera morena, pero usa la misma extrema amabilidad que el resto.
-
No, sólo espero.
-
¿Quiere tomar algo? ¿Quizá algo para leer? El edificio cuenta con
una amplia biblioteca virtual, si lo desea puedo- la morena mujer
detiene sus atenciones, ante el gesto con la mano realizado por
Minerva.
-
Estoy bien, no necesito nada. Gracias.
Bien,
esta mujer era menos insistente que Sonia secretaria direccional.
Verónica sonrió y señaló el pequeño escritorio donde pronto tomó
asiento. Y ahí estaba, Verónica López secretaria personal. Era la
placa que encima de la que suponía Verónica, leyó Minerva. Rápido
se formuló una nueva pregunta, ¿cuántas secretarías necesitaba
Julia?
De
pie, evitando mirar a la sonriente Verónica, halló lo que buscaba.
En el lateral de la puerta, la placa que indicaba que ese era el
despacho de Julia Arango. Claro que, sólo eso indicaba, sólo su
nombre enmarcado.
Al
momento de su descubrimiento y elucubrando, sobre el por qué de sólo
enmarcar su nombre, la puerta del despacho se abrió y por ella
apareció, la siempre sonriente Sonia.
-
Señorita De Urrutia, puede pasar.
Las
indicaciones de la secretaria o más bien el tono empleado en ellas,
casi provocan que Minerva ruede los ojos. Tanto protocolo, tanta
sonrisa y tanta mujer paseándose en falda de tubo, están a un paso
de cansarla.
Pero
las amables indicaciones de Sonia no había terminado, dándole paso
a Minerva, prosiguió.
-
Tenga cuidado con la alfombra.
La
advertencia de Sonia sumada a la hecha tiempo antes por Marga,
ocasionan que Minerva acceda al despacho con toda la atención puesta
en tan citada alfombra.
-
Sólo es una alfombra, Minerva
Hasta
que la voz de un espectacular f-18, le hace levantar la mirada y
quedarse enganchada a una imagen. La de la poseedora de esa voz,
Julia, en pie y de espaldas a ella.
Aggggg.Nooo..Me has dejado con la miel en los labios Gemooo..Esa Julia...¡Aguita¡ niña..
ResponderEliminarQue seguridad..que misterio que..que ''Domina''.
Esta mujer me mata niña...Minerva tendra que poner todo de si misma para no salir marcada para siempre de esta ''encerrona de la gran Julia...
Creo que estoy obsesionada con este tipo de mujer...lastima que en la vida cotidiana mujeres
asi no hay niña..jajaja
Me gusta muchisimo este relato mi Diosa de las letras.jajaja...Crack tu niña....
Divina-Wilson
Es como veo Julia….psicótica, desesperante. obsesiva…. al entrar en este edificio con Minerva me sentí como las víctimas de los juegos mortales, observada y analizada por todos los ángulos. Sensación horrible!!! agh!!!
ResponderEliminarUn abrazo
....EL MISTERIO Y EL DESEO ....TIENEN NOMBRE...JULIA...
ResponderEliminarDIVINA...SI EXISTEN ¡¡SEGURO¡¡PERO HAY QUE ENCONTRARLAS..JEJEJE...¡¡SUERTE¡¡..
Y COMO NO PODÍA SER DE OTRA FORMA...DE ACUERDO CONTIGO EN ESE NOMBRE PUESTO A NUESTRA ESCRITORA.
CELESTE-NEGRO.
hasta el aliento lo llevo seco...JOOOOOOOOOOEEEEEEEEEEEE
ResponderEliminary solo acaba de empezar....
artisstazaaaaa GRACIASSSSSSSS
hasta el aliento lo llevo seco...JOOOOOOOOOOEEEEEEEEEEEE
ResponderEliminary solo acaba de empezar....
artisstazaaaaa GRACIASSSSSSSS