martes, 9 de julio de 2013

Encuentros 31


¡Pero, pero que co... ovarios más grandes tiene esta mujer! Aparece después de diez días sin haber dado señales de vida y llega sin avisar y espera que yo este dispuesta y disponible para ella? Que estoy a su completa disposición las 24 horas lo siete días de la semana? Pues se va a enterar!


¿Quiere quedarse? ¿Qué quiere pasar tiempo conmigo? Vamos a ver si sigue queriéndolo después de la que invite a cenar con mis amigos. Porque aunque haya quedado con la amiga de ¿Susana?, no es que fuera una cita para las dos solas, y ahora no voy a cancelar mis planes solo porque ella aparezca sin más, mi mundo no gira en torno a Daniela, no, que quede claro!

"¿Que te odian?" -¿Pero que historias se monta esta mujer?-


"Eso he dicho, sé perfectamente lo que piensan de mi. Y tú quieres que vaya donde sea que vayáis y me presente con un 'hola soy la hija de puta que se encuentra con Miranda, parece que hace fresco, ¿no?'

"Si es como te ves, ¿por qué no?"


Ya me ha tocado lo que no tengo y hasta aquí podíamos llegar. Lo peor de todo es que cuanto más se cabrea, más discutimos y más caliente me pone, increíble, ¡soy una salida!


Já, ¿se cree que puede venir a mi casa y armarme una escenita y luego irse dando un portazo? Pues está muy equivocada.


"¡Daniela!" -le grito mientras salgo de mi piso y alcanzo a ver como la puerta de las escaleras se cierran de golpe trás ella, ¡que no ha podido ni esperar al ascensor!



"¡Daniela para!" -¿Quién podría pensar que podía bajar por las escaleras tan rápido y sin tropezar? Aunque no es más rápida que yo, claro.


"Dejáme!" -Me grita mientras lucha por escapar de mis brazos que la aprisionan contra la pared del descansillo de la escalera. Mentalmente doy gracias por la vagancia de la gente que prefiere usar el ascensor antes que las escaleras, porque vaya numerito estamos montando.


Y mientras lucha para liberarse de mi, provoca que nuestros cuerpos rocen y choquen acelerando aun más nuestra respiración y sin poder ni querer evitarlo mi boca se apodera de la suya. Pronto sus manos dejan de empujarme para hacer todo lo contrario, tanto que estoy segura que ni el aire puede correr entre nuestros cuerpos.

"Aush." -Me quejo cuando muerde mi labio con saña.


"Y más que te debería doler." -Dice con las pupilas inyectadas de pasión e ira, y vuelve a atacar mi boca mientras nuestras manos recorren el cuerpo ajeno sin descanso.


Con la excitación y adrenalina al límite, levanto sus caderas para que automáticamente ella enrosque sus piernas en mi cintura, sosteniéndola entre la pared y mi cuerpo.


Mordiendo su cuello, me las arreglo para con una mano bajar la parte superior de su vestido veraniego, dejando al descubierto su sujetador que ni me molesto en mirar más de unos segundos, porque rápidamente lo subo lo suficiente para que mi boca pueda atrapar su pecho entre mordiscos y chupetones descuidados.


Con mis manos ahora libres subo su vestido, que ahora queda enrollado en su cintura y no pierdo el tiempo en intentar bajar sus bragas, con un tirón el sonido de la tela desgarrada se hace eco en la escalera, donde compite con el sonido de nuestra respiración entrecortada y los gemidos que suben de tono.


La palma de mi mano se roza contra ella, mientras mis dedos golpean sin descanso ese punto suave y redondeado rodeado de paredes firmes, calientes y húmedas que se contraen contra mis dedos, ese que la hace sujetarse fuertemente contra mi cuello, con su boca en mi oído, escuchando perfectamente cada suplica que pronuncia y que yo no tardo en complacer.

"Miranda, por favor... Agh... Miranda!"


Sin dejar de repetir mi nombre como si fuera un mantra, así se corre entre mis dedos, y yo siento como una ola de placer invade mi cuerpo, y me aprieto contra el suyo mientras el orgasmo inesperado me atraviesa con el eco de mi nombre pronunciado por los labios de Daniela.



Después de unos segundos o minutos, no sé el tiempo que llevamos sostiendonos en brazos de la otra para no caer irremediablemente al suelo, el mundo que parece se había detenido en el momento que nuestros labios chocaron, vuelve a girar y recuerdo donde estamos, en mitad del descansillo de las escaleras de mi edificio.


Poco a poco nos despegamos, Daniela arregla su vestido, y yo recojo sus bragas, o lo que quedan de ellas, que han caído al suelo cuando Dani ha bajado las piernas de mis caderas. Con ellas en mi bolsillo agarro su mano y tiro de ella para subir las escaleras.


"Ahora vamos a hablar."









6 comentarios:

  1. Uff! Me dejaste sin aliento... Enhorabuena, escritora!

    ;) flechazo1958

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  2. necesito quiero MASSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSS

    NO LAS PUEDO QUERER MÁSSSSSS


    ARTISSSTAZAAAAAAAA graciasssssssssssssss

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  3. Ey....este trozo pertenece a Udont....jejeje los honores calentitos a ella. Y soy Gemo jajaja okis? Besetes

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  4. Jejejej eso si que es establecer prioridades,primero lo primero y después se habla,ja,ja.
    Genial "Sombra"
    Saja

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  5. Genial!!! Deseando que Daniela le explique su nueva situación y verlas juntas!!
    Gracias
    L.a.c.e.r

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  6. ....... ESE ORDEN DE PRIORIDADES ESTUVO AL ESTILO DE ELLAS MISMAS...LAS UNIÓ EL ''DESEO''' Y LAS ATRAPO EL AMOR..GENIAL Y MUY MUY REAL....

    GRACIAS

    CELESTE-NEGRO.

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