jueves, 4 de julio de 2013

Mi cincuenta cláusulas 15


Obvio que Fatima, optaría por cualquier vestimenta que significase una afrenta con esa mujer. No le gusta escote, ponte el vestido azul turquesa de escote en forma de uve en pico hasta el ombligo. - No te has hecho lesbiana, para que venga una mujer a tratarte como un macho posesivo- Conclusión y advertencia de Fatima, ella elige poner en su sitio a Julia Arango.

A lo que era obvio, que Manuela una feminista incansable, contestara- No se ha hecho lesbiana, es lesbiana, hay una pequeña diferencia- y no solo contesto en forma verbal, toda ella era una contestación; ojos abiertos de par en par, brazos por igual, y varios asentimientos con la cabeza. Manuela, de momento opto por pasar de Julia Arango y reivindicar, que para eso por desgracia, siempre hay tiempo.

Claro que, si Fatima opina de vestimenta y Manuela reivindica, Marga se pierde mirando a una y a otra, para al final, solo decir- Que excitante me resulta, por favor- decantándose por el apoyo a Julia Arango, y todo aquello que huela a tórrida pasión.

- No ayudáis, así no me ayudáis- dice Minerva, la cuarta en discordia y protagonista absoluta de la tarde- No os dais cuenta pero esa mujer me gusta, ni en sueños me he permitido compartir con ella dos frases seguidas. Pues bien, se dio en la realidad, no solo compartí dos frases sino que la tuve a un solo paso de mi. Me da igual que sea una estirada, es mas, me gusta que así sea, me da igual los casi diez años que pueda sacarme, me encanta lo adulta y madura que se muestra, me vuelve loca la absoluta seguridad en si misma que muestra, y no es que me de igual, es que me excita sobremanera que se crea que me achanta. ¿Quiere jugar a dominar? Por mi genial.

Con semejante parrafada y solo por unos segundos las dejo calladas, pronto Fatima se repondría de la sorpresa inicial, para retomar su postura de consejera anti malvadas, Manuela simplemente se limito a observar a Minerva.

Podría engañar a su otro par de amigas, a ella no. Verdad que le encantaba y atraía al máximo esa mujer, pero no era menos verdad, que en el fondo, el jueguecito de esa mujer, en cierta forma la desilusionaba. No en vano, Minerva siempre fue la princesa de papa y toda princesa de papa, sueña con una reina, no con la malvada condesa.

- Ten cuidado con la alfombra- dice de pronto Marga, y provoca reacciones en cadena, Manuela se carcajea, Marga mantiene intacta su capacidad de sorprenderla, Fatima rueda los ojos, ¿de que habla Marga? Y Minerva se limita a abrir los ojos, tan sorprendida como Fatima ¿de que alfombra habla Marga?

Extraña explicación la que les da Marga y mas extraño aun, es que Minerva, al día siguiente, maquillándose, se pregunte si en verdad el despacho de Julia Arango tendrá alfombra.

Nuevo repaso mental y suman miles, los que en horas lleva realizados. Solo va a llevarle unas cuantas fotos, las mismas que ha mirado por minutos en el estudio fotográfico. Minutos perdida en la imagen Julia inmortalizada por ella misma. Fácil elegir las que sin duda ocuparan las paginas centrales del próximo numero de la revista, aquellas donde Julia sale extremadamente sensual y poderosa.

Pero no son esas, en las que se pierde Minerva. En verdad, las que mas atención suya acapararon, fueron las realizadas cuando Julia perdía la pose. Ya fuese para cambiar de postura o para respirar o simplemente para mirarla directa a ella.

En ellas aparecía otra Julia, relajada, sonriente y mucho mas expresiva. Exageraba, Minerva reconoce que estaba exagerando. Relajada si, sonriente solo a pequeños destellos y en cuanto a expresiva, resoplo apenas una vez. Pero madre mía, que forma de resoplar.

- Cabrona- exclama Minerva deteniendo el rimen sobre su ojo izquierdo. Ahora que repasa ese resoplido, lo revive y Julia no resoplaba cansada por las veces que Minerva solicito cambiar la luz, lo hizo por su manía de morderse el labio. Una cosa esta clarísima, a cada poco que Minerva se concentra, le es innato morderse el labio, si la luz fallaba y ella la quería de una forma precisa, se estaba mordiendo el labio y si se estaba mordiendo el labio y Julia la miraba, voila. Julia resoplaba regañándola- Eah, ni relajada deja de controlar- concluye y vuelta a lo que estaba haciendo concentrada- Jajaja, ahora no me lo muerdo Julia, maquillándome es la única excepción. Perfecto- exclama, al terminar el coqueto alargamiento de sus castañas pestañas.

Cuando esta dispuesta a comenzar a perfilar sus labios, el sonido del timbre de su ático, detiene su búsqueda del color deseado para sus labios.

- María, ¿Quién es?- pregunta Minerva a su asistenta, repasando su rostro en el espejo. No espera ninguna visita y tampoco es que disponga de mucho tiempo para atender a quien fuese.

Retomando el maquillaje, espero que María acuda al interfono principal de la casa, pero un rápido vistazo al interfono de su baño, le da la respuesta. Manuela esta en su puerta y le saca la lengua a la cámara, o más bien a ella.

- Jajaja, que pavi. María abre la locaza o romperá la cámara.

Pocos minutos y tras escuchar a Manuela saludar a María, la primera llega al baño y Minerva se gira hacia la puerta en cómica postura.

- ¿Qué tal?- pregunta Minerva mostrando el look elegido. Cómodos jeans, por encima del tobillo, camisa sin mangas blanca con coqueto lazo y oxfords color marrón.

Manuela contempla el conjunto, unido al cabello suelto elegido así para la ocasión, y sonríe. Esa es su amiga, la que no se deja amedrentar por una excéntrica millonaria y acude a su despacho tal cual es.

- Señorita Minerva, ¿acude a verme en mocasines?- Manuela imita exageradamente a Julia, a pesar de no conocerla y provoca que ambas rían.

- Son Oxford, querida Julia

Proseguida la broma por Minerva, ambas vuelven a reír y lo hacen un poquito más, cuando a través del interfono, ven llegar al par que faltaba, Fátima y Marga.

- Prepárate- advierte Manuela, es obvio que Fátima ha tomado un roll y cuando esto ocurre, suele ser incansable. Esta vez el roll, es sentirse madre protectora de Minerva respecto a Julia- creo que la tal Julia le recuerda un poco a Jaime, sabes que lo paso mal.

- ¿Y?, por favor Manu. Ésta mujer es solo trabajo y vale que yo he sido la primera que lo he agrandado pero- Minerva detiene su explicación cuando Manu, le niega con la cabeza, ¿para que la miente?- Bueno, me gusta, vale, si. Aceptamos que a Minerva le gusta Julia.

Al poco, el cuarteto vuelve a estar reunido, mientras Minerva acaba de preparar el maletín que contiene las fotografías a mostrar. El tema principal de la conversación no puede ser otro que Minerva y su cita laboral con Julia, multitud de suposiciones sobre lo que puede ocurrir en ese despacho, que provoca que las cuatro rían distendidas, hasta que Marga recuerda el encargo de su padre.

- Nena, me dijo mi padre que sutilmente quedes con ella en el Club- explica Marga, sin darle la mayor importancia. Y como cada vez que habla Marga, provoca una reacción en cadena. Manuela, niega con la cabeza, Fatima suelta un exabrupto y Minerva, Minerva abre los ojos todo lo que le es posible.

- ¿Qué? ¿Hablaste con tu padre de Julia?- pregunta Minerva y no puede evitar soltar un pequeño gallito, no puede creerse que Marga comentase con su padre nada de Julia.

- Eh….¿se lo comente por encima? Y él pues, nosotras vivimos en Somosaguas Julia lo hace en La Finca, pues él pensó que seria bueno para nuestros padres que esa mujer frecuentara el Club, ya sabes, negocios.

- Si lo has hablado con tu padre, mi madre ya debe saberlo.

Y no se equivoca Minerva, antes de que las cuatro abandonen su ático y ella se marche camino del despacho de Julia, su madre la llama. Primeros saludos habituales entre madre e hija, y Minerva que hace caras a sus amigas, quienes en silencio presencian la conversación, aguantando las ganas de reír. Las cuatro conocen a Adela, madre de Minerva, y la misma no sirve para andarse con rodeos.

- Me comento de pasada Guillermo, que andas metida en algo de trabajo con Julia Arango, ¿es así cariño?

- Eh…pues….¿Julia Arango?- pregunta Minerva, fingiendo muy mal. Que su madre, le este preguntando por la mujer que ocupa sus últimos días y que la amenaza con morderla, cuanto menos, la inquieta.

- Julia Arango, eso dije.

- Ah

- ¿Ah? Minerva

- Si, no que….pues si, si ahora que tal…si, la revista le ha hecho un reportaje y yo fui la fotógrafa, ¿por?

- ¿Se refirió a tu padre en algún momento?

- ¿A mi padre?

- Minerva, ¿dejaras de responderme con preguntas?



















5 comentarios:

  1. Vaya "cuatro patas pa una banco". Me encantan y me encanta la historia.

    Gracias por continuar.

    Genu.

    ResponderEliminar
  2. Jajaja, me gusta mucho de esta historia, como me recuerda, a mi grupo de amigas, tan parecidas y diferentes a la vez. Pero, como ya comentaron, me da miedito Julia y las consecuencias que pueda tener sobre Minerva. Esa niña es un dulcecito. Besos, Jayssel

    ResponderEliminar
  3. madreeeeejeejjejejjejejjejejjejejjejejej toma yaaaaaaaa
    eres LA REOSSSSTIAZA,

    graaciaassssssssssssssss artisstazaaaa

    ResponderEliminar
  4. Es que te leo y me matas niña...este relato esta envuelto en un velo de sensualidad por parte de Julia que yo..le daria todo sin pensarlo niña...

    Me encanta...Crack tu Gemo...Grande

    ResponderEliminar
  5. .....ESA JULIA TIENE EL PODER DE LA SEDUCCIÓN ...TAN PALPABLE COMO ESOS LABIOS DE ROJO ''PASIÓN''' CON QUE ILUSTRAS EL TROCITO...ES TODA ''LOCURA'' POR ESO CUANDO MINERVA ENTRE POR LA PUERTA DE ESE DESPACHO...LA CORDURA SEGURO SE LE IRA POR LA VENTANA..SEGURO¡¡..

    GRACIAS ...POR ESTA HISTORIA ...TAN...

    DIVINA...SEGURO NO ERES LA ÚNICA EN PENSARLO..JEJEJE...

    CELESTE-NEGRO

    ResponderEliminar