Wilson S.L 79

Un día sin ver a su hija, y por supuesto la niña no lo desaprovecha. El corto camino por el jardín de la casa, se hace aun mas corto escuchándola hablar sin parar y casi sin tomar aire. Cogidas de la mano, apurando el tiempo que sin hablarlo, ambas saben se les hace corto.

Ad: Mañana es el cumple de Consu y Mama quiere que vaya con vestido. Le dije que no quiero ir con vestido, pero ella no me escucha Mami. Habrá castillos y muchos juegos, ¿por que tengo que ir con vestido si le digo que no quiero? ¿Tu irías con vestido? Yo creo que, no es divertido ir con vestido.

M: Ni siquiera me dejas contestarte y ya me lanzas otra pregunta.

Ad: Es que, luego se lo que pasará.

M: ¿Qué pasara?

Ad: Jugare, se me verán las braguitas y ahí estará Mama, enfadándose.

M: No se enfada

Ad: Si lo hace

M: No, solo te corrige

Ad: Porque se enfada

M: Jajaja, vale bien. ¿Y que quieres que haga?

Ad: Hablar con ella. Hazte escuchar.

M: Jajaja, esta si que es buena.

Como le explicas a la criatura que te mira con manos alzadas en aplastante obviedad, que hablar con su otra madre y hacerte escuchar, es precisamente lo que nunca se te ha dado bien. Lo que le recuerda a Macarena, que ha aceptado cenar con ellas, dos meses después de la ultima vez que lo hicieran juntas.

En este tiempo, ha estado centrada en recuperarse de los golpes sufridos aquella noche, en aguantar a su padre y sus continuas quejas por absolutamente todo, ratitos con Martha aliviando cargas emocionales y de alguna que otra adicción, y otros ratitos con quien ahora le sonríe, imprimiéndole fuerza para su plan de no vestido para el cumpleaños.

Pero ahora, en esta noche, en tan solo unos instantes, volverá a encontrase cara a cara con Anna, y con la sola presencia de ellas tres. No estará Maria, su ama de casa, no estarán ninguna de las hermanas Paredes, ni ninguno de los chicos Wilson. Nadie que sirva de salvapantallas y lima asperezas. Sería mentir, decir que ahora los nervios no la atenazan y sería mentir, decir que no desea con toda su alma, pasar una velada no solo con ella, sino estando las tres y el pequeñajo escondido.

M: ¿Le creció mucho?

Ad: Una barbaridad

M: Jajaja, hablo del hermanito Adri, no de su enfado.

Ad: Ah, ven

Solicita Adri, tirando de la camisa de su madre para que baje a su altura, ya ha enfadado bastante a su madre con el vestido, como para que la escuche decir que su hermanito dentro de ella, parece una pelota de fútbol.

An: Entrad ya, hace fresco

Pero Anna, abriendo la puerta y hablándolas, detiene las palabras en boca de la niña y cambia el registro, que la niña tendrá seis añitos, pero avispada no la gana nadie.

Ad: Acuérdate del vestido- insiste murmurándoselo a Maca y sonríe a su madre, quien pronto le retira la vista, para volver a introducirse en la casa- fooh

M: Eh- es lo único que puede decir Macarena. La imagen fugaz de Anna, saliendo y entrando en la casa, la dejan parada y sin reacción.

Ad: Enfadada sigue, fooh. ¿Por que no le dijiste nada?

M: Pues....bueno, no se.....¿esta guapísima?

Ad: Siiii y enfadadísima también. No me ayudas Mami, así no.

M: Jajaja, tienes mucho morro. ¿Lo sabes? Si esta enfadada, mejor no entres con esa sonrisilla de conejo.

Ad: Jejeje, es que ahora me da risa. Que se pone muy seria enfadada.

M: A mi me lo vas a decir.

Ad: Hacemos esto, le ayudamos a preparar la cena y después le dices.

M: ¿El que?

Ad: El vestido

M: ¿Qué vestido? ¿El que quieres llevar?

Ad: Fooh Mami

M: Jajajaja

Ad: No tiene risa

M: Jajaja, yo creo que si. ¿Sabes que? Déjame reírme un poco, ¿uhm?

Pocas risas en dos meses, y no podía ser de otra manera. Con Adriana la risa sale natural y ahí, a solo un metro de la puerta, la sensación risueña que siente, le hace recordar lo dicho por Valeria, antes de marcharse.

Poco menos de un mes atrás, Macarena retomaba el ejercicio físico por la ganadería comprada para Adriana y que hoy día, era de las pocas propiedades que conservaban.

Nada mas verla llegar caminando, detuvo la carrera extrañada. La relación con la menor de las Paredes, continuaba como siempre, e incluso había avanzado hacia un cariño infinito. Pero eso era con Estefa, tema aparte era quien terminaba de llegar hasta ella, Valeria.

Val: Desde varios metros, te note la tensión chica.

M: Jums

Val: Jaja, va, vengo en son de paz.

Sincera, no podía equivocarse en su conclusión Macarena. De las tres Paredes, curiosamente Valeria había sido con quien mas tiempo había pasado y a quien, en consecuencia, mas debía conocer. Y no se equivoco.

Val: Marcho en días, de siempre este pueblo me saco de los nervios, pero todo lo vivido ha sido, buag....casi acabo liada con una de las tuyas, no te digo mas.

M: Hable con ella hoy

Val: Y preguntaría por mi, ya deberías saber que dejo huella.

M: Bueno, preguntar lo que es preguntar

Val: Su problema, que se calienta demasiado rápido y luego culpa al mundo de calientabraguitas. Pero no vengo por Isabel. Me han chivado, que no andas fina. No es fácil, dejar dos adicciones, o yo diría que tres.

M: Val

Val: La cocaína es un depresor, la principal consecuencia de la abstinencia es una bajada tremenda de la autoestima. Esa es la causa, de que andes medio llorona.

M: Val

Val: La combatiste con alcohol, y por eso ahora lo acucias mas. Tengo algo que puede ayudarte, si le unes unos suaves ejercicios con Martha, unas cuantas lloraderas mas y estarás pedante como siempre. Ahórrate el tercer Val, jajaja

M: Ni fuerzas para picarme, tengo. ¿Y para el tercero?

Val: Creo que para ese concreto, te dieron la cura perfecta. No Anna, queda saber cuanto durará el tratamiento. Y no veas esperanzas en mis palabras, yo soy Val la hippie y estamos hablando de Anna, la cerrada.

M: Bien, ¿y tu ayuda se debe a?

Val: Eres la madre de mi niña y por supuesto, quiero que estés bien. No en vano, por una vez le estas echando ovarios, pero ovarios de los que a mi me gustan Tu vida es tuya, y solo tu debes manejarla. ¿En serio solo me critico? No se, ¿no pregunto nada? Algo mas diría Isabel, ¿no?