Wilson S.L. 72

El pum, pum, incesante en su sien terminaba por despertarla y con pesadez, Anna conseguía abrir los ojos. La oscuridad de su encierro, le hacia volver a cerrarlos para a continuación, abrirlos acostumbrándose a la oscuridad reinante. Con la respiración pausada y con el cuerpo adormecido, no se esforzó en moverse, aceptando la derrota.

Pero, la humedad que notaba a través de su vestido, termino por hacerla mover una mano y palpar, en busca de aquello que provocaba esa humedad. Viscoso, era un líquido viscoso y detuvo su mano, cuando esta pretendía alcanzar su nariz para olerlo. De pronto, el recuerdo de esa noche y todo lo vivido en su transcurso regresaba a ella y con ese recuerdo, retornaban las lagrimas.

An: Adri- balbuceo cerrando los ojos. ¿Cuántas veces la había llamado desde que la insto a huir? ¿Cuántas más quedarían? Cansada y dolorida, escucha moverse al cuerpo apoyado junto a ella, pero no piensa hablarle. Lo sabe herido y muy dentro de ella, no se arrepiente de desearle infinito dolor y por que no, la muerte. Lenta, dolorosa y junto a ella, para poder disfrutarlo.

Martha contesto a su llamada, rápido y alterada como estaba, la informo de todo lo ocurrido y pidió o rogó, ahora no sabe bien que fue, que hablase con Maca, que la hiciese entrar en razón.

Ahora, mal apoyada en esa fría pared, no sabe si Martha pudo hacer o no, solo sabe que consiguió hablar con Valeria, antes de que Maca volviera a entrar en la habitación y nuevamente no la dejase hablar. ¿Fue así? No lo recuerda, no recuerda ese punto, ¿en verdad quiso hablarle? No, no cree que fuese así, volver a ver a la Maca destruida por Wilson y por ella misma, la hizo callar y querer salir de esa casa para siempre.

Valeria le pidió calma. No debía alterar mas a Maca y se ésta descubría sus intenciones de marcharse, lo impediría como fuese.

De pronto la casa sonaba revolucionada, escucho carreras por ella y gritos, de Maca, del viejo zorro y hasta de Roberto. Encerrada en esa habitación, los nervios amenazaron con consumirla, no sabia nada de Adriana desde que obligada regresara a la casa. La misma que ahora bullía y que al rato, quedaba en completo silencio.

Un silencio distinto al presente, aquel la atenazo por miedo. El miedo que da lo desconocido y sobre todo, el miedo de no tener a Adri junto a ella. Hasta que la puerta se abrió y fue Pilar, quien la salvo.

La cuñada con la que jamás, mantuvo una relación cordial, era la que le abría la puerta a su libertad.

Pi: No se que demonios ocurre, pero Maca, Roberto y los chicos se han ido. Si quieres irte, es tu oportunidad- fueron las palabras de Pilar y por dios, que en ese momento le supieron a gloria. Volvió a llamar a Valeria y con la ayuda de Pilar, encontró a Adriana, ajena a todo su niña, sonriendo como siempre.

Hasta que el viejo zorro, cortaba la sonrisa de ambas y todo se precipitaba. El mismo zorro, que ahora se desangra a su lado, como el cerdo que es y siempre será.

Fr: No se que cojones hace mi hija, que no nos saca de aquí.

La voz de su suegro, le hace regresar al encierro presente, y el mero hecho de que mencione a su hija, para Anna supone una arcada.

An: Puede rezar porque ambas estén bien, porque de lo contrario, su sangre no solo manchara mi vestido.

Fr: Jajaja- ríe entre tos Francisco, no sintiéndose amenazado por Anna, al revés, para él tales amenazas y a pesar de la situación, lo enorgullecen- Por eso siempre me has gustado, eres brava como la mar. Una perra que sabe cuando morder por los suyos. Y por eso, me he tenido que contener tantas veces. Esa bravura provoca bajos instintos y mis buenas putas me ha costado no sucumbir a ellos.

An: No es más que un asqueroso, un manipulador sin escrúpulos, un cerdo que ni desangrándose deja de verter mugre- escupe Anna, pero las fuerzas son las justas y se gira no queriendo sentir su presencia.

Fr: Jajaja, si no me hubiesen reventado, ten por seguro que hoy cedería a ellos y sería yo, quien te escucharía gemir como la puta que

An: Cállese o le juro que

Fr: La puta que eres, pero Anna, no te ofendas. De casta le viene al galgo….jajaja ¿Dónde cojones esta mi hija? Ya debería haber entrado a balazos.

Exige Francisco a cuatro paredes y una mujer, que decide ignorarlo y se abraza acariciándose el vientre, mientras sus entrañas, murmuran dos nombres.

Coincidiendo solo en uno, con los que nombra Estefanía saliendo del Gran Jeep usado por Maca, ayudada por Faus.

Es: Me cago en la puta- maldice saliendo como puede del coche- Si a Anna o a Adri les ocurre algo, yo…yo

Fa: No esfuerces, se volverá abrir- le aconseja Faus, y cuando Estefa sale, le abre la americana, comprobando lo que ya sabía. La herida en su abdomen, vuelve a sangrar- Estas ardiendo- concluye tras su examen improvisado y lanza una mirada amenazante, al tipo que a su lado sonríe apoyándose en el Jeep.

- Jajaja, a dentro y sin tonterías- no se amedrenta el tipo por la mirada de Faus y ordena, prendiéndose un cigarro.

Maldiciendo en voz baja, Faus ayuda a Estefa entrando al Satanás y un Roberto hundido los acompaña, arrastrando sus pies como si le pesara toneladas. Pero esos mismos pies, toman fuerza y ligereza, una vez se encuentra dentro del Satanás.

A paso rápido avanza hacia Martha, esquivando a los otros dos y la negación con la cabeza que realiza ésta, le da la respuesta sin necesidad de pregunta.

Ro: Mierda, ¿Dónde estará mi mujer? Hijos de la gran puta.

Maldice Roberto, dejándose caer a uno de los sofás y Martha lo ignora, más pendiente de Estefa y Faus, que de él.

Mr: Estefa

V: ¿Qué paso?- se adelanta Valeria a Martha y atropella a los dos con su pregunta.

Es: Solo nos queda esperar.

V: Joder, ¿a quienes tienen?

Es: Ni a Pilar ni a Adri

V: ¿Qué? ¿Y donde están?

Es: Dame un tiempo y sabremos don

Mr: Olvídate- interrumpe Martha en extrema seriedad- tu no vuelves a salir de aquí.