Mi cinuenta cláusulas 12

Capítulo 2.

El silencio en el estudio era roto únicamente, por el roce de los tacones de Minerva con el suelo y el ruido de cada imagen tomada por su cámara.

El operador de luz, se desplazaba atendiendo a las órdenes silenciosas de Minerva. Años trabajando juntos, propiciaban que con una sola mirada de Minerva, Juanjo supiera el siguiente movimiento que debía realizar.

El lipstick duración veinticuatro horas que lleva Minerva, esta siendo sometido a una auténtica prueba de laboratorio y hasta este momento, aguanta en los labios de Minerva, incluso destellea brillante.

Y todo, a pesar de las innumerables veces, que Minerva se lo has mojado.

La culpa del improvisado test labial,  la tiene la modelo de hoy. La misma, que posa sentada en un escritorio de despacho, en camisa de hombre abierta hasta su tercer botón, con mangas acabadas en unos enormes puños, cabello suelto y mirada pérdida entre papeles.

En conjunto, un hermoso f18 aparcado en el estudio preferido de Minerva.

Despreocupada por sus labios y centrada en la sesión fotográfica, Minerva se adelanta a las nuevas tomas, mientras termina de disparar más fotos. La próxima sera en la ventana y de cuerpo entero. En su cabeza, ve la imagen muy clara y todo el esfuerzo realizado tras el- soy toda tuya- de Minerva, queda en nada, al reconocerse ansiosa, por verla en pie con pantalones de smoking.

"Oh, oh"- se sorprende Minerva, cuando por el objetivo de su cámara, los ojos verdes de Julia atraviesan el mismo mirándola directa- me moje?- se pregunta para sí y no puede evitar sonreír traviesa.

Sonrisa que Julia percibe al momento y que corresponde mordiéndose los labios mínimamente.

Un muerdo breve y un destello en sus verdes ojos, que provocan que Minerva deje de apretar el disparador y enfoque más el objetivo.

Días atras, si alguien le hubiese dicho a Minerva, que tendría a un par de metros a esa mujer y que ella estaría jugando a provocarla, le hubiese propiciado unas cuantas carcajadas.

Cada vez, que ha pensado en el espectacular f18 y se ha ilusionado creando diferentes encuentros entre ambas, se ha visto intimidada por esa mujer y sus excitantes amenazas. Pero ya dijeron que la realidad supera a la ficción y no sólo, Minerva no está intimidada, sino que se siente guerrera para retarla.

- Necesito cinco minutos

Exige Julia, rompiendo el contacto visual y pronto, su ayudante deja el taburete desde donde presenciaba la sesión para acercarse a ella.

- Tenemos cinco minutos, salgamos fuera- a viva voz, Nico da instrucciones a su personal y abre los ojos a Minerva, quien le protesta en gestos por la interrupción.

Todo el equipo, sabe que la protagonista de la sesión es un pez gordo y no tardan nada en dejar sus quehaceres y salir sin más preguntas. Todos menos Minerva, que rebelde ralentiza sus movimientos para dejar la cámara y salir con el resto.

- Usted, no

La voz de Julia y la exigencia explícita, hacen sonreír victoriosa a Minerva y como no, mojarse los labios de espaldas a ella.

- Por favor

Segundos después, Julia redondea la exigencia con un forzado por favor.

Para Minerva, comienza a ser obvio, que esa mujer está acostumbrada a ordenar y que sus órdenes sean atendidas ipso  facto.

Sin girarse hacia ella, Minerva deja la cámara en su mesa y ahora si se inquieta, pensando en que sólo quedan ellas tres en el estudio. Dos, la ayudante, una chica de color de no más de veinticinco años, también abandona el estudio, dejándolas solas y ahora si, la aparición de ciertos nervios amenazan a Minerva.

- Pequeño es el mundo, Minerva

Julia rompe el silencio en que ambas se habían quedado y Minerva rueda los ojos. Cada vez que esa mujer pronuncia su nombre, parece que la esté regañando. Y ella no ha hecho nada, para tal regañina, por eso se gira y los ojos de ambas, tropiezan sin objetivos ni cámaras fotográficas de por medio

- Jajaja, mucho resultó para nosotras- dice Minerva, cruzándose brazos y provoca que su escote, se muestre aún más.

- Ujum- es la sonriente y combativa respuesta de Julia.

- Dígame que no me los contó- frente a ella y viendo como los hermosos ojos verdes no terminan de centrarse en una parte concreta de su cuerpo, Minerva se crece.

- Lo hice en un principio, después me di cuenta, que parece gustarle el riesgo, Minerva- concluye Julia incorporándose de su butaca para comenzar a bordearlo, en busca de su presa.

Y lo dicho por Julia, provoca que Minerva piense " Si tiene tus ojos, si", esperándola sin moverse del sitio. Parece, que el f18, piensa abrir escotillas.

- ¿Realmente sabe a quien desobedece?- pregunta Julia, parándose a un sólo paso de Minerva y sus brazos cruzados.

- No, fue toda una sorpresa esta sesión.

- Ujum, ¿los volvería a mojar teniéndome tan cerca Minerva?

- Dependería del castigo, Julia

- Fácil- explica Julia llevando el dedo índice hacia los labios brillantes y temblorosos de Minerva- una dulce lamida, que me aventure su sabor- delinea como si fuese su propia lengua, el labio inferior de Minerva y esta deja caer los brazos, perdiéndose en los hipnóticos ojos verdes de Julia- morderlos un poquito primero, apreciando su textura, continuar más y más fuerte, hasta que su cuerpo tiemble de deseo y ansíe más y más

- Julia- la nombra Minerva cerrando los puños. El excitante susurro y la quemante caricia de Julia, comienzan hacer estragos en forma de deseo febril en ella.

- Hasta que de ellos, brote una gota de sangre, minúscula tal vez, que mi lengua recogerá gustosa, deseando compartirla con la suya- concluye y cierra unos segundos los ojos, para después retirar el dedo de tan tentador labio- ¿Volverá a morderse los labios Minerva?