Wilson S.L. 62

"No abras el paquete Estefa, por tu propio bien no lo hagas" esa había sido la orden directa de Maca, guardar el paquete en su caja fuerte sin mirarlo. ¿Se trataba de una prueba? ¿La estaba probando?

"Hazlo sólo si me ha ocurrido algo. Este paquete te puede llevar a ellas, mi verdadera familia, la misma que comparto contigo. Pero también puede llevarte y llevarlas a donde no quiero. No lo abras"

¿Qué demonios temía Maca? Su salida del negocio estaba más que pensada y estudiada al milímetro. Pero algo seguía haciéndola tomar diferentes precauciones.

Hacerle caso, abrir su escondida caja fuerte con la copia de su huella dactilar y olvidarse de más. Pero su personalidad altamente curiosa, le hacía jugar con el llavero que portaba la copia de su huella, mirando el paquete sin llegar a guardarlo.

Tenía tiempo para decidir, Toncho acompañaría a Maca y Anna al evento de los Soler. Faus se quedaría en la mansión Wilson cuidando de Adriana. Risto tenía la noche libre y en el local, la única que podía acceder al despacho era Martha.

Martha, sólo pensarla le hace dejar el llavero quieto y buscarla en las cámaras. Un paso adelante, dos atrás. Esa era su historia con ella. La noche en el prado, los siguientes días de cierre, todo genial, el contacto físico entre ambas cada vez se daba más natural entre ellas, las bromas y el excitante y bonito flirteo. Pero esta noche, apenas la había mirado y regresaba así, la Martha distante.

No es momento de pensar en Martha. El paquete espera, abrirlo y después guardarlo, o guardarlo sin más.

Mi familia, Anna y Adri, no hay nada más importante que ellas. No hay más vueltas que darle. Mejor saber que contiene ese paquete.

Decisión por tomar para Estefa y mientas tanto, Maca espera junto a su padre y Roberto, que Anna y Pilar bajen para marcharse al evento benéfico organizado por los Soler.

Acto que ha tenido a Anna en jaque, dar guerra o pasar desapercibida. Es noche de decisiones, muchas vueltas dadas en su gran vestidor, exhibición de cuerpo y provocar así, la obsesiva posesión de Maca, porque si, pensar en celos a estas alturas le resulta patético, mejor definirlo como una obsesión posesiva, o simplemente elegir un vestido acorde mas con el evento que con su forma llamativa de vestir.

No, definitivamente y dadas las circunstancias era mas correcto un traje de noche que llamase mas la atención que su propio cuerpo luciendolo. No solo no quería desatar el ataque de celos de Maca, mucho menos quería ser el objeto para usar, que esperaba esa noche el viejo zorro.

Finalmente se decidió por un Gucci, palabra de honor, en seda color rubi, corpiño drapeado y detalle trenzado en la cintura. Ya preparada, no se mira orgullosa como siempre frente al espejo perfumando su cuerpo. Esta vez aprieta las mandíbulas y toma aire por la nariz, deseando que la noche transcurra rápida.

Con ese animo abandona la habitación y avanza por el pasillo que conecta con el principal, el que une las dos alas de la mansión. La que ella ocupa y la ocupada por Roberto y Pilar. Con esta ultima se cruza y baja los ojos hastiada, cuando su cuñada se frena y la observa con media sonrisa.

Pi: Vaya

An: No tengo el ánimo, Pilar- advierte pasando frente a ella y de reojo observa como su cuñada, la sigue a poca distancia.

Pi: No si- avanza tras ella y como todo animal que ha sido atacado por otro, aprovecha la debilidad observada justamente en su animal atacante- no todos los días son de venta- lanza directa a la yugular de Anna, aunque en verdad lo hace dubitativa, ser mala no es su verdadero estilo.

An: Jajaja- ríe no tocada ni hundida, le sobra carácter y personalidad, pero reconoce para si, que los ovarios se los han tocado- Las Paredes siempre tuvimos para vender, otras querida, ni licencia para tal cosa consiguieron.

Pi: Un cuerpo cariño- debate no dejándose ganar- del que al final y si lo evaluás bien, poco mas que yo has conseguido. A pesar de él y de toda su valía, llevas el mismo yugo e incluso un poquito mas, ya sabes, eres la mujer de la señora.

An: Jajaja pues si, a tu Robertito le faltaron cojones y la mía tuvo que tenerlos por los dos o por todos, no se bien- detiene sus pasos enfrentándola. Una cosa es que hable de ella y otra, que Maca aparezca en la conversación.

Pi: Si, debe tenerlos para hacer lo que te hace y que aun sigas aquí- se ve obligada a frenar y la dura mirada de Anna, le hace replantearse si picarla, fue buena idea o no.

An: Podría ser ahora mismo la hija de puta que creéis y que muchas veces soy, y decirte que Roberto no es muy diferente en el aspecto que insinúas de Maca. Pero hay una diferencia, yo conozco los vicios de mi mujer y tu del tuyo no. Sería mezquino que fuese la mujer por la que suspira tu maridito la que te pusiera al tanto, ¿no crees? Aunque en verdad, ¿por cuantas suspira Roberto?

Pi: Solo eres una creída

An: Jajaja, te dije no tengo el animo y tienes suerte, porque si no te tragabas esta noche una verdad que no te iba a gustar nada. Vamos Pilar, cree a Roberto, cree en sus planes de arrebatarle el titulo a Maca, cree que quiere un hijo contigo porque en verdad esta enamorado de ti y cree en todas las mentiras que ellos crean para nosotras. Quizás así, consigas lo que yo y mi cuerpo, no conseguimos.

Pi: Por supuesto que creo en Roberto. Yo se quien es mi marido cuando esta conmigo.....otra cosa es cuando.....

An: Avaricia, poder, putas, drogas, alcohol....¿continuo? Esa es su vida fuera de tu alcoba y aprovecha y ríete de mi, mi mujer hace exactamente lo mismo.

Silencio, Anna escupe sus ultimas palabras y ambas quedan calladas y mirándose. Ahora Pilar no rechaza la dura mirada de Anna. Porque los ojos no mienten y el corazón de Pilar es de empatizar rápido.

Son dos mujeres y el mismo dolor. Por mucho que Anna lo exhiba con blanca sonrisa y en vestido Gucci color rubí.