Dame un trago de Tequila

No estábamos preparadas. No lo estábamos para que tantos sueños, esos creados a golpe de sonrisas eternas, tuvieran siempre que aplazarse. 

Llegarán...solías decirme, esperaremos...continuabas, la vida no puede jodernos sin conseguir un cuarto de ellos, ¿que un cuarto? Con la mitad de la mitad de la mitad de ese cuarto, si es que existe ya nos será bastante para seguir justamente..soñando. 

Y agarradas caminamos, perdiendo a personas que eran guías y guardas nuestros, cargando con la rutina de a quien por alma le pesa más. Tirando como pudimos de cadenas diarias; trabajos, familias, facturas...

Pero como a pájaro que encierran, la falta de libertad nos fue asfixiando. Hubo que aflojar la unión de nuestras manos, para encontrar la fuerza personal y cuando..cuando volvimos a querer apretarnos fuerte y sonreír; crujimos. 

Los sueños de pronto se vieron más lejanos que nunca, la voz de quién demanda fuerzas de la que no tiene se hizo bronca. Costó mirarse y reconocerse en esa mirada. 

Ya no éramos solas y mal que bien, la esencia de aquellas que soñaban con sólo mirarse, seguía en nosotras. Y ahí..ahí estuvo nuestro mayor error; creer que en esa lucha personal había que involucrar, mezclar y seguir compartiendo pese a que no nos mirábamos.

 ¿Y?

Aquel crujido fue espantoso..el siguiente ha sido horrible, tanto que nos ha  roto. Y ahora no sólo cargamos con la pena de unos sueños que quizás, ahora sí y por nosotras, no se cumplan, sino que además llevamos unas cicatrices incurables y bien visibles.

Pero digo yo; que si una vez me bastó creer tocar el cielo, solo por verte sonreírme..no puede ser imposible volver a tocarlo si a ojos cerrados..me sigues sonriendo.

Dame agüita que el trago pase o dame tequila, que por igual me anime.