Take a Chef 44

Vera la espiaba desde su ventana y su imagen, vista desde la calle, le provocó un tremendo escalofrío- Al Aeropuerto, lo más rápido que pueda.

Por mucho que el taxista quiso complacerla y llevar rápido al Aeropuerto, cuando Mel llegó al mismo, comprobó que estaban a punto de llamar a los pasajeros del vuelo a Sevilla. Suerte de su previsión, había avisado a la Chef y ésta la esperaba antes de pasar el filtro de seguridad. El mal presentimiento acomodado en su interior, no hizo más que acrecentar las ganas de correr hacia la Chef y prácticamente saltar sobre ella. Que llegase así, no es que pudiera molestar a Arel. Al revés, gustosa y riendo la recibió en sus brazos, aunque el ligero temblor de Mel, la dejó un tanto descuadrada. Iba a interesarse porqué le ocurría a la rubia más explosiva y viva que había conocido en su vida, cuando Mel se aferró a ella tomándole el rostro.

- Cuando vuelvas quiero hablar contigo- nerviosa por las malas sensaciones que no  lograba sacudirse, Mel se fue a lo importante- Al final pues..siento que no he hablado lo suficiente contigo y quiero- atascada, ni siquiera podía concluir de donde le venía ese miedo. Miedo que al mirarse en Arel, pareció diluirse- Besame por favor- terminó por pedirle y ni medio segundo necesitaron para besarse. Cualquiera diría que se iban a separar por meses e ilógico era, que en cierta forma, ambas lo sintieran.

- Yo también quiero hacerlo contigo- la secundó Arel, dejándola resbalar hasta el suelo. Su padre tras el filtro, llamaba la atención de ambas, debía pasar el control o perderían el vuelo. Pero a la Chef le daba un poco igual, si Mel la miraba medio riéndose.

- Cuidado con el uso del español- le dijo Mel y vale, fue fácil para Arel recordar lo que acababa de decir y el juego que implicaba y que tenía a Mel medio riendo sonrojada.

- Hacerlo- dejó caer sonriendo de lado.

- Mucho- roneó Mel sin soltarla. Se estaba tan jodidamente bien, mirándose en esos ojos.

- Y hablar- prosiguió Arel, pillando el humor de la rubia.

- Jajaja si y hablar- volvió a besarla Mel. Puñetas de vuelo, de Sevilla y de días sin la Chef. Lo que la llevó a recordar ciertas cositas de la Chef- Ah, ese rollo francés de la liberación sexual y

- Tranquila- la corto Arel- hay una parte de mi muy fiel. Sobretodo si es a mis sentimientos- confesó rodando los ojos. Increíble lo que la rubia podía llegar a conseguir de ella.

- Logramos entendernos- prácticamente babeando, concordó con ella Mel.

- Lo hacemos- volvió al roneo Arel.

- Eso quisiera yo- suspirando A Mel le dio para robarle una mordisquita, que dejó a ambas sonriendo- Va...ve con tú padre y arrasa en el evento- costando ambas se soltaron y Mel vació sus pulmones suspirando. El saludo de Jose a lo lejos y la miradita by Arel, volvieron a hacerla reír. Llevaba una mañana de lo más rara y loca, pero al menos, no había dudas en su camino. No podía haberlas después de quedarse sonriendo como tonta, frente a un filtro de seguridad. Con Vera ya habría tiempo de sentarse a conversar o no, porque por primera vez, le daba igual todo. Lo único que le importaba, era haber tenido la suerte en su día de elegir el mejor Take a Chef que podía haber elegido. Con el día cambiado, Mel volvió a sus rutinas de mucho mejor humor, pero no todo iba a ser dicha. Entre sus rutinas, estaba recibir llamada de Tam y con ella, hundirse en sus propias miserias. Si bien, estás pintaban unos labios rojos de impresión.

- No voy a poder volver el finde, quizás sería bueno que vinieses tú.

Tam y su...la vida sigue igual. Ese finde no viajaría a Barcelona, ya habría tiempo de excusas y de rogar a quien fuese, que Tam volviese y pudiera hablarle como merecía. Desde el corazón y con toda la piedad del mundo. 

Piedad de la que Vera en esos momentos, carecía por completo. Su breve viaje al pasado, había traído de vuelta sus fantasmas más terroríficos. En la ventana por donde había espiado a Mel, había dejado colgada de una mirada no recibida, toda bondad. Adiós a su falsa amistad, válida sólo para mantener a Mel cerca de ella. Tam en ningún momento había sido un peligro para ellas, en cambio Arel si lo era. Equivocada o no, esa mañana no tendría vuelta atrás. Por mucho que Candela no se diera cuenta o no quisiera dársela. Al marcharse Mel, no había caso mantenerse en la cama fingiendo un malestar que no sentía. Dejando a Candela con la boca abierta, se había levantado, aseado e ignorando su presencia, pensaba irse a trabajar.

- Espera...espera, no se qué carajo te está sucediendo. Pero creo que al menos, merezco una explicación- dijo Candela, alucinando ante una Vera de lo más rígida y fría.

- Cuando tenga tiempo, ahora entrente con tus negocios o invita a cualquiera de los pesados que te rodean- soltó Vera colgándose el bolso del brazo. Sus palabras tuvieron efecto inmediato en Candela, que a punto estuvo de contestarle más alto de lo normal. Pero no, ese no era el guión que Vera se había marcado- Como prepararte un sorpreson, cielo- guiñandole el ojo, relajó a Candela y salió presta a ponerse en marcha. Lo primero fue llamar a Mirta- Cariño, necesito tú ayuda. Te resumo, quiero prepararle una fiesta de pedida sorpresa a Candela y necesito me contrates a una Chef...en concreto.