Take a Chef 40

Quien tampoco esperaba para poner su vida en orden era Mel. Daba igual los consejos escuchados del Chef a Arel, el futuro de ésta como el suyo propio. A Tam le había dado una palabra y aunque su corazón ya lo hubiese traicionado, no esperaría más para hablar con ella.

Y bien que lo estuvo intentado vía conversaciones telefónicas debido a que Tam continuaba por trabajo en Barcelona. Cuando no era por estar ocupada la ingeniera, era por cortarse ante las palabras cariñosas que recibía de ésta o por planes de futuro que la dejaban parada y avergonzada ante ella. Para bien o para mal, Tam no se quedaría indefinidamente en Barcelona y sólo debía tener paciencia por mucho que los nervios comenzarán a alterarla, por las ansias de resolver su situación. A Mel le ayudó que Arel estuviese ocupada con la visita de su padre. Aunque eso supisiese tener que llevarle la contra a la Chef. Obvio, el padre no había venido a buscarla por nada. La quería junto a él abriendo restaurantes por todo el mundo y en concreto, para una cena benéfica. Arel se negaba a ambas cosas, y en lo primero por mucho que las ganas de gritarle que se quedase en España le pudieran, dejó que fuese la Chef quien lo decidiese. En cambio, la cena que sería televisada en parte, si que le hizo querer convencerla por ser algo benéfico. Lo que Mel desconocía, era que si ella animaba a la Chef a participar, al contrario hacía Vera.

El ahora mismo en éste instante de la Chef estaba tan claro y presente, que ella también buscó aclarar su situación con Vera. Pero la comunity manager se las apaño para no aparecer de frente y en sus escasas conversaciones, tomó protagonismo la dichosa cena benéfica televisada. Para Vera era un tremendo error en la carrera de la Chef hacerle la vaina a su padre. Él sería el plato fuerte de esa noche y la Chef quedaría reducida a la "hija de" Discutir con Vera podía ser agotador para Arel, lógico si la morena tenía muchos argumentos y en casi todos debía darle la razón, por mucho que fuese contrario a Mel. Lo cual, fue aún más agotador para Arel, así no conseguía dejar de estar en medio de ambas, y todo sin pensar en que ninguna de ellas sabía todavía de su relación con cada cual. Mucho más sano y pacífico reñir con su padre que mantenerse en ese trío que ella sola había formado. 

No fueron días tranquilos para ninguna y comenzaron a ser asfixiantes para una en concreto; Mel. Después de la noche vivida con Arel, su corazón latía feliz y sus ánimos estaban puestos en la Chef. Si bien, la pena inmensa del daño que iba a producirle a Tam, la amarraban deteniendo sus impulsos de buscar a la Chef a cualquier hora. En teoría todo de lo más normal dentro de su propio caos. Lo extraño y lo que terminó por desestabilizar sus días, fue recibir un mensaje de Vera, que juraría llevaba años sin recibir. Leerlo sentada en un taxi camino a su trabajo, le llegó a provocar cierta ansiedad. Debía ser un error de Vera, quizás tuviera alguien a quien...imposible. Ese mensaje sólo podía ser de Vera para ella. Las preguntas comenzaron a amontonarsele sin respuesta. Un sólo mensaje, sólo un mensaje y la peor cara de Vera le llegó. Nítida y tan clara como si hubiese  ocurrido ayer mismo.

Años habían pasado y el cariño infinito que sentía por Vera, habían sanado aquellos días, aunque recibir ese mensaje en concreto, le había demostrado que tan curado y pasado no estaba. Mel podía verse a sus veinte y pocos años, quemando la noche de Madrid rodeada por todos sus amigos. De natural en ellos y siendo Vera la primera en tener su propia vivienda, solían terminar allí sus grandes noches. A seguir bailando, bebiendo y como no, coquetando. Algo tremendamente natural en ella que no siempre era buscado. Conocía de sobra la especie de imán que tenía para la gente. Una facilidad social que por aquel tiempo, se convirtió en su peor pesadilla.  El mismo mensaje que en el presente recibía en aquel tiempo era común y tenía un significado secreto entre ambas. Nadie nunca jamás llegó a saber de esas formas ocultas de llamarse y lo que había empezado como un juego entre ambas, terminó por convertirse en algo horrible aquella noche.

Charlaba con un chico que se les había unido al inicio de la noche de lo más animada. No es que quisiera ligar con él, es que el chico gastaba un humor que la mantuvo riendo sin parar. El mensaje de Vera hizo vibrar su móvil en el bolsillo trasero de su pantalón pero tardó en verlo. Cuando lo hizo, dudó en aceptarlo como otras veces. Lo habían hablado, era un error. Algo que entre ellas había pasado dejándose llevar y que NO debía continuar pasando. Dispuesta a de una vez por todas, dejarlo claro con Vera acudió a la cocina, donde ésta la esperaba. Sólo verle los ojos, supo que estaba en problemas con ella....otra vez. 

- Es un chico- le había dicho reconociéndose miedosa. Habría pasado el tiempo, pero jamás olvidaría lo visto en los ojos de Vera.

- Me da igual- fue la respuesta de Vera, con sus hermosos ojos viciados en posesión. Absurda, loca, incoherente y devastadora. Aunque, aún le quedó un último arrojo para plantarle cara.

- Más a mi favor entonces- le dijo, mientras sus pasos hacia atrás, huyendo de su mirada, restaban valor a  sus palabras.

- No me vaciles- la exigencia de Vera caminando hacia ella, le hicieron erizarse e implorar un stop en toda esa locura.

- No lo hagas tú. Ya está bien, ¿si? Mírate Vera, bien parece que fueras a montarme una escena de celos- con la voz temblorosa aún pudo alzarla queriendo hacerla entender.

Cuan amargo le resultaba hoy recordar que efectivamente Vera le montó un escenazo que la dejó temblando en la cocina y peor, creyendo que en verdad había hecho mal por simplemente, seguir las bromas a un tipazo.

El taxista esperaba que le pagase el trayecto cuando Mel intentó espabilar. Con tan sólo un recuerdo y con apenas un mensaje recibido, estaba temblorosa y asustada. El pasado siempre vuelve dicen y lo más sensato siendo así, hubiera sido pagar al taxista y haber olvidado ese mensaje. Pero de nuevo el cariño a Vera inclinó la balanza. Puede que Vera la necesitase, quizás era eso.

Y si, el pasado siempre vuelve pero no sólo en una dirección.