Take a Chef 13

- Rápida fuiste- le dijo la mujer apoyándose en la encimera y de nuevo, ante lo directo de su forma de mirarla, Arel quedó callada- Ha sido muy excitante profanar la cocina de toda una Chef- para suerte de Arel, Vera dejó de perturbarla con sus ojos clavados en los suyos y pudo verla moverse con soltura por la cocina profanada, hasta terminar ofreciéndole una copa de vino, que la Chef ingerió de un trago- Wau- exclamó Vera obligada a volver a llenársela- menos mal que elegí un vino joven, una copa más y estaremos en esta tesitura, fingir que tropiezo y caigo en tu boca, o directamente... mordertela.

"Sin rodeos" podría haber pensado Arel de no estar pérdida en la oscuridad que representaban para ella los ojos de Vera. Pérdida pero no tanto, como para dejar de reconocer que esa oscuridad, entornada por unas sensuales pestañas, resultaba ascua viva para su deseo. Que enredada en ese mar profundo y negro como la misma noche, era capaz de sonreír sin más motivos, que sentir viva y latente, su entrepierna. Días atrás la mujer que continuaba erguida frente a ella esperando que se decidiera, le había resultado toda una tentación y ahora, en su cocina, esa tentación se tornaba realidad. Dando un nuevo buen trago, mandó a la mierda a las niñas consentidas sin los suficientes ovarios para reconocer una atracción más allá de buenos propósitos y cabreada al pensar en Mel en esos términos, fue ella quien no necesito de tropezar para buscar la boca de Vera.

- Hey...hey...hey- la frenó Vera en el último instante y a sólo milímetros de que sus labios chocasen deliberadamente. Un estúpido dedo entre ambas y de nuevo la oscuridad cayendo sobre ella. Ahora no podía ser que esa mujer la detuviese, imposible ahora que la piel se le enrojecía ardiendo por probar el sabor de su boca y menos, sintiendo los labios cosquillear por su aliento- Mm...eso es- ronroneó Vera apreciando los cambios en la Chef, propios del más primitivo deseo- Yo no soy ningún saco de frustración, ¿si?- quiso dejarle bien claro, olvidándose de controlar el gusto que sus ojos desprendían.

- Cállate un poco- le contestó la chef y poco le importó que el dedo de Vera continuase entre los labios de ambas. Sin aguantarse más las ganas de probar su roce se abalanzó hambrienta de ellos, mientras Vera la esperaba riendo de lo más complacida.

- Jajaja, uhm.. Nada más compartí el ascensor contigo quise esto- entre besos que invitaban a arrancarse la ropa, a Arel le quedó muy claro cuanto le gustaba hablar a Vera, algo que le permitía jugar con ella.

- ¿Y que es esto?- fingió no haberla entendido, infravalorando a la mujer que en un único movimiento le quitaba la falda para seguir con su camiseta.

- Follarte- le contestó sin que ninguna se separase un ápice del fuego que comenzaba abrasarlas y lo afirmó al ver el brillo especial que surgió en los ojos de gata de la francesa- Ujum....y en cuánto percibí tu acento- recreándose en el  deseo más que palpable de ambas, buscó enredarse no solo a su boca sino también a su mirada- quise que fuera- enredada se gustó demasiado desesperando a Arel, que terminó por hacerle saltar los botones de su camisa de un tirón- algo así, si.

Los botones cayendo al suelo, fueron el pistoletazo final para que Vera dejara de hablar y pasase a gemir. Lo sabía, sabía que los labios carnosos de la francesa besarían absolutamente lujuriosos y serían toda una delicia para sus dientes. Terminando de desnudarse, los mordió todo lo que Arel la dejó, sin darse cuenta de la adoración que estaba sintiendo por la forma de besar de la chef, sumamente estimulante. Tanto como para olvidarse de su lado más dominante y dejarse guiar enganchada a su boca. Ahí donde gemía gustosa y de la que no se separó en el loco camino que tuvieron que hacer hasta el dormitorio, donde ambas llegaron libres de prendas. Tropezar con la cama y ser alzada al momento, fue todo un misterio para ella. Ni idea de como Arel había conseguido dejarla sobre la cama. Lo importante es que sobre ella estaba, esperando com urgencia que la francesa cubriese su cuerpo y volviese a su boca. Un puto narcótico, eso comenzaron a ser los  besos de la gabacha para ella, allá por donde los sintiera. Narcotizada por ellos,  sólo fue capaz de alzar las caderas tratando de rozar su sexo con lo que fuera del cuerpazo tremendamente sexi de Arel.

- Joder- musitó reconociéndose el pecho henchido en un sube y baja loco. Mantequilla en manos de una chef que besaba jodidamente erótico. Tanto como para que sin haber llegado sus dedos de chef a su sexo, éste hirviera vibrando en placer. Su lengua y su sabor, increíblemente follable. A ella se dio absorbiendola en movimientos de lo más calientes que terminó por hacerla gritar derramándose en su vientre- Espera...espera- su voz salió totalmente hosca y rota. Se acababa de correr y la francesa ni siquiera había llegado a acoplarsele encima- ¿Donde aprendiste a besar así? - fuera de sí, descontrolada en manos de Arel, le preguntó sin reconocerse y que bueno fue ver la sonrisa de la francesa antes de que que comenzará a lamer su vientre, contrayendole todos los nervios habidos y por haber. Bendita lengua que bajo un mar verde atormentado subía de nuevo a su boca. Esperándola ansiosa, Arel le abrió las piernas y ahora se contrajo entera, lo veía en sus ojos, se lo estaban gritando y fue sentirlo y tener que agarrarse al cabezal ahuecando la tremenda embestida con la que los dedos de Arel habían entrado en ella, para después salir tan suave como suave era el aleteo de las pestañas de la chef, ronroneando máximo placer- Ahm...dios- gimió sintiendo como Arel lubricaba los dedos en su propia humedad. Lo que le hizo tomar consciencia, que debía estar de lo más mojada. Según se le contraía todo el cuerpo, en verdad, debía estar anegada como toda una zorra en celo. De haber podido habría luchado algo por salvar su sello dominante, pero no fue así y para cuando se marchó a la ducha, su sexo ardía de puro escozor.

Debía irse a mucho tiempo atrás, para recordarse así de satisfactoriamente agotada. Exhausta de pedir más con la garganta seca y los ojos enrojecidos de haber batallado  una y otra vez en la calor más asfixiante de todo laverno. Pensar en ello era hacerlo en el premiazo obtenido tras su descaro de haberse presentado en casa de la gabacha de ojos adorables, la misma que no dormía cuando ella salió de la ducha dispuesta a marcharse.

- Prefiero que no me llames, lo haré yo- sin diplomacia le dijo dando por seguro que volverían a verse. Que la chef no la mirase y prefiriese cubrirse el rostro, ciertamente le molestó, haciéndola recuperar su fuerte carácter - Conmigo no te rompas la cabeza y sólo recuerda hasta que volvamos a vernos, porque te duele todo el cuerpo- concluyó sonriente para marcharse de la habitación y ático de la chef, sin perder la sonrisa- Take a chef- se dijo cerrando la puerta tras ella y la carcajada que soltó, inundó el solitario pasillo- Siempre me gustó, todo lo francés.