Emergencias 148

La mañana de la inauguración del helipuerto, en las casas de todos, amaneció el día con unos nervios ilusionantes propios de un proyecto del que al final, todos se sentían partícipes. Pero como siempre, el centro de operaciones fue la casa de las chicas. Hasta ella comenzaron a llegar las chicas y entre ellas, Laura con una carta muy especial. Típico en ellas, la carta pasó de manos de Lau a las de Marina, quien quedó muda tras verla y obvio, su madre lo aprovechó para cogerla ella, quedarse muda por igual, como también le iba a pasar a Karla cuando se la quitó a Lu. Para la más joven, lo más heavy era la cantidad que venía reflejada en esa carta, por eso ella muda no se quedó.

- ¿500 pavos? ¿Te ha costado una manopla 500 pavos?- alucinando le preguntó a la rubia más explosiva, que sonrió sobrada de sólo recordar lo bien que se lo pasó aunque ahora le costase 500 pavos. El resto de estar mudas, pasaron a espabilar.

- La boca..Karla- le regaño Lu, buscando escaquearse de lo que estaba segura vendría después de la sorpresa que la carta-denuncia había causado.

- Joder..es que- musitó Karla, ante su regañina.

- Damela..diréis que no es sexi- orgullosa Laura recuperó su carta. Pues oye, en el salón no quedaría nada mal la fotito del helicóptero de la Guardia Civil. Menuda perspectiva habían tomado en esa foto.

- Super. Tanto como para 500 pavos- la prosiguió Fátima jurandose amor eterno por haber aguantado las ganas de ver la foto. Foto que de haberla visto, le habría hecho dudar entre zarandear a su hija por cochina o llevarse a Fernando a dar una vueltecita en coche. 

- Jajaja, esto sólo te ocurre a ti- a continuación se rió Marina y por extraño que fuese, todas se callaron de repente con un pensamiento compartido sin decirlo. Lógico, alguna debía decir algo y le tocó a Lucía.

- Recordar que está presente mi hija, me niego a comentar nada, jajaja- riéndose quiso escaquearse de contar. Ay el morbo de la velocidad, que tenía a todas mordiéndose los labios.

- Es increíble, me usas de excusa cuando te da la gana- se indignó Marina y por hablar. 

- Jajaja naah....mi hermana a ti vale, ¿pero al reves? Sería para verlo- dijo Karla y Marina pues....

Marina se recordó regresando a casa tras una nueva visita a El Espinar. Ito había sido raptado directamente por Lu y Su y seguro a esas horas dormía tranquilo. La noche envolvía la carretera, dándoles toda la intimidad posible y atravesaban la oscuridad a una velocidad que a saber porqué, la puso muy cañera. Tanto como para arrimarse a Inés y ronearle cuánto quiso al oído. 

- Te lo digo siempre, pero es que tu sabor tiene algo que me vuelve loca- le dijo entre muchas cosas más sin dejar que sus manos y boca estuviesen quietas.

- Jijiji ay....- la pobre Inés sujetaba el volante como si le fuese la vida en ello. La Marina más guerrrera estaba pidiendo cañita y que asco de coches, que no tenían piloto automático. Estando conduciendo no podía mas que apretar los muslos y morderse los labios, mientras Marina seguía ocupándose de ella de una manera muy, muy caliente- Ayyyyy...agh..ay,...¿y...y que será?- absolutamente deseosa trató de distraerse, pero no había distracción posible si Marina jugaba con la lengua en su oreja y con su mano llegaba a territorio prohibido. La pena fue que en poquito más....- Agh...Ahm ayyyyyyy- se fue para sorpresa de Marina que ni había empezado a hacerle todo lo que quería cuando ya obtenía todo el beneficio.

- Inés...joder- se quejó sin poder creerse que su fantasía hubiese durado, tan poquísimo.

- Jjiji...que soy mu chica yo para esto- fue la excusa dada por Inés y por la que todo quedó en unas risas post récord coito. Recordarlo la dejó con una sonrisa de lo más pava en la cara que fue foco de las miradas de todas. 

- Ejem...- carraspeo con las mismas intenciones que su madre, no contar ni media y no es que se librase por propia voluntad, es que la atención pasó a llevársela Fatima, a gritos por teléfono.

- Fernando..que ya se que podría irme con alguna de las chicas, pero es que quiero que vengas, me recojas y me lleves tú al helipuerto. No pienses mas y obedeceme. Jajaja, que tonto. Si sabes que luego te compenso. 

Las risas no faltaron, aunque Karla se quedase rallada. 

- Madre mía...que son 500 pavos- insistió pero ni modo. La atención ahora pasaba a Lucía que sonreía de lo más picarona. 

- Ojo...yo soy de aviones. Desde que voy hormonada, muchísimo más y... Ahí arriba no hay radares que multen- guiñó un ojo satisfecha de más, ganándose alguna burla de su hija que acabó en un beso entre ambas. Beso entre madre e hija con tanta complicidad, era igual a Karla fingiendo celos a muerte- Jajaja ven aquí celosa mía- encantada con esos celos Lucía enseguida la cogió para ella.

- Y lo que me queda con la pequeñaja que vendrá- murmuró entre dientes Karla. 

- Uy si...de parir paro otra niña, eso ni lo dudes- sin dejarla sin mimos, prosiguió Lu hasta que Laura saltó.

- Ja...tan fácil que lo ven las Sanchez- murmuró Laura y todas, pasaron por una curiosa transformación. Viniendo de Laura debían encontrarla gracia a lo dicho por ésta. Rebuscaron y rebuscaron, pero gracia no había. Lo que había era una puñalada en toda regla. Así fácil que las Sánchez se ofendieran.

- A ver.. Soy la primera que os pide calma- intervino Lucía- Sabéis mi edad, menopausia y..

- Ya..ya- la cortó Laura en unas formas nada propias en ella. Obvio, Marina no se iba a callar tras el sarcástico corte  dado a su madre. 

- Perdona pero..- conforme la iba a regañar, Marina observó a su amiga y cuando estaba por exclamar un no ilusionante, se le adelantó Fátima, que como ella conocía perfectamente a la rubia y lo que estaba mostrando de manera nítida.

- Ay no...no, no no. Me niego a ser abuela ya. Que tengo solo cuarenta y y y...bueno, cuarenta años- tan poco exagerada como su hija, Fátima trató de evitar lo que toda su hija estaba gritando. Marina que lo sospechaba estaba por saltar y le bastó para hacerlo, que Lu lo viese como ellas. 

- No me lo puedo creer. ¿Lo estáis intentando?- quiso saber Lucía emocionandose con la posibilidad de que así fuese, como lo hacía en voz alta Marina. 

- Ay dios mio. Que se llevarán poquísimo con mi Roberto- se tiró a por su amiga, venían saltitos y de más, pero...

- Ito..es Ito- la corrigieron todas antes de que se pusiesen a saltar al corro la patata. Pero, entre saltar, decir chorradas típicas y que Laura estallase diciéndoles todos sus planes futuros con Xavier en sólo segundos, Karla fue dejando de saltar para buscar una salida de emergencia. Ito como el primo mayor, tras él la nena por la que Su moriría, después el loquito que tuviese Lau...la siguiente, ¿ella?

- No..no, a mi dejarme ¿eh?- las avisó asustada con todas mirándola entre sonrisas de te preñas o te preñamos- ¿Cuantas veces tengo que decir lo joven que soy? Yo muero por mi sobrino y lo haré por mi...ehm, exactamente ¿que me tocará el tuyo?- le preguntó a Lu, y si ya tenían bastante con Ito por Roberto, ahora la por él.

- La- la corrigieron todas y Karla se vio acorralada, pero para su suerte la puerta de la calle se abrió y...

- Ayyyy menos mal que os encuentro a todas aquí..snif, no sabéis lo que me ha pasado- por la puerta entraba una apenada Mirta, la prima catalana, dejándolas a todas muertas con lo que iba a soltar- Estoy preñada. Preñada hasta los ojos. 

Ninguna necesitó preguntar quien era el padre, todas sabían que sólo  podía ser; el primo Agustín.

El mismo que junto a su prima preferida, en esos momentos en el helipuerto, supuestamente acabando de preparar los últimos detalles, desvariaban a su estilo.

- Quieras que no, primo. Quieras que no- solemne le decía Inés creyéndose de veras estar teniendo una conversación de la hostia. 

- Es que, quieras que no, me hacía falta soltarme. Fue estar con Mirta, y que las mujeres me busquen, sin yo hacer nada. Que me huelen lo bueno que soy en.... tu sabes. Jem, jem..quieras que no, prima- se regodeaba feliz. 

Y pobre, que sabía él que ese destape del que hablaba le iba a durar, lo que Mirta tardase en llegar a la esperada inauguración del helipuerto.