Para
Lucía recordar la visita a la "vieja" del tarot junto a
Karla, estando Susana con Ito en brazos, calmando este su dolor de
encías mordiéndole la cara en tanto Marina la regañaba por dejarlo
hacerle eso, era como estar subida a una plataforma que simulase un
terremoto. Todo su suelo temblando y con él, su mundo. No era la
primera vez que con Susana se sintiese subida en una plataforma así.
Le bastaba recordarse encuadrando a Susana en versos de canción:
Que yo quiero encontrarme en tus ojos, que me ganes y puedas perderme, que me queden algunos antojos y me dejes sabor al pensarte. Y me crezca pintándote en rojo,que me hables de vida y presienta...
que nací pa' vivirla contigo.
Que yo quiero encontrarme en tus ojos, que me ganes y puedas perderme, que me queden algunos antojos y me dejes sabor al pensarte. Y me crezca pintándote en rojo,que me hables de vida y presienta...
que nací pa' vivirla contigo.
Que
me toques la cara y me muera
cada vez que te arañe el destino. Alguien que sepa frenar enero,
alguien que sepa que viene fuerte. Que me cuente lo que yo no sé
y me deje mi tiempo después
para así abrazarte sin verte.
cada vez que te arañe el destino. Alguien que sepa frenar enero,
alguien que sepa que viene fuerte. Que me cuente lo que yo no sé
y me deje mi tiempo después
para así abrazarte sin verte.
Versos
que bien podría haber escrito ella misma. Complicado llegar a la
mitad de tu vida y aceptar, que ahora necesitas encontrarte en otros
ojos, que hay un sabor que retienes en ti como si en ello te fuese la
vida y que mueras porque el destino arañe a la dueña de esos ojos
donde te encuentras.
La visita a la "vieja" del tarot, nada tenía que ver con Susana. En verdad, fue por Inés y sus cartas del tarot. Tras lo contado por Susana sobre ellas y pensando en su hija, planeó con Karla visitar a la mujer que en su día le tirase las cartas. Una tontería, no por ir a verla encontrarían un hechizo que la librase del mal si estaba para ella y una tontería más gorda, si pensaba que ella en esas cosas no creía. Habitual en ella, disfrutó el paseo hasta la casa de esa mujer en compañía de Karla. Hablando de esto y de aquello, y evitando ambas hablar del tarot, tropezaron con una familiar lejana de Karla. La mujer casi septuagenaria miró a Karla como si estuviese contemplando una transformación extraordinaria. Mirando a ambas, a Lucía le entraron todas las ganas del mundo de abrazar a Karla y salvarla de ese escrutinio. Nada en la mirada de la amable mujer era negativo, pero siendo Karla como era, lo vivió como un suplicio.
La visita a la "vieja" del tarot, nada tenía que ver con Susana. En verdad, fue por Inés y sus cartas del tarot. Tras lo contado por Susana sobre ellas y pensando en su hija, planeó con Karla visitar a la mujer que en su día le tirase las cartas. Una tontería, no por ir a verla encontrarían un hechizo que la librase del mal si estaba para ella y una tontería más gorda, si pensaba que ella en esas cosas no creía. Habitual en ella, disfrutó el paseo hasta la casa de esa mujer en compañía de Karla. Hablando de esto y de aquello, y evitando ambas hablar del tarot, tropezaron con una familiar lejana de Karla. La mujer casi septuagenaria miró a Karla como si estuviese contemplando una transformación extraordinaria. Mirando a ambas, a Lucía le entraron todas las ganas del mundo de abrazar a Karla y salvarla de ese escrutinio. Nada en la mirada de la amable mujer era negativo, pero siendo Karla como era, lo vivió como un suplicio.
-
Pero que guapa estás niña y como te pareces ahora a tu madre.
Lógico
que la mujer la piropease. Karla había cogido unos kilitos que le
sentaban de escándalo, dándole un aspecto mucho más saludable. Lo
de su belleza era a todas luces obvio. Pero nada, el halago de la
mujer incomodó más a Karla y que gozada, fue sentir como se
agarraba con disimulo a su chaleco acolchado buscando auxilio. Cuando
lograron despedirse de la mujer y su cariño, Lucía estuvo a punto
de echarse a reír. Karla caminaba con la cabeza gacha y como
siempre, esa imagen le recordaba a Susana. Sin soportarlo más, la
abrazó sin dejar de caminar y Karla suspiró su mal rato.
-
Podéis esconderos en una imagen currada, de rebelde o de gato
mojado, pero la gente os acaba queriendo igual- le dijo sin soltarla
y esperó risueña, que Karla se le abrazase avergonzada sin decir
nada- Mi niña.
Cuando
llegaron a la casa de la anciana mujer, las dos se quedaron paradas
sin atreverse a llamar.
Por mucho que no creas en ello, tratándose de tu hermana y de la mujer de tu hija a la que ya quieres como alguien tuyo, se te coge como a ellas, un pellizco de nervios que Karla asumió.
Por mucho que no creas en ello, tratándose de tu hermana y de la mujer de tu hija a la que ya quieres como alguien tuyo, se te coge como a ellas, un pellizco de nervios que Karla asumió.
-
Va...no nos comamos más la cabeza y a ver que nos dice- le dijo a
Lucía antes de llamar a la puerta y otra fuerte sacudida de la
plataforma sintió la médico al recordar su entrada en tan extraña
casa. La mujer, rondando las nueves décadas y extremadamente
delgada, la sobrecogió. Toda ella era una mezcla extraña entre el
bien y el mal, y para retamar su comportamiento era de lo más
peculiar.
-
Como me gusta recibir tan buenas almas, pasad a mi hogar.
Tras
saludarlas como si las conociera de toda la vida, les abrió la
puerta, ellas entraron y la mujer continuó esperando en la puerta
como si tras ellas alguien más entrase. Como poco fue desconcertante
y quisiera o no, tanto ella como Karla se estremecieron y eso,
que acababan de llegar.
-
Yo tuve tu oportunidad- les dijo la mujer cuando las adelantó camino
hacia un pequeño salón, acogedor como en el fondo lo era la mujer-
y ahora me arrepiento- continuó mientras tomaba asiento junto a una
mesa redonda con un viejo brasero, sin que ninguna de ellas supiese
de que hablaba- Sentaros a gusto y darle conversación a ésta vieja-
les pidió y las dos sonriéndole se sentaron. Por un momento a Lucía
le pareció estar sólo ante una abuela necesitada de compañía,
pero ahí estaba de nuevo la mujer desconcertándola. La anciana no
dejaba de mirar a Karla y peor, no es que la mirase a ella, es que
miraba detrás como si hubiese alguien tras Karla- Chiquilla- musitó
entonces la mujer y Lucía estuvo por saltar de su silla y sacar a
Karla de ahí. La mujer la miraba con los ojos muy brillantes, a
todas luces emocionaba y a ella le estaba entrando verdadero miedo-
Déjame que te bese- más ágil de como se había sentado se
incorporó para besar a la sonriente Karla. Aunque, ésta antes de
ser besada, miró un segundo a Lucía sin saber muy bien que hacer.
Finalmente la mujer le besó las mejillas y de nuevo el miedo
estremeció a Lucía, la mujer continuaba mirando detrás de Karla.
Ahí si, decidió intervenir.
-
Verá no queríamos molestarla pero, hace muchos años usted le tiró
las cartas a una niña, se llama Inés- comenzó pensando en
contárselo bien rápido y salir de esa casa. Pero la mujer la miró
sonriendole mientras de nuevo tomaba asiento.
-
No es buen consejero el miedo y una vieja que apenas puede moverse,
poco daño puede hacerle a toda una leona como tú- le dijo la mujer,
avergonzándola al momento por su comportamiento para con ella.
-
Lo siento, yo....- intentó disculparse Lucía.
-
Calla y respéndeme- la interrumpió la mujer- ¿Aquella chiquilla
tiene sus alas?- le preguntó sobre Inés.
-
Si- le contestó Lucía relajándose. Por favor, la mujer tenía
razón, nada malo podía haber en ella.
-
Jajaja, no hacía falta cartas para saber que así sería. Es muy
inquieta, pero tiene tesón y fuerza, más de la que ella cree-
la mujer se centró en Inés, y entre Lucía y Karla, le explicaron
las cuatro cartas. La mujer al escucharlas volvió a reír- Tendría
que ver el orden en que salieron y la pregunta que la chiquilla me
hizo para deciros.
-
Estaba la muerte y he traído cabello de mi hermana- le dijo Karla
increíblemente a gusto con esa mujer. Tanto que estaba segura que
esa mujer arreglaría el asunto, que en teoría y según sus
creencias no debería necesitarlo, pero ahí estaban las dos,
totalmente pendientes de la mujer.
-
Y tus dos padres fallecieron, ya- las sorprendió de nuevo al
demostrar saber de ellas- La muerte forma parte de nuestras vidas
como ésta misma. Ni caso a aquellas cartas, solo fue algún ángel-
continuó y ahí estaba de nuevo, mirando detrás de Karla como si
algo o alguien estuviese allí con las tres. Lo increíble para Lucia
fue sentir que fuera lo que fuese, no le daba ningún miedo, sino al
contrario- Volvamos a ti, porque a ésta chiquilla no debe pasarle
nada malo, ya tuvo bastante.
-
¿A...a mi?- temerosa le preguntó Lucía y el temblor bajo sus pies
fue tremendo.
-
Es la mejor edad y lo sabes. Lo estás sintiendo, tienes la calma que
entonces no tenías, la paciencia, el amor a la vida, la experiencia
y sobre todo, lo que antes tanto te faltó, la mejor de las
compañías.
Después
de tremenda cosa dicha por la mujer y tras un rato con ella, las dos
salieron de aquella casa sin saber catalogar lo que ahí dentro
habían vivido. Lucía, la más tendente a reírse de todo como mejor
terapia, enseguida buscó la coña.
-
Ehm...me lo ha parecido a mi, ¿o en verdad está mujer quería
preñarme?- en broma y para que las dos riesen le dijo, pero Karla la
miró con la barbilla temblándole. Seguramente emocionada pensando
en sus padres. Como no, Lucía enseguida se olvidó de ella y del
empeño de la mujer en embarazarla para abrazarla.
-
Me hacen tanta falta, mucha falta- entre lágrimas le confesó Karla
y ella se volcó en acunarla con todo como lo haría con su propia
hija. Ahora y en el presente, Lucía tenía que volver a dejar su
plataforma simuladora de terremotos para en esta ocasión volcarse en
su hija verdadera.
Le
bastó mirarla para entenderla sin hablarse. Ito por primera vez
dormiría con Xavier y a ella las entrañas de madre y abuela, se le
encogían de puro orgullo.
Como no enorgullecerse de su hija a lo bestia, si ahí estaba fingiendo que era de lo más normal que Xavier comenzase a llevarse a su hijo por derecho, ahora que el bebé ya no solo tomaba leche materna. Verla con las agallas de afrontarlo con una sonrisa que tranquilizaba a todos, dándole la normalidad propia, era temblar de orgullo y amor por esa mujer, su hija.
Como no enorgullecerse de su hija a lo bestia, si ahí estaba fingiendo que era de lo más normal que Xavier comenzase a llevarse a su hijo por derecho, ahora que el bebé ya no solo tomaba leche materna. Verla con las agallas de afrontarlo con una sonrisa que tranquilizaba a todos, dándole la normalidad propia, era temblar de orgullo y amor por esa mujer, su hija.
Sólo
Lucía podía apreciar esa lucha en su hija y distinta era Inés. A
ella si se le notaban los nervios, su forma de hablar no era natural
y se mostraba muy nerviosa preparando las cosas de Ito. Menos mal,
que en su familia, no faltaba el buen humor y la pillería. Estando
Inés junto a Xavier con Ito ya en su carro dormidito, el abogado dio
de lleno en el gran misterio de los últimos meses.
-
Sigo sin entender como es tan rubio- le decía Xavier a Inés y ésta
entre risas nerviosas buscaba la complicidad de su hermana.
-
Hombre...en algo se tiene que parecer a las Merino- corrió Karla a
tapar las estratagemas de Inés para que el pequeño Ito creciera con
un rubiazo total como ellas lo hicieran en su tiempo. Por esta vez,
Xavier se quedó con la respuesta de Karla y eso que cuando fueron a
marcharse Inés insistió en la necesidad de lavarle el pelo con el
champú libre de etiquetas que iba en el bolso. Vale, esa simple
tontería lo hizo todo más fácil y en cuánto las chicas se
quedaron solas junto a Lu y Su, la primera no se aguantó las ganas
de ir a por su hija y abrazarla con todo el orgullo que le hacía
sentir.
- Eres lo mejor que he hecho...lo mejor- le dijo provocando la congoja de Marina que se abrazó a ella. Necesitaba justo eso, el abrazo de su madre para tirar de coraje y raza.
- Eres lo mejor que he hecho...lo mejor- le dijo provocando la congoja de Marina que se abrazó a ella. Necesitaba justo eso, el abrazo de su madre para tirar de coraje y raza.
-
Venga...iros a a casa que ya es tarde- las invitó a marcharse Marina
y temió que tras cerrar la puerta y quedarse con Inés, las dos no
supieran estar sin Ito con ellas. Pues bien, de nuevo volvió a sacar
a la mujer en mayúsculas que llevaba dentro- Cielo...tienes quince
minutos para planear como pasar la noche conmigo y el tiempo
comienza...ya.
La visita a la mujer del Tarot, a mi me ha gustado, lastima no nos contara más del futuro, y por supuesto quien está detrás son los padres de Inés y Karla en forma de Ángeles Guardianes, eso está claro. Jajaja
ResponderEliminarVes piensa igual que yo, aun están en edad de tener un hijo Lu y Su, adelante, que se lancen ya. Esperando la charla entre ellas para dar el paso.
Ay, primera vez que se separan de Ito, debe de ser muy duro. Y visto desde otro punto es una forma de tener ratitos para cuidarse y mimarse la pareja.
Gracias, y ya estoy esperando la continuación.
A.
Qué decir que no haya dicho ya antes.
ResponderEliminarCada trozo que escribes supera al anterior. Al principio de empezar a leerte creí que Marcada era el fic por excelencia, el mejor de los que había leído. Luego escribiste Wilson SL y lo coloqué el primero de entre mis favoritos, pero a medida que he ido leyendo todo lo que has escrito no sabría por cual decantarme. Todos tienen algo especial, una historia bien elaborada, personajes que te atrapan y la pizca de humor necesaria para sacarnos una sonrisa.
Este fic, en concreto, es especial para mí. Ahora estamos en un momento muy dulce de la historia y te agradezco que lo que escribes lo hagas sin excesivos tintes dramáticos, trágicos..., para ello ya tenemos la vida misma.
Aunque a veces soy un tanto escéptica no puedo evitar sentir cierto gusanillo con todo lo relacionado con el esoterismo, y que lo hayas añadido aquí, involucrando a una mujer como Lucía (médico de profesión), hace que me replantee la idea de la posible convivencia entre lo esotérico y lo científico, alejando a la primera del calificativo peyorativo que se le quiere atribuir.
En fin, debates a parte, perdonar el tostón, que me enrollo y no paro.
Respecto al trozo estoy de acuerdo con todo lo dicho por A.
Gracias!
L.a.c.e.r
....''''ACEPTAR QUE AHORA NECESITAS VERTE EN OTROS OJOS...QUE HAY UN SABOR QUE RETIENES EN TI....COMO SI EN ELLO TE FUESE LA VIDA'''''''....
ResponderEliminarESCRITORA....LO HACAS....SIEMPRE...DE UNA FORMA O DE OTRA LO HACES....TOCAS EL ALMA DE ESAS MUJERES TUYAS...HACIENDO QUE SUS VIDAS SEAN TAN INTENSAS CON INTENSOS SON LOS SENTIMIENTOS EN LOS QUE VIVEN...Y LLEGUEN ESOS MIEDOS ...ESOS DE PENSAR QUE ALGO PUEDE PASAR A QUIEN AMAS...
PARA TI SIEMPRE LA MISMA PALABRA ...¡¡¡ ÚNICA¡¡¡¡ABSOLUTAMENTE ÚNICA¡¡¡¡..
GRACIAS....POR ¡¡TANTO¡¡¡¡
CELESTE-NEGRO