112- Emergencias 70

- Mm...cielo dejame dormir- se quejaba Marina, pero ni modo. Al bebé en su vientre, le dió igual su queja y que tratase de calmarlo acariciándose la barriga entre acabar por despertarse o conseguir volver a dormir. Debía ser tempranísimo e Inés, dormía plácidamente entre sus hinchadas bufas y la barriga con el bebé saltarín que al final, en un nuevo giro, terminaba por despertarla. Pues nada, si intentaba seguir durmiendo lo único que conseguiría sería ponerse de mala leche. Mejor plan, sobre todo para su humor, era ponerse a acariciar al trapecista que vivía en su barriga y a la dormilona piloto- Consentidos....yo soy la embarazada, debería ser la mimada- les murmuró a ambos, suspirando tranquila. 

Había sido increíble, descubrir cómo poco a poco, las caricias al saltarín eran tan innatas cómo las que de normal y casi todo el tiempo le daba a Inés. Brutal, como de natural acariciaba a ambos. Daba igual estar cenando con amigos, que tumbadas en el sofá o simplemente esperando en las puertas del cine, ya no era ella, si una de sus manos no buscaba la piel de Inés y ahora del pequeño o pequeña saltarín. Disfrutando de un despertar con ellos así, cerró los ojos no pensando en dormir y si, en regodearse en ese placer. Pero un sonido, que se estaba haciendo encantadoramente usual, la hizo abrir los ojos con el corazón subiendo el ritmo de una manera vertiginosa. Dios, era una tontería, no podía detenerse en algo que sólo era casualidad. Pero ahí seguía, el pequeño gorrión cómo cada mañana picoteaba su persiana. Vale, debería achacar la emoción que esa tontería le provocaba a que estaba embarazada y en consecuencia blandita de más. Pero no podía y lo peor, no podía dejar de unir a ese gorrión y la pluma que de tanto en tanto dejaba en su ventana con Roberto y sus besos-pluma. Como no hacerlo, si el gorrión la llamaba a picos en su persiana y sabiendo por otras veces, que si iba hacía la ventana y subía la persiana, el gorrión no se asustaba y echaba a volar, no. De normal se quedaba unos segundos y entonces si, se marchaba volando. Fantasioso o sugestivo, la cuestión era que cada vez que eso ocurría a ella le salía contestar a ese gorrión con un- estamos bien- sonriente y ciertamente, un poco loco.

Despierta, pero queriendo que Inés durmiese más, se quedó con las ganas de ver al pájaro, pero no con la ganas de llamar a su madre, como acabó haciendo. Nada más que la escuchó atender su llamada se fue a lo importante.

- Te lo dije...lo tengo de nuevo en la ventana- le dijo sin buenos días ni nada. Como si su madre tuviese que estar despierta y totalmente espabilada para ella a cualquier hora.

- Mm...mi vida, ¿de que me hablas?- se interesó Lucía y por su voz, Marina supo que se había equivocado. Su madre puede que estuviese despierta, pero solo porque ella le había llamado.

- Te desperté....el gorrión que te dije, ahí está en la ventana- volvió a decirle necesitando que ella le dijese que era una soberana tontería mezclar al difunto gorrión con Roberto, pero Lucía se limitó a gemir medio bostezando. Que raro, su madre durmiendo a esas horas, no era nada normal- ¿Todavía durmiendo?- acabó por preguntarle bien extrañada y Lucía volvió a gemir, seguro que estirándose en la cama.

- Mm...cariño si te contase mi noche, no la creerías. Basta decirte que ni se donde estoy...espera- le solicitó Lucía y Marina pudo escuchar ciertos ruiditos. Ok, su madre estaría buscando algo que le dijera donde estaba.

- WTF- pensó Marina de corrido. ¿Como que su madre no sabía donde estaba y por que gemía tanto?- Mama...¿que es eso de que no sabes donde estas y que me dices del gorrión?

- Cadaqués, estoy en Cadaqués...es genial, me encanta este pueblecito- le contestó Lucía sin que pareciera que fuera a dejar de gemir estirándose- Salvador Dali, ¿ah?

Suficiente, stop necesario....un minuto por favor. Es lo que necesitó Marina para recapitular. Su madre solía recrearse en sus gemidos, voz a media modulación y coletillas tipo "ah" cuando se encontraba absolutamente pletórica. A lo que debía sumar, que había necesitado buscar algo que le dijese donde estaba y era nada menos que en un pueblo de Girona. Lo que faltaba en su amanecer, que Inés comenzará a despertarse y estuviese dudando con la boca abierta en quien saludar primero, si a sus bufas o a su barriguita. Para eso había quedado, para ser dos tetas y una barriga, pero claro la carita toda ilusionada de Inés ante tanta carne bien colocada, le restaba importancia. Pero cuidado, que su madre seguía hablando dejándola muy Crazy.

- En un rato más, llama al ambulatorio y que se yo...diles con cualquier excusa que estoy indispuesta. Ah, que lo mismo haga Inés con la Base de Susana, ¿si? Te adoro mi vida, chao chao- le dijo y colgó sin sus oportunos besos sonoros dejando a Marina sin suficientes WTF que pronunciar. Sea, estaba clarísimo. Su madre y Susana, mira que se le hacía raro todavía unirlas en...mejor no pensarlo, iban a hacer peyas por toda la cara. Su madre, la misma que volvía a llamarla para decirle- Ay mi niña, con las prisas por....¿sabes algo? Tienen razón cuando dicen que la vida son dos días y uno ya pasó. No puedo ser tan ingenua ni desagradecida como para decir que mi día de vida lo he pasado mal, ¿pero sabes que tengo clarísimo? Que el día que me queda, pienso vivirlo al máximo. Haz lo mismo tu, mi vida. ¿Que quieres creer que Roberto en cierta forma esta en ese gorrión? Creelo si eso te hace feliz, siempre has pecado de darle mil vueltas a las cosas y no, deberías hacer como con Inés, dejar que todo fluya sin más. Y ahora si, que tengáis un buenísimo día...llegó mi primer café y tengo una gruñona a la que despertar. Me apetece desayunar a pie de mar. Besos mi cielo- volvió a colgar dejando muy colgada a Marina, su hija. Normal entonces que con Inés repartiendo cariño a sus tetas y barriga, ella flipase en voz alta.

- Te quedas muerta. Mi madre con una tía viviendo la vida loca. Mi madre, Inés. La tía más responsable del mundo, en Cadaqués queriendo desayunar a pie de mar con tu Tía- habló para Inés, para su barriga, para ella misma y hasta para el gorrión. Porque era de alucinar y que demonios, llevaba alucinando medio año y cada día era para hacerlo un poquito más. Primero conseguir Pedraza como trampolín a la dirección sectorial de los centros de emergencias, saltándose al cabron de Manu y su mentir compulsivo, después Inés como epicentro de un gran terremoto en su vida, intercalado con un periodo totalmente absurdo de heterosexualidad vía Xavier con un premio gordo, embarazo. Algo a lo que con unas cuantas semanas de embarazo no llegaba a acostumbrarse y para rematar su madre con una Tía. Ella alucinando y la otra pues, a lo suyo.

- Jijiji....las tienes más grandes, eso es así- afirmaba Inés ajena a sus alucinaciones en voz alta jugando a asfixiarse entre dos pedazos de bufas, que parecía no fueran a dejar de crecer. Era la hostia, un auténtico premio de lotería para alguien fascinado con esa parte tan curiosa de la anatomía femenina- ¿Hasta que talla crees que te crecerán?- se interesó haciendo el pez entre ambas tetas y mal, muy mal.

- Inés joder...te estoy hablando de mis cosas y tu con las tetas. Gorda, soy una gorda no hay más- le faltaba tiempo para quejarse pataleando y ni por esas Inés se apartaba lo más mínimo. Como hacerlo si pajarito seguía los toquecitos que ella daba en la barriga de la gorda- Inés- seguía desesperándose y así, obligaba a Inés a intervenir.

- Callaaaaa, calla y calla- le pedía necesitando concentrarse. Podía sentirlo, pajarito se acercaba a su mano y sus toc toc ¿hay alguien?

- Genial...eso es, tú siempre quedate con lo único- cabreada cómo una mona, ni caso hacía a Inés y su pajarito dando vueltas dentro de ella, aunque de reojo si que espiaba a ambos.

- Jijiji, es que está despierto- derretida le faltaban labios para saber la barriga por donde le pillaba.

- Pues nada, he quedado para ser una tetona y  parir un hijo. Jajaja, quien me iba a decir a mi esto, joder- entraba en Catarsis Marina, que al final la pobre un poco de razón tenía-Es que ni de lejos me veía yo así. Vive mi madre mejor que yo y por supuesto tiene mejor tipo. ¿No es para cabrearse? ¿Crees que exagero? Ja...y no me voy a parar en las consecuencias. Se queda una barriga fofa que

- A tu Mami no se le ha quedado- la concluyó Inés y Stop, tarjeta roja y expulsión. Debería estar penado una tía tan despistada al lado de otra propensa al histerismo. Pero a Inés le iba a salvar de la expulsión, el que justamente esa tía que propensa al histerismo es una verdadera montaña rusa que lo mismo te pellizca el culo mega enfadada al dejar claro que su madre está más buena que ella, haciendo que Inés se quejase- Auch...¿que he dicho?-para ignorarla y pasar a emocionarse al verla pasear su rostro por toda la barriguita.

- Es alucinante- siguió a lo suyo Inés. Supremo, delicioso y resquebrajador sentirlo moverse dentro de Marina y así, le era imposible seguir la conversación con Doña quejas.

- No...es genética mi abuela era igual de delgada, espero que yo tenga la misma que ellas- también a lo suyo prosiguió Marina, planteándoselo de veras. Su madre tenía cero barriga, pero- ¿Y como sabes tu que mi madre no tiene la barriga fofa?- lanzó su pensamiento y nuevo stop obligado. Inés levanto su rostro totalmente emocionada y las entrañas le crujieron por completo.

- No- le pidió a barbilla temblando Inés al tropezar con su mirada contagiada de su propia ilusión- No me hagas llorar, yo no quería hijos ¿sabes? No los quería por esto. No quiero vivir acojonada cómo ya lo hago temiendo que os pase algo, Marina. Yo ya pase por esto, me dejo...mi padre me dejo totalmente pérdida y yo...

- Vale cielo...vale- corrió a cogerle el rostro con ambas manos Marina. La ansiedad comenzaba a asfixiar a Inés que entre lágrimas buscaba que el aire entrase libre en sus pulmones- Mírame a los ojos y respira conmigo- le pidió manejandola con experiencia profesional. Aconsejable y mucho, por el bien de Inés, que ella dejase de llorar y sonríese calmándola- No nos va a pasar nada- continuó viendo como poco a poco y con los ojos fijos en ella de Inés, ésta conseguía respirar normal sin necesidad de tejados, ni altos vuelos- Te quiero- terminó en un suspiro totalmente enamorado antes de besarla y de nuevo stop- Joder....ya echo de menos que puedas subirte encima de mi, cubriéndome.

Pues una a la que le es imposible no quejarse por todo y otra, que después de un periplo de vuelos con tres escalas, llegaba a Londres y salía con sus nuevos compañeros de profesión empujando su troiler, cuando por la megafonía del aeropuerto escuchaba una canción, que le hacía detenerse para mandar esa canción vía whatsapp con el siguiente mensaje.

Mensaje de Karla a Nacho: Cada vez que escucho esta canción, no puedo evitar ni quiero, imaginarme contigo haciendo el amor muy lento.

Mensaje que viajó desde Londres hasta una mesita de noche en Pedraza, donde hizo vibrar un móvil que rápidamente fue cogido por un medio dormido Nacho. Nada más leerlo sin escuchar la canción, tuvo que morder la almohada rompiéndose por unos segundos. Después, tecleó su respuesta.

Mensaje de Nacho a Karla: A mi todas las canciones me hablan de ti.

Y su mensaje hizo el camino inverso hasta llegar a Londres para hacer sonreír a Karla, quien nuevamente iba a responderle pero Laura llamándola lo evitó.

- Hi, my pretty little thing- contestó a la llamada tan risueña como Nacho le había dejado y al momento de hacerlo, se quedaba sorda ante el grito de Laura.

- Ayyyyy, me super pones con ese tono británico grrr- rugió directamente Laura totalmente loca como decía por el tono tan logrado de Karla y ésta no pudo más que echarse a reír.

- Jajaja, a ti te super pone todo y creí, que había alguien por ahí que te estaba poniendo más que yo- dejó caer sin perder la sonrisa. Aunque la tonalidad de Laura, la incitó pese a no querer que fuese así.

- Cariño...de los misterios del corazón no está todo escrito- la corrigió Laura, dejando que su voz saliese tan intima que enseguida, se llevó a Karla a su terreno.

- Ok....pero hablábamos más bien de tu coñito rubio- queriendo o no, entró al juego y no podía culpar a Laura. Tenía la suficiente confianza como parar pero no, no lo hizo.

- Joder peque....es escucharte llamarlo así y...ven, ven conmigo- excitada no lo ocultó y a Karla escucharla así, le provocó auténtica prisa.

- Dejame que llegue a la habitación y contactamos por web-cam- le pidió Karla resoplando. Increíble, con dos frases intercambiadas ya estaba ardiendo en ganas por ella.

- Eres mi locura, tú- natural como la vida misma, Laura no oculto ni por asomo su dependencia. Podía estar gustándole mucho la quijada más sensual que había visto en un hombre, que Karla seguía siendo eso mismo, su locura.

- Joder pero- reculó Karla. Había llegado a Londres mensajeandose con Nacho y ahora estaba deseando llegar a la habitación y disfrutar de Laura. Era de locos y puede que incluso asqueroso para con Nacho o más bien, para lo que sentía por Nacho.

- No pienso pedirle perdón al mundo por nada que me haca sentir bien y tu debes hacer lo mismo. Te encanta Nacho, sientes ese gusto tan especial por él, pero no dejas de querer estar conmigo. Eso está más que claro, peque- lo finiquitó Laura y pareció quedarle clarísimo a Karla. Pero las dudas le siguieron hasta el hotel, en la ducha se le acentuaron y al final, cuando encendió su ordenador y al otro lado apareció Laura con sólo una camisa puesta, las dudas se acabaron yendo- Me encanta cuando tus ojos me brillan así.

Y no, no sólo los ojos de Karla brillaban así esa mañana.