112- Emergencias 60

A la noche tiene por costumbre seguirle el día, que para todos amaneció de lo más veraniega. En ésta ocasión la más madrugadora fue Lucía, para quien era una delicia tomar su primer café en su jardín sin que aún el sol quemase y el fresco propio de las mañanas en los pueblos segovianos, aliviara las altas temperaturas. Hace unos años, tomaría ese café leyendo sus dos periódicos preferidos, ahora como todos, los compaginaba con su móvil, esclavizada a redes sociales, aplicaciones de mensajería instantánea, sin olvidar su principal función, llamadas telefónicas. Habiendo quedado para desayunar con la madre de Laura, claramente preocupada por ésta, su primer pensamiento fue llamar a Marina, queriendo saber como había pasado la noche, pero se vio dudando. Como si en el hombro derecho tuviera un angelito que le decía- Llama a tu hija, hoy no desayunaras con ella- mientras que en el izquierdo llevaba una pequeña diablesa que para contrarrestar le decía- Llama a la gruñona, no hay nada como empezar el día molestándola- Ni de una cosa, ni de la otra tenía porque prescindir, pero fue la pequeña diablesa, la que se llevó el gato al agua, y así...llamó a Susana sin darse cuenta de como su buen humor mejoraba por la simple tontería de molestarla.

- Jrum...- fue la contestación clarividente de Susana a los pocos tonos y aunque Lucia hubiese dudado en un principio, tuvo que darle la razón a la diablesa.

- Haces los mismo sonidos para dormir que para dar los buenos días- le dijo modulando su voz para continuar- Por cierto...buenos días.

- Pruf.... Tu la tienes voz igual de sensual a cualquier hora- estando recién despertada, la sinceridad de sus palabras fue instantánea, halagando a Lucía.

- Es uno de mis secretos de seducción, no vayas a correr la voz- gustosa provocó un deje aún más seductor.

- Tranquila, trataré de no hacerlo...he dormido nada- le confesó Susana estirándose en el sofá que había doblado su espalda.

- Así llevas días, pero la profesional de medicina que soy, ya te lo advirtió- sonó a regaño, pero no esperó que Susana se justificase.

- Karla no regresó, Inés se ha llevado mi moto y no hay  café- pasó a resumirle su situación Susana, como si por golpe de magia, el piso pudiera comenzar a oler a delicioso café, mientras Karla ponía su horrorosa música e Inés, se hubiese ido a trabajar en coche y no en su moto. Dios su moto en manos de la pirata que podía ser su sobrina, pensar en eso era casi peor que pensar en las otras dos ausencias.

- ¿Todo eso lo has controlado desde el sofá?- sonrió Lucía metiéndose un poco con ella, aunque le gustaba bastante lo pendiente que siempre estaba Susana con las chicas.

- Si..y que despertaste queriendo darme caña, también- no estaba tan dormida como para no pillarla al momento.

- Jajaja, eso es siempre...no tiene mérito. En cuanto a Inés, imagino que siendo piloto una moto no será mucho problema para ella y Karla...pues cielo, está en la edad de salir un día de casa y no regresar hasta tres días más tarde- ella también resumió la situación, claro que lo hizo a su modo y pensar en lo dicho le produjo gustosa nostalgia-Que envidia me da.

- ¿La edad o no regresar a casa?- le preguntó Susana, siendo obvia la respuesta que alguien como Lucía le daría.

- Ambas cosas...hace mil, que no llamo al trabajo con una excusa inventada con la única intención de desaparecer y divertirme. Será que a la de edad de Karla, yo ya tenía una niña de cuatro años- comentó arrugando los labios. Quien a su edad, no envidia la juventud, su falta de constancia y su tendencia a la locura. Susana la entendió muy bien, compartiendo su añoranza, pero siendo más dada a mandarlo todo a la mierda, hasta le surgió una idea, que tuvo que  desechar.

- Será...es una pena que se haya llevado la moto. Seguro hace el día perfecto ahí fuera para desaparecer- soñó que para eso siempre hay tiempo, haciendo suspirar a Lucía.

- Ni lo dudes...- la prosiguió recordando perfectamente la sensación de montar en moto con ella, y puestas a soñar, quiso saber más- De poder hacer locuras, ¿donde irías?

- Hoy lo tengo clarísimo...a cualquier costa, donde haya una casa con piscina panorámica, donde bañarme dudando, si estoy en la piscina o en el mar- le contestó y tan fácil, cerrar los ojos e imaginarse así mismo. Lucía aprobó el plan, y lo adecuó a sus gustos.

- Sentada en una colchoneta, mientras leo y me masajean los pies- dijo prácticamente gimiendo de placer. Gemido que pese a no escucharse, Susana sintió y así, la que ahora quiso dar caña fue ella.

- Y Los Panchos sonando a todo trapo- bromeó con su habitual seriedad, y sorpresa.. Lucía demostraba ir conociéndola e incluso se reía de sus salidas.

- Jajaja, lo mejor será que no deje que elijas la música. ¿Te quedan vacaciones?- le preguntó llevada por el sueño compartido que en verdad le apetecía de veras y así, siguió hablando tal cual pensaba- Yo tengo una semana en septiembre.

- Poco más me queda a mi- la siguió Susana, sin darse cuenta de lo que ambas estaban haciendo. Pero se sentían tan bien haciéndolo y resultaba tan absolutamente natural, que siguieron.

- Puedo buscar algo así- propuso Lucía fastidiada por no haber sacado su tablet, de tenerla podía comenzar a buscar.

- Querer es poder, o por lo menos eso dicen- volvió a estirarse Susana, y Lucía comprendió que querría levantarse y comenzar su día.

- Uhm...pues si, ya te iré diciendo...ahora tengo que irme, dame un beso- le dijo de seguido pretendiendo despedirse y se quedó noqueada al ser consciente de lo que acababa de pedirle de nuevo, totalmente natural. Para su suerte, Susana estaba intentando corregir su espalda y no le dió ninguna importancia.

- Joder...si que has amanecido espabilada- le dijo relajando a Lucía, lo justo para poder acabar de despedirse.

- Jajaja, pues copiame y en marcha. Luego, más...chao- corrió necesitando cortar la llamada. Impresionante, acababa de pedirle un beso por teléfono y había sido tan innato que ciertamente se quedó inquieta. Por no contar con que acababan de quedar para una semana de vacaciones juntas y ¿solas? Pero siendo mujer de vida, no se comió la cabeza lo más mínimo y pasó a llamar a Marina, anotándose hablar con ella del WA. Tras varios toques, Marina también la saludó con un sonido gutural, otra a la que despertaba- ¿Todavía en la cama cariño?

- Uhm...buenos días- contestó Marina remoloneando en la cama.

- Buenos, cariño...¿náuseas?- pasó a interesarse por su embarazo Lucía. Marina ahora estaría estirándose, cuando pudiera abrir los ojos miraría al balcón y después se cubriría la cara con una mano. Era como volver años atrás cuando cada mañana al despertarla tenía que presenciar su ritual matutino.

- No...parece que ya van remitiendo, no sabes anoche que asco me dio la merluza- informó a su madre, ejecutando sus rutinas, tal cual la había imaginado su madre.

- Pues controlate las aversiones, porque sabes que el pescado es fundamental- la corrigió como no se cansaría de hacerlo y viendo que la hora se le echaba encima, fue directa a su siguiente interés- ¿Estas sola?

- Por supuesto que sí. ¿Que pensabas?- se ofendió Marina al momento, sin saber a cuantas personas más, tendría que hacerles ver lo absolutamente leal que era a sus sentimientos hacia Inés.

- Pues...a tu cita con Xavier no llegabas con muchos ánimos e imaginándomelo tan atento como me lo describiste- se calló sonriendo y bajó un momento el móvil para rápido confirmar en él algo y volver a decirle a su hija- Esto de ayer...de airear tu vida por whatsapp como que no me gusta, pero he de reconocer que tiene su encanto. ¿Quieres que te diga algo que te despertará de golpe?

- Por favor- corrió a contestarle Marina, despertándose del todo. El loco y repentino latido de su corazón, no podía estar equivocado.

- Creo que alguien, te ha dejado un pequeño mensaje en forma de foto en su perfil- le dijo su madre, asegurándose de crear misterio, pero ni modo, Marina lo tenía clarísimo.

- Inés- suspiró para comenzar a sonreír, sin saber que la sonrisa no se le quitaría en un buen rato.

- Aja.. Que me nieguen que no te conozco- chascó la lengua Lucía bien orgullosa y feliz, por haber sido ella quien se chivara a su hija.

- Jajaja, dime que es..¿que ha puesto?- ilusionada enseguida quiso saber, pero para todo había tiempo.

- Así no tiene gracia, después lo ves.

Y así tuvo que hacer, lógico entre madre e hija las dos comentaron sus planes para ese día, quedando para almorzar juntas. Pero entre que una contaba, la otra aportaba y que de un tema iban a otro, el tiempo se les fue y para cuando Marina colgó la llamada, le dolían las mejillas de sonreír. Hablando con su madre había pensado infinidad de fotos de perfil que Inés podría haber puesto para llamar su atención, desde las chapas militares, pasando por las alas o inclusa alguna foto de ellas juntas. Pero para su mayor sorpresa, la foto del perfil de Inés, no era ninguna de las que ella había pensado y si, una puerta entre abierta que la dejó un tanto parada hasta que poco a poco, cayó en su significado. Era la canción usada por ella misma en su discusión mediante perfiles. El descubrimiento le hizo cubrirse el rostro entre risas de lo más tontas y fue así, sin perder la sonrisa y una emoción propia de quinceañeros ilusionados, que buscó la canción pasando a escucharla. Una ventaja de las nuevas tecnologías que no se debe obviar, los juegos y acertijos, que sólo una pareja entiende. Lo mejor de todo, es que el perfil junto a la canción, era un mensaje directo directo de Inés: Dejaré la puerta abierta, por si quieres volver. Sólo fallaba que Inés había puesto una puerta medio abierta, pero a ella le dio exactamente igual y eufórica, no escribió, ni la llamó, directamente pasó a grabarse en WA:

- Te quiero muchísimo, cariño.

Corto y preciso, ni siquiera quiso escucharse, no la mandó tal cual le había brotado de bien dentro y se preparó a esperar la contestación de Inés, que por suerte no tardó mucho.

Mensaje de Inés: Ves una puerta entre abierta y tu no das dos toques antes de abrirla, tú la echas abajo sin más y eso a mi...me vuelve muy loca.

- Jajaja- tras leerlo estalló en risas como catarsis del tremendo susto pasado, temiendo perderla- Te tengo, vuelvo a tenerte- pensó pasando de las risas a las lágrimas emocionadas, sin olvidarse de contestarle, por eso escribió- Es la fuerza que da, haberlo pasado tan mal- tras mandarlo, volvió a esperar ansiosa, pero estaba de suerte e Inés volvió a contestarle enseguida, iniciando un rápido intercambio.

Mensaje de Inés: Salgo a un traslado, guarda esa fuerza para después y sobre todo...ten cuidado. Luego hablamos, porque tenemos mucho de que hablar.

Menaje de Marina: De lo que tu quieras o necesites, cielo.

Mensaje de Inés: Ahora no vayas de niña buena, que no.

Mensaje de Marina: Un poquito solo..y dios...me acabo de hacer fan oficial de Maldita Nerea.

Mensaje de Inés: Jijiji, me pienso comprar el disco, pero por favor.. No lo digas por ahí.

Mensaje de Marina: Jajaja, ay cariño...no vuelvas a ser tan dura conmigo.

Mensaje de Inés: Muy rápido vas y me tengo que ir ya...mira el cielo, hoy hay muchísimo tráfico de aviones ahí arriba.

- Yo miro a donde tú quieras- dijo pletórica girándose en la cama- Hasta para Cuenca- continuó alzando la voz y natural, comenzó a reír pataleando, pero entonces se recordó que estaba embarazada y no le dió tiempo a pensar si era correcto o no, estar pataleando eufórica con el corazón a mil, porque el timbre de su casa sonando, le disparó todavía más las pulsaciones, mientras abría los ojos de par en par- Inés..ay dios..Inés- la ilusión de creerla ahí la hizo saltar de la cama, cambiarse de camisón, peinar como pudo su melena, algo de polvos en su rostro, un tanto de brillo en sus labios, bajar saltando las escaleras en una carrera loca y todo sin hacer su primera visita matutina al baño. Daba igual el pis, lo primordial era abrirle la puerta y comérsela a besos, pero no era Inés quien esperaba al otro lado de la puerta y si, un risueño Xavier.

- Buenos días, petite béte- su cantarin saludo contrarrestó con el bajón importante de Marina.

- Me hago pis- desilusionada lo soltó sin más, dejando a Xavier parado- Mucho pis- subió los hombros, tras asegurarse que detrás de él, Inés tampoco estaba.

- Ehm...¿y por que no lo haces?- le preguntó Xavier intentando por todos los medios mantener la mirada en los ojos de Marina y no en el camisón que acentuaba su pequeño pero super sugerente, cuerpo. Joder, al final no lo pudo evitar y miró donde no quería.

- A los ojos, Xavier.. A los ojos- le tuvo que regañar y con esfuerzo, Xavier los retiro antes de pasarse las manos por su cortisimo cabello, resoplando. Pero ambos habían hecho un pacto, prevaleciendo la sinceridad en todo momento, por eso no se calló.

- Si queremos que esto funcione, no me puedes recibir así, de piedra no soy y sabes que me encantas- le dijo en completa seriedad pero entonces Marina comenzó a morderse los labios, reteniendo la risa que le estaba dando la situación. Dentro de si, era increíble comprobar cómo su humor mejoraba con Inés de vuelta. Xavier se quedó esperando y ni modo, ese hombre que trataba de controlarse, por el bien de ambos, merecía un poco de cariño.

- Tienes toda la razón, guapo- concordó con él y se alzó para dejarle un beso en la mejilla, como premio de consolación- pero sigo haciéndome pis.

- Jajaja vale, yo haré café y desayunamos lo que traje- finalmente se adentró en la casa y Marina se dispuso a ir al baño, pero entonces Xavier recordó el paquete que llevaba en sus manos- Ah..recogí un paquete para ti, te lo dejo por aquí - lo dejó como decía en el salón y Marina se quedó con un pie puesto en el primer escalón. No había hecho ningún pedido, ni esperada ningún envío y nuevamente, el galope salvaje de su corazón no podía estar equivocado, presintiendo a Inés. A la porra el pis, que le reventara la vejiga si hacia falta. Se moría por abrir el paquete y a por él se fue decidida. Nada más cogerlo, no pudo detener su impulsividad a leer como remitente: Inés pájaro loco.

- Me muero Jajaja, ay dios..¿que me has mandado?- habló y normal, no pudo apreciar la forma en que Xavier la miraba destrozar el paquete como si fuese una niña de tres años para a continuación, saltar emocionándose. Inés le había mandado un mono de piloto super pequeño, tamaño bebé- Joder..me matas con estas cosas- siguió a lo suyo limpiándose las lágrimas de auténtica felicidad, tratando así de leer la nota que había junto al mono: Que no te lleve a error tres generaciones de chicas, mi chico vendrá a romper la tradición. Si en la eco hasta se le ve la pichita. Bueno, es lo que me dijo Encarni al verla y Oscar dice que tiene tu nariz y que, espera...¿se han quedado conmigo? Serán cabrones. Pd. Te extrañé horrores, y no encontré suficiente altitud donde guarecerme- Cielo- tras leerlo fue imposible no volver a llorar abrazando el primer regalo que recibía su hijo y lo más importante, de Inés. Su urgente necesidad fisiológica, volvió a llamar su atención y así tropezó con la mirada de Xavier sobre si.

- Eh..joder, esto no va a ser fácil- le dijo éste no queriendo ningún consuelo, pues sólo se había limitado a decir una verdad tan grande como un castillo. Marina lo entendió y se limitó a sonreírle, pensando como él; desde luego que no sería fácil.

En cambio, para Lucía si fue fácil, y a pesar de apenas haber coincidido con ella,  reconocer a Karla cuando se dirigía a desayunar con la madre de Laura. Serían sus andares descuidados, la gorra calada hasta el fondo, las gafas de sol o el conjunto despistado en general. La cuestión es que se fijó en la chica que caminaba, pareciera que sin rumbo o en verdad perdida, y cuando pudo verla de frente, la reconoció al momento. Cosa que no hizo Karla, al tenerla prácticamente a dos pasos.

- Soy Lucía, cielo...la madre de Marina- tuvo que especificar y Karla abrió un tanto la boca para después quitarse la gorra y gafas, con un nerviosismo que a Lucía se le antojó atípico.

- Perdona...estoy tonta- le sonrió comenzando a intimidarse por la mirada de Lucía posada en ella e igual de nerviosa, fue a saludarla besándola, pero lo hizo tan fuerte, que   las mejillas de ambas más que rozarse, chocaron. Lucía entonces estuvo hábil, reteniendo el joven y tierno rostro de Karla entre sus manos. Deformación profesional, para ella no pasó desapercibidas su pupilas escándalosamente dilatadas, los ojos enrojecidos y su actitud, claramente desorientada. Su conclusión no estaba muy equivocada, Karla tenía signos evidentes de estar fumada y no eran ni las nueve de la mañana.

- Marina no me dijo que estuvieses por Pedraza- le dijo con la intención de soltarla, pero Karla agarró sus manos, deteniendo su intento. Como madre o simplemente como mujer de una edad, el estómago se le encogió al ver como Karla acomodaba la mejilla en una de sus manos. Fue un segundo, y puede que fuese un acto reflejo, pero Lucía se quedó enganchada a ese gesto.

- No se si lo sabe, estuve con Laura- contestó Karla mojándose los labios, tan resecos como su boca y Lucía no aguantó más, la atrajo hacia si, abrazándola. Karla se extrañó el tiempo que tardó en sentir la calidez en que Lucía la estaba envolviendo.

- Has dejado a tu Tía esperándote en Segovia- le dijo Lucía en un tono absolutamente cariñoso, Karla inconscientemente se estaba aferrando más a ella, de seguro por la bestial añoranza de un abrazo así de cálido.

- Pues que se vaya- fumada Karla explotó enseguida- que haga como siempre, que me amenace con estar conmigo y después se largue con los putos aviones por ahí. Cuanto más lejos, mejor- con su nueva contestación, Lucía volvió a besarla para soltarla. Las piezas en el puzzle que como profesional de la medicina estaba armando quedaban  puestas por la propia Karla, aunque en lo personal jodiera ver a una joven tan sumamente perdida.

- Apuesto a que no has desayunado y lo hago el doble a que no te importaría nada desayunar conmigo- le propuso agarrándose de su brazo para comenzar a caminar. Si lo pensaba, no había día que en sus largas conversaciones con Susana, ésta no nombrase a Karla a lo que debía sumar, lo que Karla acababa de decirle sobre Susana. Así, el puzzle se hacía más grande en su cabeza.

- No me queda un pavo en mi bolsillo para emplearlo en apuestas, así que...ganas- aceptó Karla, guiada por el calor tan reconfortante

- Bien- arrugó los labios bastante creída Lucía- Me encanta ganar, es un vicio.

Caminando hacia la terraza, Lucía agradeció que la madre de Laura le dijera por mensaje que iba a tardar un poco en llegar. Le apetecía compartir más tiempo con Karla sin nadie ajeno y durante el trayecto, le dio simple conversación no queriendo agobiarla. Una vez que estuvieron sentadas, a conciencia le habló de una de las piezas claves, sin que Karla se llegase a extrañar de que supiera tanto de su Tía.

- ¿Que ibas a hacer con la gruñona pilota putos aviones?- imitó su forma de expresarse y el especial brillo que atravesó por segundos la mirada de Karla, le encantó.

- Jajaja, gruñona es una definición perfecta para ella y bueno...íbamos a arreglar la pensión de mi madre, soy estudiante...- le contestó sincera y la mirada de Lucía, le hizo arrepentirse de lo dicho anteriormente sobre su Tía- No debí decirte lo que te dije antes...son mierdas que no le importan a nadie.

- Uhm...imagino que a ella si le importarán- le dijo, no necesitando imaginar para saber que sería así.

- No me toques ese tema...por favor- se puso a la esquiva Karla, estaba hablando de más ante prácticamente una desconocida. Con una especial y bonita forma de mirarla, eso sí.

- Dejo de hacerlo si quieres, pero no puedo omitir que la acusas de no estar y resulta que está y eres tú quien no- no se cortó en absoluto Lucía. Karla se mostraba anclada a algo que aún desconocía pero que sin duda, le hacía prejuzgar. Tras lo dicho la vió dudar y ella no la apremió, guardándose ahora si, el impulso de mirarla. No era más que una niña, atascada y temerosa.

- Esto mismo ya ha pasado más veces, se de lo que hablo- uso una excusa general, sin ninguna gana de escarbar más. En vez de indagar, Lucía podía volver a abrazarla o incluso le bastaría con que agarrase su mano. Mierda, iba camino de parecerse a su hermana.

- Es su trabajo, Karla...no viaja por gusto- trató de defender a Susana, Lucía y genial...hace nada le pedía un beso por teléfono y ahora estaba con su sobrina preocupada por ambas.

- Ya...- dijo Karla, aunque sonó cansada de la misma excusa.

- Y se puede estar, sin estar e incluso estando no estar. Suena a trabalenguas, pero la realidad es que tu Tía fue a Segovia y no creo que fuera para ver el Acueducto, debe tenerlo muy visto con vosotras viviendo en esa ciudad. Con lo cual, estuvo sin estar, porque no la dejaste llegar a ti y no me estoy metiendo en si tienes motivos para haber actuado así o no- le explicó a pesar de la forma enredosa elegida y por como Karla la miraba, parecía que si la había entendido.

- Lo se...pero siempre hay algo, yo nunca puedo ser la niña en el bautizo, mucho menos la novia en la boda y ni te hablo de la muerte en el funeral. Ayer era que tu hija está embarazada, y claro...enseguida hay que cuidar al pájaro. A mi que me follen, porque no me asfixio o porque no me caí de un árbol- volvió a soltar, como si nada Karla.

- Wau- pensó Lucía ante la descarga de Karla. Tampoco podía extrañarse, común si lo pensaba en familias que deben sobreponerse a la temprana muerte de uno de los progenitores, pierden todos pero siempre unos más que otros, y no debía pasar por alto que Karla sería solo una cría. Que empatizara con ella enseguida, no quitaba que no la corregiera- Las palabras malsonantes que tanto usas, no le dan más fuerza a lo que sientes e intentas trasmitir- lo hizo en su tono más pausado y cariñoso, y por extraño que parezca, Karla sonrió no disgustada con su corrección. Pero bueno, su intención no era hacerle terapia en esa mesa, era aliviarla algo, después ya tocaría hablar con Susana sobre ella, por eso prosiguió con humor- Tendré que decirle a tu Tía que te amoneste por cada palabrota usada, yo lo hacía con Marina...créeme que funciona.

La llegada del camarero, cortó la conversación, ahora que ambas estaban conectadas. Lucía eligió por las dos, asegurándose que Karla desayunara como debía, a pesar de sus quejas al querer tomar solo café. Esperando que el desayuno llegase, y ahora que estaba más espabilada, Karla cayó en las confianzas mostradas por Lucía, respecto a su Tía.

- ¿Conocías a mi Tía de antes?- con la confianza tomada entre las dos, le preguntó sin más y dios...se sintió un poquito patética acercando su mano a la de Lucía apoyada en la mesa.

- No...- le contestó risueña, Lucía. Tenía su punto hablar de Susana con Karla y era sumamente encantador como Karla buscaba una muestra cariñosa. Tomando su mano, las dos sonrieron, siguiendo con Susana - Os parecéis bastante, tienes mucho aire de ella....en versión adorable, por supuesto.

- Jajaja, en su defensa diré...que alguna vez, puede estar de buen humor, pero oye..tiene su público- la prosiguió Karla totalmente relajada, despertando el interés de Lucía por conocer más sobre Susana.

- A ver...¿que público es ese?- se interesó causándole gracia a Karla, quien se fue a las anécdotas más divertidas de su Tía con algún ligue, mientras el desayuno llegaba. Pero no lo hizo solo, llegó al mismo tiempo que Nacho, quien nada más verlas juntas desayunando, dejó su desayuno por trabajo, para acercarse a saludarlas.

- Estáis causando envidia a las ocho maravillas del mundo, no se puede soportar una mesa tan bonita- las halago y Lucía comprobó en primera persona, como se sentaba junto a ellas un tanto sonrojado.

No siendo ella la causante de su sonrojez, solo quedaba Karla como causante. Con lo cual...¿que clase de triángulo formaban junto a Laura? Nadie mejor que su hija, para que le explicase.

Mensaje de Lucía a Marina: Cariño...¿Karla con quien está? Si es que está con alguien, claro.

Mensaje de Marina a Lucía: Eso es un jardín...que yo no logro entender. En teoría, Karla se acuesta con Laura.

Mensaje de Lucía a Marina: Pero...al final el virus va a ser cierto.

Mensaje de Marina a Lucía: Si...ten cuidado y no lo cojas.

Mensaje de Lucía a Marina: ¿Cuidado por que?

Mensaje de Marina a Lucía: Por nada...bromeaba.

Mensaje de Lucía a Marina: Creo que contigo reaccione de la mejor de las maneras.

Mensaje de Marina a Lucía: Lo se...que yo no te estoy diciendo nada.

Mensaje de Lucía a Marina: ¿ Es que tendrías algo que decirme?

Mensaje de Marina a Lucía: Mama dejalo ya.

Mensaje de Lucía a Marina: Ah no..ahora me contestas.

Mensaje de Marina a Lucía: Me estas consumiendo la batería y en esta ocasión, ni se porqué estamos discutiendo.