112- Emergencias 54

La mañana despertó como debía ser en verano. Soleado en toda España, con algún nubarrón en Suances, propio del norte a esas horas, y más en la cabeza de Karla. La ingesta de vino y alguna copa más elaborada, le hizo amanecer con tremenda reseca. Cualquier mínimo ruido, como el producido por las cuerdas de la cortina, era todo un huracán dentro de su cabeza. A riesgo de sufrir náuseas, consiguió tirarse al suelo e incluso incorporarse y dar los pasos necesarios hasta el baño. Joder, al darle al grifo juro no haber escuchado otro grifo más escandaloso que ese. La fría agua que expulsaba, fue un alivio y estaba tan atontada, que hundió la cabeza bajo ella, olvidándose de respirar, hasta que tuvo que espabilar evitando que su muerte fuera de risa. Tal como estaba ni siquiera se percató que Laura no estaba en la habitación y odio mucho y fuerte, la manía de su hermana de preparar el desayuno con la música a todo trapo, sin saber que la náusea estaba garantizada. Inés cantaba más allá de fatal, pero eso ya lo sabía. Lo terrorífico, era escuchar la letra e identificar al grupo.

- ¿Los putos Hombres G?- se quejó sin poder creerse que Inés, la fanática de grupos con solera como Revolver o cantautores como Sabina o Bunbury, estuviese cantando: "Por una vez tengo a alguien que me quiere, que no le importa quién soy ni quien fui, por una vez tengo un amor que no muere, por una vez vivo sin esconderme, por una vez soy feliz" Náuseas o llorar de pena, no sabía muy bien por cual decantarse escuchándola.

- Jajaja, han vuelto otra vez- le contestó bajando la música Inés y mirando a su hermana sentarse como si pesase toneladas, fue que vio el nada espléndido estado en el que había despertado- Menudo careto llevas.

- Ni me hables- se dejó caer sobre la mesa Karla. La resaca era de caballo y la energía que mostraba Inés, sin dejar de moverse por la cocina, no le ayudaba.

- Pss, pues yo llevo rato despertaba, incluso estuvimos en el pueblo- se solidarizo con su hermana, ayudada por la mirada de socorro de esta y se sentó a la mesa con ella, ávida por contarle su experiencia más destacable esa mañana- Alucina, Laura es de lo más rara, hace la compra en la farmacia. ¿Como lo ves?- esperó que tras contarle que Karla dijese algo pero solo escuchar el nombre de Laura, la dejó paralizada- Heavy...el gel, los tampax y no se cuantas cosas más porque se le antojó unos dulces de la panadería de enfrente y me fui a comprarlos- prosiguió Inés un tanto extrañada por el silencio de su hermana, pero bueno, con la cara de resaca que tenía mucho de ella no podía esperar y ella, al revés de su hermana, no podía callarse- ¿Quieres uno? Están muy ricos, yo ya les metí mano y bien que se dejaron...¿y sabes? Hace un día de cojones, que Marina toda preocupada, que si me abrigase y tal..y ah, la gente aquí arriba como siempre, super amables...- continuó cada vez más nerviosa, algo que para Karla no estaba  pasando desapercibido. Inés estaba moviendo la mesa con el tic nervioso en sus piernas y le había buscado los dedos para jugar con ellos, sin que consiguiera callarse- la panadera me dio a probar una movida asturiana, que si..estamos en Cantabria pero en el kiosko me explicaron que hace muchos años, había una comarca que se llamaba Asturias de Santillana, abarcaba desde Santander hasta Llanes, de ahí que que la cultura sea compartida. Me regaló los chicles- encogió los hombros soltando los dedos de su hermana para coger las chapas de su cuello.

- Inés- trató de calmarla Karla identificando claramente lo que le estaba ocurriendo a su hermana, pero ni modo, Inés sonreía a la vez que comenzaba a llorar.

- Estoy bien..mírame- ahora fue ella quien quiso tranquilizar a su hermana, pero no pudo, ansiosa el aire comenzó a no entrarle como debiera.

- Inés...respira, vamos- le sujeto el rostro Karla, tratando de ayudarla.

- ¿Subimos al tejado?- busco su salida más rápida el tejado, su padre y con ellos el aire.

- No, sólo respira- insistió Karla emocionándose junto a ella.

- Estoy jodida, Karla...estoy muy jodida- se cogió a los brazos de su hermana. La noche con Marina le estaba pasando factura. Todo lo vivido con ella, la intensidad, los besos, la pasión, los juegos, y en definitiva la entrega más absoluta.

- No lo estas...lo que estas es pletórica. Te sientes la puta ama, Marina es la hostia para ti y eso te asusta, pero no hay más- entendiéndola sin necesidad de que Inés le relatara como había sido su noche, siguió calmándola. Dando por hecho, que Inés insistiría.

- Sube conmigo- insistió Inés como esperaba Karla, allí arriba sería bien fácil volver a respirar.

- No- se negó Karla, sin ser consciente, Inés iba consiguiendo tranquilizarse.

- Karla- aunque lo volvió a intentar- Subamos.

- Vas a hacer lo que yo te diga- atajo o podrían pasarse buen rato así-  Respiras, subes a la habitación y despiertas a Marina, y ahí cuando la estés besando, te sacudes el miedo... porque esa tía tiene mucha suerte, ¿me oyes? Es ella la que tiene la suerte de tenerte.

- No...no lo estas entendiendo, estaré muy jodida si quiere hacerme daño- terminó por confesar su miedo. Un rato sin respirar cómo se debe clarifica a cualquiera.

- ¿Quien te querría hacer daño a ti?- se escandalizó Karla y no pudo evitar acordarse de su padre. Él le hubiese dicho exactamente lo mismo.

- Puede que...sin querer, las cosas pasan, ocurren sin más, hay accidentes, momentos tontos y situaciones...- aun estando acojonada por lo clarividente de sus sentimientos hacia Marina, todavía la defendió de un supuesto daño que podría hacerle y para Karla estuvo claro, juntas acababan de pasar el pequeño  bache. Llegaba la hora de tirar de humor o comerse a besos a su hermana. La tipa dura con gafas de aviador, que de vez en cuando, se empequeñecía.

- Vale, subamos al tejado- propuso dando por hecho la contestación de su hermana

- No puedo...- le dijo Inés, subiendo hombros y Karla estalló en risas.

- Jajaja, ¿ahora por que no?- le preguntó pegándole una pequeña torta en la cara. El rostro de Inés variaba de lágrimas y forzadas sonrisas, a la sonrojez más tierna.

- Porque va a pensar que estoy chiflada, si me ve ahí arriba- enrojecida se cubrió el rostro.

- Un poco si que lo estas- siguió en broma Karla.

- Pero solo un poco- concreto Inés, con el mismo tic nervioso en las piernas, ahora por otra razón. Despertar a Marina con olor a tostadas.

- Y siempre puedes decir que estabas arreglando la antena de televisión- continuó la broma Karla a la que pronto se unió Inés.

- O las goteras-a secundó, convencida de ello y todo.

- Sin olvidar, los paneles solares- sumo excusas Karla.

- O el hueco de la chimenea- lo mismo que hizo Inés

- Naah...olvidate, pensará que eres un puto pájaro loco y ya..- concluyó descojonándose Karla

- Es que lo soy, joder- estuvo de acuerdo Inés y listo, las dos se buscaron para abrazarse entre risas.

- Venga, vuela un poco y haz que bajen, un pedazo desayuno seguro que me ayuda con la resaca- le pidió Karla sin poder saber lo que ocurría allí donde mandaba volar a su hermana.

Las tempraneras habían sido Laura e Inés, y juntas habían ido al pueblo. Laura tuvo que ser lo bastante disimulada con Inés para conseguir los Predictor para Marina. Ni uno, ni dos, al final compro tres, aunque fueron dos los que uso Marina, una vez regresaron a la casa, mientras en teoría Karla dormía e Inés preparaba el desayuno. Encerradas en el baño, no eran capaces de hablarse, esperando los minutos de rigor para que el test embarazo las hundiera en la miseria o por el contrario les diera la alegría de su vida. Los nervios del momento, llevaron a Laura a leer hasta la última letra de las instrucciones del test y leyéndolas, le volvió el habla.

- Interrupción del ciclo, náuseas matutinas, cansancio excesivo, aversión a ciertos alimentos, antojos, orinar con frecuencia- enunció lo que como médico ya sabía, medio autómata, rompiendo el silencio.

- Y aumento de la sensibilidad de los senos, tocate el...- escuchar los síntomas era peor que estar sintiéndolos para Marina e incluso en la noche, Inés había bromeado sobre su aumento.

- De eso no me habías dicho nada- enseguida se quejó Laura, tan histérica como la propia Marina.

- Ni te voy a decir...dios, cuéntame lo que sea, que no sea de mi- le pidió no aguantando la ansiedad que poco a poco se iba apoderando de ella. Su felicidad más próxima con Ines, dependía de lo que dijera un pequeño artilugio. Agarrándose a su amiga, su sonrisa la engaño.

- Ja...no es el momento y creo que estamos exagerando- la contradijo Laura, creyendo que eres el momento perfecto para hacer una lista de pros y contras- No le has puesto los cuernos, fue antes de ella. Punto a favor para ti que contrarresta con que ella no quiere hijos, algo que puedes discutirle porque en teoría hijo suyo no es, para ser correctas será el hijo de su pareja, lo cual le dará punto a favor de cabreo monumental para ella, porque no siendo hijo suyo es de otro. Hecho que sin duda te une al padre de

- Marina voy a entrar- la voz de Inés tras dos toques en la puerta las dejo literalmente muertas del susto. Laura fue la más ágil de las dos cogiendo el test de embarazo para esconderlo donde y como fuese.

- Tápate los ojos- ordenó a Inés, Marina mirando muerta de miedo a Laura guardando el test.

- Jiji vale, ya estoy y entro...este pudor tuyo es de lo más extraño, pero me mola...es divertido- nerviosa Inés parloteo entrando al baño con los ojos tapados. Increíble que obedeciese al punto de no espirala desarmando un poquito más a Marina, con esa simple tontería.

- De puta madre- pensó maldiciendose Marina. A esa mujer a la que besándola, tapaba los ojos, a esa misma que sonreía arañando sus entrañas, era a la que ella iba a dar una hostia de no te menees, salvo que el test fuese negativo. Pensando en él, mientras tonteaba con el corazón medio roto, miró a Laura cerrando la cremallera de su pequeño neceser playero, donde había guardado el test. Cuando la mirada de su amiga chocó con la suya, el vuelco en su corazón fue gigantesco y amenazó con hacerla caer desfallecida, como castillo antiguo que sufre un fuerte terremoto.

- No me quejo yo de besos a escondidas, pero el desayuno espera, y la playita, y las bicis que he alquilado y dios..te he comprado un sombrero que te va a encantar-le dijo Inés agobiándose con tanto rato a ojos cerrados y cada una de sus palabras fueron dardos directos para Marina- ¿Puedo abrirlos?- preguntó sin dejar de ser obediente por naturaleza y Marina ahogo como pudo las ganas de llorar.

- No- la besó y ni supo cómo Inés no se daba cuenta del temblor de sus labios- Ven conmigo así- tiró de su mano guiándola hasta la buhardilla desde donde podrían acceder al tejado. Ahora no era la ansiedad de Inés, la que necesitaba de alturas y si, la de Marina.

Con tanto nervio y atacada como la misma Marina, Laura olvido el neceser y prácticamente llorando de emoción, bajo hacia la cocina. Nada más entrar en ella, vio a Karla desayunando y su instinto fue huir cuan lejos pudiera. La suerte, el destino o vete tu a saber que, hizo que el toque de una bocina fuera, le anunciará visita, pudiendo esquivar así a Karla. Para su sorpresa, la visita era Nacho llegando en taxi de lo más contento, aunque temió un poco la reacción de Laura al verla en la puerta. Pero fue todo lo contrario, para Laura ver a Nacho fue como ver un humano tras estar meses de naufraga en soledad en una isla remota. Con la movida de Marina en su cabeza y la propia con Karla, se tiró a por él, sorprendiendo no sólo a Nacho, también a Karla mirándolos por la ventana. Para quien, ver el recibimiento tan afectuoso y exagerado desde esa ventana, significó dejar el desayuno con una sonrisa torcida. Sin saber, que compartía el mismo tipo de sonrisa que en esos momentos en Pedraza, presidía el rostro de Lucía.

Quisiera engañarse o no, o simplemente intentara no darle importancia a la fuerte discusión con Susana la noche anterior, lo cierto es que no había podido dejar de pensar en ello. Lo había hecho mal durmiendo, repasando cada palabra escrita o pensada sin llegar a expresarla, lo había hecho camino al centro médico, lo había hecho entre las primeras consultas e incluso en el desayuno había preguntado a algún colega más joven, como pasar esas conversaciones del WA al ordenador, donde seguro la podría leer mejor y con más calma. Devuelta a la consulta, era lo que hacía, repasar algún que otro mensaje de la enorme gresca con Susana.

Mensaje de Susana a Lucia: No te niego que debe ser divertido. ¿Te lo pasaste bien?

Mensaje de Lucía a Susana: No fui la única querida, bien que me seguiste el juego.

Mensaje de Susana a Lucía: Así es...me negaba a pensar que toda una mujer, bella, inteligente e independiente, pudiera ser tan cruel de buscar la diversión jugando a poner cachonda a una lesbiana. Ese juego es muy antiguo, cariño mio. No eres la primera hetero fría y superficial que busca enriquecer su ego jugando con los sentimientos de una pobre lesbiana. Animalitos, pobres criaturas descarriadas, que imitan a machos llorando por la carencia de un pene.

Mensaje de Lucía a Susana: Cuida tus palabras, porque me estas ofendiendo. Jamas pensaría algo así de las lesbianas.

Mensaje de Susana a Lucía: Lo mismo hiciste tu, todo este tiempo. Y es bien fácil, vuelve a follarte al crío, seguro que ahora si sabe metertela sin que lo tengas que guiar tú.

Mensaje de Lucía a Susana: Puede que yo jugara, pero tu destilas un odio que no tengo porqué soportar. No te dejó porque fuese heterosexual, lo hizo por otra razón, y es lo que en verdad te jode...superalo que ya tienes edad para ello.

Mensaje de Susana a Lucía: Sin cielo, no me pones tan cachonda, he de ser sincera contigo.

Mensaje de Lucía a Susana: Si crees que usando un vocabulario tan soez, me vas a hacer algún tipo de daño, vas muy equivocada, pero ya veo que en cambio, yo si voy muy acertada en la razón de tu amargura. ¿Te abandonó por un pene? ¿Es eso lo que no superas? Créeme que el pene, sería lo de menos.

Mensaje de Lucía a  Susana: Vaya, vaya...estoy ante una psicóloga frustrada. Pues no, te diré para tu análisis, que no..no parecía muy disgustada con mis dedos y las muecas del cabecero en su pared, quedaron de testigos de todas las veces que pidió más.

Mensaje de Lucía a Susana: Me encanta, típico de feministas de pacotilla. Al final el sexo SI tiene su importancia en tu vida, pero sabéis camuflarlo muy bien, bajo pancartas en contra del papel femenino que se nos dio desde el principio de los tiempos. Esta mal, horrible lo que se hizo con alguien como Marylin Monroe, pero al final...la queréis en vuestra cama tanto como el mayor de los machistas. Pues bien, en ese punto estoy yo. Me ha gustado sentirme deseada toda la vida, tu tienes derecho a estar en contra y en cambio yo, ¿no puedo elegir?

Mensaje de Susana a Lucía: ¿Ser solo un objeto sexual o una mujer florero? Por supuesto, que si.

Mensaje de Lucía a Susana: Jajaja, no me seas tan simple, cielo...porque podría contestarte con ese de..¿Puta? Si y mi coño lo disfruta. Porque estas  obviando , que quien decide, el como, cuando, cuanto y donde...soy yo. Huy si, absolutamente sumisa al macho, ni tu te lo crees.

Mensaje de Susana a Lucía: Grr..volviste al cielo, no te puedes imaginar como me pone.

Mensaje de Lucía a Susana: Lee esto bien, vete a la mierda. Perdiste todo mi interés.

Mensaje de Susana a Lucía: Por fin...allí nos veremos.

Tras el último mensaje leído y recibido, Lucía se quedó con la vista pérdida en su consulta. Tanto que ni siquiera se percató que a la misma entraba la enfermera avisándole de un nuevo paciente. El anciano Ángel y su puntual semanal cita más para hablar con alguien que por problemas de salud. No fue hasta que la enfermera se vio obligada a llamar su atención que se fijó en ella.

- ¿Que haces cuando algo te jode muchísimo sin que sepas el porqué?- le preguntó extrañando a la enfermera. Aunque bueno, no era tan difícil lo que le preguntaba la doctora.

- No comerme la cabeza con lo que sea, porque no quiero saberlo- le contestó con naturalidad y Lucía tuvo que sonreír. En verdad, tenía bastante razón. Sonrisas en Pedraza y otras distintas en Suances.

El desbordamiento de Inés, fue nada para lo que Marina le tenía preparado. Desde el tejado, pasando por el paseo en bici, el rato en la playa y los baños en el mar hasta sentarse a comer en una selecta terraza con increíbles vistas, Marina no cesó de demostrarle cariño en ningún momento. Incluso lo hizo, besándola sin ningún pudor en la orilla del mar, sin obviar el dedo que les saco a los cuatro payasos que aplaudieron entusiasmados con la imagen de ambas rodando en la orilla amarradas por un beso. Para ambas fue extraordinariamente especial no dejar de mimarse compartiendo salida con los otros tres. Tres que sonreían y reían tanto como ellas, a pesar de la verdad de cada uno. Nacho era el más extrañado por la acaparación que Laura estaba haciendo de él, sin dejarle apenas tener contacto con Karla y ésta, se limitó a estar a su bola, pasando del ataque infantil, a su ver, de Laura.

Y pasa, más de lo que nos gustaría, ocurre que guardas "algo" en algún momento y no caes en él hasta que lo necesites, y puede que entonces no lo encuentres ni atándole los huevos a no se que santo o peor, que en verdad te alegres de su desaparición, como por ejemplo cuando tu familia te visita y perdido, ninguno de los niños investigadores por naturaleza podrá sorprenderte hundiéndote en la miseria mostrando en la mesa justo lo perdido, sea..un consolador con forma de pene perfecta. Ley de Murphy o su puñetera madre. La cuestión es que el teste de embarazo de Marina se paseo en el neceser playero de Laura durante toda la mañana sin que ni una, ni la otra se acordasen de él haciendo sonreír al difunto Murphy. Porque sentados a la mesa, Nacho fue tan caballero cómo se le suponía y se sentó en la única silla que estaba al sol y así, a los pocos minutos su rostro ya sufría las consecuencias de estar expuesto tan alegremente.

- Lau.. Pasame tu neceser, por favor- pidió provocando la carcajada del difunto y su ley. Porque Laura le paso el neceser sin recordar que en él había más que su cepillo y protectores solares y porque Nacho, lo primero que sacó de él, no fue el protector facial sino el test de embarazo, palideciendo en el mismo momento en que lo abrió y distinguió perfectamente el color rosa de la prueba- Laura...no me jodas- exclamó alzándolo totalmente acojonado y si, Murphy se descojonó para los restos, su Ley volvía a cumplirse, dejando a toda la mesa callada mirando el test que Nacho continuaba blandiendo.