En
silencio recorrieron los últimos kilómetros hasta Suances y así
siguieron una vez llegaron a la casa. Sin cuerpo para nada, Inés se
buscó la vida para ser la primera en ducharse y poder así,
escaparse de silencios más que incómodos. Tras la ducha esquivó
hasta a su hermana, necesitando salir de la casa. Natural en ella,
buscando altitud. Karla desde la ventana, se aseguró de ver a donde
se dirigía antes de chocar con la frente de Marina en la
puerta de uno de los baños.
-
Lo siento- se disculpó tocándose la frente. Menuda cabeza dura
tenía Marina, en ambos sentidos.
-
Ya..no pasa nada- la pasó Marina sin ninguna gana de verla y Karla
entendió su nula simpatía. Por eso la siguió a la que en teoría
sería la habitación que compartiría con Inés.
-
Me refería a lo que dije en el coche, no estuve muy acertada- se
explicó y tuvo que sonreír. Las dos estaban cogiendo el petate de
Inés, dejado por ésta en la cama. Normal, lo soltó sin que Marina
se diese cuenta.
-
Ujum...así fue- le contestó escueta Marina y Karla tuvo que
reprimir la carcajada que le producía viéndola intentar abrir el
petate de su hermana- Puedes reírte una vez que me digas, como se
abre la cosa ésta- desesperada optó por la opción más fácil. Que
Karla ríese y le ayudara.
-
Jajaja, es fácil...- enseguida Karla le mostró como abrirlo. Siete
anillas y un gigante y duro clik que las unía. Hasta a ella,
acostumbrada a manejarlos desde pequeña, le costó abrirlo- Bueno,
si estas cachas...porque vamos, te dejas la vida aquí- concluyó
mirándose los sufridores dedos que habían conseguido abrirlo y se
dejó caer en la cama. Era ciertamente bonito, ver a Marina colocando
la ropa de Inés. Tan mágico y a la vez tan natural, como decía
Laura. En verdad eran toda una pareja, de apenas unos meses.
-
Ya que vas a vaguear, cuéntame porque usa esto- le pidió, porque
fue abrir el petate y sumergirse en el delicioso aroma de Inés. Era
eso, o ponerse como una pirada a oler cada prenda.
-
Petate, se llaman así- la consintió Karla, acomodándose en la
cama- Ten cuidado porque ahí mi hermana puede llevar de todo- le
advirtió al verla meter la mano como si nada y Marina enseguida la
sacó con evidente temor- Jajaja, nada peligroso.
-
Ja ja ja..graciosa- le dijo Marina, sin ningún humor para
bromas.
-
Lo justo para ver tu cara de susto. Los usa desde pequeña, ya
sabes...lo hacía mi padre, pues ella también. Después tuvo los
suyos propios y ahora pues, los prefiere aunque vaya dando el cantazo
por ahí- le explico con repentina prisa. La mujer que colocaba la
ropa de su hermana como si fuesen las prendas más caras del mundo y
su misma hermana, no habían protagonizado más que un bronca de
puros celos. Normal, pasa cuando todo es tan intenso que cualquier
cosa te supera. Lo mejor era dejarlas solas y para eso, venía
estorbando ella misma y Laura- Me llevo a Laura y así os quedáis un
rato a solas- informó a Marina de sus inminentes planes saltando de
la cama y aunque ésta se extrañó, en verdad se lo agradeció- Ya
mañana me pagas unos vinos- le dijo entendiendo la sonrisa que
Marina le regalaba agradecida por el detalle- ¿Sabes donde encontrar
un pájaro?- le preguntó ensanchando la sonrisa de Marina. Vale,
apretar contra su pecho un jersey de Inés, bien valía parecer una
pirada. Pero seria peor, quedarse sonriendo sin contestarle.
-
A éste si- lo hizo oliendo el jersey. Gorriones durmiendo en el
suelo, desde luego que ella no había visto.
-
Genial...voy a que Laura me arree con un zapato o cualquier otra arma
arrojadiza- bromeó aunque en el fondo lo temía y no, no fue tan
fácil domar a Laura y su cabreo hacia ella. Después si que lo
fue, convencerla para tomar algo en el pueblo y tomándolo, se volvió
a ver, hablando de su hermana.
Más
allá de la bronca protagonizada casi por las cuatro, para Laura
comenzaba a ser primordial, el tremendo marrón que se le venía
encima a Marina con su posible embarazo. Creyéndose astuta, sacó el
tema como pudo y suerte tuvo, que Karla estuviese encantada
degustando las tapas que habían pedido.
-
Me ha gustado a mi ese rollo de pregunta y respuesta, que usan
ellas...tengo pregunta- dijo todo lo rápido que pudo y se
enorgulleció, había sido una estupenda jugada. Si señor.
-
Ehm...pues, venga..dale- encogió los hombros Karla. Total, nada
tenía que ocultar y el rebozado de la gamba que acababa de morder se
le antojó perfecto en textura y sabor- Uhm..se sale.
-
Si, de la grasa que lleva. A ver pues, ¿quieres tener hijos?- astuta
y sin dilaciones sorprendió a Karla, que hasta dejo las gambas para
echarse a reír.
-
Jajaja, pero...¿yo?- le preguntó incrédula. Laura podía tener más
de mil ocurrencias, pero ésta era de lo más increíble- ¿Hijos?
Tengo 24 años, ni me lo he planteado- contestó volviendo a la tarea
de degustar las tapitas, obviando por ignorancia que justo a ese
punto, era donde quería llegar Laura.
-
Lógico y normal, si es que eres mi peque- tonteo con ea un poco
Laura, que disimulada debía seguir siendo, y llegó su momento- ¿Y
tu hermana?
-
Mi hermana pues....no, definitivamente no- volvió a contestarle
Karla, con contundencia y sin extrañarse de la pregunta. Total,
Laura era de lo más curiosa.
-
Vamos ya...definitivamente dice, eso es muy exagerado- mostró su
desacuerdo Laura, que poco le hubiese importado en otro momento. Al
fin y al cabo, creía en la libertad por encima de todo, pero es que
justamente ahora, Inés debería querer hijos, a mansalva si hiciera
falta.
-
A ver como te explico...- hizo el esfuerzo Karla al verla tan
sorprendida por la decisión personal de su hermana. Mejor hacerlo
rápido y meterle mano a la magra con tomate que olía a comida de
diosas- Le gustan los críos, jugar y esas cosas..pero hijos, ni de
coña- sentenció y toma, primera pinchada en un trocito de magra que
al llevarlo a su boca, estuvo a punto de hacerla gemir. Un ole por la
comida casera mediterránea, le rugió su estómago.
-
Que no puede ser eso. Te estarás equivocando- insistió Laura,
gracias a su amiga, a dieta repentina. Porque como siguiese con el
tema Inés-hijos, Karla poco a probar le iba a dejar.
-
Jajaja, mi hermana es bien facilita. Te digo que no, es no- de nuevo
le contestó Karla con toda la claridad del mundo que se puede tener
degustando magra mientras miraba a sus próximas víctimas, unas
papas bravas de quitar el sentío.
-
¿Cómo estás tan segura?- le preguntó Laura a esas alturas más
que preocupada.
-
Porque..uhms, no es una razón única, aunque pueda ser principal-
comenzó a contestarle Karla, pasadas las ansias de probar todas las
tapas. Ahora podía hablar, en tanto las degustaba más tranquilita-
La muerte prematura de unos padres, cambia a cualquiera, es algo que
arrastras por siempre. Ni ella, ni yo..seríamos las mismas si mi
padre hubiese seguido con vida, porque sin irse él, mi madre no
habría cambiado- prosiguió dándose cuenta, que tampoco era tan
fácil explicarlo- Vale, te lo dije complicado...la relación
de Inés con mi padre, iba mucho más allá de un padre y su hija.
Eran únicos, por lo menos para mi. Podían pasarse horas y horas
juntos, sin necesidad de más nadie. No se, su unión era tan
bestial..que se entendían sin hablar y los dos, se contaban secretos
como si fuesen amigos. Su muerte para Inés fue...ufff, jodida fue
para mi..que digo jodida, fue lo puto peor...pero para ella fue como
perderlo todo. Traición es lo que mejor lo definiría. Se sintió
traicionada por quien más quería. Después le tocó sufrir a mi
madre, sus largas depresiones y su acoso constante- continuó
comenzando a desarmar a Laura. Una cosa era conocer el porqué no
quería hijos y otra volver a lo duro que para unas crías tuvo que
ser, pero ahora Karla iba lanzada y sin pausas- Se volcó en
sobre-protegerla de una manera, que era de locos. Estando en el grupo
de rescate, llegaba a llamarla más de cincuenta veces al día, y
nada le gustaba. No quería que fuese piloto, tampoco que sirviera en
el ejército, menos en rescate. La vi sufrir ataques de ansiedad,
cuando Inés le decía que se iba a Afganistán o cualquier otro
país. Me llegaba a despertar en mitad de la noche, queriendo que
moviera cielo y tierra, porque Inés no le había contestado un
mensaje. Las cartas de los cojones, las del tarot de Inés- preciso
al ver la cara de desconcierto con que Laura la escuchaba- Esas
cartas la obsesionaron con que Inés, iba a morir como lo había
hecho mi padre. Por suerte, cada vez que Susana podía acompañarnos
la calmaba, pero entonces sucedió la movida del accidente, e Inés...terminó
dejando el ejército para ingresar en el 112. Naturalmente más
tranquilo y así pudimos respirar algo. Pero bueno...estaba escrito
que a nosotras la alegría y calma cero, Malta tres. Porque entonces
enfermo mi madre...y hasta aquí. Uff....no se, si me fui del tema.
Cuando su relación con Silvia comenzó a hacer aguas, Silvia quiso
que tuviesen un hijo y la respuesta de Inés fue tajante...ella no le
haría a una criatura el daño que ella había vivido en sus propias
carnes. Supongo que es su principal baladí para no querer un hijo-
concluyó satisfecha, para lo que solía liarse contando algo, esto
le había quedado medio bien. Aunque, al mirar a Laura, dudó. Tuvo
que hacerlo al verla llorar a moco tendido.
-
¿Me...me puedes abrazar?- le pidió Laura desencajada por completo.
Sufriendo por lo pasado e incluyendo el futuro más inminente.
-
Jajaja...- ni tiempo le dio a ir a abrazarla, Laura había tirado de
ella y la abrazaba cómo si fuese un salvavidas en mitad de un
naufragio. Por eso, quiso relajar el ambiente- es una puta mierda y
por eso me gusta tanto Marina. Porque mi hermana se merece un poquito
de suerte y Marina...en Marina veo cosas, comportamientos...que me
parecen únicos y sobre todo, reales y sinceros. A pesar de que
debamos acostumbrarnos a sus buenas broncas- terminó de nuevo e
intento que Laura la soltase.
-
No me sueltes- se enganchó a ella Laura, sufriendo por todo a la
vez.
-
Vale, pero...- titubeo Karla, que aún no había acabado con las
tapitas.
-
Sin peros- la corto Laura. Esa era la mayor putada, le Encantaba
que la abrazase, por mucho que no tuviese pene.
-
Vale...ya esta, ay mi bombón- trató de animarla Karla a su forma.
-
Jijiji, más- enseguida quiso más Laura.
-
La cosita más bonita del mundo- siguió Karla, cogiendo disimulada
un cachito de pan.
-
Ayyy, siii...yo estoy segura de que ya se han reconciliado y están
follando como posesas- por suerte a Laura se le fue pasando y
entonces, fue que distinguió los platos medio vacíos- ¿Pero cómo
eres tan gorda?
Y
no, lo que se entiende por estar follando como posesas, no es como se
encontraban las chicas. Marina había salido buscando el pájaro,
como le había dicho Karla. Sin árboles cerca, la altitud más fácil
de conseguir sería al final de la pequeña finca donde estaba
situada la casa se los padres de Laura, que terminaba en un
pronunciado acantilado. A los pocos metros andados en esa dirección,
vio su figura sentada al borde. El frío propio de las noches en el
norte, pese a ser verano, la hizo abrazarse mientras acababa de
llegar a ella. En camiseta y pantalones cortos, con la brisa del mar
que comenzaba a dar fuerte, Inés debía estar congelada. Pero no, al
llegar más cerca de ella, pudo distinguir como incluso disfrutaba de
ese aire. Bueno, no suelen verse disgustados a los pájaros cuando lo
hace. Su imagen así, con el cabello removido, apoyada en sus manos y
cuello alzado, se le antojó bellísima en forma y modos. Sin obviar,
su pequeño temor a que Inés, la recibiera con su sonrisa marca de
la casa..."No pasa nada, aunque esté bien jodida", por eso
al llegar a ella, bromeó.
-
He visto un lindo, pajarito- le dijo a baja voz. Inés estaba lo
suficientemente al borde, como para temer sorprenderla e Inés, dobló
la cabeza más hacia atrás, casi apoyándola en sus rodillas.
-
¿Eso no era un gato?- se apoyó finalmente en sus piernas. Después de
todo, por fin compartiría altitud con Marina, aunque no fuese la que
ella quería. Marina sonrió, por lo menos estaban demostrando que
tenían la misma predisposición a las riñas que a reconciliarse,
sin grandes dramas. Teniéndola apoyada, aprovechó para disfrutar de
la suavidad de su pelo, sin querer mirar la negrura que podía
contemplarse desde el acantilado.
-
En mi caso es un pájaro celoso hasta el extremo, he de decir- acabó
por contestarle dando un gran suspiro. Seria perfecto si hiciese luna
llena o no, porque así vería donde realmente estaba sentada Inés,
y la mala leche de puro miedo, podía regresarlas al epicentro de una
nueva bronca. Inés se limitó a sonreír sin decirle más, pero tiro
de su mano con toda la intención de sentarla encima de ella- Inés,
no.
-
Vine cuando había luz, confía en mi- insistió Inés y Marina se
dejó arrastar, pero se sentó cara a ella, sin olvidarse de
agarrarse bien a su cuerpo- Jajaja, mujer precavida
-
Vale por dos- acomodada en ella y viéndola reír, Marina hasta
chuleo un poco, lo justo antes de abrazarse a ella- La primera que lo
pasas mal siendo así de celosa, eres tú...¿eso lo sabes?- le hablo
sobre lo ocurrido con toda la suavidad que pudo. Y sería cuan cerca
lo hizo, o sería que los ojos de ambas no paraban de buscarse o
simplemente que la conexión tan brutal entre ambas, restaba
importancia a todo o quizás por todo, pero Inés se derritió
teniéndola tan íntimamente para ella.
-
Si- afirmó prendiendo una nueva obsesión a su cuello, el de su
aroma.
-
Y yo puedo ser poco dada a la cursilería, pero creo que te he
demostrado que eres mi presente, que es lo que más nos debe
importar- insistió Marina, queriendo dejar por lo menos algo claro.
-
Si- de nuevo afirmó Inés, haciéndola reír.
-
No te pongas ahora en modo obediente, que me lo creo- le advirtió
besándola Marina. Un beso corto, que de a poco se abrió
humedeciéndose, consiguiendo enredarlas por largo rato. Cuando
concluyó, Marina dejo la frente apoyada en Inés. Con ella los besos
podían prorrogarse por minutos incontables.
-
Uhm- gimió Inés de auténtico gusto. No le hacía falta su
cronómetro para saber que Marina rompería todos sus récords- Se
está genial aquí, pero no te imaginas las ganas que tengo de volar
contigo- le digo deseándolo de veras.
-
Cuando volvamos buscaremos el hueco y ahora venga, fanfarronea un
poco enseñándome como pilotas- confiada en ella se giró, quedando
como si estuviesen subidas a los mandos del helicóptero. La sonrisa
de Inés tras ella, la adivinó provocándole querer jugar- Si se que
te encanta pavonearte y además, si lo haces bien, después seguro
estaré rendida a mi piloto y me dejare hacer de todo.
-
Jajaja, facilona me acabas de pintar, pero que narices, contigo lo
soy mucho- la abrazó dejando los mandos por un momento y también
ella quiso ser sincera- Todo está siendo tan intenso que a veces me
desbordo- confesó en un hilo de voz, al que Marina cada vez más se
estaba prendiendo. Y así..
-
Cielo...estoy aquí sentada en tus piernas al borde de un precipicio.
Ya te digo yo que por un rollo, no me siento así, así que...créeme
que te entiendo y ahora va...liga un poquito conmigo- retomó el
juego, sabiendo que Inés se sonrojaría al momento, como ocurrió.
-
Jijiji, Marina...- trató de escabullirse escondiéndose en su
espalda, pero de poco le iba a servir.
-
Que si, venga...hazme caer rendida a ti- siguió Marina, encantada
con poder sentirla así. Aunque sería mucho más gustoso viéndola
de frente, por eso de nuevo entre equilibrios consiguió sentarse
sobre ella y cara a cara. Que le diesen al abismo al que abrazada a
Inés le daba la espalda. Pero claro, estando de frente Inés no
tenía resguardo a la timidez única que Marina le provocaba.
-
Presionada no me sale- tuvo que excusarse Inés y no estuvo mal, sin
saber cómo, se llevó un nuevo beso.
-
Ay Dios...pues a ver, imagina que soy la nueva jefa de coordinación,
ha habido un fatídico accidente y es necesario tu helicóptero. Nos
saltamos tu llegada super sexy pilotando con tus chulas gafas,
subimos al herido y la doctora se sube contigo..¿uhm?- planeo la
situación Marina atentisima a cada reacción de Inés y al final,
hasta ella misma se animó, imaginándose la situación que podría
darse cualquier día- Me pone muchísimo imaginarme así contigo-
confesó envolviéndolo con su tonalidad más íntima, rozando los
labios de Inés. Labios que enseguida tomó para soltarlos tras un
excitante mordisco. Lo dicho, su voz, las formas, sus gestos y el
descomunal deseo por ella, suspendieron a Inés como si fuese su
helicóptero.
-
Pues si- suspendida, sin subir, ni baje, ni desplazarse..alineada
perfectamente entre todas y cada una de las sensaciones que Marina
podía hacerla sentir, dijo lo primero que se le ocurrió.
-
Jajaja, ¿pues si que?- quiso saber Marina, no tan inconsciente del
estado provocado por ella misma.
-
Que a mi también me pone mucho...y podría hacerte mogollón de
guarradas- le contestó agarrándole el culo con vehemencia.
Vehemencia que para nada molestó a Marina, más bien lo contrario.
-
Eso me pone todavía más...- excitándose le apeteció jugar un
poquito más con el deseo de ambas- Pero no- negó deteniendo el beso
que Inés pretendía darle con un dedo-antes debes seducirme. Soy una
estúpida engreída, ¿que haces conmigo?
-
Joder...- se quejó Inés, encendida y atrapó el dedo de Marina, con
suave lascivia- Estúpida engreída, terrítorial, dominante,
consentida y guapísima..haría lo que ya hice, enamorarme de ti-
confesó sin reservas y le hubiese encantado disfrutar de la sonrisa
de Marina absolutamente complacida pero era mucho más lujurioso
morderla directamente, como hizo. Arrancando el primer gemido de
Marina, que atrapó su rostro con las manos, no dando por concluido
el juego.
-
¿Y que pasa con las guarradas que pensabas hacerme?- le preguntó
mirándola a los ojos en completa seriedad, provocando más ganas en
Inés.
-
Están ahí...esperando la orden- la imitó en seriedad pero igual,
la hizo reír.
-
Jajaja, ¿seguro? Ni siquiera me estas mirando las bufas- quiso
asegurarse y aprovechando que la tenía sujeta, fue lo
suficientemente malvada para alzarse sobre ella, encarándoselas.
-
Ayyy..- suspiró exagerando Inés, en cuanto las tuvo a la altura de
su boca, la misma que se le hacía agua contemplándolas- Si que lo
hago, todo el tiempo ademas, es imposible no hacerlo- confesó
atrapándolas con sus manos.
-
Ah ya creía yo...y cielo, da la orden porque nada me apetece más.
Provocativos
juegos entre una pareja que se reconcilia tras una pequeña tormenta,
y más tarde, otros más atrevidos y directos entre un par de amigas
con algún vino de más tomado.
Con
Laura intentado abrir la puerta, Karla se dejó llevar por las risas
compartidas, los bailes y algún flirteo entre ambas, pegándose
a su espalda, provocando con su contacto que a Laura se le cayesen
las llaves nerviosa.
-
Me da igual seguir ignorando lo que ocurrió en el coche...distinto
es lo que la otra noche me dijiste- habló cortando el intento de
Laura por girarse, encerrándola entre sus brazos.
-
¿Que..que, que te dije? Jaja ay que cabeza tengo, ahora no me
acuerdo- sin huida y como única vista la puerta de sus padres, trato
de escabullirse de Karla y de su propio deseo. Pero Karla se pegó a
ella, y no pudo más que morderse los labios.
-
Que te acostarías conmigo- le recordó Karla muy consciente del leve
temblor que sintió Laura al escucharla.
-
Ah...jajaja ayyy, habría bebido, seguro que tanto como hoy- volvió
a intentar escapar sin hacerlo de Karla, en verdad quería escapar de
ella misma y su deseo feroz por esta. El mismo que mojaba sus bragas,
imaginándose el mismo contacto entre ellas sin ropa.
-
Mejor, así si no nos gusta, puede que ni lo recordemos. Te quiero en
mi cama esta noche, Laura...no hay más.
Y
más juegos, estos incluso más peligrosos entre dos mujeres de
mediana edad, con poco o nada que perder.
Mensaje
de Lucía a Susana: Solo unas horas y echo de menos tu bordería.
Mensaje
de Susana a Lucia: Tuve que volar...pero estoy segura que no me
esperaste aburrida.
Mensaje
de Lucía a Susana: A decir verdad...estuve y estoy, ocupada.
Mensaje
de Susana a Lucia: Lastima...yo al regresar esperaba encontrarme con
una foto de una doctora de blanca bata.
Mensaje
de Lucía a Susana: Sería fácil solucionarlo, si te bastase una
doctora en sábanas blancas.
Mensaje
de Susana a Lucía: No puedo saber si me basta sin verla. Siendo
sincera.. Soy muy exigente con mis fantasías.
El
último mensaje de Susana leído por Lucía, le hizo estirarse en la
cama juguetona. Susana podría ser lo exigente que quisiera con sus
fantasías, que de seguro si le mandaba la foto que se le estaba
ocurriendo, se convertiría en su fantasía preferida. Dispuesta a
llevarse la gloria de derrotarla y despertar en ella auténtica
lujuriosa, se dispuso a fotografiarse, pero entonces el cuerpo de
hombre que dormía a su lado se movió, recordándole su presencia en
esa cama. Contrariada, se quedó bloqueada por unos segundos. No
podía fotografiarse queriendo despertar el deseo de otra persona,
estando tumbada con otra tras horas haciendo el amor. Pero, no tuvo
que regañarse, Susana se lo puso fácil, enviándole una foto donde
se distinguían perfectamente cuatro piernas de mujer. Por si le
quedaban dudas, le llego un nuevo mensaje de ésta: Para alguien tan
liberal cómo tu, ¿piensas que es ético ponerme cachonda
estando con otra?
La
rabia al leerlo fue descomunal y así, consiguió que no se
fotografiase a ella pero si, las cuatro piernas que como Susana,
también tenia en su cama. Asegurándose de escribirle tras
mandársela: Ni te lo preguntes, es joven...ya sabes que dicen de
ellos, aguantan menos...pero repiten.
Juegos
que según las normas propias, suelen tener ganador y perdedor. Ahora
solo habría que saber, que papel le tocó a cada cual.
Guauuuuu!!!!! Y re guauuuuuu!!!!!!
ResponderEliminarConstance
Lo bueno que tienen estas dos es que no les dura mucho el enfado y luego las reconciliaciones son como son... jejeje
ResponderEliminarLaura y Karla, las tengo en remojo, no sé qué pensar todavía, si es un juego o hay algo más. Las dos son la repera, ojalá no se hagan daño.
Y Susana y Lucía... ayyyyysss, la curiosidad mató al gato.
besos, genia.
calypso
.....ESE JUEGO ESTA EN ESE MOMENTO DE LA PARTIDA..EN QUE TODO...TODO PUEDE PASAR...NO SE LES NIEGA A NINGUNA DE ELLAS...A NINGUNA QUE SABEN MOVER CARTAS..
ResponderEliminar..... Y ESA DOC Y SU PILOTO SE LES VA LA VIDA ENTRE PELEITAS Y CARICIAS...PEROOO....MEJOR MANERA DE PASARLA...¡¡SEGURO NO LA HAY¡¡¡..
..... UN GUSTAZO ESCRITORA... PODER YA TENER MÁS TIEMPO PARA...BUSCAR ESTAS LETRAS TUYAS QUE EMBRIAGAN...
GRACIAS.....POR ¡¡TANTO¡¡¡¡