Viéndola
adentrarse en el baño, por primera vez se permitió relajarse.
Quizás Amanda tuviese razón y estuviese cargando su última noche
de una estúpida melancolía.
-
Lo cargas todo con un agh- imitó a Amanda quitándose la americana.
Una misma frase de esa mujer, podía parecerle de lo más cabrona y a
la vez, gustarle hasta decir basta. Puede que ahí estuviese el
problema principal entre ambas. Uno de muchos, eso sí. Difícil
encontrar el tono gris, si cada tiempo entre ellas era blanco o
negro. Envuelta en su propio enredo sentimental, se quitó el
disimulado auricular de su oreja y activo el walkie. Era una noche de
lo más tranquila en la que nada pasaría, pero teniendo un compañero
abajo, preferirió seguir comunicada con él.
Distinta
clase social, distintos puntos de vista, distintos sueños y en
resumen, muy distintas vidas. Ahora la que necesito un whisky fue
ella. Sin prisa se lo sirvió sacándose la camisa del pantalón. Más
cómoda, busco la carta de restauración y vaso en mano, se sentó en
la misma butaca en la que lo había hecho Amanda. Ya sentada, estiró
su cuello a un lado y al otro. Estaba agarrotada y lo irónico, es
que trabajar para Amanda era un servicio de lo más tranquilo. Ningún
acosador por el que mantener la tensión, nada de locos y fanáticos
fans o peligros, mucho más graves.
-
Jajaja- rió acompañando los giros de su cuello con ambas manos- Lo
jodido es ella-murmuró dejando caer el cuello hacia atrás. Entonces
cerró los ojos y trato de mantener su mente en blanco. Escuchando el
agua de la ducha caer, consiguió minutos de relajación que su
cuerpo y mente, agradecieron.
Relajada
pero atenta a las transmisiones. Años en su profesión le permitían
ese estado dual, si quiera podría montar guardia en una garita y
dormitar en pie, sin que nadie atravesase su línea de vigilancia.
Esta
noche su garita era la lujosa suite de un hotelazo y su enemigo,
Amanda. A ojos cerrados escucho sus desnudos pasos de vuelta a la
habitación, sin abrirlos supo que estaba frente al armario, que lo
abría después y que entonces, dejaba caer la toalla que envolvía
su desnudez.
Bendita
toalla que en su precipitación al suelo, gozaba de la suavidad de su
piel impregnándose en su caída, de su aroma. Sin que ninguna
hablase, se permitió el placer de oler ese aroma buscando
impregnarse como la envidiada toalla.
A
ojos cerrados se estimula al resto de sentidos y esto sirve en una
garita y en una suite. Nada más abrir la puerta del baño se había
llenado del olor de su usual gel de baño, almendras dulces, ahora
podía oler su hidratante preferida.
-
¿Que has pedido para tomar?- la voz de Amanda a su espalda, le hizo
abrir los ojos con pereza y otro oportuno cristal le devolvía la
imagen de Amanda. La vista muchas veces traiciona, otras es cruel
cómo la vida misma. Con ella, en esos momentos era más que cruel.
Amanda se ponía un delicado corto camisón, sin ropa interior.
-
Dudaba-mintió sin perderse un detalle del reflejo del cristal.
Amanda ahora, se ponía en sus manos crema y si, la vista tiene
también cosas buenas. Le permitía memorizar los deliciosos
movimientos de Amanda dándose crema en las manos. Varios giros de
estas entre sí, para terminar oliendo su muñeca interior derecha.
Cuando tienes la suerte de mantener y tener vivos todos tus sentidos,
te ocurre lo que a Alma, al oído, la vista y el olfato, se le unen
el gusto y el tacto.
-
No me gusta molestar innecesariamente- hablo Amanda dando por buena
su nueva crema de manos y la risa callada de Alma ante sus palabras,
le hizo subir las cejas, gratamente sorprendida. Aun les quedaba
humor, después de todo - Tu eres la excepción, cariño.
-
Lo daba por hecho- afirmó mirándola al punto de partirse el cuello.
Merecía la pena, si Amanda arrugaba la nariz ofendida.
-
A estas horas tendrán la cocina cerrada, mejor pedir algo frío-
avanzó hacia Amanda dispuesta a elegir. La rápida elección de
placeres no era una de las múltiples cualidades de Alma y tampoco
sabia si eso formaba parte de su lado aburrido o no. En apenas pasos,
estaba junto a Alma y ésta abrió la carta mostrándosela mientras
Amanda, se ponía una de sus innumerables batas- Uhm- murmuró sin
decidirse y el delicioso olor de sus manos la distrajo- Me encanta
como huele- le ofreció su muñeca sin dejar de mirar la carta,
reventando los sentidos de Alma.
Ahora
no tenia que concentrarse, y los cinco pugnaban entre ellos por
ganar. No hubo vencidos, la vista pudo contemplar su finísima muñeca
y su piel brillante. El olfato no disentio con Amanda sobre la crema,
la mano le voló a retener la muñeca cerca de su nariz y boca, ésta
última, no se guardó el beso que brotó natural de los cinco
gritando al unísono-Estamos locos por ella- para entonces Amanda
llamaba a recepción pidiendo por las dos. No sin haber visto y
sentido el beso dejado en su muñeca.
De
mejor humor, se sentó en las piernas de Alma sin haber acabado de
pedir su encargo y retuvo la carcajada que el suspiro y beso de
Amanda, en su hombro le provocó. Distinto fue, cuando concluyó el
pedido y dejo el teléfono de vuelta en la mesa.
-
No lo puedes evitar, te encanta esta simple tontería - le dijo
llevando la mano hasta su cuello y al momento sintió su tensión-
Para la próxima escolta, exigire que no sea una aburrida
enamoradiza- prosiguió en tono de humor provocando el claro enfado
de Alma, quien la hizo abandonar sus piernas, mientras ella sonreía.
Solo pretendía una broma, pero la broma le explotaba en la cara.
-
No tiene gracia, ni la más mínima- se quejó Alma alzando la voz.
Ni un puto minuto tranquilas y Amanda encima, continuaba sonriendo-
Por mi cómo si te la tiras al segundo día- trató de defender su
orgullo y se levantó molesta.
-
No se te ocurra gritarme- exigió cara a cara y las dos mantuvieron
sus fieras miradas durante segundos. Ninguna quemó a la otra y así,
ganaba Amanda- Repitetelo muchas veces, a ver si así te lo crees-
remató pretendiendo huir, pero las manos de Alma ya tomaban sus
brazos sujetándola contra ella. No se amedrento y volvió a
sonreír. El pulso le latía a morir y deseaba la boca de Alma a
golpe de pulso. Viva, como solo Alma, le hacía sentir- ¿Me besas de
una buena vez o pido palomitas?
Una lucha de poder, muy interesante. Espero más trocitos para evaluar mejor la situación.
ResponderEliminarGracias.
A.
Mmmmm me gusta, esta claro que Alma está enamorada de ella y yo creo que Amanda también... aunque todavía no lo sabe.
ResponderEliminarMe encanta gemo!
Como me gusta esta lucha titanica de estas dos mujeres..poder y posesion..que claramente gana de momento una pero quien sabe..los juegos a vecesno salen como una desea....
ResponderEliminarMe gusta muchisimo Gemo...grande tu......
Divina-Wilson..
Que apasionante estas dos mujeres.. me gusta esta guerra de poder que tienen!!
ResponderEliminarEsperando al próximo!
...... Me gusta ver como luchan por ser fieras... o como lo intenta una...y la otra..la otra..al final quizás hasta lo sea más...EL DESEO las puede...les podrá también el amor?
ResponderEliminarGRACIAS........POR ¡¡¡¡TANTO¡¡¡