viernes, 4 de abril de 2014

Mi cincuenta cláusulas 101


Trecientos kilómetros en la furgoneta, largos paseos a pie e innumerables fotografías tomadas durante todo el día. Tumbada en la enorme cama, Minerva a pesar del natural cansancio, no podía dejar de mirar a la magnate hablando por teléfono. Como cualquier pareja de luna de miel, los besos robados, los provocados, los enredados, no habían faltado a lo largo del día, manteniendo el deseo vivo entre las dos. Verla hablar distendida en su habitual postura de mano en el bolsillo de su pantalón de alta cintura, manejando sus finanzas desde un teléfono, le provoco nuevas ganas de fotografiarla como en su día hiciera para Vanity.

Sin que Julia se percatase gateo, en sólo camiseta de tirantes y cullotes por la cama en busca de su cámara y cuando la tuvo entre sus manos y enfocó a Julia, los ojos de ésta tropezaron con el objetivo. Tan naturalmente sensual, que Min se mordió los labios dejándose seducir por el rol que ella misma había iniciado. La poderosa Julia Arango, dispuesta a ser su improvisada modelo.

- No te muerdas los labios- susurró a Julia intentado que sólo ella la escuchase. La leve sonrisa de ésta, le dio el empujoncito para continuar. Conocía la excitación de fotografiar aquello que te parece perfecto, aquello que crees poder inmortalizar naturalmente, ahora además, sentía una excitación extra. La conversación que Julia mantenía no podía ser cortada sin más y eso le daba ventaja. La ventaja de fotografiarla a sus anchas desde la cama. Ventaja que comenzó a excitarla cuando Julia cara a ella, mojo sus labios. Todo el día esperando un encuentro intimo y húmedo entre ambas, todo el día arrastrando su deseo por Julia y ahora ésta, tenía que solucionar un problema sin poder demorarlo.

Excitada como estaba, fue inconsciente del movimiento de sus piernas en la cama, de sus suspiros encendidos y del enrojecimiento de su rostro. Toda ella gritaba excitación y Julia así lo sintió. Los juegos con Minerva eran altamente adictivos y sin dejar de prestar atención a su llamada, cogió una silla para sentarse justo en frente de su fruto más apetitoso. Sus ojos mirándola invitaron a Minerva y ésta se olvidó de fotografiar al momento.

- No- negó Minerva intuyendo el juego iniciado por ella misma. Podría dejarse llevar si Julia no estuviese hablando pero haciéndolo, se cortaba. Corte que duró poco, lo que Julia tardó en tomar su pie y tirar de él arrastrándola- Dios Julia- se cubrió el rostro. En el fondo lo deseaba y necesitaba. Altamente excitada y a las órdenes de esa mirada gris, haría lo que fuese. La suave lamida de Julia en su dedo gordo del pie, fue el inicio de su atrevido encuentro. A Julia no le hacía falta ni hablar, le bastó recorrer con su mirada la pierna que sostenía y continuar hasta el centro de una  muy excitada Min- No me lo puedo creer- murmuró Min sacándose la camiseta. Una mirada, sólo una mirada de Julia mojaba sus cullotes y desataba el latir en su sexo. Conociéndola, sabiendo sus gustos, se movió sobre la cama mostrando su total excitación y entrega. Los ojos de Julia se detenían ahora en uno de sus senos y la mano le voló obediente hasta ella- Ahm...- gimio sintiendo su propio pezón erecto pero Julia quería más.

- Quiero verlo, Minerva- pidió tapando el micrófono del teléfono y tuvo que aclarar su garganta. No podía existir algo más bello que Minerva excitada y no podía dejar que nada, la privase del ofrecimiento de Minerva. Por eso, mientras Minerva terminaba de desnudarse terminó su llamada y cruzó la silla, dispuesta a disfrutar de su entrega sin tocarla.

- Julia- desnuda y en su frente. Lo que antes le suponía cierto corte ahora la excitaba. En la mirada de Julia había lujuria, pero también un halo de admiración que la estremeció- Es para ti, sólo para ti- dijo dibujando en caricias su propio cuerpo y le ardió su sexo, cuando se abrió de piernas para Julia. Verla así, fue tan bestial para Julia que olvidó lo que en un principio quería y natural en ella, se inclinó queriendo que el sexo de Minerva le llenase la boca, pero Minerva freno su avance poniéndole el pie en la frente- No...no vas a tocarme- advirtió dejando el pie como barrera entre ambas y las dos vinieron, cuando la mano de Minerva llegó a su mojadisimo e hinchado sexo- Mira lo que haces conmigo.... mira como me pones.

- Minerva- el suspiro preferido para Min, brotó quebrado como lo hicieron los siguientes. Minerva se acariciaba para ella, y cada gemido y movimiento de ésta nublaron a la magnate, que necesito castigar el pie-barrera de Minerva, mientras está gozaba de sus caricias y de la mirada prendada en ella de Julia.

- Si...si...es tuyo...tuyo- minutos de propio pero compartido disfrute que acabaron en un sonoro orgasmo que enloqueció a la magnate. No espero ni a que su respiración se normalizarse, ni siquiera a su sonrisa más bonita, Julia tiro la silla y hambrienta por lo visto fue directa a enterrarse entre las piernas de Minerva, bebiéndose el mejor sorbo de ésta, el de su entrega, el que contenía su aroma y su esencia. El ímpetu con que se la comía, subió el cuerpo de una Minerva que rozaba el limbo y de su cabello tuvo que agarrarse, para tratar de respirar. Ahí, justo ahí, Julia era más suya que nunca- Desnudate- pidió pletórica y tiro de su cabello queriendo que saliese de su empapado sexo. Al ver de nuevo sus ojos y su boca mojada en ella, le brotó de las entrañas un te quiero apenas sonoro que noqueo a la magnate lo necesario para que Minerva siguiese tirando de su pelo, deseando ser ella, la que ahora bebiese del sexo de la magnate. Julia no necesito de mucho más, para desprenderse rápido de su ropa y quedar desnuda. Sincronizadas como las amantes sedientas que son, Minerva bajo deslizándose por la cama y Julia quedó arrodillada sobre su dulce rostro- Yo también lo quiero- dijo antes de volver a dejarse llevar por el deseo infinito que a ambas enreda.

Noche era, cuando la pareja desnudas y sudorosas, se acariciaban en silencio hasta que Minerva rompía a reír.

- Jajaja, no te lo creerás pero estaba muerta, incluso te iba a pedir que cenásemos aquí.

No lo hicieron, a pesar del cansancio, decidieron salir a cenar a uno de los magníficos restaurantes con los que contaba el complejo. En teoría para cenar algo rápido y entonces si, marcharse a descansar.

Pero, al llevar varios días en ese complejo, varios de los comensales ya las conocían y pronto entablaron conversación con ellas y otros, quisieron hacerlo, provocando el regreso de los celos más posesivos de Julia. De nuevo sus uñas marcando el muslo de Minerva, ante la incomprensión de ésta. Acababa de entregarse totalmente a ella, llevaban días compartidos sólo entre ellas y bastaba sólo un grupo de jóvenes, siendo simpáticos y agradables, para que Julia se cerrase cargándose de celos. No dispuesta a consentirla, Minerva aceptó la invitación de una copa del grupo de chicos, rompiendo la nube sobre la que viajaban.
 
 
 
 
 

4 comentarios:

  1. a nãooooooooooooooo gemito não deixa nada atrapalhar elas por favor, a união e conexão delas é perfeita, não estrague por bobeira
    brigoninha

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  2. Demasiado bien iba todo.. bueno esto da un poco de vida a la historia.. y a ellas.. jajaja (que no quiero que termine la historia.. :P) a ver como acaba la noche.. xq lo de Juia es demasiado.. me gusta que Minerva no ceda..

    Siempre con ganas de leer mas! thankss

    Cris

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  3. também não quero que termine mais também não quero que o melhor delas acabe, que é estar bem e felizes e se amando com certa briguinhas bem pequenas mas com a reconciliação de primeira
    brigoninha

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  4. ayyyyyyyy QUÉ SUBIDÓNNNNNNNNNNN!!!!!!
    éste par y tu cerebro..para fliparlo!!!!!!!!!
    GRACIASSSS ARTISSTAZAAAAAAAAAAAAAA

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