Mi cincuenta cláusulas 68

La llegada a Ifema fue un visto y no visto, el trepidante viaje hasta la feria de muestras de mano de Julia y sus correos, se convirtió en el punto de partida, de una peculiar mañana.

El helicóptero de Julia, no llegó a la misma vez y para cuando Minerva, comprobó su llegada, ya había conseguido sus credenciales para el evento y tomada su posesión. Y como no, a Minerva le dio tiempo de poner al tanto a sus inseparables amigas.

La aplicación más utilizada de mensajería, fue la aliada del grupo de amigas.

Mensaje Minerva: Llegó, Julia ya está aquí, este reportaje no me lo publica nadie, veréis.

Mensaje que de pronto, no tenia una rápida contestación por parte de sus amigas, haciéndola proseguir nerviosa.

Mensaje: Rectifico, no ha llegado. Les ha dado a los vip,s por venir en helicóptero, ¿estáis ahí?

Con gusto sus amigas le habrían contestado, si hubiesen leído sus últimos correos. Pero lo cierto es que las tres amigas de Minerva, se encontraban con la boca abierta, mirando unos grises ojos.

- Eh...Julia- dijo Manu haciendo reaccionar al resto. Aún sorprendida, dejó su cómodo asiento dispuesta de saludar a la recién llegada.

Las chicas apenas llevaban unos minutos en el Club de la Urbanización. Al tanto del regreso de Julia a Madrid, en la mañana el grupo formado por las cuatro en el Watsap, ardía a mensajes protagonizados por Julia. Ociosas, prefirieron reunirse y aprovechar para desayunar, mientras desde Ifema, Minerva las ponía al tanto y juntas, lo comentaban distendidas. Pero lo que menos esperaban de esa mañana, era la visita de Julia Arango.

- Buenos días, siento interrumpiros- las saludó Julia, sonriendo en su interior. Las chicas se mostraban claramente sorprendidas por su presencia y si ellas reaccionaban así, como lo haría Minerva ante la sorpresa que aún le esperaba.

Chicas abiertas y extrovertidas, se repusieron pronto de la sorpresa para a continuación, ofrecer compartir mesa a Julia.

Mientras tanto Minerva, se obligaba a dejar el móvil y concentrarse en la pasarela de moda. Con todo dispuesto y habiendo preparado su parte del trabajo con anticipación, su ayudante de cámara, un joven de su misma edad, con el que llevaba poco trabajando, le hacían dejar de morderse las uñas.

- ¿Seguro estas bien Min?- le preguntó extrañado por lo nerviosa que Minerva se mostraba.

- Si...sólo es...no se, como un presentimiento o será que la se cerca o dios- se detuvo a ella misma. Estaba gesticulando en exceso y con el pensamiento no puesto en las mujeres que pronto desfilarían, y si en la omnipresente Julia. O empezaba a controlarse o todo el trabajo realizado no serviría para nada- Ya...voy a salir a respirar, regreso y nos ponemos en marcha.

- Ok- contestó frotándole los brazos el muchacho. Minerva se veía de lo más tierna así de nerviosa- Todo saldrá genial, Min. Nadie como tú para la moda.

Sonriendo nerviosa, buscó ese aire que respirar en las afueras del recinto. Pero el ruido de coches, de helicópteros y de personas que iban y venían, sirvió de poco.

Media hora más tarde, Minerva sujetaba su cámara, esperando el pistoletazo de salida. Las preguntas interiores sobre si Julia llegaría o no, tuvieron rápida respuesta. Fue su ayudante el que chistoso con la situación, le avisó.

- Llegó tu gran top model.

Gracias al trípode la cámara no cayó al suelo. Si la calma no había sido conseguida sin Julia allí, ahora era imposible de conseguir.

En la mañana la sorpresa del helicóptero y los nervios propios del reencuentro, a Minerva no le habían permitido mirarla como ahora lo hacía. Primera vez que veía a Julia en jeans. Caminaba tranquila, llenando la sala con su sola presencia. Con toda su atención puesta en ella, Minerva aprecio un cierto cambio. Sería su ropa más casual, su forma relajada de conversar con la acomodadora o simplemente su añoranza, pero Julia mostraba un aire despistado hasta ahora nunca observado, que a Minerva se le antojo encantador.

Pérdida en la atrayente imagen de Julia, los ojos de ambas se encontraron por primera vez en esa sala y divertida, Julia bajo la cabeza en forma de saludo.

- Pa,l carajo- se cubrió el rostro Minerva. Segundos viéndose y se reconocía perdida por una gris mirada- Viene con ganas de jugar-murmuró tratando de reponerse, pero le fue imposible no lanzar sus pensamientos- Dime que no es la mujer más impresionante que hayas visto.

- Bueno, siempre me fijé en atractivos más dulces e inocentes- confesó coqueto el ayudante, provocando que Minerva se girase hacía él sonriendo agradecida por el velado cumplido- Jajaja, estas muy guapa así.

- ¿Así?- arrugo los labios Minerva. La presencia de Julia, los nervios por no saber que pasaría entre ellas y el desfile por el que estaban ahí, la tenían emocionada y muy nerviosa. Buscando calma y en complicidad con su ayudante se abrazó a él.

- Así de arrebatadoramente hermosa, Minerva.

La voz de Julia a su espalda, hicieron que Minerva dejara de abrazar al joven presa de un viejo temor, los celos de la dueña de un Minerva que la llenaba en lo más profundo.

Con ese temor, se giró lento hacia ella, deseando no ver un atisbo de celos en su mirada y si, la sonrisa Arango, aquella que desata en locura a su princesa interior.

- Buenos días de nuevo, señorita Minerva. Los horóscopos, mi egoísta corazón o más bien el segundo, han hecho que hoy quiera ser su sombra.

Apenas unas frases de Julia y la princesa de su interior, volaba hacia ella queriendo acariciar los hermosos labios rotos de la voz que mejor pronunciaba su nombre.

Difícil, muy difícil cubrir un evento como el Madrid Fashion Week, con Julia a su espalda, lanzando golpes directos a su corazón.

- Mis cincuenta cláusulas pueden resumirse en dos, Minerva. Te amo como no lo había hecho hasta ahora y no se manejarlo. Este sentimiento me convierte en alguien vulnerable que teme, que un simple abrazo con un muchacho encantado contigo, suponga tu perdida.

- Julia.