Mi cincuenta cláusulas 67

"Señorita Minerva, espero que reconsidere mi ofrecimiento.

Fdo. Julia, la mujer atormentada por la ausencia del más dulce fruto, usted"

Difícil fue para Minerva conciliar el sueño, esa noche. Saber cerca a Julia, los correos intercambiados entre ambas en clara comedia a las cincuenta sombras de Grey, la nota y las rosas. Imposible dar a su cuerpo el descanso necesario para rendir como debía en la semana de moda por excelencia en Madrid.

Tumbada en su cama, cualquier ruido le hacía acelerarse, creyendo que segundos después de esos minúsculos ruidos, el timbre sonaría anunciando a Julia. Pero las horas pasaban sin rastro de Julia.

Con el insomnio imperando, cogió su ipad, buscando la famosa trilogía y más concretamente el segundo libro. Julia sin duda, lo había escogido por la rápida reconciliación de sus protagonistas. Sonriendo como adolescente, busco entre las paginas, los correos entre Christian y Anastasia, leyendo justo cuando Anastasia recibe el primero:

Lágrimas nadan en mis ojos. Precipitadamente dejo mi escritorio y huyo hacia los servicios para escapar en una de las casillas. El show de José. Mierda. Había olvidado todo acerca de ello, y le prometí ir. Mierda, Christian está en lo cierto; ¿Cómo voy a llegar hasta allí?....

¿Puedo verlo nuevamente? ¿Podré soportarlo? ¿Quiero verlo? Cierro mis ojos e inclino mi cabeza hacia atrás mientras la pena y el anhelo cortan a través de mí. Por supuesto que quiero. Tal vez, quizás le puedo decir que he cambiado de opinión… No, no, no. No puedo estar con alguien que obtiene placer en infligirme dolor, alguien que no puede amarme.

Recuerdos torturantes destellan a través de mi mente .El deslizador, estrechar manos, besar, la bañera, su gentileza, su humor, y su oscura, amenazante, sexy mirada. Lo extraño. Han sido cinco días, cinco días de agonía que han sentido como una eternidad.

Envuelvo mis brazos alrededor de mi cuerpo, abrazándome estrechamente, manteniéndome junta. Lo extraño. Realmente lo extraño… Lo amo. Simplemente.

Lloro hasta quedarme dormida en la noche, deseando no haberme marchado, deseando que pudiera ser diferente, deseando que pudiéramos estar juntos ¿Cuánto tiempo durará este horrendo sentimiento abrumador? Estoy en el purgatorio.

Anastasia Steele, ¡estás en el trabajo! Debo ser fuerte, pero quiero ir al show de José, y en lo más profundo, la masoquista en mí, quiere ver a Christian. Tomando una profunda respiración.

Me encamino a mi escritorio.

De: Anastasia Steele

Asunto: Mañana

Fecha: Junio 8, 2011 14:25

Para: Christian Grey

Hola Christian

Gracias por las flores; son encantadoras.

Si, apreciaría un aventón.

Gracias.

Anastasia Steele.

Asistente de Jack Hyde, Coordinador Editorial, AIPS

Chequeo……..Voy a ver a Christian, y por primera vez en cinco días, mi espíritu se eleva un poco y me permito preguntarme como ha estado. ¿Me ha extrañado? Probablemente no como yo lo he extrañado. ¿Habrá encontrado una nueva sumisa de dondequiera que ellas vengan? El pensamiento es tan doloroso que lo desecho inmediatamente....

Esa noche en la cama. Me remuevo y giro tratando de dormir. Es la primera vez en mucho tiempo que no tengo que ordenarme dormir. En mis ojos mentales, visualizo el rostro de Christian la última vez que lo vi, mientras dejaba su apartamento.

Su expresión torturada me persigue. Recuerdo que no quería que me fuera, lo cual fue un obstáculo. ¿Por qué me quedaría cuando las cosas habían llegado a tal impasse(3) ? Estuvimos siempre evadiendo nuestros asuntos, mi miedo al castigo, su miedo a… ¿Qué? ¿Al amor?

Girándome de lado. Abrazo mi almohada.....Mis pensamientos me asedian hasta tempranas horas, hasta que eventualmente caigo en un agitado, exhausto sueño.

(2)

- Fíjate, que ahora si te entiendo Anastasia Steel- como la protagonista, Minerva buscó el consuelo abrazando a su almohada, pero a diferencia de Anastasia, la tristeza dejaba paso a la ilusión. Mañana sería un nuevo y diferente día y sólo, porque Julia estaba en Madrid.

A primera hora, los nervios por el comienzo de la semana de moda, no le dieron tiempo para melancolías. Aún maquillándose, consultó su reloj de muñeca. Debía darse prisa, su ayudante de cámara la separaba en Ifema en poco más de media hora.

Apurada terminó de maquillarse y comprobó su imagen final en el espejo. Americana y pantalones cortos, combinados con unos cómodos oxford. Elegante pero cómoda, ideal para las larguísimas horas que pasaría sin tomar asiento.

- Estáis ahí, oh...seguís vivos- murmuró para si, contemplando el reflejo de sus chispeantes ojos en el cristal. Inevitable, que una vez regresara su princesa interior, esta no soñara con Julia a su espalda contemplando el reflejo de ambas- Uhm....no quiero que seas un sueño, ni tampoco un imposible, simplemente quiero que seas, Julia- expulsó sus deseos entrecerrando los ojos. Fuera se escuchaba un extraño sonido, que parecía acercarse más y más. Curiosa y queriendo que ese ruido, fuese lo que fuese, estuviese relacionado con Julia, corrió hacia la terraza, al tiempo que un correo llegaba a su buzón.

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De Julia Arango

A Minerva de Urrutias

Asunto: Mis cincuenta "cláusulas"

No soy un ser atormentado por una cruel infancia, aunque debo reconocer que el abandono de mi padre, hizo mella en mi. Como lo hizo convertirme en multimillonaria antes de alcanzar la mayoría de edad o la llegada a mi vida de Victoria Davo. Pero yo no soy Christian Grey y no puedo echarles toda la culpa de mis "sombras" a ellos.

Es preferible, enumerarte mis cláusulas;

1a. Cláusula; soy tercamente cabezota, con o sin ellos en mi vida.

2do. Cláusula; la primera me lleva a una segunda, soy obstinada cuando algo atrapa mi atención.

3a. Cláusula; las dos primeras, consiguen que obtenga aquello que quiero. Sirva un ejemplo. Vi tú llegada al Hotel de  las Bahamas y a los dos días de tu estancia allí, conseguí siguieses mis pasos.

4o. Cláusula; suma de las tres primeras me convierten en una persona vanidosa. En tu caso, provocas en mi, que la cuarta riña con la quinta.

5a. Cláusula; Alguien vanidoso gusta de la exhibición. Me gusta el lujo, me encanta pasearme  en un portentoso coche, avión o barco. Mi casa debe ser la más grande y cómoda, etc. En consecuencia, debería exhibirte como hago con ellos, pero Minerva, llega la sexta cláusula.

6a. Cláusula; soy una patética celosa. En esta cláusula, puedo saltarme la explicación.

Seguro has llegado leyendo hasta aquí, a pesar de haber visto un helicóptero esperándote. Las cláusulas pueden esperar, tú trabajo no.

Pd. Estas aún más hermosa, Minerva.

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La posdata leída entre acongojadas lágrimas, le hacía levantar la vista del móvil, para buscar metros más abajo el helicóptero y más que a nada, a Julia. A quien halló, parada al lado del helicóptero, mirando hacia ella misma. Su princesa interior quiso saltar hacia los fuertes y añorados brazos de Julia, mientras ella buscaba calmar el trepidante latir de su desbocado corazón, mientras escribía:

De Minerva de Urrutias

Para Julia Arango

Asunto: Tus cincuenta cláusulas

Se quedo en la sexta, señora Arango. Deberé esperar a tener la lista completa, para decidirme a subir a su portentoso helicóptero.

Pd. Usted, nunca deja de estarlo.

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Contestado el correo a Julia, Minerva necesito tomar aire varias veces, para no dejarse llevar por un llanto emocionado. Debía trabajar y quería continuar con el sincero juego de Julia.

Dispuesta a ello, con verdadero esfuerzo abandonó la terraza y con ella a Julia, para retocar su maquillaje, recoger su equipo y bajar a por su coche. Imposible en ese tiempo, no volver a emocionarse. Julia regresaba y en vez de hacerlo destacando sus virtudes, lo que ponía en la mesa era su basura.

Pero entre ellas la química siempre les hacía jugar al límite de la tentación y por ella se dejó llevar Minerva, una vez arrancó el coche.

La primera parada, la gran plazoleta donde Julia permanecía de pie, junto al helicóptero.

- Buenos días, señora Arango. ¿Disfrutando de su nuevo juguete?- preguntó a Julia, bajando la ventanilla de su coche y su princesa interior gritó de gusto, al volver a sentir la sensual mirada de Julia sobre ella.

- Buenos días, señorita Minerva- contestó Julia cortés, dejando libres a sus ojos para perderse en el rostro risueño de Minerva- Este juguete puede evitarle el tedioso tráfico de Madrid.

- Demasiado pretencioso, ¿no le parece? Oh disculpe, me lo advirtió en su cláusula número cinco, es usted altamente vanidosa.

- Ujum- contestó manos en los bolsillos Julia. La sonrisa de Minerva, volver a sentirla, era sumamente embriagador y guiada por ella, dejó su estática posición para avanzar hacia el coche de Minerva, dispuesta a subirse en él- Estoy trabajando duro en esas cláusulas y compartiendo medio de transporte incluso le estamos dando una ayudita al medio ambiente.

- Jajaja, eso si es una sorpresa. ¿Julia Arango se preocupa por el medio ambiente?

- Bueno, Julia Arango es un ser egoísta que no quiere privarse de contemplar su sonrisa, estaríamos hablando de mi séptima cláusula, pero olvide algo-hizo una pausa Julia y lo hizo con la puerta del copiloto abierta. Puerta que le permitía ver, las denudas piernas de Minerva. Recorriéndolas, la pausa se eternizo.

- ¿Decía?- le preguntó Minerva, con su princesa interior paseando encantada en la nube mecida por la caliente y eléctrica mirada de Julia sobre sus piernas.

- Pilote yo el helicóptero, no lo puedo abandonar aquí.

- Lástima- pronunció despacio Minerva, sin poder evitar mojarse los labios. La mirada de Julia, comenzaba abrasarla- Ya habrá otra ocasión- rodó los ojos coqueteando, antes de inclinarse sobre el asiento y cerrar la puerta, guiñándole un ojo.

- Una verdadera lástima.- dijo Julia dando un paso atrás, permitiéndole la marcha. Segundos llegaron después, de calladas miradas hasta que Minerva, retomó la marcha hacia su trabajo, mientras Julia cogía su móvil dispuesta a continuar con los correos.

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De Julia Arango

Para Minerva de Urrutias

Asunto: Morder

Tengo todo el día, para convencerla de subir a mi vanidoso medio de transporte.

Cláusula 8: Posesión. Que con usted, se convierte en absoluta. Sobre todo si moja sus labios en mi presencia, pretendiendo mi impasividad ante semejante provocación. ¿Cómo no querer poseer esos apetitosos labios?

Pd. Prometo trabajar en esta en especial, contando con su ayuda.

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De Minerva de Urrutias

Para Julia Arango

Asunto: NO morder

Tengo todo el día, para ponérselo muy difícil. Debo confesar que esa cláusula en la cama me encanta. Pero estoy camino del trabajo.

Pd. Estoy dispuesta a ofrecerle mi ayuda, y a trabajar en conjunto. Volver al mismo camino, sin quitar los obstáculos que impidieron llegar a destino, no es adecuado, ni maduro.

De Julia Arango

Para Minerva de Urrutias

Asunto: No leas, ni escribas mientras conduces.

Cláusula 9: Tiendo a ser demasiado mandona. Lo sé.

De Minerva de Urrutias

Para Julia Arango

Asunto: No me envíe nada y le haré caso.

La cláusula octava, podemos compartirla, deje de sobrevolar mi coche.

De Julia Arango

Para Minerva de Urrutias

Asunto: Un beso, ¿puedo?

Me encanta Madrid contigo en él.

Cláusula 10: Siempre quiero ganar.

Pd. En cinco minutos, estamos en destino. Ifema. Madrid Fashion Week. La temperatura exterior es de 20 grados, espero haya tenido un agradable viaje y deseo tenerla en próximos.