sábado, 21 de diciembre de 2013

Madrina 12


Con rabia camino la niña directa a las cuadras. Tantas veces maldecia por su boca esa mujer, y esa mujer era la suya. Engañada y traicionada, así se sentía la niña y así se sentían sus enérgicos pasos.

Carmela, la moza más viva, vio su caminar y como mujer gallarda que es, aprovechó el envite, para dejar la aburrida candela e ir a por la niña de igual nombre.

A lo lejos, María Eugenia, encogía por dentro. En ninguna de las maneras que había imaginado confesándole la verdad a Candela, se había dado como en la realidad. Rodeada de su gente y sin poder echar a correr detrás de ella, para hacerse entender.

Buscando consuelo, miró hacia su casona y la sombra de su hermana en la ventana, le dieron fuerzas. Mucha era la gente que había esta noche en su Cortijo y bien podía ausentarse con cualquier excusa. Cuando sus ojos negros, volvieron a buscar a Candela, la niña entraba en las caballerías seguida de la alegre moza.

Un puñal, con letras de celos grabado en su puño, atravesó a María Eugenia, que con el atravesándola, no necesito de excusas.

De Candela eran sus risas, de Candela sus suspiros y de Candela eran los celos, que le hacían oscurecer su ya oscura mirada y caminar, siguiendo los pasos de su Candela y de la moza.

Dentro de las cuadras, Candela buscó el caballo de María Eugenia de Pavillas y en su pardo lomo, apoyo la frente queriendo callar el llanto.

¿Cuanto se habría reído la dueña de ella? No había habido mañana que no le contará sus planes de llevársela lejos de la dueña el Cortijo, y era ella, la mujer sobre la que dormía su cansancio tras amarla, la misma dueña del Cortijo.

- El querer nació pa hacernos más felices, no pa andar escondiéndose y pasando penas- hablo Carmela rostro alzado. Esa niña, que como niña lloraba resguardada en un caballo, no merecía a sus ojos, la ocultación que de ella hacia María Eugenia- Nos habremos modernizado y muchas cosas han cambiado. Pero para los dueños, seguimos siendo un juguete con el que entretenerse. Tú María Eugenia juega contigo, como lo hacía con el capataz y lo hará con más, hasta que decida dejar su viudez y casarse pa bien. Entonces, ya no habrá criados, ni niñas toreros que calienten sus sábanas. Ni una lagrima más tuya, merece esa mujer- con artes, supo acercarse a Candela, y acariciar su corto cabello. Descuajaita Candela dejó que consolara su pena y de su pelo se dejó tirar, para acabar encerrada entre los brazos de la moza.

- Tenía tantos sueños que cumplir junto a ella- dijo la niña, agarraita a la moza, que olvidaba sus intenciones con la niña que abrazaba, buscando ahora sólo consolarla.

Consuelo que no vieron los ojos de María Eugenia. Ay los celos que nos engañan y nublan, jugando con nosotros. Quieta y callada, María Eugenia se quedo mirándolas, esperando que fuesen ellas las que se percataran de su presencia.

Y fue Candela, al abrir los ojos, la que tropezó con unas femeninas botas y unas faldas acabadas en volantes. Con cierto temor subió su vista por el cuerpo que vestía esas ropas y separándose de Carmela, llegó a los ojos encendidos en rabia de María Eugenia, su serrana.

- Carmela, vuelve fuera con los tuyos- exigió María Eugenia, necesitando quedarse a solas con Candela. De lo que esa moza contase en las lumbres, ya habría tiempo de ocuparse. Ahora primaba beberse las lágrimas de Candela, que dolían como cristales arañando sus entrañas.

- Como usted ordene- contestó la moza, agarrando con primor el rostro de Candela entre sus manos para susurrarle sin importarle la presencia de María Eugenia- Te espero fuera, niña. Que la noche no hizo más que empezar y un baile aún te debo.

A conciencia o no, beso la comisura de los labios de Candela y los ojos de María Eugenia se entrecerraron, prisioneros de los celos. Candela se dejó besar, con los ojitos clavados en María Eugenia y cuando la moza, paso a la vera de la dueña, Candela volvió a buscar refugio en el lomo del caballo.

- Na quiero saber de usted- con el corazón compitiendo en fuertes latidos, con los del galante caballo, hablo Candela, rogando por dentro que María Eugenia, le diese a su corazón el consuelo que la moza no había logrado.

María Eugenia calló y suspiro queriendo quitarse de encima los celos. Pero el beso no había hecho más que retorcer en su pecho el puñal clavado. Enloquecida por ellos, dio los pasos que la separaban de Candela y a su espalda, la cogió fuerte de su corto cabello.

- Si te he mentido ha sido para resguardarte de todo mal. Porque ni el aire frío quiero que te toque, ¿y a cambio que haces tú?

- Serranita- murmuró Candela, con la carita mojada de necesidad. No dolía el agarre de María Eugenia, dolía su engaño.

Las lágrimas de su Candela, bloquearon el puñal de celos. La mano que firme tomaba su cabello, cesó en su agarre para acariciarle la cabeza con ansia. Ansia que la hizo volver a tirar del pelo, para apartarla del caballo y abrazarla fuerte contra ella.

- Candela de mis entrañas, no me llores más- suplicó María Eugenia, odiándose por ser el motivo de su llanto y apretándola contra ella, se olvidó de toros, cortijos e hierros- Eres sólo una niña y yo...- tembló su voz emocionada. Que daría por ser otra, quizá más joven, quizá menos María Eugenia y más moza sin capilla. Candela sintió su temblar y vio sus ojos llenándose de lágrimas. Las cosas del corazón, ya no era su dolor sino el de ella y resurgió para su serrana, queriendo borrar su pena.

- Y usted es mi mujer, y aunque ha habido engaño, yo más no la puedo querer.

- Candela.

- Su Candela, la Niña los Picos, que ahora si tendrá picador.

Y el profundo querer que se abre paso entre ellas, en forma de beso, olvidando hablar para sentir.

Pena que no están solas, pena que fuera el Cortijo vibra entre hogueras, bailes y malas lenguas.

Que el amor de la pena, se distancia poco, cuando hay quieren infiernos gusta de sembrar.
 
 
 
 

1 comentario:

  1. Hay amores que te dan la vida..y te la quitan a la vez...y estas dos mujeres
    estan en el filo de los dos....todo puede pasar..todo puede suceder..pero
    yo veo tragedia..tragedia por donde miro...demasiadas cosas las separan
    solo el amor y la pasion las une...

    Quisiera que todo acabara bien pero yo veo una tragedia...una tragedia como en las tragedias griegas..que esta todo prederteminado y el destino siempre se cumple....

    Me gusta muchisimo...siempre me gustaron los amores intensos y dramaticos...esos que aunque tu no quieras y te rebeles...acabas sucumbiendo sin remedio...veremos..

    Me encanta Gemo...Divina-Wilson

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