La
impresión por la fuerte arrancada de Julia, duro minutos. Los que
tardó Minerva a adaptarse a la frenética forma de conducir de
Julia. Menos mal que en Madrid, Julia usaba conductor. Con esa forma
de conducir, su carnet llevaría años retirado.
Cuando
su cuerpo se acostumbro a la tensión, ya fuera del aeropuerto,
Minerva gastó sus energías en adelantarse a Julia, y saber de
antemano a donde iban con tanta prisa. Sonrisa irónica, no era
prisa. Al mirar a Julia, lo confirmó. Conducía relajada y con una
sonrisa que empezaba a tener nombre, el de la Julia juguetona, quizá
la Julia más libre.
Conocía
la Isla al dedillo, muchos veranos pasados en ella, su padre es un
enamorado de Baleares y sus secretos lugares.
-
Es muy de noche, señora Arango. Sólo veremos luces desde ahí
arriba- el tratamiento de usted, ya era un juego al que recurrir
cuando la tensión entre ambas parecía irrompible. Difícil, le
resultaba a Minerva estar enfadada o molesta con esa mujer. Menos
cuando la ve sonreír como ese instante lo hacía. Toda una poderosa
mujer, sonriendo como el niño al que le prohíben el chocolate y el
come onzas a escondidas.
-
Luces sobre la bahía, señorita Minerva. ¿Le parece poco?- dijo
Julia reduciendo la velocidad. Las cerradas curvas, permitían
disfrutar de esas luces en forma intermitente. La Bahía y la sierra,
jugaban al escondite con ellas.
-
Uhm...¿Por qué usted es señora y yo señorita?
-
¿Por qué es tan preguntona?
-
¿Y usted por qué es tan callada?
-
Oh...tantas preguntas sin respuesta.
-
Jajaja- ríe Minerva entusiasmada. Esta en un furioso deportivo, con
Julia y su ácido humor en Menorca. Sólo dos cosas, enturbian el
momento. Que no sólo está en Menorca por ocio sino por trabajo y
una odiosa secretaria- Me llevas a cenar.
-
Si, disfrutaremos del mejor marisco de la zona, después iremos a mi
casa y...
-
¿Y?
-
Tendré horas, para que seas mía.
-
Señora Arango, me habló más que nunca.
-
Aja, no soy buena eso. Por eso John.
-
¿Alguna bruja a la que odiaré sin dudar?
-
Uhm...demasiado novelero. Es más simple que un corazón roto por una
doma malvada.
-
¿No? ¡No me lo puedo creer!
-
Jajaja, ¿que?
-
¿Has leído el libro?
-
Sólo la sinopsis. No hubo doma en mi vida, ni tampoco sumisa.
Minerva
podía haber ahondando más, Julia parecía más conversadora que
nunca, pero las vistas, su sonrisa, la música y el ambiente relajado
creado entre ambas, propiciaron no querer romperlo por nada.
El
restaurante al que finalmente llegaron, como no, era de los más
exclusivos de la Isla. Su envidiable situación, su excelente
servicio y sobre todo, su discreción, fueron determinantes para que
Julia lo eligiese.
Minerva
comprobó como ya ocurriese en Girona, que Julia en ese tipo de
ambiente, era muy conocida. Las pocas personas que se encontraban
cenando, fijaron su atención en ella. Obvio, a continuación
llegaron las murmuraciones y mirarla a ella, después, otro tipo de
miradas que hicieron ver a Minerva, que el latigazo de celos sentido
por Verónica, no sería el único.
Debía
reconocer, que Julia llamaría la atención en cualquier lugar. Su
altura, su cuidado cuerpo, sus esmerados gestos, su extremada
educación y sus impresionantes ojos. Julia era para mirarla y eso
hacían las tres mujeres que cenaban a unos metros de ellas.
-
La utilización del verbo cenar, implica su ejecución, Minerva- dijo
Julia, sacándola de sus pensamientos. Minerva dejó de mirar la mesa
de las observadoras, para topar con los grises ojos de Julia. Los
mismos, que le señalaban su plato sin tocar.
Tratamiento
de usted y a cada frase o cosa dicha, su nombre al final. Era hora,
de conocer de dónde venía tanto hincapié en el tratamiento
personalizado.
-
Siempre me nombras, Julia- la imitó Minerva, tratando de ahorrarse
una larga explicación.
-
Me gusta tu nombre- pausa de Julia sonriendo, los ojos de Minerva
rodando chistosos, son muy bonitos- y...digamos que tengo que
hacerlo. Ahora come.
-
¿No era cenar?- preguntó Minerva buscando un poco de juego. Los
ojos ahora sorprendidos de Julia, le hicieron mojarse el labio,
disfrutando de la pequeña victoria. Y cuando Minerva se moja el
labio, Julia responde, atrapandolo entre los suyos- Julia-murmuró
cuando Julia aflojo el beso. Daba igual el restaurante, daba igual la
mesa con tres tontas deseando lo que ella tenía, lo único que
importaba era Julia y su beso, Julia y su forma de mirarla.
-
Cena.
-
¿O?
-
No me contendré más.
Este
breve intercambio, horas más tarde, sería tema de debate con sus
tres amigas mosqueteras.
-
Es mega Grey tú Julia- sería la apreciación de Manu- Cena o te
ceno a ti delante de todos, jajaja.
-
Siempre mandando y ordenando la tipa- fue la de Fátima- no puedes
ceder en todo, Min.
-
Es tan excitante, seguro que te besó a lo loco, agh- obvio, esta fue
la de Marga- pero a lo importante, ¿tiene sombras como Grey?
-
Uhm....y hasta contrato- así cerraría la cadena Minerva.
-
¿Que?
Provocando
un que histriónico de sus tres amigas.
adorooooooooooooooooooooooooo
ResponderEliminar........ Con sed absoluta de leer todo aquello que escribes Escritora....estoy poniéndome al día....por eso ahora y para poder llegar a todas...te digo.
ResponderEliminarGRACIAS...........