A
media mañana, otro gran portón se abría para Anna. Ahora el de
mansión Wilson y esta vez, no viajaba sola. Su hija le mantenía la
mano agarrada, mientras miraba curiosa por la ventanilla.
El
recuerdo de sus planes para esas tierras, hizo que Anna sonriese,
mostrándolos a su hija.
An:
Esa parte de la finca- señaló a lo lejos, llamando la atención de
Adriana- quiero que sea para uva moscatel.
Ad:
No sirve.
La
contestación de Adriana, pese a su voz y carita triste, la lleno de
orgullo.
An:
Ujum, servirá. Sólo hay que recuperarla.
Ad:
Son años, Mamá.
An:
Aja. Para los frutos de las primeras cepas, unos veinte años.
Ad:
¿Ya habré crecido?
An:
Si, ya lo habrás hecho.
Hace
apenas unos meses, Anna habría aprovechado la ocasión, para
llevarse a la niña a su terreno, separándola de que llevase el sello
Wilson. Ahora, a sólo horas de enterrar al viejo zorro, Anna toma de
conciencia de como sus prioridades van cambiando según lo hacen sus
circunstancias.
Wilson
esta pasando de ser una autentica aberración para ella, a
convertirse en un negocio.
Negocio
de la mujer que ve en la entrada de la vivienda, de riguroso luto,
seguro saludando a conocidos que acuden a dar sus condolencias y
velar el cuerpo del difunto. La señora, aquella que fue manipulada y
maltratada por su padre, aquella que heredó Wilson demostrando su
valía ante el viejo zorro y Montoya, aquella que fue traicionada por
su propio hermano y aquella, a la que piensa devolver lo que era
suyo, Wilson SL, Macarena.
La
misma que sonríe abriéndoles la puerta del coche. Un tímido saludo
a Anna, ayudanda a salir del coche, un suave beso dejado en su
mejilla y una niña, que se abalanza sobre ella.
Ad:
Mami
M:
Ven aquí
Niña
y madre se abrazan, y Anna queda a un paso atrás mirándolas. El
beso dejado por Maca en su mejilla, aun parece cosquillearle. Por
algo, la naturalidad siempre gusta y que fácil, puede ser
acostumbrarse a ella. Pensando en ella, entra en la gran Mansión y
se detiene cuando al poco Maca regresa sin la niña.
M:
Estaban todos deseando mimarla- explica Maca avanzando hacia ella,
sin saber que los latidos de dos corazones se aceleran, a cada
centímetro de distancia que sus pasos reducen- No deberías estar
aquí. El médico dijo reposo absoluto- centrada en su salud y la del
niño, Maca no es consciente del estado en el que poco a poco se
sumerge Anna. Maca avanza hacia ella, no hay ni un ápice de rencor
en sus ojos, estos no están dilatados y se cabello, comienza a
recobrar el brillo que antes de la coca tenía- Que no es querer
discutir, es simplemente que no haces caso, vas a tu aire.
An:
¿Vas a besarme?
M:
Eh- la pregunta de Anna la coge por sorpresa y se detiene a tan sólo
un paso, de la mujer a la que si, iba a besar- Pues...si...la
respuesta es si. ¿Por?- su pausada respuesta, le da el tiempo que
necesita. Ahora si observa a Anna y ve su paralización. Puede que
Anna tanta naturalidad la sobrecoja e incluso la sorprenda. Pero no
ha conseguido llegar hasta este punto, para dar un paso atrás-
Espera
An:
Ay Maca, no empieces con los espera.
M:
No, sólo que...nos quedamos en el punto tres- el nerviosismo de Anna
ante el paso que termina por acercarlas, supone un subidón para Maca.
La mujer controladora y altanera, cede terreno y es hora de
apropiárselo.
An:
Si
M:
Punto uno, nada de relaciones abiertas, punto dos nada de espías,
punto tres otro tipo de club y llegamos al punto cuatro.
An:
Maca- los avances de Maca sobre Anna, hacen que está haya ido dando
pasos atrás, hasta topar con la barrera que le supone su propio
coche.
Todo
baja la furtiva mirada de Pepe, su conductor y de María.
Pe:
Ahora es, cuando se lanzan como lobas una contra la otra.
Ma:
Que esta el difunto, ahí mismo. No creo yo.
Pe:
En peores plazas, las han liado estas dos.
Ma:
Jajaja, ains...me acuerdo yo las primeras veces. Que te encontrabas
ropa interior en cualquier sitio.
Pe:
Sush, calla que no oigo.
Ma:
Serás cotilla.
An:
¿Y el punto cuatro es?- acorralada entre Maca y el coche, decide
sobreponerse a la emoción de vivir aquello, que parecía impensable
entre ellas. El sano y dulce coqueteo.
M:
Podré besarte cuando quiera- decidida a todo, sus manos se apoyan en
el coche. La racial Anna, queda entre ellas y sin escapatoria. Es una
gozada empaparse de su aroma de a poco, sin prisas, malos modos,
ansias ni nada, que lo precipite. Para Maca es como si los saltos al
vacío, se hubiesen transformado. Ahora no salta a ojos cerrados,
ahora sus ojos están abiertos y su cuerpo planea disfrutando de la
caída.
An:
Admite discusión- fiel así misma, no desaprovecha la ocasión. El
tira y afloja propio de este matrimonio, es como la pizca de sal
necesaria en toda ensalada. A Anna esa pizquita le da vida y por la
cara que pone Maca, tampoco a ella le desagrada- No vas a estar todo
el día como una lapita.
M:
Jajaja, pero a ver- encantada con el tira y afloja, pretende en su
particular juego, separarse un poco de Anna, pero la mano de esta
atrapando su camisa, pronto lo impide.
An:
A ver nada. Por ejemplo, necesito mi espacio.
M:
Jums
An:
No me gusta eso de un besazo en cualquier sít
Y
hasta ahí puede hablar Anna, sus labios son atrapados por Maca en un
beso que les hace cerrar los ojos y suspirar, reteniéndose ambas.
Desde
fuera el beso entre ambas se ve como es, un beso cargado de pasión
contenida.
Pe:
¿Qué te decía yo?
Ma:
Madre mía, pero que siguen llegando visitas. Estas niñas, ains.
Conscientes
de las especiales circunstancias, ambas sujetan sus instintos y un
fuerte suspiro conjunto detiene el beso. Pero sólo el beso, sus
cuerpos parecen negarse a soltarse, las sonrisas prosiguen y el
ronroneo, también.
An:
De este tipo de beso, puedes cuando quieras- dice Anna, buscando una
distracción para sus manos. Esas que sueñan con arrancar una camisa
pero que ahora, la planchan arreglándola.
M:
Lo extraño, es que Adriana no nos haya interrumpido.
Ad:
Mami
An:
Ahí la tienes. No lo está pasando bien. ¿Y tú?
M:
Bueno, era un hijo de puta...pero era mi padre.
An:
¿Entramos?
M:
Si, estaban preguntando por ti.
Finalmente
se separan, lo que les hace poner cómicas muecas. Adriana llega
hasta ellas y Maca la sostiene en brazos. Con ella en brazos, Maca
acompaña a Anna colocando una mano en su cintura y las tres, se
introducen en la Mansión.
Pe:
Pues
Ma:
Ha sido
Pe:
¿Raro?
Ma:
Si...ains...pero que bonito.
jejejeje....también estoy de acuerdo.....que BONITOOOOO!!!!!
ResponderEliminargracias
beijos
Por fin se tratan como una familia,asi es como se debe comenzar.
ResponderEliminarSaludos
ayyyy que emoción
ResponderEliminarno me pueden gustar máss de verdad
GRACIAS ARTISTAZAAAAAAA
Las cosas entre ambas parecen estar cada vez más claras... me encanta la forma en la que están llevando la relación.
ResponderEliminarCon ganas de más trocitos.
Gracias.
L.a.c.e.r