Wilson S.L. 77

Las horas pasaban sin ninguna novedad y sin que en esa habitación, nadie más entrase. Con Macarena apoyada en sus piernas, se extrañó. Francisco llevaba mucho tiempo sin quejarse ni moverse. Con cuidado de no hacer daño a Maca, se movió lo justo para llegar con su mano al rostro de Francisco. El aliento que su mano notó, le confirmó que aún vivía.

M: Adri esta bien

La voz de Maca, cansada y débil, le sorprendió. Y tras un breve respingo producido por la sorpresa inicial , volvió a la tarea de acariciarle él rostro.

An: Lo está. Trata de no moverte- le aconseja en breve susurros, el cansancio también comienza hacer mella en ella, pero la intranquilidad por Adriana y el estado en el que se encuentra Maca, le genera la adrenalina suficiente para continuar alerta.

M: Nada debía ocurriros y mira donde estas y donde está ella. Sólo espero que el niño esté bien.

Lo dicho por Maca, quien aprieta su mano entrelazada a la suya, le produce otro respingo.

Pero esta vez no es un reflejo físico, ahora quien se sorprende y no sabe si reír o llorar, es su corazón. El mismo que mantiene, pese a todo, una pequeña esperanza e ilusión.

An: Maca-suspira su nombre sin fuerzas para continuar desmenuzando todo lo vivido entre ellas. Sólo quiere que alguien abra esa maldita puerta, poder atender a Maca y sobre todo, volver abrazar a su hija.

M: No me separes de ellos, no lo hagas.

An: No lo haré, ahora por favor mantente tranquila.

M: No puedo estarlo, ni siquiera se si quiero que nos saquen de aquí.

An: No, ni se te ocurra pensar así. Sabes que no me gustan las palmadas en el pecho y odio los arrepentimientos victimistas. Ambas nos equivocamos y ambas, aceptaremos las consecuencias- concluye Anna y por unos segundos cierra los ojos tomando aire.

Cree en sus palabras y cree en la oportunidad que está dispuesta a darle a Macarena. Vivir por una vez, sin la dependencia emocional que las une manteniendolas subidas a una noria, que de pronto esta arriba mostrando unas vistas increíbles, que de pronto esta abajo, mostrando la basura que mancha desluciendo el suelo de toda feria.

Y apenas a unos cientos de metros de esa habitación, Adriana vuelve a despertarse y Pilar, decide tumbarse junto a ella, en la pequeña cama de princesa donde intenta dormir la niña.

Ad: No soy fuerte como dije a Mami, quiero ver a mi Mamá- cansada, asustada, separada de su madre, sin saber nada de su otra madre y encerrada por ella misma en un búnker, le es imposible cerrar los ojos y dormir. Sólo quiere lo que pide, ver a su mama y olvidar la última imagen suya vista, defendiéndose de dos hombres mientras le gritaba que corriese- Corrí, hice lo que me dijo, ahora quiero que ella venga, o que lo haga mami.

Pi: Pronto vendrá por ti, ahora vamos a dormir juntas, ¿quieres?

Ad: Mamá

Pi: Esta bien

Ad: ¿Mami la salvó de esos hombres?

Pi: Si, seguro que si y ambas vendrán a por nosotras. Ahora abrazate a mi. Ya va a pasar todo, cariño.

Y ese es el deseo que esa noche comparten muchos. Vidas entrelazadas, que los unen y ese deseo, lo hace aún más.

Lo desea Pilar, sin saber cuantas horas o días deberán permanecer en el búnker, lo desea Roberto sentado en el despacho de su hermana, sin poder atender a lo que Martha e Isabel gestionan, lo hace Martha pensando en Maca y el cambio que en horas ha sufrido su vida y temiendo que la noche se alargue tanto, como lo hiciera una parecida en la que deseaba lo mismo para Daniel.

Lo mismo desea Estefa, tumbada en una improvisada camilla, donde su cabeza se empeña en buscar y maldecir cada fallo de esa noche. Igual está Valeria, de pie junto a ella y con la mirada pérdida, una hermana herida, otra secuestrada y se suma otro deseo, que la teoría de Estefa y el búnker sea cierta y en el este Adriana.

Y  lo hace Anna, con Francisco yaciendo a su lado desvanecido, mientras ella trata de contener la hemorragia del dedo cortado a Maca, incitándola a no dormir para mantenerla consciente y junto a ella.

An: Me gustaría otra niña- dice Anna, tratando de alejarse de ese encierro y permitiéndose unos segundos de tranquilidad.

M: Sera niño- al borde de la inconsciencia, se deja llevar por la voz de Anna, y sucumbe como ella, a unos segundos de tranquilidad.

An: Por suerte, a Adriana si supimos quererla, sea lo que sea, espero que lo sepamos hacer igual. ¿Que harás después?

M: Empezar de nuevo, ¿que harás tú?

"Tener ganas de ti"

Deseos que se unen a esperanzas, viejos miedos, temores y cobardías, de esas varias vidas entrelazadas.

 

 

Fin primera parte