Wilson S.L. 71

Lágrimas amargas desfilaban por su rostro, uno y dos, a paso marcial. No hay hipo en ese llanto y no hay intentos por contenerlas o retenerlas. Como la madre de aquel soldado, que obligado desfiló por la calles de París participando en una guerra inventada para girar el orden económico del mundo. Esa madre lo vio desfilar llorando como hoy lo hace Anna, dándolo por perdido, sin fuerzas para gritar o implorar. El destino a veces es muy previsible y poco pudo hacer la madre de ese soldado por él y nada ha querido hacer Anna por ella, Maca.

Llora y mira la negra noche por la ventana, encerrada contra su voluntad en la falsa alcoba matrimonial. Hoy y ahora mismo, más falsa que nunca. Una vez más, hostiazo recibido, sentenciada sin dejarse explicar y sin última voluntad.

Con las justas fuerzas para pensar y adelantarse al monstruo despertado. Pero los recuerdos de esa misma noche se cuelan, infringiéndole más dolor.

Por momentos y para Anna, el coche conducido por Maca parecía volar. A poca distancia del conducido por Toncho. Si iban a la casa, ¿por qué había hecho que fuesen en coches separados? ¿Para ser ella la única testigo de como Maca esnifaba coca? Otra vez las putas drogas, otra vez teniendo que verla así y otra vez, odiándose así misma, por no haberse adelantado al viejo zorro.

Maca se mostraba medio ida, por momentos descontrolada y debía reconocer, que le daba miedo. El monstruo, como había indicado Valeria, parecía estar despertando.

La velocidad del coche volvió aumentar, cuando Maca tiro el espejito usado para la raya y Anna, agarrándose a la manilla del coche, no pudo guardar silencio por más tiempo.

An: Maca baja la velocidad, al final

M: Sush- la interrumpió sin mirarla y en un torpe movimiento, le tapo la boca con su mano derecha- cállate

An: Suéltame- protesto como pudo con la boca tapada y lucho por deshacerse de ella- Maca

M: Jajaja, no te asustes o quizás si deberías, no se bien- la suelta no sin antes hacer que su rostro  girase de malas formas- ¿Cuándo pensabas irte con ese hijo puta?- le preguntó  inundada en rabia y absorbió por la nariz, al sentir como sangraba. Muchos días sin esnifar y su nariz se resiente. Pero lo cierto es, que no quería respuestas, ni justificaciones y mucho menos mentiras. Sabe del poder de Anna sobre ella, pero esta vez, no permitiría engaños- Una y otra vez, toda la vida igual. Desde mis putos dieciséis años, Anna.....desde mis dieciséis

An: Y como siempre, primero les crees a ellos- murmuro mirando por la ventana. Imposible mirarla, la imagen que la misma Maca le recuerda a la que ahora lleva al lado, le golpeo y lo hizo donde más duele- Ni te has molestado en preguntarme

M: ¿Para que me mientas?- pregunto rebuscando por la guantera del vehículo. Una vez esnifada la primera, el cuerpo quiere una segunda, quizás con ella, frene las ganas de llorar y gritar de rabia, que siente ante la puñalada recibida.

A: Yo también puedo gritar y deja de buscar más- envalentonada agarro su mano, no queriendo permitir verla meterse más nada e inició un forcejeo entre ambas.

M: Suéltame

A: No merece la pena, Maca. No la merecemos.

M: No hables en plural de mi. No sabes como te odio ahora mismo.

Odio, no sólo sus palabras lo nombraron, bastaba mirarla a la cara para comprobar que no eran sólo palabras. Toda ella expresaba odio.

En ese momento si la miró, grabando su imagen, la de un juguete roto. Y esta vez, no había sido su padre, madre o cualquier miembro de su familia, había sido ella.

Pero Anna no tiene tiempo, de renegar de su vida con ella hasta hoy, o de renegar de fallos y pocos aciertos, lo único que ahora mismo quiere es salir de esa casa, en la que ahora está encerrada y tras hacerlo, llamar a Martha. Porque por mucho que diga Valeria, le es inevitable, no preocuparse de Maca.

La misma que entra en la habitación con fuerza y que sin dirigirle la palabra, avanza hacia el vestidor de la alcoba regresando al instante con dos maletas que tira a la cama.

M: Prepara tu ropa y la mía. Poca cosa, en un rato nos vamos.

An: Maca- se gira abrazándose hacia ella, pero Maca parece ignorarla- No se que pretendes, esto es absurdo Maca, ni me has oído y mírate. Mira como estas.

M: Jajaja, jodida y como siempre por tu culpa. Pero te lo dije una vez, no hay vuelta atrás, iras donde yo vaya y estarás tan jodida cómo yo- concluye, mientras siente aún más rabia, al sentirse a punto de llorar ante ella.

An: ¿Qué ganas con esto?- pregunta con total sinceridad y se atreve a dar un paso acercándose a ella.

M: Ganó igualdad por una vez. Que estés tan jodida cómo siempre he estado yo por ti.

An: Es de tu hermano, Maca. Lo hice como con Adri- se sincera, ni buscando perdón ni tregua, lo hace con la única intención de por primera vez, hablar claro y sin engaños.

M: No me mientas más- grita agarrándola y se agarra a ella, queriendo creerla. Pero es muy consciente de los viajes de Anna a Madrid y esta drogada y quiere más y más, pero los ojos de Anna gritan verdad y en medio de esa vorágine de sentimientos, estalla en llanto aún agarrándola.

An: Maca- la nombra llorando por igual- no hay caso Maca. Míranos.

M: Te odio- escupe juntando sus frentes con fuerza en ese punto, en el que querría borrarlo todo.

An: Maca

M: Y me las pagarás todas juntas.

Fr: Suéltala Maca y tú, haz lo que te haya ordenado mi hija- interrumpe el viejo zorro, apoyado en su bastón como siempre y como siempre, disfrutando del dolor que los ojos de Anna muestran-  Jajaja,¿ lloras? Si ya lo dice el refrán Anna, a todo cerdo le llega su San Benito. Sólo había que esperar a que mi hija espabilase y te pusiera en....Macarena-alza la voz y detiene sus palabras a Anna, cuando es agarrado por su hija, quien lo acompaña hacia la puerta, no muy amigablemente.

M: Anna haz lo que te dije- es lo último que dice Maca antes de salir de la habitación que cierra con llave.

Fr: ¿Qué cojones haces? ¿Cómo tienes los ovarios de sacarme así? ¿En que estas pensando?- lanza preguntas a diestro y siniestro, totalmente enfurecido.

M: Sush....vaya bajándome la voz. Ya me canse de todo y todos, ahora me va a oír, por primera vez lo va hacer y lo quiero callado. No quiero oír nada que venga de usted.

Termina Maca y baja las escaleras rápido, mientras su padre lo mira totalmente sorprendido y mientras Anna, llama desesperada a la única persona que puede ayudarla, Martha.

Tiempo después su encierro continua y los nervios comienzan a causar mella en ella. No sabe donde esta Adri, desconoce donde pretende ir Maca y los ruidos que escucha tras la puerta, la atenazan. Algo esta pasando en la casa y Martha, no le coge el teléfono.