martes, 11 de junio de 2013

Mi cincuenta cláusulas 11



Sultana, malvada, sin caballo y con unos ojos verdes de quitar el hipo y hasta el alma del cuerpo. La sorpresa para Minerva fue más que mayúscula. La princesa de sus sueños que montaba a caballo y la rescataba de un mundo sin pasión de cuento, no llegaba en caballo y si lo hacia, con ojos donde se puede leer pasión prohibida.

Tres, cuatro o cinco veces, tuvo que reprimir su impulso de mojarse los labios, mientras la Jefa de prensa hacia las presentaciones oportunas entre ellas y su malvada de cuento, la saludaba estrechando su mano.

“Quema y si quema, me mojo el labio”- piensa Minerva, estrechando esa suave y firme mano que le tiende Julia. Julia Arango, la princesa de cuento ya tiene nombre.

Y sexta vez que se reprime, aunque esta vez no puede evitar morderse el labio, que por costumbre moja. La princesa de cuento la mira fijo y dominante, intercalando entre sus ojos y labios, lanzando la orden directa, -si mojas muerdo-

“Pa,l carajo, esta mujer puede acabar conmigo”

Apenas dos metros cuadrados de espacio, cuatro mujeres y desaparecen dos. La magia de los cuentos, que las envuelve y encierra, dejando cara a cara a princesa y cenicienta. Alguien habla, serán las excluidas, porque las otras dos, protagonistas del cuento, se limitan a mirarse, tentándose como el espadachín que desconoce a su adversario, y primero observa sable en mano.

Pero alguien rompe el momento mágico y la princesa de cuento, antigua f18, sonríe de lado, autoproclamándose ganadora. Y ésta autoproclamación tiene consecuencias, la protesta airada de Minerva, rodando los ojos y murmurando- Por favor-

- Jajaja

Una hermosa y seductora carcajada de Julia, es la siguiente consecuencia de esta extraña cadena entre ellas, olvidándose que en realidad comparten espacio con dos mujeres más. Que ante la carcajada detiene el dialogo que mantenían entre ellas y prestan su atención a las protagonistas del cuento.

Dos, tres o cuatro segundos, incontables, porque los ojos de ambas se enredan y si se enredan no pueden soltarse y rodar libres por tiempo y espacio. Ignorantes, de cómo Nico y la jefa de prensa, ahora se miran entre ellas, extrañadas por el hilo invisible creado entre ambas mujeres y excluyentes, porque pasan del resto y cada una se obceca en ganar el enredo.

- Julia, tomamos el café que dijimos y dejamos que las chicas trabajen- experimentada, la Jefa de prensa decide actuar, no ha removido cielo y tierra, para presenciar como dos mujeres se miran sin decir palabra y tampoco es que le interese el motivo de tal reto.

La interrupción, surte efecto y otra vez Julia, se autoproclama ganadora. Y si se proclama ganadora, sonríe de lado y moja en una sensual caricia de su lengua su propio labio, rematando su victoria con un disimulado guiño a Minerva.

“ Pa,morirse con ella”- piensa Minerva negando con la cabeza y Nico la mira abriendo los ojos sorprendida.

- ¿Qué?- pregunta Minerva, inconsciente de lo transparente que puede llegar a ser y no obtiene contestación, porque las otras dos mujeres las dejan solas y para Nico es evidente, que deben volver a bajar al Estudio.

- Desde luego, ¿para esto nos hacen subir?- se queja Nico de regreso al ascensor y al verse sola, saca su brazo y tira de la chupa de Minerva, introduciéndola con ella- ¿A ti que te ocurre hoy?- se desespera Nico, ante el atolondramiento repentino que sufre Minerva.

Normal, ella no se ha quedado plantada como Minerva, mirando el caminar “leopardo” de una princesa de cuento, demasiado “marimandona”.

- No que…- balbucea Minerva, sacudiendo la cabeza. Es hora de espabilar, bajar en el ascensor, meterse en el estudio y mojarse los labios las veces que le de la gana. Claro que, en ese estudio en pocos minutos, la princesa retornara dominando.

Hecho que la hace erizarse, los ojos verdes de su princesa de cuento, son únicos y mágicos. Atrapan sin posibilidad de escape y la sonrisa chulesca que los suele acompañar, es para mojarse el labio repetidamente.

“Por ver que pasa, jajaja”- ríe ahora Minerva y Nico se tapa la cara a punto de desquiciarse. Es una sesión mega importante y Minerva, parece estar especialmente volátil.

Pero Minerva, es ante todo una profesional y una vez llegan al Estudio, retoma su función de fotógrafa, siéndole imposible no mojarse el labio, pensando en los enfoques que piensa darle al reportaje. Mas, al conocer quien será la modelo de esa mujer en tierra de hombres.

Inquieta, porque reconoce que esa mujer la pone nerviosa, porque sus ojos dominantes, consiguen justamente eso, dominarla y porque, tonta no es, y fotografiarla hoy sin disimulos y a placer, será eso, un gran placer. En ese estado, medio nervioso, temeroso y excitante, dirige a su equipo para que todo este dispuesto para cuando Julia llegue al estudio.

Con todas las cámaras preparadas, conectadas con la Mac, solo queda medir la luz, para ello Minerva necesita a Julia o en su defecto y para adelantar trabajo, alguien de estatura similar. Él sustituto finalmente es su operador de cámara, al que dispone sentado tras un escritorio repleto de documentos, ordenador y teléfono. Imitando claramente a un despacho donde el trabajo se amontona en la mesa escritorio.

Esa será la primera imagen de Julia, sentada a su escritorio dirigiendo. Con el operador colocado, Minerva cierra los ojos imaginando la escena, quiere que el cabello moreno y largo de Julia, caiga en su hombro derecho, mostrando su espectacular largo cuello, camisa de hombre abierta hasta el tercer botón y que su cara descanse en una mano en actitud pensativa.

“Ay, me gusta”- concluye sonriendo para si. La ha visto tal cual, ahí sentada y es tan, pero tan sensual. Absorta, sus chicos la miran esperando su conclusión sobre la luz, pero Minerva se recrea y vuelve a cerrar los ojos. Hasta que un f18 se sitúa a su espalda.

Calor, es lo que Minerva siente en su espalda y es lo que le hace abrir los ojos y mirar extrañada, los gestos que sus chicos le hacen, alertándola de vete a saber que.

- Soy toda suya, Minerva

Bomba soltada por el f18 en forma de susurro ardiente, caricia que deja en la espalda de Minerva y escalofrío que recorre a ésta de arriba abajo.

Cenicienta, nunca fotografió a su príncipe, pero Minerva si.



3 comentarios:

  1. Tu estás segura de que esta chiquilla va a poder hacer alguna foto?, digo, sin cortarle la cabeza o los pies a la modelo? jeje!
    Besos y gracias

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  2. Qué subidón!!!!!!! GRACIASSSSSS!!!!
    es electrocutante e inquietante, y todas las palabras acabadas en ante !!!!!

    ARTISSTAAAAZAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA

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  3. El amor acontece por empatía, magnetismo, excitación, conjunción
    de los astros.... Nadie ama a otra persona porque ella es amable, bonita...son sólo referencias. Se ama... el olor, el misterio, la paz, o el tormento que provoca en todos sus sentidos ...

    beijos

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