Wilson S.L 69

Mareada de deseo y placer, así se encontraba Estefanía, tumbada en el despacho de Maca con el delicioso peso del cuerpo de Martha sobre el suyo.

La lengua de Martha se mueve incansable, adueñándose de su boca. Caliente y dulce, mantiene un ritmo de locura que le hace perder el control de sus caderas y pegarse al muslo de la dueña de esa lengua, posado entre sus piernas.

El deseo la inunda y la nubla, los ojos abiertos de Martha quieren guiarla a la locura y sus manos la aprisionan estrechándola contra ella.

Sin poder detener mas a sus manos, las dejan que vayan a su corta falda, una de las muchas vistas en Martha, la misma que arrastra ahora hacia arriba queriendo sentir más su culo.

"Maldita sea" las braguitas diminutas que palpa con sus manos la hacen gemir y maldecir, su lengua, sus ojos y su culo pueden hacer que se corra con el sólo roce de sus cuerpos.

Es: Martha- gime su nombre pidiendo clemencia. Las manos de Martha atravesaron su camisa y se pasean calientes por su torso- Joder

El muslo se mueve contra ella, placenteros círculos que crean el muslo de Martha en compás con sus caderas. Apretarla más y más y su lengua, su lengua y sus labios, continúan decididos a hacerla correrse con toda la ropa puesta.

Mr: Sabía que me encantaría tu boca- murmura no sabe si al aire, completamente entregada a la excitante tarea de bailar con su lengua, morder sus finos labios y poseer su boca una y otra vez.

Aunque, es consciente del movimiento de ambos cuerpos y loa ojos de Estefa le gritan, que como sigan así, Estefa se irá contra su muslo.

Adorable, que Estefa haga mil esfuerzos por alargar el momento le parecen adorables, por eso decide dejar el pecho que aprieta fuerte entre su mano y colarse con esa misma mano en sus braguitas.

Es: Martha- gime en un chillido, no lo que menos quería, acabar como una cría ansiosa esta a un paso de ocurrir. Los dedos de Martha resbalan por sus húmedos labios y su vagina late, esperándolos.

Mr: Sush- le pide calma, pero pronto será a ella misma a quien deberá pedírsela. La humedad y calor que haya entre sus labios, los movimientos arriba y abajo de su cadera y su boca, le hacen poner los ojos en blanco por el infinito placer que siente y vuelve a morderla.

Lo reconoce, tuvo destellos de él en su noche con Valeria, le sube por la espina dorsal erizándola, lo palpita su sexo, la humedad que se acumula en este y la necesidad imperiosa de beberla, de morderla, de besarla. Lo reconoce, el deseo vuelve a vivir en ella, renace con una fuerza asombrosa y con esa fuerza, penetra a Estefa, que solo puede arquearse cerrando los ojos.

Es: Martha- repite por enésima vez su nombre, no hay remedio ni parada posible, Martha la posee sin atender a sus suplicas. Fuerte y decidida, sin rodeos posee su interior como sigue haciendo con su boca.

Mr: Poesía- gime boca a boca y no tiene necesidad de pedirle que no cierre los ojos, Estefa la mira esperando que prosiga. Pero no lo hace, las pupilas dilatadas de Estefa y sus movimientos cada vez mas frenéticos, la obligan a callar y besarla ahogando el fuerte gemido que emite Estefa, corriéndose entre sus dedos.

Es: Dios- se queja aun gimiendo y voz temblorosa, para dejar caer las caderas a continuación y da las gracias a quien sea, por la hermosa sonrisa que a nada de su boca, Martha le regala.

Sonrisa que apenas dura unos segundos, sus dedos continúan dentro de Estefa y sus ojos vuelven a blanquearse de gusto, regodeándose por las palpitaciones que encierran sus dedos ahí dentro.

Lo reconoce a la perfección, el deseo por el cuerpo al que aun acaricia, es como un tiro de coca, es euforizante. No hay fatiga ni cansancio, hay mucho vértigo por las ganas de mas y mas Estefa. Como un vampiro sediento por días al que alguien le ofrece unas gotas de sangre fresa, caliente y húmeda, como esta Estefa.

Con la misma hambre voraz, con la que el vampiro bebería esas deliciosas gotas, bebe ella de Estefa, su boca y su cuello. Sale de su interior, con la plena seguridad de que en poco volverá y abre su camisa haciendo saltar los botones.

Ahora lo quiere todo, quiere que la humedad que ha notado en ella bañe su cuerpo, que la calor que emite su cuerpo caliente el suyo y quiere que ambos cuerpos se muevan a la par. “Baile de placer y deseo, eso es poesía”

No atiende así, a la palpitante necesidad de su sexo, al ensordecedor ritmo de su corazón ni a las protestas de Estefa al poder tocarla solo lo que ella le permite.

Con la firmeza necesaria sujeta los brazos de Estefa, mientras ahora se cuela entre sus piernas sin dejar de saborear su piel. Pero cuando desciende en busca de su pecho, el sujetador de Estefa le hace sonreír y hasta suelta una mínima carcajada. Definitivamente, Estefa es su poesía.

Es: Joder es que...es...bueno yo....es mas cómodo para este trabajo.

Mr: Jajaja- ríe ahora por entero y vuelve hacer que Estefa se arquee, cuando atrapa con la boca uno de sus pechos, enfundados en un sujetador deportivo- Me encanta, porque así lo imagine- es lo que dice y se queda ahí, pero lo cierto es que prefiere un sencillo sujetador deportivo que luce alguien que nada tiene que esconder, que un carisimo sujetador de diseño, lucido por cualquier ser despreciable con mucho que esconder.

Pero no le ha roto la camisa para comprobar lo que imaginaba y dejando de reír, la hace incorporarse con ella, para deshacerse del no sorpresivo sujetador.

Demasiado tiempo ha estado dormido su deseo, esta noche ha renacido con fuerza y la pobre Estefa, es su principal fuente.

Sin ser consciente de lo que su físico provoca en Estefa retira el cierre del sujetador y después a este. Cuando nuevamente su boca ansia la ajena, observa a Estefa, quien mira absorta su pecho y tiene que morderse los labios por no volver a morder los suyos, cuando las manos temblorosas de Estefa le abren la camisa. Ella no lleva un sujetador deportivo, el suyo es de encaje y color azul intenso.

Intenso como la mirada de Estefa cuando sus manos se posan tímidas en su pecho y sus ojos la miran sonriendo.

Es: Poesía

Mr: Si..... No sabia las ganas que de ti tenia.

Es: ¿Muchas?

Mr: Muchísimas

Es: ¿Quieta me quieres?

Mr: Solo un poco. Esta noche, eres mi poesía.