Wilson S.L. 48

Apunto de jaque mate, así se encontraba Anna, desarmada. Quizás esa cena debería
ser aprovechada y allanar el camino con Maca respecto a su embarazo. “Quiero ser
madre otra vez, lo estoy intentando”. No, pocas semanas pero las suficientes para
hacer difícil que mañana la creyese. Nublada, el embarazo, los días con ella o vete tu
a saber que, la tienen nublada y por primera vez se atranca en su hoja de ruta, ¿Qué
paso dar?

Lo único que tiene seguro, es que en esa momentánea paz, se está genial. ¿Pero
hasta cuando? ¿No sería entonces mejor aprovechar la cena para pactar una tregua
sin fecha fin?

No, le supone exponerse y mil seis veces rota. Al final, quizás la única que tiene razón
es Valeria, puede que la mejor opción sea cerrar este largo capitulo. De solo pensarlo,
un nuevo escalofrío recorre su ser. ¿Venganza o tú? ¿Qué me ata más?

Cansada de tanto elucubrar, opta por la mejor opción, seguir disfrutando de la velada
como lo ha hecho en el patio. Lleva sin decidirse una vida, no pasa nada si continúa
en la indecisión una noche más.

Nuevamente animada y sentadas ambas a la mesa, ahora sonríe mirando la carta
de vinos, al pensar que cuando les han dado esa mesa, Maca no ha fulminado con
la mirada al pobre camarero por ponerlas alejadas de las ventanas, sino que ha
entendido que el local, esta al cien por cien y no había mas sitio.

M: Ponte el broche

Ann: ¿Qué?

La exigencia de Maca le hace levantar la vista de la carta de vinos y mirar extrañada el
broche que le ofrece, ¿Qué quiere que haga con el?

Enredada en sus elucubraciones, Anna desconoce que Macarena lleva rato aguantado
las miradas excesivas que la pierna expuesta en demasía de Anna, recibe.

M: Pontelo en la pierna, tienes a todo el puto restaurante mirándotela.

An: No me da la gana

M: Anna

An: ¿Era necesario pedirlo así?

M: ¿Lo era ese vestido?

- Perdonen señoras

M: ¿Qué?

An: ¿Qué?

Contestan por igual y a la vez, aunque en verdad ninguna mira al camarero, lo hacen
una a la otra. Una exigencia, una desobediencia y listo, las piezas en el tablero,
retémonos otra vez.

- Eh…ejem…..la señorita Soler les invita a este vino

An: Genial- exclama sonriendo y abre la boca un segundo mirando hacia la rubia mujer
que la saluda dos mesas mas a su derecha. Y no se achica ante la sonrisa medio

burlona que le ofrece la otra mujer, al revés, lo único que provoca es que Anna sonría
orgullosa y se crezca un poquito más ante ella. Se sabe mucho mas atractiva que ella
y sin duda, sabe manejar su atractivo.

M: El vino lo elige mi esposa, lleveselo y agradézcale la atención.

An: Vaya, con ella no es ordena y mando.

M: Anna- suspira pellizcándose la nariz. La pierna, las putas miradas sobre ella, los
celos y la inoportuna señorita Soler, la desestabilizan y su cuerpo exige una dosis de
coca que la calme.

An: No lo digo a mal, si lo piensas es una buena opción. Satisfaces a tu padre y al
suyo uniéndote a ella y yo…pues….

M: ¿Qué insinúas?

An: Vuelve a alzarme la voz y me voy.

- Señora

M: ¿Qué cojones quieres ahora?

- Eh….una señorita insiste en verla y…- no prosigue por respeto a Anna y señala
disimulando hacia uno de los ventanales.

An: Jajaja, ¿has invitado también a Martha? Lo digo porque así estaríamos todas tus
putitas, ¿no?

M: Anna

An: Evítame esta vergüenza Maca o no me vuelves a ver el pelo. Saca a esa de aquí-
sentencia incorporándose de la silla y Maca hace lo propio.

Ambas han visto tras los cristales un cabello ondulado y rojizo, que reconocerían en
cualquier sitio y ambas, abandonan la mesa.

Anna lo hace caminando altiva y orgullosa, ya es penoso sufrir la mil seis veces rota,
como para que nadie mas disfrute de ello, como por ejemplo Verónica Soler.

Y Maca, lo hace a paso rápido y pellizcándose repetidamente la nariz, ¿le saldrá algo
bien esta noche?

Las dos con caminos diferentes en un mismo local y las dos, con una reacción por
igual diferente. Anna llega al aseo y toda la altivez y orgullo mostrado en su corto
paseo se desvanece frente al espejo en el que se mira y recoge aire por la nariz
intentando así no llorar.

An: Mierda- exclama derrotada apoyándose en el lavabo. “No, definitivamente es
imposible”.

Maca en cambio, llega hasta la salida del local, enfadada y no solo con Miriam, lo hace
más con ella misma.

Is: Querida, que espectáculo mas bochornoso te he evitado.

Hasta ella llega la jefa de aduanas y le acaricia un brazo tranquilizándola.

M: ¿Dónde esta?- pregunta mirando a todos sitios, exasperada por el comportamiento
que últimamente muestra Miriam.

Is: Se la ha llevado Faus, Antonio el dueño del restaurante le ha ofrecido su coche.

M: Mierda de noche.

Is: Jajaja, te lo advertí muchas veces. Una puta constante en una bomba de relojería.
Pero bueno, olvidémoslo de ella, ¿estas con Anna?

M: Si

Is: Bien, tengo ganas de saludarla.

M: Si

Is: ¿Solo vas a decir si?

M: ¿Qué mas quieres que diga?

Is: No se, ya sabes lo que dicen, favor por favor se paga

M: Joder, ¿Qué quieres?

Is: Jajaja, una copa de vino, te tranquilizas y entonces te digo.

M: Isabel, no tengo la noche para tonterías.

Is: Muy bien, quiero a Valeria Paredes

M: ¿Qué???