Wilson S.L. 46

Tras las cortantes palabra de Anna, no volvieron a hablarse. Así llegaron al restaurante, así se dejaron quitar los abrigos y así, fueron invitadas al patio. Allí y esa noche, el restaurante inauguraba una carísima fuente.

Mientras comenzaba el acto, no pudieron estar solas, “la señora” cenaba en público y eran varios los que se prestaban a ofrecerle conversación, respetos y porque no, peloteo incesante.

Con mas de uno hizo un esfuerzo considerable, por lo mandarlo a la mierda, esa noche era de ellas y una estúpida fuente las mantenía juntas pero separadas.

Como pudo y buscando una tregua, recogió dos copas de vino y camino con ellas hasta donde Anna, en soledad momentánea, miraba la fuente abrazándose a ella misma.

Hermosa, la imagen de Anna en pie, con un largo vestido negro, que dejaba al descubierto uno de sus brazos y con una raja que mostraba la pierna, casi indecentemente, era paralizante.

Adicta al poder, a la dominación, a fiestas pecaminosas, a la coca, al tabaco y a Anna. ¿Obsesivo? Lo es, cuando has probado la textura y suavidad de muchas pieles y solo una, se mantiene grabada a fuego en tu interior. Lo es, cuando solo su sonrisa contagia la tuya y lo es, cuando sientes la esperanza del preso convicto por años, que descubre una milimétrica raja en la pared de su calabozo y se dispone a rasparla con apenas un palito, en busca de su libertad robada.

M: Podemos irnos si quieres.

An: Si quieres nos

A la vez, ambas hablan a la vez y por primera vez en la noche, Maca sonríe y termina de llegar a ella copa en mano.

An: Tomare poco- informa recogiendo la copa y baja la vista hacia ella, entreteniéndose jugando con el borde- no te dejan tranquila.

M: Uhm....elegí este restaurante pensando en tener intimidad y....si tu quieres hago que nos preparen una mesa en la terraza de arriba, solo tengo que pedirlo.

An: Sin duda lo harían al momento- murmura dando el primer sorbo y se gira, colocándose de nuevo frente a la fuente. No puede negar que soltar todo lo soltado en su dormitorio, desahoga pero mirarla ahora es...¿extraño?

M: No quieres- susurra, mirando al mismo punto que Anna

An: No es....solo quiero una cena normal y tranquila- continua hablando en susurros como Macarena y se acaricia el cuello distraída. Y distraída como esta, no se percata de que el cierre de la gargantilla que luce se ha abierto.

M: Se te cae- advierte y le entrega su copa, acercándose a su espalda.

Silencio, entre ellas se crea un extraño silencio, mientras Macarena vuelve a abrochar la gargantilla. Pero el patio no esta en silencio y continua su marcha, el gerente del local dice unas palabras a las que ellas no prestan atención y ante ellas, la fuente se activa y comienza un bello espectáculo de agua, luz y sonido.

Espectáculo que Anna contempla sonriendo, realmente es bonito y envolvente. Y Maca, Maca termina de abrochar la gargantilla y con el dedo índice acaricia el tramo de piel que cubre.

Canela, su piel es del color de la canela y suave. Pronto sus labios envidian al aventurero dedo y lo sustituyen besando esa trocito de piel.

Y el beso, la noche, la fuente y ella misma, hacen que Anna se erice y busca la mano de Maca para que sea su brazo el que ahora la abrace. Aunque en esas milésimas de segundos que transcurren hasta que el brazo de Maca rodea su cintura, le dan para pensar rápido y asustada...”Que no me nombre, por favor que no me nombre”

M: Anna

Previsible, Anna puede engañarse y pedir a quien sea que no la nombre, pero a Maca le es imposible no nombrarla y si la nombra, la desarma. Aunque de ese gran detalle Maca no es consciente, solo lo es, del ligero estremecimiento que el cuerpo de Anna experimenta y que le hace pegarse mas a ella e intentar dejar su obstinado silencio.

M: Lo siento- confiesa sincera, pegando la nariz al despejado cuello de Anna.

An: Maca- la nombra, pero en verdad es una suplica. La noche esta dando para todo y se siente como un castillo de naipes, al que un niño amenaza con destruir de un solo y corto soplido.

M: Todo, absolutamente todo Anna.

An: La idiota de mi, hasta te cree.

Nuevo silencio, segundos, minutos y el mundo parado, no importa la fuente ni lo que hagan el resto de comensales allí reunidos, solo importa el abrazo que se cierra, los corazones que aceleran sus latidos, los ojos que se emocionan y el grito interior que da Anna “Háblame, por una vez háblame”

Grito de Anna y curiosidades del destino, es el mismo pensamiento que en esos momentos y frente a unas cámaras, tiene su hermana menor.

Martha fuma fuera del Satanás, su mini falda de “trabajo”, su camisa ajustada, su largo flequiillo cubriendo la mitad de su rostro y una pierna doblada que le sirve de apoyo en la pared. A ojos de Estefa, la belleza de Martha no solo paraliza sino que además hipnotiza. Podría contemplarla por horas y a casa segundo encontraría un gesto o un rasgo, que aumenta sin duda su atractivo.

Así ocurre con sus labios, cuando da una larga calada, acogen el cigarro entre ellos manchándolo de carmín. Un segundo, dos o quizás tres. “Oh dios, quien fuera esa esponjita”. Sexy, sus dedos largos retiran el cigarro de los deseados labios y Estefa traga saliva, un gesto tan mitificado y Martha eleva ese misticismo a la enésima potencia.

Pero una sombra le tapa la visión de Martha momentáneamente, ¿quién osa? Una mujer. Acciona el zoom de la cámara y se relaja, es Valeria.

Sin disminuir el zoom, las continua contemplando sonriendo. Algo hablan entre ellas y ambas sonríen por igual.

Pum, pum, pum, pum....loco, su corazón de repente y solo por una sola imagen vista late fuerte, a salvaje galope.

Un dedo de Martha contiene los labios de Valeria a dos centímetros de su boca.

Pum, pum, pum....de un salto se incorpora de la butaca y busca acercarse todo lo que puede a las cámaras ¿intentaba Valeria besarla? Continua el galope salvaje de su corazón y continúa el dedo de Martha en los labios de su hermana, ¿qué diablos hablan?

No puedo oírlo y desea fehacientemente que ese dedo deje de acariciar los labios de su hermana y “oh dios, desaparece de ahí Valeria, no la roces Val, no lo hagas. No me hagas esto”.

En cuanto cese lo que sea que ocurre entre ellas, rebobinara la grabación, pero un segundo, pum, pum, pum.....no hay tregua para su corazón, la cámara de al lado justo cuando Val da un paso atrás diría que despidiéndose, muestra a Toncho y Risto, apuntados por dos tipos.

No hay tregua, en Wilson SL. No la hay para su galopante corazón.